miércoles, 23 de noviembre de 2011

La vecinita

Os voy a relatar un episodio que me pasó el otro día. Era una noche muy calurosa de julio en Barcelona. Oí las campanadas de la catedral, que anunciaban las 10 de la noche, miré el aparato de aire acondicionado con rencor, justo se tenía que estropear, en el día de más calor. Me fui directo a la ducha, y estuve 10 minutos debajo del chorro de agua fría, me sequé ligeramente y sin vestirme me fui hacia el ordenador a terminar un relato para esta página, era mi segundo relato, y tenía hilvanada toda la historia. Estaba absorbido por el relato que estaba escribiendo cuando sonó el timbre, mecánicamente me levanté todavía pensando en el giro que le daría, y abrí la puerta sin más.


-Perdona que te molest… – Era la hija de mis vecinos, que acababa de cumplir 18 años.

La chica se había quedado muda, en mi despiste le había abierto la puerta desnudo, y era realmente un cuadro, mi polla estaba en aquel estado que no está ni tiesa ni flácida, los tíos ya sabéis de que va, sino en un término medio, que depende del momento va hacia arriba o hacia abajo. Quería que la tierra me tragara. Musité una excusa y sin cerrar la puerta entré en el cuarto y me puse mis pantalones cortos, ella desde fuera me iba diciendo.

-Mira, es que, me he quedado sin luz, y quería saber si tú tenías, ya me las arreglaré. -Espera me visto y voy a ver que pasa…tal vez sea un diferencial… -¡Vale¡ te espero en casa

Y se fue. Yo me vestí me fui a refrescar la cara y encendí un cigarrillo, estaba tan cortado, que no sabía si ir o no ir, pero la chica estaba sin luz, o sea que me puse una camiseta por encima y salí al rellano, llamé con los nudillos a la puerta y al cabo de un rato me abrió, iba con una vela y me fijé que se había cambiado el vestido que llevaba por una camiseta muy corta y se había soltado el pelo. Yo le sonreí, súper cortado y ella bajó la vista también un poco avergonzada.

-A ver, déjame ver el contador – dije – ¿dónde están tus padres? -Están fuera de viaje por tres días, vuelven pasado mañana. -¿Y te han dejado sola? -Oye, tengo 18 años – respondió ofendida. -Era broma, enséñame el contador.

Abrí la puerta y vi el diferencial bajado, lo subí pero con un chasquido volvió a bajar, le hice desconectar el aire acondicionado y al subirlo otra vez, funcionó.

-Tienes demasiados aparatos conectados. -Estaba en el ordenador, que por cierto se me habrá estropeado. -Si quieres te lo miro, entiendo un montón – alardeé yo.

Me hizo ir hasta su habitación, andaba delante de mí y me fijé en sus curvas, desde luego, pensé para mí, cómo había crecido y me enseñó el ordenador que ese momento estaba arrancando, después de contar la memoria y aparecer las 40 pantallas de Windows apareció el escritorio, lleno de fotos de Johnny Depp, pero qué bueno estaba el tío…

-Que ¿Tú también con Johnny Depp? – le pregunté. -No, lo ha puesto mi hermana, a mí me gustan un poquito mayores, como Cloney – tenía los brazos en jarras y sus pezones se marcaban claramente a través de la camiseta. -Joder – pensé – tiene las ideas claras y las tetas de miedo. -Bien parece que todo es normal, ¿qué hacías cuando se ha ido la luz?

-Estaba en Internet. -Vale, vamos a entrar…

Le di al icono y el módem se puso a chillar después de 5 o 6 intentos entramos, y por curiosidad entré en los favoritos, la lista estaba vacía..

-Oye ¿No usas los favoritos? -No…

Miré el historial y me quedé de una pieza, le di al único enlace que había, me salió Cuentos, historias y relatos eróticos en esta web…

-¿Tú miras esta página? – pregunte yo incrédulo. -Sí – me dijo con un hilo de voz – normalmente borro el historial…

Ella se había acercado tanto a mí, que sus tetas rozaban mi hombro, me di cuenta que olía muy bien, su cabello acariciaba mi mejilla y antes de darme cuenta de lo que pasaba, me deslicé hacia atrás con la silla, la hice sentar encima de mí de frente y la besé, era aprendiza, pero durante un buen rato le estuve enseñando a explorar con la lengua, a ofrecerla, a sacarla, mientras se movía inquieta sobre mí.
-Oye ¿Tus padres…? -No vendrán – susurró – me han llamado desde Andorra.

Le cogí la camiseta desde abajo, ella intentó apagar la luz, cosa que evité. Levantó los brazos para que se la quitara, estaba completamente desnuda, sus tetas estaban perfectamente desarrolladas y el agradable aroma de su sexo subía entre nosotros dos, mezclándose con su perfume, el siguiente punto de atención de mi boca, fueron sus pezones, los mordía suavemente, los lamía, los chupaba, mientras ella acariciaba mi cabello y gemía suavemente, casi en silencio. La besé otra vez y le miré directamente a los ojos, bajó los párpados avergonzada, eso me puso a cien, era una mirada de sumisión total, era una mirada que me decía, hazme tuya, enséñame.

Nos deshicimos del abrazo, y me desnudé. La llevé a la cama y la empecé a besar de nuevo, mientras mis manos exploraban su cuerpo, ella estaba quieta, con los ojos cerrados, mientras yo gozaba de aquel hermoso cuerpo. Fui bajando por su vientre plano, jugué con su pequeño monte de Venus, le abrí las piernas y acaricié el interior de sus muslos, su piel era fina y suave, con mis dedos me acercaba a su coño, medio entreabierto, y justo cuando ella los notaba, los alejaba, me gustaba jugar con ella a ese juego, hasta que al final, le acaricié sus labios, ella subía sus caderas, intentando que mi dedo la penetrara más, empecé a trazar círculos, y gemía, como antes suavemente con miedo, cuando estuvo cerca de su clímax, paré, ella abrió los ojos, y su cara era una súplica…

-No pares, por favor – susurró.

Le besé los párpados, los labios, me recreé en sus axilas, bajé hasta sus tetas, sus pezones, besé su ombligo, cuanto más bajaba, sus gemidos se hacían más fuertes, le besé sus muslos, le abrí con mis dedos sus labios, y pude admirar aquel coñito rosado y húmedo, lo lamí de abajo a arriba, era delicioso, le di un beso y por fin empecé a lamer su clítoris, sus caderas subían y bajaban al ritmo de mis manipulaciones, le introduje la lengua hasta dentro, la sacaba y la metía, hasta que al final tuvo un orgasmo. Le tapé la boca con mi mano, ya que sus gemidos habían dejado de ser simples susurros. Temblando me abrazó, mientras la besaba. Ella estaba tendida en la cama, y yo estaba pensando que como siempre, no me quedaban condones en casa, con su intuición femenina, abrió el cajón de la mesilla de noche y me dio una caja de control, la miré con expresión interrogativa,

-Regalo de cumpleaños de mi madre – me dijo.

Me puse el condón, ella estaba mirando mis manipulaciones, ya sin ningún tipo de corte. Me coloqué encima de ella y ella me puso una mano en mi pecho

-¿Me harás daño? – preguntó. -Iré con cuidado, no te preocupes

Hacía mucho tiempo que no practicaba la postura del misionero, pensé, justo cuando mi prepucio encajaba en la entrada de su coño. Noté su coño caliente y empujé un poco hacia adentro, la besé mientras poco a poco la iba poseyendo, ella gemía de dolor, mientras me decía.

-Me duele mucho, no sigas.

Empecé a besarla, mientras mis dedos jugueteaban con sus pezones, y lentamente iba metiéndosela más y más, dejé de besarla y me dediqué a morder suavemente sus pezones, hasta que se la metí toda, sus gemidos empezaron a cambiar, me abrazó para tenerme más cerca, y empecé a meterla y sacarla, ella gemía llena de placer, estaba en mis manos, y ella lo sabía, estaba gozando de toda mi polla.

-Sí, cariño, sí así…

Me puso tan caliente y al mismo tiempo me sorprendió tanto, que aceleré mis movimientos hasta que nos corrimos, estábamos los dos jadeando ella todavía con los ojos cerrados. La besé y me levanté para ir al cuarto de baño, me perdí en dos habitaciones, hasta que lo encontré. Me estaba lavando cuando vino ella, iba desnuda, y fumaba un cigarrillo, sin ninguna vergüenza me besó en los labios, y se puso a cepillarse el pelo.

-Llévame a tu casa – me propuso.

Nos vestimos, y entramos en mi casa, ella pasó al cuarto donde tenia el ordenador, movió el ratón para quitar el salvapantallas, y se sentó para leer la pantalla, yo observé su reacción, ella leía, leía sin parar, de repente me miro.

-¿Tú has escrito esto? -Sí. -Y ¿te pasó de verdad? -No, es una fantasía – dije yo riendo. -He leído un montón de veces la primera parte… – fue consciente de lo que decía y se calló. -Sigue, quiero oír la crítica. -No, no es crítica, es que me he masturbado leyéndola, y me he imaginado que lo hacía con el autor. -Pues mira por donde…

Ella se acercó a mí y me susurró:

-Enséñamelo todo, quiero saberlo todo…

La cogí de la mano y la llevé hasta la habitación, una vez allí nos desnudamos.

-Arrodíllate delante de mí – le dije. Ella se arrodilló y yo le acerqué la polla hasta su boca. -Ahora como si te pintaras los labios – le dije.

La cogió con su mano y empezó a frotarla contra sus labios, le indiqué que siguiera con su lengua, ella me obedeció, yo me bajé la piel de mi prepucio, ella trazaba círculos con su lengua húmeda alrededor de mi polla, mientras sus ojos estaban cerrados.

-Mírame – le dije.

Ella levantó su mirada, estaba tan deseable, le hice abrir la boca y se la metí dentro, mientras mis manos acompañaban su cabeza, el vaivén me estaba volviendo loco, mientras pensaba si debía correrme en esa posición o buscar otro sitio en su cuerpo, ella me dio la respuesta, dejó de chupármela y me dijo:

-Quiero que sea como en tu fantasía…

Se la volvió a meter en la boca, y reanudó sus movimientos, mientras yo notaba que el orgasmo empezaba a nacer en mis testículos, cuando el primer chorro de mi leche inundó su boca, ella paró de repente, para al momento seguir con la mamada, me estaba dejando seco, mientras notaba su lengua como se frotaba con mi polla, era la primera mamada que hacía, pero la chica prometía.

Nos recostamos en la cama, con un cigarrillo, que nos íbamos pasando entre calada y calada, ella suspiraba

-¿Qué te pasa? -Pues que mañana estoy sola, también – dijo sonriendo.

Este es mi segundo relato. En el primero me he dado cuenta que es muy agradable que la gente te escriba, explicándote sus experiencias con la lectura del relato, haciéndote preguntas, o exponiendo criticas, ahora cuando leo los relatos siempre envío un comentario, creo que es muy gratificante para el escritor. De los mensajes que recibí de mi primer relato, solo había dos chicas, animaros a escribir también vosotras acerca de lo que os parecen estas historias.

Autor: Divad62

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