miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mi hermana Nuria en la playa

Hola a todos. Me llamo Javier, soy de Madrid y tengo 35 años. Descubrí ésta página y sus relatos y siempre me han gustado los relatos de amor filial, por la similitud que tiene con mis propias vivencias. Lo que os voy a contar sucedió hace cinco años.



Yo estaba saliendo con María, una chica de Roquetas 8 años menor que yo que trabajaba de enfermera en un hospital de Almería, tenía un cuerpo impresionante, casi 1.78 de altura, una 100 de pecho, una mujer muy grande y apetecible. Solía ir algún fin de semana, puentes, vacaciones, casi siempre que podía juntar algunos días para vernos. Con María la relación era impresionante, teníamos una vida sexual muy completa, la encantaba el sexo y el morbo, con lo cual disfrutábamos los dos de lo lindo. Un puente de cuatro días, le dijo a mi hermana, Nuria, por qué no venía a conocerlo, que aunque a ella le tocara trabajar, yo conocía muy bien la zona y le podía enseñar unas playas preciosas. María vivía sola en su piso y había sitio de sobra así que se animó a venir unos días de julio de 2004.

Mi hermana, por aquel entonces tenía 23 años, mide 1.63, y la verdad que es guapa y tiene un cuerpo precioso, rubia y con unos ojos azules enormes. Su pecho está muy bien colocado, usa una 95 de sujetador, cintura estrecha y un culete respingón muy bien proporcionado. En casa, era habitual verla en ropa interior, muy sugerente, con sus tanguitas, sin que le diera vergüenza de que la viera, eso que algunas veces la ropa interior se le transparentaba levemente y dejaba adivinar como era ella desnuda, pero nunca se nos ocurrió nada, casi siempre, con el calor sofocante de Madrid, nos poníamos a ver películas por la noche los dos juntos, en ropa interior, incluso nos tumbábamos en el mismo sofá, ya que era bastante amplio, con lo cual, se podía decir que la tenía muy vista, pero había mucha confianza entre nosotros, nos contábamos muchas cosas íntimas, además de hermanos éramos como dos buenos amigos.

Llegamos a Roquetas el jueves, nos instalamos y mi hermana se quedó en la habitación contigua al dormitorio nuestro, nosotros, después de dos semanas sin vernos y con lo que nos gusta el sexo, nos dimos una noche de homenaje, nos pusimos a follar como salvajes y ella, no era precisamente discreta en la generación de ruidos, jadeaba y gritaba por lo que mi hermana, se podía enterar perfectamente de lo que estaba pasando en la habitación de al lado.

Al día siguiente, a las 8 de la mañana, María salió a trabajar, ya que ese día entraba a turno de 12 horas con lo cual, no volvería hasta las 8 y media de la tarde. Preparé el desayuno y fui a despertarla. Estaba durmiendo boca abajo, solo con el tanga puesto, la visión era impresionante. Me acerqué a ella y le di un beso – Nuri, despierta… buenos días – ella boca abajo mientras se despertaba, me preguntó que hora era y le dije que eran las 8 y media de la mañana y que el desayuno estaba preparado.

Salí de la habitación mientras se despejaba un poco y fui al salón. A los dos minutos apareció ella en biquini, se había puesto uno rosa, de tela muy fina, con su tanguita, con la parte de arriba que se abrochaba detrás del cuello, le quedaba genial y muy sexy. Estuvimos desayunando y decidimos ir a una de las playas del Cabo de Gata que conocía, es una playa semi nudista, muy bonita y le dije que si le parecía bien que la llevaría. Ella me dijo que bien, pero entre risas, me dijo que ella no se pondría en pelotas.

Llegamos a la playa a las 10 de la mañana y al ver la playa mi hermana se quedó alucinada por la belleza del paisaje. Había muy poquita gente y era una playa muy grande. Dejamos las toallas y la sombrilla con el resto de trastos y nos metimos en el agua a darnos un baño. Estuvimos jugando un rato en el agua y salimos a tomar el sol. Al salir, me di cuenta de que el biquini se trasparentaba y se le veían perfectamente los pezones, tenía unos pezones muy bonitos, de unos seis centímetros de diámetro, marroncitos, redondos y muy bien puestos. Me miró y me dijo:

- Joder tío, ¿Me estás mirando las tetas? ¡Que fuerte! – Le dije – Nuri, es que se te ven las galletas perfectamente – y me reí. Me dijo que lo había comprado ésa semana, pero que no creería que se iba a trasparentar tanto. – Pues creo que hoy te vas a tener que aguantar con el puesto – Vale, pero no me mires las tetas… jajajaja… – ya te las he visto le respondí -

Nos tumbamos en la arena y me pidió que le diera crema a lo que accedí inmediatamente, ella se dio por delante mientras yo hacía lo mismo y luego me tumbé para que me untara a mí. Después yo hice lo mismo con ella. Me puse a untarle crema por la espalda y las piernas, los hombros, me daba un poco de apuro untarle por el culo y se lo dije:

- No te preocupes, no me importa – me contestó.

Nunca le había tocado el culo así, aparte de algún cachete en casa cuando se cruzaba conmigo o cuando yo llegaba de trabajar y ella estaba en la cocina o en el baño y la veía con el tanga, no había pasado nada más. Me puse a untarle el bronceador y la masajeé el culo dulcemente, subiendo con mis manos por la espalda. Ella estaba relajada, creo que demasiado y se le erizó la piel, con lo cual me di cuenta de que le estaba gustando lo que hacía. Le extendía el bronceador por todo el cuerpo y la verdad es que me estaba costando mucho esfuerzo no excitarme ante la visión de un cuerpo tan sexy, aunque fuera el de mi hermana.

Al pasarle las manos por el interior de los muslos, muy cerca del tanga que nunca llegaba a tocar, me daba cuenta de que mi hermana respiraba profundamente. Para darle crema bien en la espalda y el cuello, le desabroché la parte de arriba del bikini y al pasarle las manos por los costados, sin darme cuenta rocé sus pechos por los lados. Hizo un paréntesis en su relajación y me dijo:

- Anda, que anoche María y tú montasteis una buena fiesta – ¿Te enteraste? Le respondí. – Joder si me enteré, desde luego que esta chica lo que no es, es ser discreta, vamos, que por que tú eres mi hermano, si no, me unía a la fiesta, jajajajaja…, sólo de oíros daban ganas de presentarse en la habitación – Nuri, joder, como me puedes decir eso, que soy tu hermano… venga, cambia de tema.

Yo alucinaba como me lo estaba diciendo mi hermana, me estaba poniendo casi colorado si no fuera por el sol.

- Por cierto, ¿cuando vienes aquí con María os desnudáis? – Sí, le contesté, no viene mucha gente, aquí todo el mundo va a su aire y por eso nos gusta. – Pues si quieres hazlo, por mi no te cortes…
- ¿Qué pasa que me quieres ver en pelotas? – Ya te he visto – me dijo, como en casa las puertas suelen estar abiertas, alguna vez me ha visto desnudo. ¿No te importa? – le pregunté. – si quieres hacerlo, hazlo, por mí no te cortes, así no te tengo que ver a escondidas, jajajaja… – Vale, pero no me mires el rabo… jajajaja… – le contesté.

Acto seguido, me quité el bóxer que me había puesto de bañador. Como había previsto mi hermana se quedó mirando. Se incorporó levemente sin ponerse la parte de arriba del bikini con lo cual le veía perfectamente sus pechos. Debo decir que verla así, me dejaba descolocado, los tenía muy bonitos y muy bien parados. Suelo estar bastante arreglado y me recorto el pelo por que a María le gustaba. Estaba levemente morcillón, ya dije que me estaba costando mucho esfuerzo no excitarme. Ella lo miró y me dijo:

- Joder, Javi, ¿eso crece mucho? – La hostia tía, ¿me estás preguntando lo que me crece la polla? Le contesté. – No, es que yo sólo he tenido relaciones con cuatro chicos y al que más grande la tenía le medía unos 15 o 16 centímetros. – Pues bueno, Nuri, joder, me parece muy fuerte decirte estas cosas. – ¿Por qué? Siempre hemos tenido mucha confianza entre los dos y nunca nos habíamos visto así. – ¿Te gusta verme así? Le pregunté. – Sí, sí me gusta, me resulta extraño pero me gusta verte…

Me tumbé de lado hacia ella, con lo cual nos podíamos ver los dos el cuerpo perfectamente, con el bañador mojado, vi que no sólo el pecho se le trasparentaba con el bañador, el tanga también se le transparentaba y veía su sexo, recortado, con una forma triangular pequeñita, muy arreglado.

-Venga, lo que me has preguntado antes, me crece hasta 20 cm – le dije. – Joder Javi, en vez de llamarte hermanito o Javi, te voy a tener que llamar pollón, jajajaja… – anda y no seas gilipollas… le contesté.

Nos tomamos unas coca cola que llevábamos en la nevera y seguimos charlando mientras tomábamos el sol. Ya nos parecía más normal vernos desnudos y estábamos más relajados… en parte, por que mi hermana, era una mujer que estaba de muy buen ver… Se dio cuenta de que cada dos por tres le pegaba un repaso visual y llegó un momento y me preguntó:

- ¿Te gusta lo que ves? – Si, le respondí, estás preciosa… me choca mucho verte así, tan tranquilamente… joder que suerte tienen algunos… jajajaja… – Anda tonto, si llevas toda la vida viéndome – pero no de ésta forma, le contesté. ¡Qué pena que seas mi hermana, con lo buena que estás! – Anda tonto, vamos al agua a darnos un baño…

Nos metimos en el agua a darnos un baño. Yo iba totalmente desnudo y ella con su tanga. Nos pusimos a jugar con las olas. Estábamos disfrutando verdaderamente del mar. Después de unos minutos, se acercó a mí e intentó hacerme una ahogadilla. Me revolví y le hice un par de ellas seguidas. Al sacarla del agua se abrazó a mí para tomar aire. Por primera vez tenía contacto con aquel pecho, tocándonos la piel. Ella me agarró con las piernas por la cintura para que no le hiciera más y se abrazó al cuello.

En aquel momento, mi polla entró en contacto con su coñito. La agarré del culo mientras tomaba aire y se relajó.

-Nuri, esto parece otra cosa, le dije. Sí, joder, cualquiera piensa que somos hermanos. ¿Sabes una cosa? Le pregunté. – Dime… – Me gustaría tocarte las tetas un poco, quiero saber como las tienes.
- ¿En serio? – Me dijo. Sí, le contesté. – ¿Que pasa, que a María no se las tocas? Ella las tiene más grandes que yo y las tiene muy bien, que se las he visto… – Ya, le dije, pero llevo todo el día viéndote y siempre te he visto en ropa interior pero nunca te las he tocado y siento mucha curiosidad. ¿Me dejas? – Vale, pero sólo un momento.

No podía creerlo, mi hermana accedía a que le tocara las tetas. Mientras me miraba, subí por la espalda las manos que tenía en el culo y mientras mi hermana abría un espacio entre nuestros cuerpos para que pudiera tocarlas con comodidad, cogí sus pechos con las dos manos y empecé a tocarlos, acariciarlos, apretarlos suavemente, moverlos…

- ¿Te gustan? Me preguntó – Claro que sí, tienes unas tetas preciosas y están duras, tienen un tacto precioso y los pezones son una maravilla… estuve un par de minutos tocando los pechos de mi hermana. Me había excitado y ella se había dado cuenta. – Javi, te estás empalmando…

Ella mantenía la misma postura con las piernas y la polla seguía en contacto con su coñito.

- Lo siento, le contesté, no soy de piedra y me está gustando lo que estoy haciendo y tú estás muy buena. – Javi, que somos hermanos… jajajaja… – Lo sé Nuri, es una pena… jajajaja…

Cuando acabé de tocarle los pechos nos abrazamos sin decir nada. Mientras estábamos abrazados, me dijo al oído:

- ¿Sabes una cosa? – Dime, le contesté. – Me gustaría tocarte la polla, te estoy notando empalmado y me apetece tocártela, me da mucho morbo y tengo curiosidad por saber como es así, empalmado… – Le dije, hazlo, es tuya, después de que me has dejado tocarte las tetas, no te puedo decir que no, hazlo si te apetece, no te cortes.

Mi hermana puso los pies en el suelo. El agua nos cubría a la altura del pecho a ella y a mí un poco por debajo del tórax. Ella se quedó mirándola y dijo:

- ¡Que fuerte! Te voy a tocar la polla, a mi hermano.

Dirigió su mano y la agarró con dulzura, acariciándola, la recorría en su longitud, me acariciaba y agarraba los huevos. La cogió con la mano mientras la miraba y empezó un suave movimiento de sube y baja, con lo cual mi excitación iba en aumento. Me parecía mentira lo que estaba pasando, pero me encontraba con mi hermana, en la playa, metidos en el agua y ella haciéndome una paja. Tiró hacia abajo de la piel sacando el glande fuera. La miró y me dijo:

- Mmmm… Que bonita, me encanta lo que estoy haciendo.

La volví a coger de los pechos, excitado perdido como estaba y seguí tocándoselos.

- ¿Te gusta? – Me preguntó. Muchísimo, me encanta como me la estás tocando y como me estás haciendo una paja.

Ella siguió haciéndolo lentamente, la dejaba hacer lo que quisiera. Bajé una mano por su vientre y le metí los dedos en el tanga, tocando el pelo recortado que tenía debajo del tanga. Bajé un poco más y le empecé a acariciar su clítoris.

- ¿No te importa? Le pregunté. – No, me gusta muchísimo, acaríciame lo que quieras.

Le separé los labios del coñito, era pequeñito, suave, los labios pequeños y al separarlos e introducir los dedos, noté que estaba muy excitada, tenía ése tacto ligeramente baboso que tanto me estaba gustando.

- Me estás poniendo a mil Nuri. Tía que eres mi hermanita, estamos en una playa y nos estamos poniendo cachondos perdidos. – ¿No te gusta lo que estamos haciendo? Me preguntó. Mucho, le dije.
- Pues disfrútalo por que a mi también me está gustando muchísimo, tienes una polla tremenda, los chicos con los que he estado no calzaban este rabo y el tonto con el que estoy ahora mucho menos. Espera un momento y no te muevas. Seguidamente tomó aire y se sumergió en el agua.

Ella introdujo la polla en su boca y empezó a chupármela durante el tiempo que pudo aguantar la respiración. Yo tenía la polla que me reventaba. No daba crédito a lo que estaba viendo y pasando, veía a mi hermana debajo del agua haciéndome una mamada, chupando con fuerza, jugando con su lengua, me parecía increíble. Cuando salió fuera, se dirigió a mi boca y me dio un beso con una dulzura y una pasión impresionante, mientras yo retomaba mis trabajos en el tanga. La seguí acariciando el coñito y le metí un dedo dentro de la vagina, jugando con ella.

- Javi, que me estoy perdiendo, que rico… – me dijo.

Volvió a abrazarme con sus piernas por la cintura y se puso a apretar su coño contra mi polla, con un leve movimiento hacia arriba y hacia abajo. Nos seguíamos besando y me susurró al oído:

- Hazme lo que le hacías anoche a María…

Cogí su tanga y se lo bajé todo lo que pude. La dirigí la punta de la polla hacia su conchita y empecé a rozarle y acariciarle, sin llegar a metérsela. Poco a poco, encaré la polla en la entrada de su vagina y se la fui metiendo poco a poco.

- Joder Javi, me estás follando… que polla tienes… cabrón, métemela hasta el fondo, quiero sentirla entera…

Cogí y de un tirón se la metí entera, noté el fondo de su vagina, mientras ella emitía un gemido suave y largo.

- Aaaaggghhh… que rico…

Se mantuvo durante unos instantes quieta, sintiendo el rabo de su hermano en su totalidad y comenzó un movimiento de cintura de adelante hacia atrás, lento, continuo. Mientras, la había cogido las tetas con la boca y le estaba comiendo los pezones.

- Así, así, cómetelas, me encanta ver como te las comes… mi Javi, como follas… que cabrón… tío, sigue así, estoy a punto de correrme…

Acelero el ritmo y la fuerza de las embestidas. De repente me apretó con fuerza, se paró de golpe y chilló suavemente.

- Javi, me estoy corriendo como nunca… no te muevas…

Estuvo así unos segundos y enseguida volví a moverme poco a poco, ensartándola entera, cogiéndola del culo y acelerando el ritmo…

Tenía un coño maravilloso, estaba tremendamente buena y follaba estupendamente. La apretaba los pechos, se los movía en todas las direcciones, le mordía el pecho por encima de los pezones, nos estábamos pegando un polvazo de antología. Aceleré el ritmo, embistiéndola con más fuerza. Al poco tiempo ella me volvió a decir que se iba a correr otra vez, yo estaba a puntito de caramelo, pero la prontitud de su segundo orgasmo me dio un respiro para no correrme, quería disfrutarla todo lo que pudiera.

- Joder Javi, que me corrooo… siiii… cabrón, como follas… joderrr… -

Se tomó unos momentos de respiro, lo suficiente para que yo también pudiera relajarme un poco, después, seguimos con nuestra faena, tenía un coño apretadito, se movía fenomenalmente, casi llegaba a sacar la polla y se la volvía a meter hasta el fondo, en un movimiento continuo.

- ¿Te gusta como folla tu hermana pequeña? ¿Has visto que putita soy? Quiero ser tu zorrita.. Me encanta como follas, me encanta la polla que tienes… joder, como estoy disfrutando… – ¿Quieres ser mi putita? ¿Quieres que te folle en casa cuando te apetezca? – Siiii… quiero que me folles cuando quieras, nunca me lo han hecho tan bien… Ay, hermanito, como me estás follando… que gusto… – Nuri, cariño, que voy a correrme… le dije. – Y yo, yo voy a correrme otra vez.

Nos empezamos a mover salvajemente, golpeándonos las pelvis con fuerza. De repente, noté que me iba a correr, la besé en la boca y le dije:

- Nuri, cielo, que me corro… – Siiii… y yo… hazlo dentro… quiero sentirte dentro… lléname todo con tu leche.

Me sentí explotar dentro de mi hermanita mientras ella gritaba y se estremecía… me clavaba los dedos en la espalda y nos besábamos con fuerza. Tuve un orgasmo descomunal, no paraba de correrme. ¡Que pasada Nuri! Que polvazo me acabas de pegar…

- ¡Qué rico mi hermanito! ¡Qué rico lo que le haces a tu hermana! ¡Guarro! ¿No te da vergüenza? Jajajaja… – No… Jajajaja… recuerda que me has dicho que quieres que seas mi putita… – Claro que sí… siempre que quieras…

El día fue transcurriendo “normalmente”. Al salir del agua ella se había quitado el tanga y se quedó completamente desnuda a tomar el sol. Yo me quedé un rato en el agua hasta que se me bajó la erección y salí a la toalla con ella. Me había preparado otra coca cola bien fría y cuando llegué a la toalla me dijo – ¿Tienes sed? Mucha, le contesté. Seguimos hablando mientras la contemplaba totalmente desnuda. Era verdaderamente preciosa.

Ya estábamos los dos desnudos, el uno frente al otro, sin cortarnos para nada después de lo que había pasado. La veía el vello púbico recortadito, muy bonito, cuando me daba un chapuzón para quitarme el calor y la veía boca arriba, podía ver perfectamente como era íntegramente, los labios pequeños, el pelo peinado hacia el centro, unos pechos que se mantenían desafiando la gravedad, veía que tenía una hermana muy, muy rica.

Comenzamos a hablar de lo que había pasado y le pregunté como habíamos llegado a esto. Me dijo que hacía tiempo que le daba mucho morbo pensarlo y que por eso le gustaba provocarme en casa con su ropa interior, pero que no se atrevía a nada más. Pero que la noche anterior, al oírnos a María y a mí, no se pudo resistir y se masturbó mientras nos oía. Yo alucinaba a lo que me estaba diciendo. Pues no te preocupes, que siempre que te apetezca me tendrás, pero eso sí, con cuidado, que no nos pille nadie.

Durante el día, volvimos a hacer el amor otras dos veces en la playa, hasta que llegaron las siete y nos fuimos a casa a esperar que llegara María. Cuando llegamos me dio un beso y me dijo:

- Bueno, chiquitín… ¿Cómo te vas a follar a María esta noche? ¿Te quedarán fuerzas? – Que cabrona eres le respondí… voy a tomarme un par de Red Bull ahora mismo.

Nos duchamos y cuando llegó María ya estábamos arreglados. Llegó y me dio un beso. Me preguntó que tal había ido el día y le dije que para el día siguiente, que ella también trabajaba, le pediría la moto de agua a Juan, un amigo nuestro, por que si no me aburría como una ostra.

La noche con María, fue bien, me había tomado un Red Bull y pude hacer el amor con ella como dos bestias, mientras suponía que mi hermana Nuria nos estaba oyendo y se estaba masturbando. Fue un polvazo genial con María.

Más adelante os contaré más vivencias con mi hermana Nuria, durante los días que pasamos en Roquetas, otros con sus amigas, lo que fui descubriendo de ella y por supuesto, con María, que da para escribir muchísimo.

Espero que os haya gustado y lo halláis podido disfrutar casi tanto como yo lo disfruté. Si queréis comentarme algo, os gusta el relato o lo que queráis, podéis escribirme a mi correo.

Hasta pronto…

javier_xmadridx@hotmail.com

Autor: Javier

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