miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mis juegos con Natalia

Aquel día, recién acabado los exámenes iba a ver a mi ex-novia. Quizás debería haber ido a cualquier otro sitio en busca de una compañía más cálida, pero deseaba volver a verla. Creo que es normal que uno busque recuperar a una antigua novia. Ella me encantaba y tenía un cuerpo fenomenal, pero era un poco rara y al final ella quiso cortar. Decía que ella no quería ir tan rápida, que gracia, ahora que lo pienso.



Tenía un presentimiento de que algo iba a fallar y no iba a poder hablar con ella. Como temía algo paso, pero, curiosamente, fue algo muy distinto y maravilloso. Cuando me abrieron la puerta apareció Natalia, su hermana. Debía de hacer mucho tiempo que no la veía pues me parecía que se había desarrollado bastante, de ser una niña chica molesta ahora requería toda mi atención. El mayor cambio era su busto, ahora mayor que el de su hermana. También había crecido en altura y su cara había perdido niñez para ganar belleza. No alcanzaba la belleza serena de su hermana, pero en conjunto es una chica muy atractiva y que moviliza a los chicos. Su color de pelo y de piel son más oscuros que los de su hermana, de color nata y rosadas mejillas y su pelo castaño-rubio.

Me dijo que su hermana se estaba duchando, pero que pasara y esperara. Le pegue una voz a su hermana y me respondió con un: "Espera cinco minutos". Bueno, ya me había acostumbrado a esperarla. La casa de mi chica, que se llama Mayra, era uno de esos pisos grandes del centro, viejos y cargados de objetos, con la poca iluminación que se filtraba a través de unas persianas. Siempre había estado ese piso a oscuras.

Natalia me invito a sentarme en el sillón, delante del televisor. Había puesto uno de esos morbosos programas de testimonios presuntamente reales, nada interesante. Fue a su cuarto y volvió con una cinta de video en la mano.- Es una película que estaba viendo, no te importa que la ponga, ¿no?.- Creo que debí asentir, pero ella ya había introducido la cinta en el video y cogiendo el mando a distancia la puso a correr. Se acerco a mí y miramos a la pantalla. En el televisor tras un par de segundos de espera apareció una escena en la que dos chicas vestidas de cuero rodeaban a una tercera, acariciándola y despojandola de su ropa. Le habían desabrochado los últimos botones de su blusa y tras quitársela empezaban a manosearle los senos a través del sostén.

-Voy a sentarme.- Dijo Natalia con voz temblorosa. Pero fue a sentarse sobre mis piernas y adentrando su trasero fue a ponerlo sobre mi entrepierna. Rápidamente intuí lo que se proponía, pero era tan increíble que no sabía como responder. Pero ella, en su último acto antes de que yo tomara el mando, empezó a moverse adelante y atrás. Mi miembro, que ya estaba excitadísimo, empezó a protestar bajo mis slips. En la película, una chica pasaba sus manos por debajo de la falda de la otra chica mientras la tercera hacía chocar sus pechos. Pero yo ya no prestaba atención a la película, la presión había exaltado mi sangre que se bombeaba toda hacia mi miembro. Pero aún más me excito el calor que desprendía, digno del mismo infierno. En un intento desesperado por que mi nueva amiga parara alce mis manos a los pechos y los estruje bajo la blusa.

Ella se levantó estirándose y bajo parando su movimiento. Yo reaccione echándole un brazo por la cintura para retenerla y con la mano libre me dirigí hacia sus piernas.

-Ves la película, te voy a meter la mano bajo la falda. Mayra saldrá pronto de la ducha, pero quizás podamos hacer algo. – Conduje mi mano un poco más arriba de la rodilla, ella temblaba. Acaricie un poco su pierna y subí hacia su muslo interno donde le empecé a devolver su juego. Mis caricias hacían su efecto y me rogó que le acariciara el coño. Subí mi mano y palpe sus braguitas, de fino algodón que dejaban traspasar el tacto de los pelos de su pubis.

-¿Cuántos años tienes?¿Quince?

-Sí.

-Voy a meterte la mano bajo las bragas. – En la película las dos chicas ya habían despojado de su falda a la otra chica, solo le restaba un tanga, pero yo no podía hacer eso con su hermana a punto de salir de la ducha. Mi mano buscó el elástico y lo supero, introduje mi mano en su frondoso bosque

. Baje hasta la obertura de su vagina y lo acaricie.

-¿Eres virgen?

-Sí, ningún chico me dura más de unas semanas.

-¿Pero te habrás metido los dedos?

-Claro, pero solo uno.

-¿Notas mi polla bajo tu cuerpo? Esta tan grande por ti. Mira la tele, – en esos momentos una chica besaba a la joven iniciada mientras la otra la masturbaba con un dedo, luego introdujo dos. – ¿quieres que te haga lo mismo?

-Sí, rápido.

Introduje mi dedo corazón en su cuerpo, a pesar de que no lo había humedecido con mi saliva su vagina estaba tan lubrificada que penetro sin mucho impedimento. Conforme movía mi dedo ella empezó a moverse volviendo a golpear contra mi miembro. Por unos momentos hicimos un dueto perfecto.

Pero como tenía que ocurrir se oyó la voz de mi ex-novia anunciándome que ya se estaba secando. Ella se levantó de un salto mientras yo recupere mi mano como pude. Fue hacia el video y recupero la cinta. Yo ya sabía que ella quería más y pensaba como podíamos reunirnos. Ella misma me lo confirmó. Volvió con la cinta hacia mí e inclinándose me beso. Yo separe mis labios, ante todo quería darle un mensaje.

-He venido con mi coche. Voy a despedirme de tu hermana y quiero que bajes dentro de cinco minutos. Dirle que pasarás el resto de la tarde en casa de una amiga.

Ella sonrió y yo la bese. Le pase la mano debajo de la falda y la apreté contra sus braguitas. La bese fuertemente durante unos largos instantes y luego la deje. Ella corrió a su cuarto y cerro la puerta. Apenas yo lamía e introducía en mi boca el dedo que había estado dentro de su cuerpo, Mayra salió del cuarto de baño, con una toalla reliada sobre la cintura y diciendo tonterías. Quizás quisiera romper el hielo que ella misma había dejado crecer entre nosotros, pero inmediatamente invente una excusa para irme pronto.

Le dije que tenía prisa porque había quedado con una chica para ir al cine y que había ido no para hablar, sino para que me diese un compact porque esa chica me lo había pedido. Ella comenzó a buscar el compact y a hablar sobre que película ibamos a ver y de como le había parecido aquella. Para quitarmelo de encima le dije que la llamaría por la noche y ya hablaríamos de todo, pero que ahora me tenía que ir. Naturalmente se quedó muy sorprendida, pero conseguí que dejara de acosarme. Tardé medio minuto más en salir del piso y llegue hasta mi coche. Entre y tire el compacto por el salpicadero. Mire el reloj y comencé a esperar. El hinchazón de mi entrepierna comenzaba a bajar y yo comencé a preguntarme que pasaría, si ella bajaba estaba claro y si no también, tendría que calmarme ese picor por mis propios medios.

Normalmente aguanto bien las esperas, pero esos minutos fueron los más largos de mi vida. Vi la farmacia de enfrente y comencé a pensar si debía ir o no a comprar unos preservativos. Continuamente miraba por el retrovisor hacia el portal del edificio hasta que por fin surgió con su ropa de colegiala. Buscó mi coche y cuando lo encontró vino directa. Se monto en el coche y arranqué incorporandome a la circulación.

-Vamos a mi casa, estaremos tranquilos durante unas horas. ¿Quieres?

-Sí. -Dijo Natalia recostandose sobre mi hombro.

Yo aparte mi mano de la palanca de cambios y puse mi mano sobre su rodilla, subí lentamente la mano levantando su faldita, pero el cielo estaba muy cubierto y tampoco las luces de la ciudad no me permitían ver mucho. Y yo quería calentar más el ambiente.

-Natalia, antes no pude verte las braguitas, describeme como son.

-Son blancas, unas pequeñas braguitas de algodón talla L con unos dibujos rosas y verdes, son pequeñas flores. Tienen un pequeño encaje en los bordes y un lacito rojo delante. Las compre yo misma hace unos meses pensando en una ocasión especial. Las acabo de estrenar y las siento calentarse con mi cuerpo y humedecerse por mi flujo.

-Ya es suficiente. Te voy a enseñar lo que has provocado. – Me desabroche el pantalón y el botón, me baje la cremallera. – Con esto podrás ocupar tus manos. – Me baje un poco los pantalones y los calzoncillos sacando un poco mi pene. Luego cogí una de sus manos, tan dulces y delicadas, y la pose sobre mi miembro. Ella, tímidamente, lo reconoció y lo rodeó. Este comenzó a crecer de nuevo. Era un poco incomodo pero continuaba siendo muy

satisfactorio y me indicaba que todo iba por buen camino.

Pasamos delante de otra farmacia y me interese por su salud:

-¿Cuándo terminaste de tener la regla?

-El viernes, hace cinco días.

-Muy bien Natalia, entonces no necesitamos gomas.

Ella, con sus especiales manos, recordó y empezó a bajar y subir su mano sobre mi miembro. El cielo, que llevaba todo el día amenazando lluvia, súbitamente empezó a descargar una fuerte tromba de agua. Si la conducción había sido difícil por el centro de la ciudad ahora empeoro y, lamentandolo mucho, tuve que decirle que dejara de masturbarme. Estaba siendo delicioso, pero estaba perdiendo concentración en la conducción y era mejor esperar.

Muy concentrado en que nadie me fastidiara el coche que no tenía ni tres meses me olvide de Natalia. Un poco más adelante la descubrí masturbandose. Había separado sus piernas y una mano se perdía debajo de su falda. Se estaba metiendo un dedo y su cintura se movía al ritmo. Estaba absorta en sus maniobras. Si hubiera sido Mayra su cara se habría enrojecido, pero ella solo tenía la respiración un poco acelerada y susurraba.

Preste atención. Estaba fantaseando con que yo la penetraba y continuamente se refería a su hermana. Logre descifrar algunas frases: "Mayra es tonta""Tú eres un hombre""Esos aparatos no valen para nada al lado de un hombre""Mayra esta loca". Tenía que hablar con ella a fondo para ver que quería decir.

De pronto tuvimos un pequeño incidete y tuve que pegar un buen frenazo. Una tía loca se había venido a mi carril casi lanzandose encima de mi coche. Menuda zorra, no había pasado nada, pero Natalia dejo de meterse el dedo. Se limpio el dedo en la boca y permanecio quieta unos minutos, llegábamos a mi casa.

Salimos del coche corriendo y fuimos a refugiarnos en el portal de mi casa. Describiré mi casa ligeramente, es la típica vivienda de las afueras con dos plantas. En la planta baja estaba el salón, el comedor y la cocina y en la superior mi CUARTO. Mis padres no deberían estar en toda la tarde, mi madre quería ir de compras y mi padre la acompañaba. Quedaba un hermano, pero estaba fuera de combate, en la mili. Y si hubiera llegado algún amigo y me corta el rollo, lo mato.

Conseguí abrir la puerta a la primera y entramos. Pero la lluvia y el viento nos habían mojados completamente en el medio minutos que estaríamos fuera del coche. Daba igual, la contemple y estaba más excitante. Sin poderlo evitar le bese sus empapados labios mientras con una mano le recorría su cara y pelo y la otra se metía debajo de la falda para cogerle las nalgas. Todo chorreando y muy excitante. Ella respondió cogiendome las nalgas y atacandome con su boca. Tenía verdadera hambre y por un momento pensé en follarmela ahí mismo. Pero eso no era lo mejor y la cogí conduciendola a la cocina.

La cocina de mi casa tiene todos los electrodomésticos habituales pero yo buscaba como un loco otras cosas. Cogí primero un bote de guindas, un spray de nata, caramelo liquido,… Me volví loco pero menos mal que pare, la chiquilla era capaz de asustarse de la porquería que podía montar. A mí me encanta la mostaza… y ya estaba buscandola. Pero me controle y solo cogí además un tarro de miel.

Mi madre tiene una gran mesa de madera en la cocina para elaborar sus comidas, a mí también me sirvió para la mía.

-Vamos a desnudarnos un poco.- Le dije mientras volvía a besarla, esta vez en el cuello. Ella empezó a desabrocharse la blusa, pero yo no la deje terminar. – Bajate esa falda. – Ella se desabrochó los botoncitos y dejo deslizarse lentamente su faldita. Entre los pliegues de su blusa podía ver sus braguitas, como ella de las había descrito e hinchadas. Ella estaba tan nerviosa que movía un poco las piernas. Sus mejillas se habían sonrojado. Todo lo que más me excitaba se reunía en ella, una abultada vagina, un pelo corto y mojado, el rubor de su cara, inocencia y picardía.

Yo me puse en cuclillas y empece a recorrer lentamente su cuerpo, de abajo a arriba, con mis manos por detrás tanteando y acariciando mientras besaba sus piernas, luego vinieron sus muslos y, en un gesto que quizás me tachéis de romántico, sus braguitas. Las bese repetidamente mientras mis manos tomaban sus nalgas ligeramente húmedas. También mis labios encontraron esos paños prohibidos húmedos,

quizás por la lluvia o más bien por sus ejercicios masturbatorios en mi coche.

Seguí subiendo y deje más bese en su pecho dedicando uno a cada seno y llegue al cuello. Estuve unos instantes y subí a su barbilla y a su boca. Allí los besos dejaron de ser dulces y románticos y se convirtió en un beso salvaje y muy largos. Sentí su húmeda lengua, recorrí toda su boca y sus perfectos dientes. La primera fase llegaba a su fin.

-Esto te va a gustar.- Cogí el bote de nata y empece a moverlo.- Voy a comerte toda.

Con estas palabras vencí un pequeño miedo dado por la inexperiencia. Ella ya sabía lo que iba a hacer y sonrío.

Primero apunte a su boca y deje una pequeña montaña de nata que su lengua empezó a comer. Yo también participe del pequeño banquete. Después deje nata sobre su cuello. Abrí la blusa y metí la boca del spray entre su seno y el sostén. Repetí con el otro y baje hasta sus braguitas. Las cogí, las abrí y deje un buen pegote. Era increíble, maravilloso ver como sus ropas crecían de un segundo. Le dije que se quitara la blusa y también eche un poco de nata en su ombligo.

Tire el bote y me fije en sus axilas. Me encanta verlas depiladas. Las suyas estaban perfectas, no llegue a besarlas entonces, pero mis manos las acariciaron mientras yo comía la nata de su cuello. Una vez estuvo limpio comí de sus senos, primero levantando o bajando el sujetador, luego se los quite y pude limpiarlos completamente. Estaban totalmente endurecidos y los pezones eran grandes. Le comí también el ombligo.

Desde la boca hasta su ombligo su placer, y el mío, había ido aumentando. Cuando succione sus pezones habían alcanzado sus cotas más altas, pero sabía que aquello iba a aumentar. La nata le formaba una gran bolsa debajo de sus braguitas. Primero comí la que salía de sus braguitas en los laterales y aproveche para besar sus muslos. Sabía que aquello le debía gustar mucho y ella me dio la razón, empezó a frotarse los pechos con sus manos y a pedirme que le comiera su "coñito".

Obedecí, la eche sobre la mesa de manera que sus piernas quedaran colgando y su repleto sexo estuviera en el filo. Cogí el elástico de un lateral y lo alce metiendo luego mi lengua. Después le comí el resto de la nata sobresaliente y cogí el elástico de la parte superior. Muy lentamente comencé a bajarlas y lamer las zonas al descubierto, cuando me lleve una desagradable sorpresa, no estaba depilada. No me gustaba eso de comer pelitos y luego encontrarte uno en la boca. ¿La depilaba con un cuchillo de cocina?

Ella debió advertirlo pues ceso sus gemididos y me pregunto:

-¿Pasa algo?

Yo había parado solo un instante. Ella había pensado que haría oído a alguien venir. De todas formas dado como estaba de excitado no le puse remilgos.

-Llevaba mucho tiempo buscando un coñito como este. ¿Nunca te han dicho lo maravilloso que es?

Mentía, pero tampoco me desagradaba del todo. Comí la nata procurando no meterme sus pelos en la boca. Lentamente bajaba sus braguitas y deje al descubierto su vagina. Mientras se la descubría de nata se la describía.

-Es un coñito precioso, sus labios externos son blandos y dulces, cargados de sangre y muy apetecibles. Sus labios internos sobresalen ligeramente, parecen tímidos, cuando los separo con mi lengua apenas si dejan un pequeño camino, pero desean ser abiertos y darte placer. El olor de la nata se ahoga por su propio olor, un perfume fuerte y ligero, ¿alguna vez te has olido las braguitas? Es muy excitante. Tu clítoris permanece escondido, pero pronto lo haremos despertar. ¿Te has mirado alguna vez tu coñito? Es una maravilla, dulce y calido. Abajo está tu culito, pero más tarde nos ocuparemos de él.

Había terminado, sobre su piel quedaba dispersa aún mucha nata, pero que no estaba dispuesto a lamer por los dichosos pelos. Deslice sus braguitas abajo por sus piernas y me las quede en la mano. Se me ocurrió una idea, con este paño, de buen tacto, sabor y olor, limpie cuidadosa y cariñosamente su pubis de nata. A Natalia esto también le gustaba tal era mi habilidad. Quería que aquella tarde sucumbiera durante una temporada a mi y tener a tan atrevida chica para mi disfrute sexual.

Cuando termine le tendí sus braguitas para que las lamiera como yo había hecho con su cuerpo. Ella jugo divertida con el

las un rato, contemplandolas y gustandolas, sintiendo su propio olor.

Yo introduje mi lengua entre sus labios y comencé a penetrarlo. Su sabor salado era más fuerte e inmenso. Pero apenas si podía separar sus labios internos. Continúe un poco más.

Era momento de penetrarla, comencé a deslizar mi dedo corazón por sus labios para que se impregnaran de sus jugos y se lo lleve a la boca para que me lo lamiera y lo mojara con su saliva. Creo que en esos momentos ya estaba sudando, no por el calor de principios del verano, sino por el que ella desprendía.

-Moja también uno de tus dedos, quiero ver como te lo metes.

Dejo sus húmedas braguitas sobre su pecho, se acariciaba el pecho con una mano y bajo hasta mí su mano con uno de sus dedos impregnados de su boca. Yo desee lamer esa saliva, pero lo deje seguir su camino. La vi, a apenas unos centímetros, separar sus labios e introducir este dedo en su conducto más privado. Lo introdujo hasta la segunda falange y comenzó a moverlo. Yo seguí este movimiento con los ojos como medio minuto, después puse mi mano sobre la suya y mi dedo humedecido sobre su dedo penetrador. Ella lo comprendió y lo guió hasta el interior de su cuerpo. Con dos dedos al principio fue más difícil la penetración, me extrañaba que ella nunca hubiera pasado de allí, pero también su hermana era rara, así que debía ser propio de la familia.

Ella se estaba masturbando muy suavemente, como haría una niña en su primera vez, permanecía en silencio, sin apenas moverse. Yo le iba a enseñar.

-Natalia, lo haces muy bien, pero creo que esto te gustara más. Acariciate los pechos.

Dejo su mano y la mía lo cual avivó mis sorpresas, si hubiera estado de verdad excitada nunca habría dejado la cosa así, no habría podido parar. Yo me prepare, introduje dos dedos en su boca y después los deslice por todo su cuerpo abajo hasta llegar a su vagina. Con una mano separe sus labios mientras con la otra la penetre como nunca ella hubiera imaginado. A los pocos segundos mis dedos aumentaban su excitación y volvía a gemir. Aumentando mi velocidad sus susurros aumentaron y su cuerpo se volvía al ritmo de mis dedos.

Ella se lo estaba pasando bien por primera vez en su vida, ahora si que me pedía: -No pares, no pares. – con insistencia. Y más pronto de lo que hubiera podido pensar su cuerpo fue recorrido por una descarga eléctrica, su espalda se arqueo levantandola de la mesa y cesaron sus movimientos y gemidos con un profundo gemido de satisfacción. Toda mi mano se vio humedecida por una descarga de sus fluidos, quizás había contemplado una eyaculación femenina. Descubrí por que ella me había seducido, necesitaba rápidamente descargar su cuerpo del deseo que acumulaba. Sus labios estaban ahora más abiertos, esperandome y por su vagina hubiera podido introducir toda mi mano.

Me fije en los reflejos del orgasmo en su cara, contento por haber contribuido a él. Natalia, con los ojos cerrados, aún se estaba regocijando.

Empece a desvestirme. Cogí mi camiseta y la tire encima de su blusa. Iba a continuar cuando ella abrió los ojos y me paro.

-Deja que eso lo haga yo.

Y se incorporo. Ahora sus abundantes senos se mecían en su pecho y sentí la necesidad de acariciarlos. Los cogí con mis manos y los contuve. Sentía todo su frescor y su peso. Estaba deseando volver a saborearlos, pero Natalia me recordó que ahora me tocaba a mí. Abrió el tarro de miel y cogió una buena cantidad con la mano, lo esparció sobre su desnudo pecho y empezó a lamerlo como yo había hecho con ella.

Aquello era una gloria indescriptible. Sentía su húmeda lengua sobre cada centímetro de mi torso. Primero por el vientre, para no mancharme, luego jugo con un ombligo como yo la había enseñado. Subió y lamio la miel de sus pectorales. Pero lo mejor… Como una verdadera experta cogió entre sus labios mis pezones y tiro de ellos como si estuviera amamantando. Note como mi miembro, que hacía un rato que estaba más tranquilo, pero sin decaer del todo, volvía a engordar al máximo y a dolerme dentro de mis apretados slips. Yo deseaba apretar mis pantalones contra algo para aumentar el placer que sentía. Así que deje sus senos y empece a quitarme el cinturón. Ella lo vio y no me dejo. Aparto mis manos y comenzó una dulce tortura. Dejandome los pantalones abrochados me bajo la cremallera e introduciendo sus manos por

ella encontró mi crecido miembro y lo cogió, apretandolo. Yo no sabía cuando iba a poder soportarlo, deseaba empezar a penetrarla, abrir sus carnes con mi carne y ver si de verdad era virgen.

Ella también lo deseaba urgentemente, porque rápidamente me bajo los pantalones y los calzones. Se quedo contemplando mi miembro. Después no sabía que hacer. Lo cogió con sus manos y empezó a moverlo muy poco.

-Comemelo.

-No sé. -Empezó a titubear. – Nunca lo he hecho.

-Solo tienes que metertelo en la boca y deslizar tus labios por la piel. – Viendo su indecisión, y las ganas de follar que tenía, lo deje. – Da igual, luego te enseñare. – Cogí mi aparato y empezó a moverlo preparatoriamente. – Vuelve a tumbarte sobre la mesa.

Ella entendió a lo que me refería y con restos de miedo e inocencia empezó a prepararse.

-No, quiero ver como me penetras.

Se quedo erguida sobre la mesa, abriendo aún más las piernas y con sus manos separando sus labios vaginales. Veía su entrada claramente, aún continuaba muy abierta y aproxime mi miembro a su vagina. Pase la punta de mi húmedo capullo por su vagina, dando círculos cada vez más pequeños. Me gustaba recibir el tacto de su piel, una carne blanda, muy húmeda y cubierta de su joven vello. Después lo deje unos instantes junto debajo de su entrada y, ante su atenta mirada, le di arriba y adentro. Mi primera penetración fue sólo de tanteo, lo retire y esta vez si la penetre completamente, cuando más crecía su resistencia natural más apretaba yo y acabe introduciendome plenamente en su cuerpo.

Ella apenas pudo comprender como aquel pequeño impulso terminaba con su virginidad, un momento antes era virgen y ahora yo la estaba penetrando. Estaba sintiendo mucho más aquella primera vez, yo le enseñe que lo que se siente es producido por las repetidas, sucesivas, salvajes penetraciones. Apenas escuche su pequeño gemido saque medio pene y la volví a penetrar. Y así sucesivamente… Cada vez más rápido y como había unos minutos habían hecho mis dedos ella empezó a subir por el sendero del orgasmo.

Natalia dejo de abrirse su vagina y empezó a acariciarse los pechos. Se tendió sobre la mesa sin dejar de mirarme y contonearse. Me miraba y yo apreciaba su buen cuerpo. Mi pene bombeaba sensaciones placenteras a mi cuerpo. Cada vez que entraba en ella se me venía a la cabeza la imagen de mí mismo comiendome un pastel que era su virginidad. Yo entonces no estaba seguro de sí era virgen, pero es tan excitante desflorar a una chica, ser el primero en arrancarle gemidos de placer…

Llevamos un rato así, yo penetrandola casi con furia y ella pasandoselo muy bien. Pero yo quería hacerle más cosas, fantasías que tenía para su hermana y que pronto realizaría con ella. Era en algunas cosas muy parecidas a su hermana, tanto que en algunos momentos, entre mi gran placer, fantaseaba sobre que estaba tirandome a las dos a la vez.

Por todo esto me salí de ella y le pedí que se diera la vuelta. Ella accedió aunque con reticencias, temía que la penetrara analmente. Después de asegurarle que no se echo sobre la mesa, vi sus pechos sostenerla sobre la mesa doblando su cuerpo. Baje mi cabeza hasta la altura de su trasero y contemple. Tenía las piernas demasiado cerradas. Las cogí por los muslos y las fui abriendo. Ahora la vista era mucho mejor. Volví a coger mi miembro dispuesta a volver a penetrarla cuando vi su ano, muy cerrado y cerca de su vagina y me entraron ganas de abrirselo, pero pensé que eso podía esperar, se lo había prometido. Volví a guiar mi pene en su sexo y a introducirlo gloriosamente en su cuerpo.

Agarre con mis manos su trasero y lo lanzaba hacia mí a la vez que la penetraba. Era algo muy fuerte. Natalia estaba como poseída, jadeaba y gritaba, quería más fuerza. Aquello le dolía, pero el placer era aún mayor. Yo me eche sobre ella, quería acariciarle los pechos y sentir nuestros cuerpos pegados. También baje el ritmo, no quería irme demasiado pronto. Pegue mi cadera a su trasero y nos movimos contoneadamente. Pero era quería más.

-De acuerdo, ahora vas a mandar tu. – Le dije.

Dejamos la mesa y me senté en una de las sillas de madera de la cocina. Tenía en mi mano mi pene, enseñandoselo. Ella vino inmediatamente, sabía lo que había que hacer. Abrió sus piernas y se sentó encima de mí, dando

me la cara. Habiendo cogido mi miembro con sus manos lo conduje hasta su entrada. Allí entro sin ningún problema. Natalia empezó a subir y bajar, marcando el ritmo que más le agradaba. Yo la rodee con mis brazos y la apreté sobre mí, quería sentir sus duros pechos sobre mi torso.

Rápidamente ya me cabalgaba frenéticamente. Empece a acompañar sus gemidos por los míos. Su cuerpo se estaba cubriendo de sudor y ahora era yo el que la animaba. Me hacía daño, me lanzaba andanadas de placer cada instante. Los gemidos se convirtieron en gritos. Pronto no pude más y explote dentro de ella, llenandola con mi semen, el placer entonces me dejo exhausto, durante unos segundos solo sentí el bombeo de mi pene dentro de su cuerpo. Solo lance un apagado grito.

Natalia empezó a sentir su segundo orgasmo en unos minutos. Su cuerpo subía y bajaba, como sus gritos, sobre el mío. Pronto, una repetida serie de gritos me lo indicaron. Su movimiento se calmo y paro. Entonces se echo sobre mí para descansar unos instantes.

-¿Qué te ha parecido el polvete?

-Maravilloso, eres maravilloso. Nunca había sentido nada igual.

Sus ojos seguían reflejando el placer que había sentido. No pude dejar de besarla.

Permanecimos abrazados largos minutos, después pensé que lo mejor era llevarla a mi habitación. Ella se levantó y la contemple. Caí en la cuenta de que unas gotas de sangre afloraban por su vagina. Ella siguió mi mirada y asintió.

-Ya ves que era virgen.

-Sí, pero ha que ha merecido la pena.

Me levante, me amarre un poco el pantalón y fui a buscar un paño de cocina de papel. Pero ella se me adelantó y se seco las gotas de sangre que quedaban de su virginidad con sus braguitas.

-Las conservare como recuerdo de esta tarde. ¿Qué hora es?

Mire el reloj: – Las siete. Pero aun podemos hacer más cosas. Recoge tus cosas y vayamos a mi cuarto.

Ella obedeció y tras recoger nuestras ropas me siguió a mi habitación.

-Me gusta guardar cosas. Aún tengo las que manche por primera vez. Sin lavar. Mi madre cree que las perdí. Fue una lastima que fueran esas, eran muy bonitas.

-¿Eres la chica de las bragas bonitas?

Habíamos subido la escalera y entramos en mi habitación. Cerré la puerta. Ella la observaba, tenía muchos detalles. Yo mire la ventana, todavía estaba lloviendo. Me puse a su lado y le pase el brazo por el cuello.

-Luego podemos ir a comprarte algo de lencería. Me gustaría verte con unas braguitas de seda rosa con encajes. ¿Las eliges tu? Esta es muy bonita.

-Sí, esta es la más bonita.

-¿Se te ha cortado la sangre?

-Sí.

Yo de todas formas me agache. Quería ver su poblada vagina. Estaba sucia con unas gotas de sangre y semen.

-Pues vamos a sentarnos en la cama. Quitate los zapatos. – Nos sentamos en la cama, con las piernas entrecruzadas. Le agradaba el edredón de poliéster, imitación de seda. Estábamos completamente desnudos los dos. Ella se miraba la entrepierna.- No te preocupes, no puedes quedarte embarazada.

-Si, en el colegio nos enseña algo de eso. El método de ogino.

Pase mi mano por su vagina.

-Luego debemos arreglar esto. Cuando la vuelva a ver un chico debe estar bien afeitada. ¿Cuándo vas a la piscina te afeitas?

-Recuerdo que el año pasado me afeitaba los laterales. -Cogió mi mano y la estrecho contra su vagina. -¿Me vas a afeitar?

-Sí, te voy a dejar tu coñito como el del un bebe.

-Como el de un bebe… -Repitió ella.- ¿Y esto como lo arreglamos? -Pregunto cogiendo mi desfallecido pene.

-Luego podemos arreglarlo. Quieres follar de nuevo, quieres que te vuelva a penetrar. – Esa era la idea de traerla a mi cuarto. Me excitaba la idea de poseerla de nuevo.

-Sí, me encantaría. Dos veces en una tarde. Me gustaría que esta tarde no terminara nunca. -Me encanto sus intenciones de volver a repetir. Sin embargo, me desconcertó como se echo sobre mí para besarme. Luego me dijo: -Abrazame.

Yo me eche hacia atrás sosteniendo su cuerpo, era lo típico, debía de haberlo esperado. A las chicas les gustan, o más bien necesitan, permanecer abrazadas al chico después de follar. Natalia me echo las manos por la espalda y yo la abrace también. Era lo menos que podía hacer por una chica que me había hecho pasar tan buena tarde. Bueno,

después viene también la charla psicológica.

-¿Te gusto? -¿Qué le iba a decir?

-Mucho. No se apenas nada de ti, pero me gusta tu cuerpo, tu atrevimiento, tu libertad… Y me ha encantado que fueras virgen.

-¿Te gusta desvirgar a las chicas?

-Digamos que lo hace más excitante.

La conversación siguió por derroteos parecidos. Lamentablemente no hice demasiados esfuerzos por recordarla ni la grabe. Recuerdo que hablamos de muchísimas cosas, con los chicos con los que había salido, de como se masturba una chica y sus fantasías, grupos de música,… Pero yo tenía en la cabeza preguntarle cosas de su hermana. No se me iba de la cabeza la idea de recuperar a su hermana y desvirgarla también. Su hermana estaba más buena, pero era tan puritana. Por eso, con mucho tacto fui introduciendo el tema, hablandole de las cosas que había hecho con otras chicas, mientras la acariciaba las nalgas. Y también es importante señalar que durante todo ese tiempo ella tenía puesto su vientre sobre mi miembro, con las ganas de follar que eso me daba.

-Ha sido una lastima no preparar más tu despedida de virgen. Me hubiera gustando darte mas recuerdos. El año pasado hice una cosa muy divertida con una chica. Me la traje aquí y puse a grabar una micrograbadora que tengo mientras estuvimos haciendo el amor. Pero lo tenía pensado de antes porque la chica era muy ruidosa. ¿Quieres escuchar la grabación?

-No te muevas, después.

-Es muy divertida, la chica se enfadó bastante, pero tampoco he sido muy cabrón con ella, no se la he enseñado a nadie.

-¿Te la follaste en esta misma cama?

-Sí, te excita. Cuentame, ¿cuántas veces te has metido el dedo en tu cama? – Ella rió, aquella risa de chica preadolescente e inocente, tan diferente de lo que ella quería. Recordé algo que ella había dicho en el coche, aquel era el momento. – Y tu hermana, ¿la has visto meterse el dedo? – Ella rió, aquella risa era diferente, algo le divertía. Dudo unos instantes, debía contar el secreto o contarmelo, después de todo había confianza.

-No sé si contartelo…

-Venga, eso me excitara antes.

-Vale, pero acariciame. – Dijo. Ella estaba echada sobre mí, dandome la cara, ahora subió unos centímetros. Su boca cayo cerca de mi oído y su pubis estaba sobre el mío. Deje sus nalgas e introduje mis manos en el poblado hueco. Pasé una mano por su vagina y tantee su rajita, estaba muy húmeda y eso me excitaba. Cogí mi pene y acaricie con la punta su vagina. Me encantaba, pero a ella no.

-Con la mano, por favor. – Me dijo, yo obedecí dejando mi pene y procedí a acariciarla muy suavemente. – Así, así. Te recompensare. Mi hermana esta loca, es lesbiana. – Todo aquello me sorprendía, pero procuraba no dar muestras de ello, pues conforme más contaba más me excitaba y la idea de volver con su hermana se hacia más fuerte.

<<Una noche fue a mi cuarto y me despertó, me dijo que había tenido una pesadilla y que quería acostarse conmigo. Ya lo habíamos hecho siendo pequeñas y no veía razón para decirle que no. Mi cama es estrecha, pero le deje espacio y entro. Yo quería volver a dormirme, pero no me dejo. Una vez en la cama, me echo un brazo por debajo de la cabeza y empezó a hablarme.>>

<<La muy cochina me decía lo típico de que era mi hermana mayor y sentía una responsabilidad hacía mi. Decía que me había convertido en una mujer. Debía tener cuidado con mis amigos porque lo que buscaban era meterme mano. Debía esperar y tener cuidado cuando decidiera follar con alguno. Luego me dijo que era natural de las chicas controlarse: "Debemos pararle los pies a los chicos, pero existen algunos trucos" Ella se refería a la masturbación.>>

<<Ambas llevábamos nuestros camisones. Pero ella no llevaba nada más. "Es mi obligación enseñarselo a mi hermanita". En aquella época, hace un año, yo no sabía nada, ni de educación sexual ni de masturbación. Bueno, sabía algunas cosas, pero pocas. Que podía quedarme embarazada, que la regla bajaba cada mes, había jugado un poco a los médicos con un chico… cosas así, no pensaba mucho en eso. Ella extendió su mano y la introdujo debajo de mi camisón. "Deberás hacer así.¿Te gusta?" M

e había puesto la mano sobre las bragas. Yo no sabía que hacer, permanecí inmóvil y callada. "Vamos a jugar. Dejamos bajarte esto, yo no las llevo." Yo estaba atónita. Bueno, ella me bajó un poco las bragas y me metió mano. Le encanto encontrar mi coño poblado de vello y empezó a masagearme. Había introducido unos dedos en la rajita y los movía rítmicamente. Aquello me gustaba, pero… me daba miedo, me agradaba, no había que hacer. Yo nunca antes me había masturbado.>>

<<Estuvimos así varios minutos, por primera vez me estaba excitando sexualmente y me maravillaba de este nuevo mundo que me abrió ante mí. "Eres preciosa. Ahora sigue mi mano" Con su mano libre me cogió una mano y la puso sobre mi pecho."¿Nunca te has acariciado aquí?" Me pasaba la mano por los pechos haciendo que los cogiera, pero sin mucha fortuna. "Sigueme" Y puso mi mano sobre su coño. Lo apretó un poco contra él, deseosa de que empezara. "Acariciame" Empezó a mover mi mano y luego seguí, intentado adivinar lo que quería."Muy bien, continua" Dejo mi mano y acaricio mi pecho. Yo continúe masturbandola, lo que ella me hacía empezaba a gustarme de veras. Y ahora… me cogía los pechos. Pronto acerco su boca, "Dejame besarte", me dijo y me beso. Bueno, aquello si que me dejo sorprendida. Mi hermana besandome en la boca, e incluso introdujo su lengua. Yo ya me había dado algunos besos con los chicos, pero fueron cortos, y aquel fue muy largo.>>

<<Así fue mi primera experiencia sexual. Yo estaba atónita, mis pechos se había endurecido, mi boca contenía su lengua húmeda y calida y por último sentía cierta humedad en el sexo de mi hermana, como si se estuviese meando lentamente. Vi que yo también estaba húmeda y acerté con que era una más de las cosas que pasan con el sexo. Mi hermana aumento el ritmo de sus caricias y yo empece a mover mi cuerpo a su ritmo, no podía mantenerlo quieto. Pronto disfrute de mi primer orgasmo. Fue una sensación tan fuerte que durante unos instantes me quede pensando que ella aquello. Mi hermana también llegó al orgasmo cuando yo todavía estaba saboreando el mío. Mi mano salió completamente mojada. De pronto me sentí muy contenta, ella también y nos besamos un buen rato. Esta vez también yo metí mi lengua en su boca. Luego permanecimos abrazadas, mi corazón se tranquilizo."Debo irme, pero si quieres me quedo más tiempo contigo" "Estoy bien", le respondí por primera vez. Se levanto de mi cama, pero antes de irse se agacho sobre mí y me dio un pequeño beso. "Dulces sueños hermanita" Y también aprovecho para pasarme su mano por mi vello púbico en señal de despedida.>>

<<Aquella noche no pude volver a dormir. Ella tampoco, tenía miedo de que yo me chivase y la metiera en un lío. Yo permanecí toda la noche recordando la experiencia. Con mi primera menstruación me había convertido en mujer, pero aquella noche fue la de mi primera experiencia sexual. Me pase la noche pasandome la mano por los pechos y el coño. Lo tenía húmedo y lo acaricie, aunque no conseguí gran cosa. Pensé en como vería por la mañana a mi hermana, en lo que vendría después, en lo que le diría a mis amigas del colegio,… Recuerdo que pensé en una compañera de clase, eramos amigas, no intimas, pero si me iba algunas tardes a su casa. Ella estaba muy desarrollada, tenía unos grandes pechos… Quería iniciarla como mi hermana había hecho conmigo. Pero por la mañana fue distinto, supe que jamas lo haría.>>

<<En el desayuno me saludo como siempre, aunque sabía que estaba muy preocupada por lo que pudiera decirle a nuestros padres. Fui al colegio y me pase toda la mañana pensando en lo que haría cuando me encontrara con mi hermana. Por la tarde no fui a casa de ninguna amiga, la esperaba de cuando viniera de la natación. Ella llegó y espere a que mis padres salieran y se quedara la casa más tranquila. Luego fui a su cuarto y me la encontré estudiando. Me acerque y antes de decirle nada le puse la mano en la entrepierna. A través del vaquero ella lo sintió y dio un pequeño respingo.>>

-¡Ten cuidado! Esto debe ser nuestro secreto.

-Estamos solas. Podríamos hacerlo ahora en el cuarto de papa y mama si quisi&eacute

;ramos.

-¡No! Es mejor por la noche. Me castigaran si se enteran.

-¿Entonces vendrás esta noche a mi cuarto?

<<Ahí era donde yo quería llegar. Deseaba repetirlo y que ella me lo confirmara en cuanto antes. Ella asintió.>>

-Sí, siempre que quieras mientras no tengamos la regla.

<<Después empezó a preguntarme que era lo que más me había gustado. Le dije que todo, pero que tanto beso no me gustaba. Ella respondió que ya lo sabría para la próxima vez. Luego me hablo de que era normal que una hermana mayor enseñara esas cosas a la menor. Juegos de Hermanas, lo llamo. Y nos despedimos.>>

<<Por la noche yo estaba muy nerviosa, no podía dormir. Tenía ganas de ir yo a la cama de mi hermana y por supuesto no llevaba ni camisón ni bragas ni sostén, nada. Pero pensaba que mi hermana vendría más tarde, cuando fuera seguro que nuestros padres dormía. Y así fue, muy tarde sentí abrirse la puerta de mi habitación y ella entró. Estaba descalza para no hacer ruido y solo llevaba su camisón. "Desnudate", le dije. Ella se quitó el camisón y vi su estupenda silueta dibujada en la penumbra. Sentí envidia de ese cuerpo tan magnifico. Mientras yo apenas empezaba a ser una mujer ella estaba completamente desarrollada y con un cuerpo muy atractivo. Bueno, abrí las sabanas para que ella pudiera entrar y viera mi desnudez. Cuando me vio que estaba desnuda sonrió. Nada más meterse en la cama me abrazo y empezó a besarme. Fueron besos cortos. Bajo por el cuello hasta mis pechos y empezó a besarmelos también mientras me los acariciaba. Aquello era nuevo y pronto empezó a gustarme. Yo no sabía que hacer, solo le acariciaba la espalda. Después subió y me beso en la boca. Su mano llegó a mi pubis y yo hice lo mismo. Empezamos a masturbarnos.>>

<<Era maravilloso, me hacia sentirme mayor. Y por supuesto tenía mis orgasmos. Pronto empece a besarla en la boca y en los pechos, pero tampoco pasábamos de ahí. Ella también me enseñó a "hacerme dedos", pero eso fue otra historia. Bueno, aquella noche ella se fue y yo pude conciliar el sueño. Al día siguiente me dijo que no podría venir, que estaba muy cansada de no dormir por las noches. Y yo lo acepte, pero es mientras duro aquello venía poco a mi cuarto, la mitad de los días. Creo que era porque tenía miedo de que nos pillaran o pensaba que estaba haciendo algo malo. Bueno, a las tres semanas empezó a salir con un chico y me dijo que lo dejaba. Ya me había enseñado muchas cosas, pero que ahora debía salir con un chico y dejar nuestras correrías nocturnas. Dijo que me masturbara por mi cuenta siempre que tuviera ganas. Yo, desde luego, hice eso, pero no me gustaba la forma en que habíamos cortado, por decirlo de alguna manera.>>

<<Mi hermana dejó mi chochito tranquilo durante dos meses. Esta vez yo la llame, tenía un grave problema. Me habían invitado para una fiesta en casa de unos amigos y seguramente nos bañaríamos en la piscina. Yo debía estar a punto de tener la regla y no sabía muy bien que hacer. Se lo pregunte una tarde que estábamos solas en casa y vi como le brillaban los ojos. "¿Tienes ya la regla?", le respondí que no. "Necesitas un tampón", me dijo. Estaba muy contenta, me llevo a su cuarto y saco una cajita de tampones.

<<Lo primero que me dijo es que necesitaba relajarme y sobre todo, no tener tensos los músculos de la vagina, me iba a enseñar como se ponían. Yo aquel día llevaba pantalones vaqueros, me dijo que me los bajara, pero antes de que pudiera hacer nada ella me los empezó a desabrochar. Había pensado que quizás mi hermana aprovechara para volver a meterme mano, pero después de esto ya estaba segura. Me quito los zapatos y los pantalones. "Ahora las braguitas" y también me bajo las bragas. Yo me dejaba hacer, en estas correrías siempre ella se volcaba en darme placer e intuía que iba a enseñarme algo nuevo.>>

<<Estaba nerviosa, tenía el corazón acelerado, y veía que ella aun más, le temblaban la voz y las manos. Me sentó en la cama y se agacho ante mí. Abrió la caja y me mostró un aplicador, me explico un poco lo que era, que debía fijar bien el tampón dentro de mi cuerpo. Le introdujo el tampón. Ella tenía los ojos en mi vagina, la

vista la estaba excitando mucho. Me dijo que debía abrir un poco más las piernas y cogiendome de las rodillas las separo. Luego, que debía inclinarme un poco hacia delante. Con el aplicador en una mano acerco ambas a mi coño. En el último momento se paro. "Como eres virgen y es la primera vez puede que le cueste entrar. Lo mejor es relajar la zona. Si te acaricio un poco no le costara entrar." Eso era lo que estaba esperando, dejo caer el aplicador y se llevo las manos a la boca mojandolas con su saliva. Empezó acariciandome toda la zona con sus dulces manos, luego paso a mi rajita. Me separaba los labios e introducía dos dedos en medio. Arriba y abajo. Luego con esos dedos empezó a trazar círculos alrededor de la entrada de mi vagina. Yo me sentía húmeda, como deseosa de orinar. El placer era muy suave y dulce. Notaba como el pequeño agujero de mi vagina se ampliaba y se acercaba el momento culminante. "Si vamos a introducir un tampón en tu vagina es mejor meterle algo para que se adapte, como un dedo"."Sí, sí", respondí, mis deseos iban a realizarse. Mi hermana paro un momento el movimiento de sus dedos, después sentí como uno de sus dedos invadía mi cuerpo. Fue una sensación nueva y extraña. Mi cuerpo apenas lo dejo pasar, pero mi hermana lo saco y volvió a penetrarme. Lo note más fuerte dentro de mi. Y mi hermana comenzó a retirarlo y penetrarme, mi nuevo placer electrificaba mi cuerpo. Poco a poco aprendí a dejarme llegar por él y mi placer aumento. Fueron minutos de gloría, deseando complacer a mi hermana la llame, "Mayra", cuando ella miró hacía arriba yo baje mi boca y la bese. Fue unos de esos besos largos, húmedos y profundos que tanto le gustaban. Nuestras lenguas se encontraron en su boca y en la mía. A ella le encanto y a mi mucho más, pues conforme seguía el beso aceleraba su dedo. Comencé a gemir, no podía impedirlo ante la avalancha de placer que recibía. Y sentí un nuevo orgasmo más fuerte, intenso y profundo que ningún otro. Durante unos momentos fui incapaz de pensar. Mi hermana cesó sus movimientos y cuando baje los ojos la descubrí chupando el dedo con el que me había penetrado. Ella me descubrió, yo debía de mirarla como una loca por hacer esa guarrería. Ella sonrió, "Esta muy sabroso, ¿Quieres probarlo?" y me lo ofreció. Yo, que aún conservaba su saliva en la boca, me negué. En aquellos momentos yo era bastante inexperta, de ser hoy lo hubiera chupado. Debes de conocer el sabor de las chicas, ¿no?>>

A pesar de que no quería interrumpirla aquella pregunta directa debía responderla. Durante todo el tiempo que había permanecido atento a su relato, que en aquellos momentos se me antojaba falso, aunque deseaba que fuera cierto, la idea de volver con Mayra se había apoderado de mí. Recordaba nuestra etapa juntos y pensaba que debía de haberle dado más tiempo.

Por otra parte, entre la historia que me estaba contando Natalia, el hecho de que la tenía desnuda encima de mí, que le estaba acariciando el sexo,… estaba muy cerca de volver a estar preparado para follarmela de nuevo.

Así que conteste lo antes posible:

-Sí, muy salado y caliente.¿Conoces el sabor de los chicos? – La verdad es que me pareció una manera un poco tonta de referirse al semen.

-No, ¿tu sí?

-Antes de que te vayas podrás probarlo. Y si, lo conozco. Es calido y no tiene ningún sabor, quizás solo un poco salado.

-¿Y como lo probaste?

Me había pillado, pero no de siempre he tenido una gran inventiva. Fabrique una buena contestación en un segundo.

-Hace algún tiempo una chica me hizo una mamada, creo que por lo menos conocerás la palabra. Tenía una buena cantidad de semen los labios y en la boca y nos besamos.

Perfecto, mis puntos habían subido. Natalia rió un poco.

-Y ahora tu, dime que paso al final con tu tampón, tu hermana y la fiesta en la piscina.

<<Después de decirle que no, mi hermana no volvió a chuparlo. Dijo que haría debía de estar preparada y cogió de nuevo el aplicador. Con una mano separo mis labios, ya no había placer en sus maniobras, y con la otra fue introduciendo lentamente el aplicador en mi coño. Yo lo miraba entrar y desaparecer dentro de mí y me daba un poco de miedo. Dejo el tampón dentro y saco el aplicador. Me dijo que ya estaba, que así po

día bañarme sin peligro. Entonces más o menos me lo confeso, me dijo que había sido mala idea ponerme el tampón sin tener todavía la regla. Para sacarlo debía de esperar que se hubiera humedecido y todo eso. También me dijo que tampoco pasaría nada, sobre todo porque ella me había humedecido. Yo comprendí después que lo que había querido era meterme mano y antes de que tuviera la regla. Bueno, también me dijo como debía de quitarmelo unas horas después.>>

<<Le debí decir algo como de que creía que meterse eso iba a ser más divertido. Ella me mostró el aplicador y me dijo que eso no era un consolador. Reímos y ella me dijo que me iba a enseñar algo. Luego dudo, pero yo insistí y me llevo a su cuarto. Allí saco una revista que tenía escondida en me la enseño, era un catalogo de productos eróticos. Tenía videos porno, camisones, bikinis, consoladores, ropa de cuero, comics porno,… de todo. Ella me dejó ojear la revista mientras me contaba como había sido. Un día había ido con un grupo de amigas a una visita al ginecólogo de una de ellas.

Después habían salido un poco locas y al pasar por una Sex-Shop una había dicho que entraran. Lo discutieron y acabaron entrando todas. Todas tenían ganas de entrar en un lugar así, pero ya sabes. Recorrieron toda la tienda y vieron de todo. Al final algunas cogieron esos catálogos y este era uno de ellos. Mi hermana cogió la revista y me enseño una pagina de consoladores. Me dijo que tenía ganas de volver y comprar uno. Supongo que la mire de forma rara, me parecía increíble que mi hermana hiciera algo así.>>

<<Unas horas después calcule que debía quitarmelo. Llame a mi hermana pero decía que estaba estudiando y no podía. A regañadientes logre que me acompañara al servicio. Esta vez no hizo nada, se quedo mirando. Tire del hilo y el maldito se resistía, pero al final logre sacarlo. Estaba un poco ennegrecido y húmedo, aquel fue mi primer tampón, aún lo guardo en una cajita. Antes de que mi hermana se fuera la invite a que esa noche se pasara por mi cuarto, pero me dijo que tenía mucho que estudiar y no podía. Nunca nos hemos acostado de nuevo ni nada más.>>

<<En la fiesta de la piscina me puse un tampón y no paso nada. Se me olvido y pase horas en el agua. También es que el día antes me había puesto otros dos. Fue muy divertida. Pero a finales del verano una amiga no se lo puso bien y ya te lo puedes imaginar. Se movió mucho y de pronto en el agua surgió una mancha roja y todos nos pusimos a mirarla. Salio corriendo de la piscina, dejando un surco rojo a su paso, y lo paso fatal. Había muchos chicos que la miraron. Incluso hicieron fotos de su sangre en la piscina los cabrones.>>

<<Bueno, mi hermana no me ha vuelto a decir nada, ni meterme mano de alguna forma. Corto con aquel chico y creo que ya tenía su consolador. Siempre lo ha negado, pero yo lo he visto algunas veces. Es bastante grande, totalmente dorado con el culo de platico negro. Yo no sé lo que hará con él, pues es mucho más grande que una polla. Debe estar loca si se mete eso.>>

<<Pero lo que me cabrea es que incluso mientras estaba contigo lo usaba. Yo le preguntaba si hacíais algo y siempre me decía que no, que era pronto, sin embargo, a veces la escuchaba como si te estuviera llamando mientras se lo metía. Ahora lo sigue usando, en esta temporada de exámenes incluso más de una vez al día. A mi no me gusta eso, por eso nunca lo he buscado. Un hombre es mucho mejor.>>

-Tú eres el mejor. – Me dijo. Podría leer sus pensamientos, deseaba volver a follar. Y yo, aquel trozo de su vida que me había contado, la sexualidad incierta de su hermana, mi ex- novia, su virginidad y sus artes amatorias con los consoladores… Todo aquello me excitaba, estaba tan caliente que hubiera podido follarme a medio ejercito ruso de mujeres. Mi pene reclamaba entrar otra vez en las carnes de Natalia, Mayra.

También me había cansado de permanecer tanto tiempo en aquella posición, soportando su peso. La hora de la segunda vuelta había comenzado, había que volver a activarse.

-Y tú eres la mejor chica. – Le dije lo primero de todo, luego la bese y la levante para besarle sus pechos. Ella pensó que iba a volver a penetrarla, pero todavía no. La hice levantarse y saque de un cajón la cinta de la graba

ción pirata. La puse en la minicadena y esperamos a que empezara. Primero unos leves jadeos de fondo y mi voz presentando la producción. Luego entró otro ritmo de jadeos y las voces de mi amante. Natalia estaba sorprendida.

-¿Qué es eso?

-Cogí todo lo que había grabado e hice una especie de Mix con el ordenador de todo lo mejor. Es esta primera canción, o como lo quieras llamar. Después viene todo lo que se grabo, como nos desnudamos, como nos acariciamos y como follamos.

Ella Rió.

-¿No habrás grabado lo nuestro?

-¿Por qué?¿Te importaría?

-No sé, me gusta llamar la atención. Cuando estoy en la playa me gusta que los chicos me miren.

Yo recordé lo que le había dicho antes.

-Te dije que te iba a enseñar esto. Pero es un secreto.

-¿Qué es?

Saque mi archivador. Allí tenía fotos que provocarían grandes peleas en familias, era un pequeño tesoro cuidadosamente archivado por chicas y fechas. Le enseñe las primeras.

-Las fotos. Te gusta. Es mi pequeño álbum de chicas con las que he estado, la mayoría amantes. También esta tu hermana, pero de ella no logre ninguna desnuda.¿Te gusta ver fotos de chicas?

Estaba viendo las fotos de una chica con la que estuve solamente un fin de semana, Alicia. Fue en la costa, el viernes nos conocimos y nos besamos, y el sábado quedamos en mi apartamento e hicimos el amor y pude tomas estas fotos.

-¿Te la tiraste?

-Sí, – Yo estaba pegado a ella, por mi pene erecto y con unas ganas locas de follar. Deseaba ponerme a su espala y penetrarla mientras la besaba y la acariciaba. Las fotos me recordaban los viejos tiempos y lo que prometía el futuro. Y de fondo tenía la grabación, aquel era yo follando a una chica que se abría a mí y yo la pagaba traicionandola, aquella cinta había circulado mucho entre mis amigos. – pero incluso después ella no quería que la fotografiara desnuda. – En la foto ella me miraba desde la cama dejando que su esmerada silueta se dibujara debajo de la sabana.- Poco a poco logre que destapara más, – en la siguiente ella seguía se ceñía la sabana, en la siguiente se destapo un pecho, luego bajo la sabana hasta su cintura dejando a la vista sus pechos. En la siguiente estaba de pie, con la sabana reliada a la cintura como si fuera una toalla. En otra ponía un pie sobre la cama, mostrando uno de sus poderosos muslos. En las últimas ella había dejado la sabana, pero a cambio de uno de mis bóxer. Vestida solo con ellos posó en varías posturas ante mí, con una actitud de chica mala. – pero no pude tomarle ninguna de cuerpo entero.

-Pues menos el coño se lo cogiste todo.

-Sí, se quedo con mi bóxer.

-Hey, era bonito. ¿Tú eres el chico de calzoncillos bonitos? – Me devolvía la broma, yo solo pude reírme.

Estuvimos viendo esas fotos unos minutos. A ella le encantaba. Me hacía preguntas muy picantes sobre las fotos y yo procuraba contentarselas con la cabeza fría. En mi pequeña colección de unas 100 fotos hay un poco de todo, desde chicas a las que conseguí toda una sesión fotográfica de desnudos, a chicas que no quisieron pasar de las bragas y otras de las que solo tengo fotos vestidas.

Con mucho detenimiento miramos las fotos de su hermana. Naturalmente había un buen número de ellas producto de nuestros cuatro meses de estar juntos. Ella buscó aquella en la que apareciera desnuda, pero no la había. Había algunas en mi cuarto, preciosa con un pantalón vaquero recortado y una blusa roja. Otras de un día que nos fuimos con unos amigos al campo. Nos bañamos en un pantano y ella aparecía con su precioso bañador blanco con franjas violetas y rosas que estilizaban su figura. Sus piernas aparecían larguísimas y fuertes y todas sus curvas deliciosamente dibujadas. Y otras en la playa, con un ligero bikini rojo como si fuera terciopelo. Lamentablemente nunca conseguí una pose de al menos su pecho. No tenía ninguna fotografía provocativa o erótica. Sin embargo, Natalia se fijo en una foto de aquel día en el pantano. Tenía algo especial que le entusiasmaba y como ella había sido su amante me la pidió. Sabedor de que al parecer ella tenía más derecho que yo a la foto se la dí.

Las demás fotografías no despertaron tanto su atención. Eran solo chicas desconocidas, aunque les gusto

verlas. Ella estaba excitadísima, cuando no pudiendo más, baje mi mano para acariciarle su sexo, este estaba incluso más húmedo que después de aquella primera vez. Y mi pene estaba totalmente erecto, así que nos miramos preguntandonos que hacía falta para empezar. Un segundo después nos lanzamos los dos y empezamos con un beso salvaje. Ella me rodeó con sus brazos y yo también. Recorrí con mis brazos su espalda hasta sus nalgas, que acaricie y apreté contra mí, porque contra su vientre se apretaba mi excitadísimo pene.

Pero recordé que deseaba tener un recuerdo, aquellos momentos, con ella excitadísima y lanzada, era los mejores para obtener las mejores fotos de mi álbum. Dude que hacer, si seguir o si dejarlo para un rato después, pero la idea de pasmar su cuerpo desnudo sobre papel me sedujo y pare.

-¿Te gustan las fotos? Te voy a tomar algunas. – Mierda, ella dudaba.- Venga, te encantan las fotos, he visto como deseabas ser tú la dibujada en el papel.

-Pero no puede ser. Tarde o temprano se las enseñaras a alguien.

Había que utilizar mi mejor persuasión, por lo menos en ese tema tenía cierta práctica.

-Escucha, esas fotos serán nuestro secreto. Mañana u otro día podemos verlas juntos y excitarnos antes de hacer el amor.- Como pensaba ella estaba deseando oirme decir que nos encontraríamos otro día para volver a amarnos. Se lo pensaba. – Te las puedo dar para que las guardes tu. – Sabía que pronto las recuperaría y podría hacerles unas copias.

-Muy bien, de acuerdo. Pero si tu quieres tomar fotos de mi coñito me tendrás que dejar hacerte unas fotos.

Aquello no me gustaba, no es que me disgustara ser fotografiado, es que podría enseñarle las fotos a su hermana y cortarme el rollo con ella definitivamente ahora que era cuando yo más quería volver con ella.

-Yo soy un profesional, – y tuve que añadir.- pero vale. Y nada de enseñarselas a tu hermana.

-¿Mi hermana?¿Quieres volver con ella?

Pensé que era la hora de ser sincero.

-Natali, tu me gustas mucho, pero desde hace mucho tiempo amo a Cristina.

-No me mientas, sé que acabaste hasta los cojones de mi hermana, si quieres volver con ella es porque lo que te he contado te ha puesto al rojo.

Cuanta razón tenía. Continuamos hablando y por fin descubrí que era lo que quería. Yo a ella le gustaba mucho, pero también tenía una pandilla y le gustaba uno. Quería compartirnos a los dos, lo cual me parecía perfecto. Yo la llamaría para hacer el amor algunos días, mientras ella salía con su grupo de amigos y se divertía como otra chica de su edad. También tuve que prometerle un viaje a la playa y otro a la montaña, más que nada para follar.

La situación era muy divertida. Yo me la cepillaría cada dos por tres mientras intentaba volver con su hermana. Después de eso quería enseñarle a esta lo que era un hombre y, era mi sueño, hacer un trío con estas dos mujeres. Ella estaría esporádicamente conmigo y oficialmente con ese amigo, ante el que no pensaba "abrirse de piernas" hasta pasado por lo menos tres o cuatro meses. No quería que pensara que era una chica fácil y porque también me tenía a mí para satisfacer sus deseos.

Aclarado todo, por fin y con unos resultados magníficos, nos preguntamos que hacer. El ambiente se había templado y había que volver a subirlo.

-Vamos a hacer unas fotos.

Cogí mi Polaroid y subí el volumen de mi minicadena. Los gemidos de mi ex-amante inundaron la habitación. La coloque de pie y retrocedí unos metros.

-Sonríe.

Primero un primer plano a la cara, luego otro hasta el busto y uno de cuerpo entero. Cogí una de las fotos y se la enseñe.

-Están saliendo muy bien. Echate sobre la cama de cara.

Esta foto captó su espalda y su magnifico trasero.

-Coge la almohada y colocaba debajo. Así, así. Masturbate con ella, baja y sube sobre ella. Alegra esa cara, muestrame lo que te gusta.

Que buena foto, una chica recurriendo a su almohada como consolador.

-Echate sobre un lado y cubrete el pecho con una mano. Muy bien, ahora descubrete. – Era como una gatita obedeciendo todas mis ordenes. – Tumbate de espaldas, estira y separa las piernas. Ahora flexionalas. Así, separalas más y acariciate el pecho. Ahora baja una mano e separa tus labios.

- Aquellos primeros planos de su oscura y poblada vagina me recordaron que debía depilarla. Máxime si iba a ser mi amante mas o menos habitual. Mientras, ¿obedecería todas mis ordenes? – Ahora introduce un dedo. Ahora dos, entran mejor que antes, ¿ehh? – Seguía mis ordenes como una fiel gatita. Aquellas fotos se convirtieron en mis joyas de la corona. – Voy a recorrer tu cuerpo. Sigue la música. – Me subí sobre la cama y a cuatro patas Recorrí su cuerpo. Cuando me vio totalmente sobre ella rompió a reír, aquella fue la última foto, congelando su risa cargada de inocencia.

Pensaba que iba a penetrarla, pero no lo hice. Pase unas veces mi pene por sus senos y después cogí y olí mi almohada. Allí donde su olor era más intenso. Con aquella fragancia embriagandome espere a que terminara de reírse.

-Huele por aquí, huele a ti.

Natali volvió a seguirme y cogió la almohada, cuando descubrió su perfume intimo volvió a reír.

-Pues me duche antes de que llegaras. Por eso mi hermana estaba en la ducha. Nada más llamar tu me encerré en el cuarto de baño y mi hermana tuvo que esperar. Quería encontrarte a solas.

-No ha servido, eres la chica más húmeda que he conocido.

-Eso te excita.

-Claro, no hay otra cosa igual. Indica que… siempre quieres hacerlo.

-Sí, tenía muchas ganas. Volvamos a hacerlo, quiero sentir tu dura polla en mi coñito.

-Espera, primero debo afeitarte. El próximo día hurtare de miel tu coño y te lo comeré todo. Esperate, voy a por unas cosas. – Me levante de la cama. Atrás quedaba la cámara fotográfica y mi promesa de permitir que ella me fotografiara. Debía intentar que no lo recordara.

-Voy contigo, -Me siguió.- desde que empezamos cada vez que me tocas el coño sintió que me voy a orinar. Dime cual es el cuarto de baño.

También me cogió la mano. Ibamos por el pasillo los dos desnudos, bonito retrato, yo con mi pene erecto y ella con su poblado pubis al aire. Debíamos parecer dos amantes que van por el mundo como si no hubiera nadie más.

-Este es el cuarto de baño. – Ella entró e inmediatamente se sentó en la taza. Yo desde la puerta observe sus movimientos. Tengo un poco de voager.

Ella inmediatamente me miró pero se calló. Su primer impulso había sido decirme que no mirara, pero sabiamente no había abierto la boca. A muchas chicas no les gusta que las miren en el servicio o en la ducha incluso después de haberse acostado varias veces con uno. Pues Natalia, pasado ese primer impulso, había pasado a mirarme el pene. Tenía un descaro total.

Yo entre en la habitación para coger las cosas que iba a necesitar, una maquinilla, un bote de espuma y una toalla. Natalia había descubierto que sus ganas de orinar no eran tantas y que le constaba que la operación empezase. Pensé en interrumpir sus esfuerzos.

-Natali, ¿nunca has hecho una mamada?

Me coloque delante de ella y cogí mi pene. Ella había levantado la cabeza y cuando la volvió a bajar se encontró con mi miembro muy cerca.

-No. – Estaba nerviosa, nunca había intentado nada de ese tipo.

-Cogerme tú el pene.

El ambiente se cargo con cierto aire de solemnidad. Veía a través de su piel desnuda como se le aceleraba el corazón al levantar sus brazos y coger mi miembro. Lo solté cogiendola por la cabeza y los hombros.

-Ahora quiero que me masturbes, mueve tus manos arriba y abajo. ¿Se lo habrás hecho ya a algún chico?

Ella respondió un débil "Sí". Completamente absorta en el trabajo que le había encomendado. Movía sus manos lentamente sobre mi pene, llenandolo de calor. Aquellas finas manos eran realmente encantadoras, casi olvido lo que iba buscando.

-Natali, ahora quiero que me beses el glande. Saca la lengua y humedece tus labios. – Alzo su cabeza y me miro mientras pasaba repetidamente su lengua por sus labios. – Suavemente.- Bajo su cabeza y poso sus labios sobre la punta de mi pene. Y repetidamente me beso.

-¿Te gusta?

-Mucho, saca la lengua y recorre la punta con ella. – Si sentir sus labios estuvo bien con su húmeda lengua recorriendo mi glande alcance la gloria, incluso tuve unos espasmos de placer. Ahora no tuve que indicarle nada más. Había visto tantas películas porno y algunas amigas le habían contado como ellas les comían el pene a sus

novios que Natalia sabía perfectamente como continuar. Abrió su pequeña boquita e introdujo mi pene en ella. Inmediatamente empezó a moverlo y lamerlo con su lengua. Como describir el placer que me diste, querida Natali. Mis piernas me sostenían sin fuerza y yo deseaba correrme para que la dulce tortura terminara.

No era mi primera felación, pero si fue muy intensa. Era increíble la sabiduría que tenía mi chica a sus quince años.

Me cogió los testículos unos momentos, luego su mano desapareció. Descubrí que se la había llevado a su sexo y que se masturbaba con ella. Desee poder llegar hasta su sexo y acariciarlo e introducirme por él hasta llenarlo. Como no podía metí mis dedos entre sus pelos e intente devolverle el placer que me estaba dando.

Cuando ella separó su boca y saco su lengua para acariciarme la punta vi restos de semen y liquido preseminal en sus labios. Me encantaba la estampa, su cara juvenil y mis fluidos. Natalia recorrió entonces mi pene con su lengua. Varias veces. Me estaba tambaleando de placer. Si no hubiera sido porque hace apenas una hora había eyaculado no hubiera aguantado tanto. Volvió a comerme dentro de su boca y entonces, a pesar del placer, supe que debía parar.

-Levantate, ya es suficiente. – La cogí por las axilas y la levante. – Ahora debo afeitarte, pero luego podrás continuar.

Natalia no lo comprendió, pero me obedeció. Allí estábamos los dos pegados y no pude dejar de besarla. Ella, en unas horas, me estaba dando más placer que cualquier otra chica con la que he estado. Recibí mi propio semen de su boca y era tanto el picor de mi miembro me cogiendolo lo golpee contra sus muslos. Ella me contempló divertida y luego los dos miramos su pubis, poblado de vello negro y húmedo. Tenía cierto magnetismo que me forzaba a recordar a mi pene abriendo por primera vez sus carnes.

-Miralo por última vez, en mucho tiempo no lo volverás a verlo así. – Ella asintió. – Vamos a mojarlo un poco. – Y lo moje con agua del grifo, acariciandolo y sintiendo sus formas, aquello era delicioso. – Cogí una maquinilla preciosa, había sido un regalo de una tía y siempre la había estado reservando. También una toalla y un bote de espuma. – Alguna gente esparce la espuma con una brocha, pero yo prefiero hacerlo con los dedos. Te gustara. Vamos a mi cuarto.

En mi cuarto la tendí sobre la cama, ocupandola a todo lo largo. Fui al otro lado de la cama solo para besarla y decirle al oído, como si fuera un secreto: – Esto te va a gustar, pero disfrutaras más si conforme te toco te acaricias los pechos. – Ella lo agradeció, me beso y tomo con sus manos sus pechos. A pesar de estar tumbada de espaladas, se podía ver que tenían un buen volumen. Y es que utiliza dos tallas más que su hermana.

Le separe más las piernas y eche sobre una mano un buen pegote de espuma del bote. Iba a esparcirla cuando algo me paro, era su pequeño agujero anal. Algo me incitaba a descubrirlo y jure que pronto lo penetraría. Pero no ahora y proseguí lo que llevaba entre manos. Con la otra la recogí y le cubrí todo su pubis, cuidandome de darle el máximo placer. Ella se estaba contorneando, además de mis caricias ella misma se acariciaba los pechos y se pellizcaba los pezones.

-Ya esta. Dime, ¿ha sido como las caricias de tu hermana?

-No, ha sido muy dulce. Ahora noto toda esa espuma sobre mi coño.

-Ahora voy a afeitarte. ¿Fue tu hermana quien te enseñó a afeitarte para ponerte el bikini?

-No, – Empece la delicada operación. Coloque unos dedos sobre la parte superior de la vagina y tense su piel. Mi cuchilla bajo, hice una pasada sobre la parte superior, zona muy cargada de vello y muy lisa. Y el sonido, es siempre tan excitante. – fue una amiga la que me dijo que debía hacermelo si no quería que los chicos se rieran de mí. Pero con ella no tuve ningún tipo de relación lésbica. – Yo entonces apenas si había comenzado a depilar la parte superior de su pubis, la zona más fácil. Pero me estaba encantando poder ayudar de esa manera a mi nueva amante. Ademas del sonido del rasurado podía disfrutar con manejar con toda naturalidad sus partes más intimas, algo difícil de conseguir de las chicas. Además, yo seguía con mucha atención sus palabras, como siempre excitantes y perturbadoras.

-Mentira, tuvimos algo esta Nochevieja. Te lo contare. Habíamos estado todo mi grupo junto celebrando el A&

ntilde;o Nuevo hasta las tres de la mañana. A esa hora algunas chicas se tenían que ir y empezamos a dividirnos. Yo me quede con mi amiga y su novio. Este había invitado a otro chico de un pueblo a venir con nosotros y eramos cuatro, formando dos parejas.

<<Estamos en el reservado de un bar, tomando copas y ya un poco ciegos. Mi amiga y su novio ya se habían dado unos picos y mi pareja intentaba hacer lo mismo. Yo me resistía un poco, es lo normal. Entonces el se invento que para celebrar el paso del año debíamos besarnos de nuevo y en la boca. No recuerdo si alguien dijo algo, pero para fastidiarlo lo que hice fue besar a mi amiga. Fue breve e inocente, un roce de labios, pero a los chicos los excito muchísimo. Se pusieron a insistir para que nos diéramos uno de verdad delante de ellos. Mi amiga no se cortó nada y les pregunto que recibiríamos a cambio. Lo discutimos. Al final conseguimos que nos invitaran a bebida el resto de la noche por otro beso. Como estábamos todos de acuerdo me puse a horcajadas sobre mi amiga y la bese. Esta vez fue un beso de verdad que duro unos minutos. Yo no me acordaba de los besos de mi hermana, pero en un momento los recordé. Pero sabía que mi amiga con su novio para follar tenía de sobra. Me limite a disfrutar de cada instante y sin pensar mas cosas raras. Los chicos si se había llevado la mano a la entrepierna y se la refregaban contra los pantalones a la vez que nos gritaban. Mi pareja me contó luego que nunca se había excitado tanto. Yo tenía las manos quietas, pero mi amiga no, ella se lanzó y me cogió el culo, me lo recorrió todo con sus manos, pero al final sentí una mano cogerme el coño. No sé si fue mi amiga o su novio. Me apretó tanto que Empece a moverme a su ritmo hasta que me separe de mi amiga.>>

<<Aquello me cambio la noche, yo pensaba estar con mi amiga un rato más y luego irme a casa, pero ahora estaba muy caliente y o me iba rápidamente a mi casa y me hacia dedos como mi hermana o le daba carta blanca a mi pareja. Pensé en lo que haría mi hermana y decidí quedarme, además, el chico no estaba mal. Los chicos fueron a por más copas y entonces le pregunte a mi amiga quien me había puesto la mano en el coño. Ella se lo guardó y me preguntó si me había gustado. "Sí, estamos las dos locas". Ambas reímos. Mi amiga ya no era virgen y le pregunte si iban a hacerlo aquella noche. Me dijo que no, que en la casa donde lo hacían estaba el hermano del novio con su novia y no podían. "Pero mañana sí". Le pregunte que pensaba hacer. "Este es un buen lugar para liarse.">>

<<Llegaron los chicos, ellos también habían hablado y mi pareja iba a meterme mano. Tomamos las bebidas, pero apenas si las tocamos. Mi amiga se enrolló a besos con su novio y mi pareja me preguntaba que me parecían, que quería también liarse conmigo. Pero yo todavía tenía más ganas y cogiendo una aceituna de las que habían traído me la puse en la boca. Mi pareja se me pego y me la cogió con su boca. Después estuvimos un rato besandonos, pero mi chichi cada vez me picaba más. Se lo dije y le pregunte si podía acariciarme. Él estaba encantado y me desabrocho el pantalón metiendome la mano debajo de las bragas. Yo hice lo mismo, llegue hasta su polla, que estaba muy dura, y se la menee. Él era la primera vez que le metía el dedo a una chica y fue muy malo. Pero al menos tenía su mano en el coño y acabe corriendome. A él le costo más y cuando se corrió cogió su polla con sus manos para evitar que nos pringáramos completamente, pero de todas formas me lleno de su leche. Esa es la historia completa, nunca más he vuelto con ese chico y tampoco he vuelto a liarme con mi amiga.>>

Sumergido en la vida sexual de mi descarada compañera había afeitado todas sus partes intimas. Había repasado varias veces cada centímetro de piel, ganando tiempo, naturalmente. Con la toalla procuraba limpiar los restos de espuma y darle un poco de placer. Aquel bello pubis que durante años había estado cubierto por esa famosa mata de pelo se descubría de nuevo radiante y atrayente. Así se lo dijo y la anime a que ella también lo descubriera.

-Es increíble, no puedo recordar desde cuando no lo veo así. Parece como el coñito de una niña, que aún ni ha tenido la menstruación.

Yo deseaba follarmela en esos momentos, pero aun tenía

restos de espuma que no había podido quitar con la toalla y lo despuse. Cogí su mano y la levante para llevarla de nuevo a cuarto de baño. Y en el último segundo cogí la Polaroid.

Quería saber más de esa relación con su amiga.

-¿Entonces no te depilo esa amiga tuya?

-No, iba a dar una fiesta en su piscina y me invito. Luego me dijo que si iba a ir afeitada. Me puso al corriente de todo eso y me conto que debía afeitarme los laterales completamente. También que me debía poner una crema luego para que no se me irritara y que era bueno que me cortara con unas tijeras los pelos del coño para que no se notaran mucho con el bikini. Yo cogí la maquinilla que tenía para afeitarme las axilas y lo hice.

-Una cosa, después de las películas porno que debes haber visto, ¿nunca se te había ocurrido afeitarte?

-No, nunca. No todas las actrices porno están afeitadas.

-Pero a muchas di que las penetran por el ano.

-Ouhh, que manía te ha dado por mi culito. – Me critico. Yo no le respondí, pero Empece a buscar argumentos para convencerla. Lo que hice fue meterla en la bañera y coger el extremo de la ducha.

-Regula el agua, no hayas a decirme que te he quemado.

Ella comprendió mis propósitos y abrió los grifos. – Ya esta. -Dijo y poniendo un pie en alto en el borde de la bañera abrió completamente sus piernas. Su abultada vagina sobresalía aún más. Desnuda de todo resto de vello el agua que yo lanzaba recorría toda si piel, caía sobre la abertura de su vagina y mojada sus labios internos para perderse en la pila de la bañera. Ahora estos labios internos están perfectamente visibles, semiabiertos y atrayentes. Y yo había abierto esas carnes con mi miembro para hundirselo en el vientre, recordaba esos momentos de placer. Me di cuenta de que Natalia no prestaba la misma atención a su ducha. Como otras chicas se retorcía disfrutando del caudal de agua sobre su sexo y de las caricias de sus senos. Con los ojos fuertemente cerrados se regocijaba en su placer olvidandose de mí y dejando ver el valioso espectáculo.

Me encantan las chicas y una parte importante es verlas. Aquello era el sumo espectáculo que podían contemplar mis ojos, una chica con su sexo rasurado masturbandose ante el leve contacto con el agua que yo le proporcionaba. Tuve que soltar la cámara para poder coger mi pene y masturbarme.

Estuvimos los dos en esa situación como medio minuto. Ella, sin ninguna causa, debió pensar que no se lo quería hacer sola y paro mirandome. Al descubrirme en esa situación sonrío y me lanzo un beso. Ninguno habíamos alcanzado el orgasmo y ahora no importaba. Ambos deseábamos follar pero aquel todavía no era le momento. Le di el mango de la ducha y cogí la cámara para inmortalizar esos momentos.

Natalia volvió a comprenderme y separo las piernas aumentando el doble el tamaño de su rajita. Empece a tomar nuevas fotos mientras ella bajaba su mano libre y se acariciaba. Le gustaba el juego y se exhibió delante de la cámara. Se dio fuertes refregones, introdujo uno y dos dedos en su vagina, se separo los labios ante mí,… hacía todo eso por mí, pero no me terminaba de gustar. Hace unos momentos la había descubierto envuelta en sus instintos más íntimos, masturbandose mientras se duchaba como suelen hacer todas las chicas, pero ahora era artificial y artificioso, sacado no de sus deseos sino de lo que recordaba de sus películas porno. Por eso deje de tomarle fotos de su sexo y le tome otras, de cuerpo entero, del pecho hacia arriba y por último de su esplendido trasero. Tan apetitoso como dos frutas y totalmente perfectos. Se me había acabado el papel de la cámara, así que la deje y fui a coger el mango de la ducha.

-Se ha acabado el papel de las fotos, -Muy bien, con esto ella no podía tomarme fotos comprometidas. – ahora empieza el segundo Tour. – Solté el mango de la ducha para que corriera libremente en el fondo de la bañera. – Te metes los dedos muy bien, pero aun te falta algo. Antes me has preguntado algo, mi interés por tu culo. Debes saber que para las chicas la boca, la vagina y el culo son lo mismo. El pene que entra por la vagina puede entrar también por la boca o por atrás. Hoy me has hecho una felación y no te voy pedir más, pero debes aclimatar tu culo. Abre más las piernas y agachate. Ahora, como si te masturbaras, metete un dedo por el culo.

Indecisa me volvió a obedecer, pero aq

uello no le gustaba. Me agache para verlo, aquello me excitaba muchísimo. Natalia tenía las manos pequeñas y finas, selecciono su dedo índice y se lo llevo a su pequeña abertura. Con miedo y lentamente lo introdujo como un centímetro.

-No puedo. Me clavo las uñas por dentro. – Su pequeño dedo debía de entrar perfectamente, pero ella no estaba dispuesta a más. Ni que decir tiene que me había encantado aquella ligera penetración.

-Dejame a mí. Se me olvido, primero debes mojarlo un poco. – Elegí mi dedo corazón y lo pase por la entrada de su vagina, mojandolo con sus fluidos. Enseguida estuvo listo y pude situarlo bajo la estrecha entrada. La estaba viendo perfectamente, cerrado y virginal. Un punto negro enmedio de dos cuerpos blancos y fuertes. Allí abajo el olor de su sexo me embriagaba. Gotitas de agua tapizaban su piel y sus perfectas piernas eran dos columnas que guardaban su puerta. Así que saboree el instante e hice presión. Estaba tan bien lubrificado que entro perfectamente en su cuerpo. Natalia se agito y lanzo varios suspiros. Continué el avance y a medida que aumentaba la dificultad hacia más fuerza así que logre introducirle todo mi dedo en su cuerpo. Un dedo tiene más terminaciones nerviosas que un pene, así que estudie con mi dedo su temperatura y sus músculos internos.

-¿Cuánto me has metido? – Me pregunto agitada.

-Todo. – Le conteste con entusiasmo. – Tocate, vas a divertirte como nunca.

Enseguida bajo sus manos y comenzó a acariciarse su vagina. Yo contribuí desde detrás, desde dentro. Nunca había sentido tanto placer, se agitaba incluso perdiendo el equilibrio y gemía apresuradamente. Aquello me divertía, y también me excitaba, así que con mi mano libre agite un poco mi pene.

Natalia nunca olvidara aquello. Aprendió lo divertida que puede ser la penetración anal combinada con la vaginal. Antes de que me diera cuenta alcanzo el orgasmo y su cuerpo se paralizo. Sorprendido saque mi dedo y la cogí antes de que perdiera definitivamente el equilibrio. Durante unos instantes estuvo en un estado radiante de placer. Abrió los ojos y me beso. Luego se recostó en mi hombro disfrutando de sus últimos trozos de orgasmo.

-Ha sido el mejor orgasmo de mi vida. – Dijo cuando pudo volver a hablar.

-Tengo que limpiarme. – No era el momento más oportuno, pero era algo que me urgía cierta prisa. Cogí la flor de la ducha y me eche agua sobre mi dedo.

-Ven aquí. – Me dejo sitio en la ducha y me atrapo con sus brazos. Recapitule un instante. Todos los objetivos que me había marcado estaban cumplidos, fotos, penetración anal,… Y como se dice, después de los negocios, el placer.

Nos fundimos en un abrazo. Cogió la flor de la ducha de mi mano y se encargo de mojarnos. Nos besamos. Fueron besos profundos, le entregue mi lengua y después Natalia me penetro con la suya. Me gustaba su sabor, indefinido, pero cálido y húmedo. Compartimos nuestras bocas mientras con los brazos nos acariciábamos desde el pelo hasta las nalgas. Cogí las suyas entre mis manos y procure acapararlas en mis manos. Eran fuertes y frescas. También ella cogió las mías, pero ademas subió una pierna y me masageo toda la entrepierna. Con las caricias mi pene aumento de tamaño y empezó a demandarme que lo utilizara. Me picaba tanto que nos separamos y bajando una mano, le acaricie su tierna e impúber vulva. Natalia lo comprendió y me cogió el pene, acariciadomelo. Entonces le introduje un dedo en su vagina y jugué con él. Natalia se agitaba y más fuerte me masturbaba, hasta que tuvo que dejar de estar de pie. Entonces se arrodillo ante mí y me miro.

-Te agradezco lo que has hecho por mí.

Ante mi sorpresa inicio por su cuenta una de las mejores felaciones que he recibido. Con una mano me cogió mi erecto pene, con la otra los testículos. Bajo su boca hasta que se puso a la altura de mi glande y como maravilloso preludio descargó su aliento cálido y húmedo. Inmediatamente empezó. Con mi mano meneaba arriba y abajo mi miembro mientras su lengua recorría todo mi glande. Luego recorrió con su lengua mi miembro mientras me lanzaba miradas. Me convenció de que era una chica que aprendía rápido. Introdujo en su boca mi pene y me lo acariciaba mientras, por dentro su boca, seguía recorriendolo. El juego aumento en intensidad hasta que me hizo tambalearme de placer. Entonces, separo su boca y me dijo:

-¿Te

gusta?

-Mucho, sigue así. – A riesgo de caerme y pegarme un buen golpe, le permitir seguir. Ella también se divertía con el juego.

Arrecio en sus maniobras por complacerme y pronto sentí que iba a eyacular. Ella también lo sintió de algún modo, saco mi pene de su boca y empezó a golpearlo contra su cara. En instantes hondanadas de semen me catapultaron de placer. Sentí un orgasmo tan profundo que casi me caigo encima de ella. Mientras yo temblaba, ella seguía golpeandome.

-¡Vamos, vamos! – Me gritaba.

-Sí, sí. – Le respondí.

Aquello membró mis fuerzas. Ella subió después, majestuosamente y sacando un poco la lengua para incitarme. En el lado derecho de su cara tenía mi semen. Le cubría la mejilla, la oreja y el pelo. No era mucho, lo que combinado con su cara le daba un aspecto de chica atrevida muy excitante. Me encantaba la escena, quizás la foto ideal para terminar un álbum recordatorio de aquella tarde, pero me había quedado sin papel. Natalia elevo el brazo para limpiarse, pero la detuve. El semen brillaba sobre su piel y pequeñas gotas adornaban su pelo como si fuera un árbol de navidad.

-Eres preciosa

Pero no podía quedarme contemplandola, así que la cogí por sus axilas y la alce. La bese profundamente, pero ella no quiso hacerlo largo. Tenía en mente uno de sus juegos. Se separo mínimamente y pasandose dos dedos por la mejilla recogió una parte de mi semen. Lentamente me lo ofreció, yo no me moví y ella acercó sus dedos a su boca y los paso por todos sus labios y finalmente los limpio con su boca. Todo tan voluptuosamente que me indujo a que volviera a besar sus labios más húmedos que nunca. Había cumplido su objetivo y se entrego en uh largo beso.

Al poco me di cuenta de que mientras yo la acariciaba no encontraba sus manos. Ella se retorcía, descubrí que estaba preparando su vagina para un nuevo contacto con mi cuerpo. Había puesto una de sus piernas sobre el borde de la bañera abriendo al máximo su sexo. Frenéticamente se masajeaba a la vez que proseguía vuestro beso. Cuando supo que me había dado cuenta se aparto un poco de mí.

-Follame. Necesito que me folles.

Era lo que yo más deseaba en aquellos momentos. Después de haber probado su boca deseaba penetrarla. Su cuerpo me incitaba y repetía mi nombre. Pero, lo natural, las fuerzas flaqueaban. Con mi última eyaculación mi pene se había debilitado y ahora empezaba a perderse entre mi vello pubico. Era muy urgente actuar. Cogí mi pene en mi mano y lo agite para que se volviera a endurecer. Me acerque.

-Espera, quiero hacerlo bajo el agua. – Y se agacho para recoger la flor de la ducha. Una idea se cruzo en mi mente cuando la cabeza de mi pene se encontraba a centímetros de su entrada.

-¿Quieres hacerlo bajo la lluvia?

-Sería estupendo, ¿pero como lo hacemos?

-Sigueme. Tenemos una terraza que da a un patio interior. – Salimos del cuarto. Yo continuaba agitando mi miembro para no perder la erección. Abrí una puerta de cristal y entramos en la terraza. La lluvia seguía cayendo fuerte y en unos segundos nos calo completamente. Hacía frío y sobre el suelo aun debía de hacer más, pero yo nunca lo había hecho así y me anime a continuar.

-Vamos a hacerlo inmediatamente. Vamos a probar otra postura. – Me senté sobre el suelo y estire las piernas, levante los brazos para recibirla. – Vamos sientate. – Ella la conocía. Con mucho cuidado por el resbaladizo suelo, paso primero una pierna sobre mí, luego bajo y se sentó sobre mi entrepierna. – Muy bien, dejame que yo te la meta. – Se levanto unos centímetros y pude introducir mi pene en su cuerpo. El frío y la lluvia contrastaban enormemente con la calidez de su sexo. Aquel abrazo en el que nos fundimos era, poéticamente hablando, nuestra barrera contra el frío. Las gotas de lluvia resbalaban sobre nuestros cuerpos menos el pecho, el cual empezó a ser fuente de calor tan pronto como Natalia, como una experta, alzo su cuerpo y empezó a empalarse con mi pene.

-Te siento dentro de mí. – Exclamaba. – Es maravilloso. Viva el sexo.

-Viva. – Replique, porque era lo que de verdad sentía. Era increíble lo que me estaba pasando esas últimas horas y me puse a recordar todo lo que me había contado. Cristina, me excito de nuevo como lo había hecho antes y mi pene también se excito, creció.

-Eres maravilloso. – Dij

o Natalia entre los primeros gemidos. – Meteme el dedo por el culo. – Era una maravillosa idea. Así que baje un poco más una de mis manos que sostenían su trasero y tras encontrarlo penetre también aquella pequeña entrada. A pesar de que apenas pude entrarle dos centímetros ella lo sintió y se animo muchísimo. Acelero sus movimientos de manera que casi sacaba mi pene de su cuerpo en las subidas y entraba todo mi pene en su cuerpo, casi un poco dolorosamente, en las bajadas. Yo también acelere el provocador masaje de mi dedo y provoque unos movimientos más salvajes. De su virginal vagina solamente quedaba una boca que recibía perfectamente mi pene aún en aquella situación. Sus constantes gemidos mostraban también dolor pero era ella la que conducía aquella orgía. Mi dedo dentro de su cuerpo había conseguido entrar más profundamente y provocar más placer. Yo, casi completamente pasivo, resultaba agotado de aquellos ejercicios, pero ella había encontrado una fuente inagotable de fuerza. El frío y la lluvia nos congelaban las espaldas, pero nuestros pechos chorreaban de sudor. Nuestras energías desprendían grandes cantidades de sudor que dejaban su pecho tan calido como su sexo. También el olor de la lluvia se mezclaba con el del sudor y el del sexo. Aquello era el GRAN POLVO.

Yo no fui responsable de su terminación. Acababa de eyacular y si antes me parecía que sería imposible volver a estar a punto, ahora lo veía como una meta cercana. Me acercaba pues a mi tercer orgasmo, cuando Natalia gemía cada vez más fuerte. Aquella orgía iba a terminar. Sus gritos se hicieron más fuertes, llevaban tiempo estallando en mi cabeza como un grupo de rock. Y después sus movimientos se hicieron más débiles. Se abrazo a mí. Compartía con ella aquel dulce orgasmo a través de su piel. Después de nuestras salvajadas su cuerpo perdió consistencia y se detenía. La deje saborear su orgasmo.

Después, yo deseaba alcanza también el mío a cualquier precio y culminar una tarde flipante.

-Echate para atrás, ahora me toca a mí.

Plácidamente me obedeció y se recostó sobre el mojado suelo. Abrió su boca para saborear el agua mientras yo me colocaba encima de ella.

-Vamos a empezar el segundo tour. Agarrate Natali.

Suavemente empece a penetrarla. Le daba tiempo para que se recuperara de su orgasmo. Después empezaron embestidas más fuertes. Natalia volvió a abrir los ojos y a desafiarme para que la penetrara más fuerte. La seguía penetrando, mi ansiado orgasmo se mostraba distante y haciendo fuerzas de flaqueza continúe. Natalia comenzó a gemir de nuevo, más suavemente y me pedía que continuara follandola.

Con los minutos el calido ardor había desaparecido. Nuestros cuerpos estaban fríos por la lluvia y si bien ella disfrutaba yo continuaba casi igual. Creo que un instinto salvaje me hizo levantarme y levantarla y comenzar a penetrarla contra una pared. Mis embistes retomaron por unos instantes la fuerza perdida y sus gemidos aumentaron. Un sentimiento imperativo de terminar de una vez aquello reunió el resto de mis fuerzas y comencé a penetrarla tan salvajemente como ella lo había hecho antes. Ella lo sintió, pero no pudo hacer nada. Continúe sintiendo un sentimiento de impotencia por no poder llenarla de nuevo, a la vez que una maldita lluvia me calaba hasta los huesos. Luego decayeron mis fuerzas y solo quedo un leve rescoldo que siguió impulsando mis movimientos. Ella, más agotada que yo, tampoco podía más y mantenía un leve equilibrio contra la pared. Envuelta en su estado soñoliento esperaba que mis maniobras culminaran y saborear otros instantes de gloria. Largo tiempo estuve penetrandola, rondandome en la cabeza pensamientos sobre la inutilidad de aquello, pero el premio lo mereció. Sentí como las sensaciones desde mi miembro aumentaban y me entregue a ellas mientras continuaba penetrandola. Tan débil me encontraba que un profundo orgasmo me atravesó y durante unos instantes casi perdí la conciencia. Aquel orgasmo, después de haber llegado al límite de mis fuerzas fue insuperable. También mi querida Natali había experimentado una experiencia parecida. Cuando después de haber llenado su cuerpo caí sobre ella no pudo hacer nada y caímos sobre el suelo. Permanecimos inmóviles, saboreando el placer.

Después lleve mi vista hasta mi desfallecido pene. En unos instantes había perdid

o su consistencia y todo pequeño movimiento me resultaba doloroso.

Natalia también se recuperaba. La estaba apastando y rodé sobre el suelo para liberarla. Estábamos muy cansados para besarnos, acariciarnos o para cualquier cosa.

-Que polvo, me has dejado destrozada.

Que verdad, después descubrimos un hilito de sangre que salía de su vagina. Natalia lo llamo su segunda desvirgación y después, en mi cuarto hicimos bromas sobre eso.

-La primera vez fue suave, pero la segunda has sido un toro.

A pesar de que le dolía su sexo no lamento aquello. Eso si, pronto le dije que aquello no iba a ser tan fácil que se repitiera.

-La primera vez hiciste sangrar a una virgen, pero esta vez ha sido como me hubieras desvirgado una segunda vez.

La tuve que ayudar a llegar a mi cuarto y nos echamos sobre la cama. Sin secarnos ni nada. Sabiendo que la tarde había terminado y recobrando fuerzas para volver al mundo normal, a la vez que planeábamos nuestros próximos encuentros.

Pensaba que ella desearía follar inmediatamente y que quería que nos encontrásemos al día siguiente, pero no. Me dijo que al día siguiente quería ver a sus amigas para contarle la aventura y que se murieran de envidia. No pude evitar que se llevara la mayoría de las fotos para enseñarselas a sus amigas, pero al final conseguí recuperarlas.

Una se quedó en propiedad, la de Mayra en su bañador, como le prometí. Yo saque después una copia y asunto arreglado. Natalia la guarda en una cajita junto con fotos de chicos y le gusta verla. También le regale la maquinilla que había utilizado para afeitarla. Así ella podría recordarme cada vez que se "arreglara" y era un bonito regalo.

Sobre lo que aquella tarde, repetir tanto el coito, le conté una experiencia que tuve una noche que estaba completamente alcoholizado. Fue en una fiesta en casa de un amigo. Conocí a una chica que también estaba demasiado alegre y nos escondimos en un dormitorio. Debimos empezar a hacer el amor sobre las tres e inmediatamente la penetre, hasta las cinco no paramos. Fue increíble, cegados por el alcohol estuvimos haciendolo hasta que nos quedamos dormidos. Una y otra vez sin parar. Acabe eyaculando aire y con el pene muy dolorido, pero fue algo completamente distinto a lo que acababa de pasar. A ella le gusto, me dijo que un día me emborracharía.

Nos vimos dos días después. Una mañana en su casa, con sus padres fuera trabajando y su hermana haciendo un examen. Teníamos toda la casa para nosotros y toda la mañana por delante.

Habíamos hablado de que me tenía que ayudar a volver con su hermana y ella se había comprometido a ayudarme si durante el tiempo que ella tardara en encontrar un buen sustituto continuaba divirtiendola.

Sabía que su hermana ejercía sobre mi una atracción casi obsesiva y me recibió en su casa vestida únicamente con el camisón que su hermana utilizaba para dormir. Me llevo al cuarto de su hermana y en su cama hicimos el amor. Luego jugamos y volvimos a hacer el amor, esta vez con un nuevo aliciente. Había encontrado en un álbum una vieja foto de Mayra con unos 8 o 9 años, en la playa y desnuda como cualquier niña pequeña. En ella se veía demasiado bien la rajita de su sexo. Puse la foto sobre su vientre de manera que cuando penetre su sexo desnudo pude fantasear con que era el de su hermana.

Aquella mañana también estuvo muy bien, pero creo que no es cuestión de contar toda mi vida sexual. No la recordaría toda entera y a la larga sería aburrida. Por eso he transcrito los hechos de aquella increíble tarde. Fue una idea de Natalia, como no, después de que yo le contara un relato erótico que me inventaba sobre la marcha.

De todo esto hace 3 semanas, cuando aquella tarde fui a ver a una antigua novia y me encontré con una chica encantadora y una gran aliada para volver con Mayra. Recordé como el destino puede jugar, muy raramente, a tu favor y también encontré a mi querida Natali, una gran chica atrevida y a la que ayude a descubrí el sexo. Todavía no ha encontrado un chico de su agrado y regularmente nos encontramos.

El pasado fin de semana me pidió ir a una playa nudista. Yo no quería ir, pero al final me "convenció" y nos dimos un buen lote de carretera. Aquello la desilusiono, pensaba que en las playas nudistas las parejas se pasaban todo el tiempo haciendo el amor sobre la arena. Fue un día un poco aburrido, a pe

sar de que me pase horas contemplando su cuerpo desnudo tomando color bajo el Sol. Lo mejor fue un último baño al atardecer, nos abrazamos e hicimos el amor.

Sobre Mayra diré que nuestra relación ha vuelto a calentarse. Pronto saldremos juntos y aunque sé que con ella deberé tener mucha paciencia confío en abrirle los ojos, y las piernas, y tener una relación de pareja. Aunque todavía no pienso en dejar a Natalia y pienso si sería viable formar un trío, hay que recordar que ellas ya han tenido sus pequeños juegos.

En parte por Mayra me he dado este lote de escribir. Estoy pensando en darle una copia para que la lea. Quizás sea un poco bestia, pero cosas más raras han sucedido. Ante todo mañana le daré una copia a Natalia. También voy a hacer otras dos copias para dos amigos. Sería un poco largo explicar por qué también a ellos, pero tengo mis razones.

Y por último algo para mis chicas. Si después de leer esta magna obra, os pica alguna parte del cuerpo, nada de guardarlo entre vosotras o jugar con aparatitos. Estoy a vuestro servicio.

Protagonista de la historia: El replicante.

Datos del autor/a:

E-mail: n6maa10816 (arroba) lettera.skios.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario