lunes, 28 de noviembre de 2011

la amiga viciosa

Mi polla estaba dispuesta a satisfacer a las dos putas, estaban desnudas tocándose y besándose, puse a Anabel encima de mi cara y comencé a comerle su coñito, mientras tanto, Charo le mamaba los pechos a su amiga, la cual estaba fuera de sí por la excitación. Luego, bajó su boca a mi verga, y otra vez se puso a mamarla, mientras yo acariciaba los negros pezones de mi amiga.



Este relato sucedió hace algunos años ya, tenía una novia que se llamaba Charo, y solíamos salir con otra pareja de fiesta por las noches, ellos se llamaban Mateo y Anabel. Ella era la novia de mi amigo, tenía veintitrés años, una cara celestial y aniñada, labios de ensueño gruesos, carnosos y delicados, cabello castaño claro, lacio que le caía por su espalda, medía poco más de 1.70, delgada, con un precioso trasero duro y unos pechos increíbles que saltaban a la vista al ser grandes. Charo, tenía veinte años, guapa de cara, pelirroja con el pelo corto, 1,72, delgada, con un hermoso culo redondo, pechos medianos, y de complexión atlética.

Al principio los cuatro siempre estábamos juntos, pero con el tiempo ellos dejaron progresivamente de salir, Mateo estaba enganchado al ordenador, a internet, y no le apetecía salir de casa, su novia Anabel hacía lo mismo aunque no era de su agrado, así el desinterés de Mateo se hacía cada vez más evidente, hasta llegar al extremo de no salir nunca. Un día vimos a Anabel, y le preguntamos el por qué de no vernos, ella contestó que Mateo no quería, que por ella si salían, pero que él no lo deseaba, así que la invitamos a salir un día los tres, Anabel aceptó, y quedamos para el fin de semana.

El sábado salimos los tres, fuimos a un local con música independiente, cuando llegamos al club, Anabel se sentó frente a mí, cruzó sus largas y bien torneadas piernas, y estas quedaron completamente desnudas al abrirse los vuelos de su vestido de gasa blanca, por arriba, su espalda iba al cubierto y por delante solo dos tiras verticales blancas aparecían, las cuales tapaban a duras penas su generoso busto, dejando fuera una teta. Charo se sentó a mi lado, ella no estaba nada mal tampoco, un vestido negro largo, con una larga raja, y con un buen escote que dejaba entrever sus fabulosos pechos, la espalda al descubierto hasta el comienzo de su tremendo culo.

Allí estaba yo sentado junto a esas dos hermosas mujeres, pedimos unos tragos para entrar en calor y nos dispusimos a gozar de una noche de buena música y charla entre amigos, una velada agradable. Bebimos y hablamos animadamente, hasta que la cosa se fue pasando de la raya, Charo y Anabel bromeaban entre ellas y me hacían ver que se tocaban disimuladamente aunque ambas me miraban al hacerlo y sonreían, yo también reía aunque por dentro estallaba de mi calentura ante la visión de ellas dos toqueteándose. Continuamos hablando, y mi excitación se hizo evidente, mi pene se puso erecto, y el bulto se dejaba ver, ambas lo notaron y empezaron con las bromas sobre mi verga, a esas alturas ya estábamos los tres bastante bebidos y casi ni prestábamos atención a la banda.

No obstante, me puse a mirar las deseables tetas de Anabel, y pude cerciorarme de la excitación que le producían las bromas a ella también, ya que sus pezones formaban notorias protuberancias en su vestido. Momentos después, me acerqué a Charo y comencé a acariciarle lentamente sus piernas hasta llegar a sus braguitas, pude comprobar que ella también estaba muy excitada por la humedad que tenía, entonces le dije al oído que si deseaba tener una fiestecita los tres para terminar la noche, ella me contestó que por ella no había problema, que le volvería loca verme hacerlo con Anabel, pero que habría que ver que decía ella, le contesté que no creía que hubiera problemas, que la notaba excitada, casi más con ella que conmigo.

Charo se lanzó al ataque, se puso a acariciar el brazo y las piernas de Anabel, momentos después, ambas estaban trenzadas en un beso poco inocente, sus lenguas se juntaban y luego se mordían los labios una a la otra, esta escena, me puso peor de lo que estaba, creí que eyacularía allí mismo, por lo que pedí la cuenta y nos aprestamos a salir del club, con nuestra actitud habíamos despertado miradas indiscretas y curiosas de otras mesas.

Nos dirigimos al coche, me monté en el lugar del conductor, pero Charo no en el del copiloto, las dos se pusieron atrás, mientras me dirigía a casa, miré por el espejo retrovisor, y allí estaban las dos muy a gusto dándose unos terribles lengüetazos y tocándose a más no poder, se refregaban como poseídas, hasta que tras un rato, Anabel me dijo casi a gritos, que estacionara el coche en algún lugar oscuro, sin hacerme de rogar, me fui a uno que conocía, paré y me quedé un rato mirando como las dos perras desbordantes de deseo se manoseaban y comenzaban a buscar sus partes íntimas con sus manos.

Tras observarlas un rato, gustándose ambas en la escena, Anabel me dijo que fuera hacia ellas, rápidamente entre los asientos, pasé a la parte trasera del coche, me uní a ellas, lo primero que hice fue besar apasionadamente a Charo, la cual tenía su boca entreabierta gimiendo por el placer que le provocaba el roce con Anabel, la besé y con la lengua recorrí sus jugosos labios, mientras con mis manos comenzaba a tocar sus duras tetas, aun no me animaba a ir a tocar a la novia de mi amigo. Momentos después, Anabel se encargó de romper el hielo, se abalanzó hacia nosotros y se unió al beso metiendo su lengua dentro de mi boca, aparté un poco a Charo y me dediqué a liarme con ella, mi lengua recorría sus carnosos labios, jugaba con su inquieta lengua.

Mientras continuábamos besándonos, mi novia le echó a un lado las tiras del vestido a Anabel, quedando al descubierto sus pechos, e inmediatamente se lanzó a por ellas, comenzó a comérselas, mordiendo delicadamente los enormes y negros pezones de nuestra amiga, la cual se retorcía de placer, refregaba su lengua contra mi boca, yo sobaba sus hermosas tetas mientras Charo seguía mamándolas, Anabel me besaba cada vez más apasionadamente, denotando su calentura extrema.

Al rato de estar así, Charo tomó una mano de Anabel y la dirigió hacia mi bragueta, con mi pene erecto notándose, posó su mano sobre mi pantalón y lentamente comenzó a bajar la cremallera, después me quitó el botón y me bajó un poco el pantalón junto al slip, dejando mi erecta verga al descubierto. Sin mediar palabra se inclinó sobre mi regazo y se zampó mi polla, se la tragó de una vez casi completamente, después comenzó a mamar la verga, la novia de un amigo me chupaba la polla mientras mi novia observaba, hasta que decidió intervenir, Charo se sumó a la fiesta, ambas se disputaban mi miembro, sus bocas luchaban, ambas se pasaban mi verga de una boca a la otra, amasando las tetas de las dos con mis manos.

Minutos después, les indiqué que estaba a punto de correrme, sin importarles, aceleraron el ritmo hasta que de mi verga comenzaron a brotar intensos chorros de semen que inundaron sus bocas y sus caras, bañaron a las dos chicas. Cuando terminé, ellas continuaron mamando mi decreciente polla, para luego incorporarse y besarse ardientemente ambas, comiéndole una a la otra la leche que estaba depositada en sus bocas, Anabel con una mano seguía masturbando mi verga, no quería darle descanso, la quería endurecer otra vez, y esto no tardó mucho en suceder.

Mi polla a los minutos nuevamente estaba erecta, dispuesta a satisfacer a las dos putas, las cuales completamente desnudas estaban tocándose y besándose. Me recosté en el asiento y puse a Anabel encima de mi cara con las piernas a horcajadas, y comencé a comerle su coñito, olía a sus jugos, los cuales eran abundantes, mientras tanto, Charo le mamaba los pechos a su amiga, la cual estaba fuera de sí por la excitación. Luego, bajó su boca a mi verga, y otra vez se puso a mamarla, mientras yo acariciaba los negros pezones de mi amiga. Pasaba mi lengua por su raja, se la metía en la vagina, mordía su clítoris, está explotó en un orgasmo húmedo, yo seguí y otra vez ella se puso súper excitada, hasta que cuando logró el segundo, se levantó y se sentó a horcajadas sobre mi verga, su coñito empapado la devoró sin esfuerzos, enseguida comenzó a galopar acompasadamente, contoneando sus caderas de forma semicircular, mientras Charo se sentó sobre mi boca y comencé a mamar su también húmeda rajita, a la vez que ella chupaba las tetas de Anabel, la cual follaba de forma espectacular, hasta que nuevamente ella se volvió a correr.

Al momento, le cedió su lugar a Charo, la cual se puso en cuclillas sobre mí, y se metió mi polla en su coñito, botó varias veces, e inmediatamente se metió dos dedos llenos de saliva en su culo, se lubricó bien para después levantarse y meterse mi verga por el ano, seguidamente empezó a cabalgar sobre su culo, a la vez ambas chicas se besaban y manoseaban sus tetas, Charo levantaba y bajaba su culo, jugaba con una mano con su coñito, hasta que acabó en un estruendoso grito de placer, se había corrido.

Posteriormente, saqué la verga del culo de mi novia, y me fui a por Anabel, la puse a cuatro patas, y entre Charo y yo le humedecimos su culo con saliva y los líquidos que fluían de su coño, se lubricó bien y después apoyé mi glande sobre la entrada del culito, y comencé a empujar mientras agarraba sus duras tetas, ella gemía como una perra y me insultaba, esto me calentaba más, más aun cuando ambas se empezaron a besar, Anabel me insultaba y arengaba para que siguiera, me decía que era un cabrón, y que le partiera el culo.

La bombeé unos minutos más, hasta que noté que me corría y saqué mi polla de su ano, ambas se sentaron juntas mamando mi verga, hasta que solté otra vez mi semen, bañó sus caras, sus cabellos y sus pechos, a continuación, Charo me limpió mi polla con su boca, yo mamaba las tetas deliciosas de Anabel.

Cuando Charo acabó de limpiar mi verga, se fue a comerse el coñito de Anabel, y esta hizo lo mismo con el de mi novia, se pusieron a hacer un sesenta y nueve, mientras yo acariciaba el culo de Charo que estaba arriba, las dos se chupaban desesperadas, por lo que no tardaron mucho en correrse, ambas tuvieron un nuevo orgasmo.

Tras esto, nos vestimos y fuimos a dejar a Anabel, los tres juramos no decir nada de lo sucedido, aquella experiencia fue magnífica, pero nunca se repitió, ya que Anabel no quiso salir más sola sin su novio.

Autor: Fary

pabloeresmas@hotmail.com

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