jueves, 24 de noviembre de 2011

vacaciones de fin de curso

Habíamos alquilado un apartamento en la playa para después de terminar las clases, así que esa mañana habíamos cogido los coches y nos habíamos presentado en la costa. Era la primera vez que algunos se iban de vacaciones sin sus padres, algunos incluso los habían engañado diciendo que iban con los padres de algún amigo. La cosa es que allí estábamos todos.



Yo tenía 19 años y era pelirroja, con el pelo rizado… un casquete de pelo rojo fuego que enmarcaban una cara afilada, de nariz algo respingona y boca carnosa. Todos coincidían en que la palabra que me definía no era guapa, pero si bien era cierto que me consideraban atractiva. No era muy alta, pero tenía unas piernas largas y torneadas y un trasero respingón. Yo sabía que ese era mi punto fuerte así que lo explotaba poniéndome vaqueros entallados de talle bajo. Tenía un cuerpo pequeño, hecho para la velocidad, mis pechos no eran muy grandes, pero eran moldeables y eso a los tíos les encanta. Quizás alguien me tachará de llamativa, pero yo me consideraba de lo más normal, ligaba como todo el mundo y no había tenido ni muchos ligues, ni muchos novios, y tampoco me importaba. Mi nombre, que aún no lo he dicho, es Anya. También venían otras dos chicas, Jessy, aunque todos la llamamos Jess, que es rubia, de ojos azules y buen cuerpo, de 21 años de edad, más bien alta y de las que son algo timidillas y no lucen su figura como deberían, aunque yo la entendía, en estas fechas por nada te tachan de putón. La otra chica era Vanesa, es la típica amiga a la que en el fondo todas odiamos por que es simplemente, asquerosamente perfecta. La típica que va dejando un mar de babas allá por donde pisa. Vanesa podría tener a cualquier tío, pero ella era una tía con expectativas… no quería a un hombre que se hiciera un lío cuando estaba a menos de un metro de ella. La verdad es que a nuestros amigos los tenías bastante flipados, por que con 18 años recién cumplidos que tenía, y siendo la más pequeña, era la que mejor estaba. Era morena, de estas despampanantes que los tíos llegan a pensar que solo existen en las revistas con las que se la menean. Tenía unos ojos negros del tamaño de Francia, antes que por su cuerpo, y sé que lo que digo es difícil, ella entraba por sus ojos. Tenía una piel dorada y suave, unas piernas perfectas y un pecho bastante generoso. Si, ya os dije que resultaba asquerosamente perfecta.

Los chicos que venían eran Pablo, el novio de Jess, que era bastante mono. Era rubito, no tanto como ella. Tenía un buen cuerpo, o al menos el que había tenido el placer de ver. Unos ojos marrones increíbles, una boca generosa, grande, pero proporcionada. Tenía cuerpo de nadador. Mario era el hermano mellizo de Vanesa. Y era tan asquerosamente perfecto como ella. Tenía el pelo algo largo, de esos por los que las mujeres deseamos entre meter nuestros dedos. Sedoso, castaño oscuro, rizado en la nuca y sobre las orejas. Unos ojos azules penetrantes, de esos que lo dicen todo. Luego venía Víctor, uno de mis amigos de la infancia. Por lo visto era su amor platónico desde niños, pero yo acababa de enterarme. Lo cierto era que de pequeña había imaginado muchas veces que era su novia, incluso había estado levemente pillada por él, pero nunca pasó de eso. Y tampoco lo hubiera querido, sinceramente. Víctor, no tenía el cuerpo de adonis de aquí mis dos anteriores amigos, pero bueno, tenía una buena cara, y oye, no estaba fuerte como ellos, pero no era un enclenque, un tío normal. Y nuestro último amigo era Fran. Fran era compañero de clase de Pablo y amigo de Vanesa. Tenía un pelo negro que más quisieran algunos, y unos ojos grises que llamaban la atención, pero lo que más llamaba a la vista era su espalda. Una increíble. Pablo y él tenían 22 años, Víctor 23 y Mario 18. El punto en común de todos eran unas manos grandes. De esas manos que a las tías nos vuelven locas. La cosa es que llegamos al apartamento y mientras nos instalamos y tal se nos fue casi toda la tarde. Comimos en el chiringuito de la playa de debajo del apartamento y estuvimos allí tomando el sol hasta la noche. El apartamento tenía 3 habitaciones. Je

ss y Pablo dormían en una en donde estaba la cama de matrimonio. Como solo había esa pareja nadie había puesto pega a aquello. Yo dormía con Vanesa, en una habitación con dos camas normales y Víctor y Mario en la otra, que era igual que la nuestra. Faltaba una cama y aunque habíamos llevado un colchón inflable para ponerlo en la habitación de los chicos, Fran dijo que era muy caluroso y prefería dormir en el colchón, pero en el salón, donde había un gran ventanal por donde entraba la luz por el día y el aire por la noche. Se estaba increíble allí.

La primera noche todos caímos rendidos, pero la segunda, yo echaba terriblemente de menos mi cama. Así que no hacía más que dar vueltas. Además hacía un calor pegajoso de esos asfixiantes. Así que decidí ir al frigorífico que estaba en el salón, junto con la cocina, y beber al menos un litro de agua fría para quitarme el calor. Me levanté con cuidado de no despertar a Vanesa que dormía a pierna suelta y caminé descalza. Lo malo de caminar descalza es que sueles darte siempre con cualquier cosa. En mi ocasión fue con el macuto de Fran que estaba al lado de la puerta.

- ¡Mierda! –Exclamé. Llegué hasta el frigorífico y lo abrí cuando noté movimiento en el colchón inflable. Fran levantó la cabeza.

- Lo siento. –Dije en voz baja. –No quería despertarte. –Fran se pasó una mano por el pelo y se sentó en la cama.

- No importa. –Vi que su cara cambiaba, y que fijaba la vista en mí. Me miré y descubría que había sido imprudente y me había levantado en camiseta de tirantes que había remangado hasta debajo de mi pecho por el calor y unas braguitas. –No importa. –Repitió. La verdad es que tengo que admitir que entre el calor que tenía y la mirada algo pícara de Fran me había puesto un poco a mil. Decidí arreglar aquello bebiendo agua fría. Fran se levantó y se acercó a mí.

- Hace calor. –Dijo haciéndome un gesto para que le pasara la botella.

- Si… es insoportable. –Me pasé una mano por el pelo que se me había pegado un poco en la frente por el sudor.

- Por lo menos por aquí corre algo de aire. –Se apoyó en el poyete de la encimera y se rascó la cabeza. -¿Sueles despertarte por las noches? –Preguntó.

- Alguna vez. –La verdad es que era surrealista una conversación así a las 4 de la mañana, así que supuse que el calor nos estaba afectando.

- Mi hermana siempre se despier… –Se paró y me miró. – ¿Has oído eso? –Yo asentí.

En la habitación contigua se escuchaba a Jess gemir. Yo sonreí. Me hizo gracia oír a mi amiga lanzar esos gemidos, y a la vez me puso bastante, que con lo que yo ya tenía encima empezaba a resultar preocupante, el saber, que a unos pocos metros Pablo y ella se lo estaban montando.

- Parece que el calor a ellos no les afecta. –Dijo sonriendo ampliamente. Yo le correspondí.

- Si, un poco más duro… -Se escuchó decir a Jess.

- No, parece que no. –Reí en voz baja y volví a beber agua. –Dios, las paredes son como papel. –Fran me miraba fijamente y yo enarqué las cejas. – ¿Qué? –Él se acercó un poco.

- Anya, tengo que hacerlo. –Y sin más me agarró la cabeza con sus manos y posó sus labios sobre los míos. Al principio me quedé un poco parada. No me lo esperaba. Él entreabrió mis labios con su lengua y yo que estaba un poco caliente no me resistí. Así que correspondí a ese beso que se fue tornando tórrido y apasionado.

- Desde que te vi… -Dijo empezando a besar mi cuello mi cuello. – Aquí, cuando abrí los ojos… -Me acercó a él cogiéndome de las caderas… -He estado pensando en hacer esto. –Bajó una mano hasta mi trasero y lo apretó y yo le dejé sin oponerme. Estaba un poco ida por el placer. Fran y yo caminamos hasta que me choqué con la pared y él de nuevo me besó. Llevó una mano por mi vientre y la subió y con ella copó uno de mis pechos. Yo me aferraba a sus hombros por que del placer apenas me sostenía. Gemí un poco cuando deslizó la camiseta hacia arriba y apretó mi pezón.

- Fran… si nosotros los oímos… -Pero no me detenía. No podía.

- Están demasiado ocupados… -Dijo mordiendo la curva de mi cuello.

- No Fran. –Dije finalmente apartándolo. Me sorprendí de mi fuerza de vol

untad. –Este no es el sitio. –Me cubrí y lo miré.

- No puedes dejarme así. –Me dijo.

- Lo siento. –Lo miré por última vez y me marché a la habitación. Con más calentura de la que había tenido cuando salí de allí.

Intenté no pasar tiempo con Fran los dos días siguientes. Se me hacía violento y no quería que nadie sospechara nada. Pero estaba claro que no podía conseguirlo por más tiempo. Esa mañana estaba en la playa, nadando un poco con Vanesa cuando llegaron Mario y Fran.

- Aquí están las dos chicas más guapas de la playa. –Dijo Mario acercándose a su hermana y apretándose a ella. Yo más de una vez había pensado en como era posible que pudiera soportar el tener cerca a semejante hombre y soportar de esa manera la tentación. Alguna vez habíamos tenido la conversación y ella había admitido que si no fuera su hermano, ya habría intentado pasárselo por la piedra, y Jess y yo más de una vez nos habíamos preguntado si un día que estuviera borracha no lo conseguiría. La verdad es que era algo que a todas nos ponía bastante el pensarlo. Era excitante pensar en aquello… a esas dos maravillas de la naturaleza dándole que te pego, sumándole el morbo de ser hermanos. Muchas veces todas pensábamos que estábamos enfermas, pero a vosotros también os gustaría presenciar algo así. – Si, ¡Aquí estamos! –Ella besó en la mejilla a su hermano. –Que bien que nos hagáis compañía.

- Siempre es un placer. –Dijo Fran. Estuvimos charlando de todo un poco. La situación con Fran parecía normal y eso me gustó. Me caía bien, y no quería estropearlo. Después de un rato nos dejaron solos. Yo pensé que si superábamos esos, estaríamos salvados.

- Nos han dejado solos. –Comentó.

- Si, son adictos a tomar el sol. –Le dije mientras miraba hacia donde estaban los demás poniéndose negros. Fran se acercó a mí y yo por un momento me puse nerviosa.

- Déjame tocarte. –Pronunció en voz baja y suave. –Aunque solo sea un momento.

- Fran… mira donde estamos. –Le dije mientras mis pezones se erizaban.

- Nadie nos mira, y los chicos están tomando el sol. –Me dijo. –Anya… – Dos minutos… -Me rogó. Yo cerré los ojos y me hice la pregunta, “¿Merece la pena?” Abrí los ojos y vi a Fran. Tan atractivo y con esos ojos… – Está bien. –Fran suspiró y me acercó a él. El agua nos llegaba por los hombros. Lo primero que hizo fue posar sus manos sobre mis tetas.

- Dios… como deseaba hacer esto. –Luego subió mi parte de arriba del bikini y apretó mis pezones, los estiró, masajeó mis pechos, los estrujó, hizo lo que quiso conmigo… luego llevó una mano a mi trasero mientras me miraba. Me estaba poniendo a mil… estaba a punto de correrme. Metió la mano derecha en la parte de abajo, y apretó mis labios. Yo cerré los ojos y apreté sus hombros. Me giró y se puso tras de mí.

- Así se nota menos. –Me dijo. Yo noté su miembro en mi culo.

Metió un dedo entre los labios de mi coño y empezó a buscar mi clítoris. Estaba volviéndome loca. – Anya… -Susurró en mi oreja. Con la otra mano cogió una de las mías y me la llevó a su paquete. Al principio me causó impresión. Él se había bajado el bañador y me la puso directamente sobre su polla ya erecta.

- Dame un respiro. –Me dijo. Yo empecé a meneársela. ¿Qué iba a hacer? Después de semejante placer que me estaba ofreciendo, ¿Qué menos?Mientras lo pajeaba noté como me intentaba bajar las bragas y le paré con la mano que me quedaba.

- Ya está Fran. –Le dije. –Voy a terminar esto y se acabó. Él no dijo nada simplemente dejó de intentar dejarme en pelotas en mitad de la playa y yo terminé con su polla. Cuando me ponía bien el bikini se me acercó, clavando sus manos en mis caderas y pegando su boca a mi oreja.

- Antes de irnos… vas a ser mía. –Me dijo. –Tenemos que terminar con esto. –Yo sinceramente estaba de acuerdo. Estaba loca por tirármelo, pero no era el mejor sitio. Me apretó a él me dio un beso en la boca y se marchó. Y yo me quedé allí imaginándome como sería pasar un buen rato con él. Cuando salí me senté en la toalla junto a Víctor. Estaba terminando un crucigrama, pero me miró de reojo al sentar

me.

- ¿Te lo estás pasando bien? –Me preguntó.

- Si. –Dije. Su pregunta me sonó a ir con segundas, pero luego me quité la idea de la cabeza. Víctor no era de esos. -¿Y tú? – Claro. Sol, playa, chiringuito, buenas vistas, ¿Qué más se puede pedir? –Sonrió y siguió con sus crucigramas.

- Te noto raro conmigo. –Le dije.

- No, solo que esperaba pasar más rato contigo. –Sonrió y me miró. –Tú ya sabes lo que es eso. Yo decidí que no quería seguir con la conversación, así que me tumbé en la toalla y me puse a tomar el sol.

Una noche que llegamos tarde de la discoteca del paseo marítimo algo tarde y un poco bebidos nos sentamos todos en los sillones del salón y el colchón donde dormía Fran y nos pusimos algo de beber. No teníamos sueño y aunque lo tuviéramos ya llegaba el día de marcharnos y queríamos aprovechar el tiempo. Así que entre el alcohol, los bailes que nos habíamos dado y demás empezamos a atrevernos a jugar a un juego de cartas llamado <<yo nunca>>. (Si tú haz hecho lo que el otro dice que nunca hizo, bebes un chupito)Empezó a decir Vanesa. Al fin y al cabo fue ella la que dio la idea.

- Yo nunca vi una película porno. –Dijo. Y todos bebimos. El siguiente fue Fran.

- Yo nunca chupé una polla.

- Sois unos cabrones. –Dije. Todas las tías nos miramos y Jess y yo bebimos.

- ¿Nunca chupaste una? –Preguntó su hermano a Vanesa.

- No. –Lo miró de una manera un poco seria y ya no se habló más. El siguiente fue Mario.

- Yo nunca follé con alguien de mi familia. –Dijo. Fran bebió. Todos lo miramos.

- Mi prima y yo tuvimos un encuentro fortuito hace tiempo. –Dijo encogiéndose de hombros. Después le tocó el turno a Jess.

- Yo nunca he estado con dos personas a la vez. –Dijo. –Nadie bebió. A mi me pareció algo normal. El siguiente fue Víctor.

- Yo nunca hice nada relacionado con el sexo en un sitio público. –Yo levanté la vista y juraría que me estaba mirando. ¿Nos habría visto él a Fran y a mí? –Todos menos Mario y Vanesa bebimos. Estaba claro que si Víctor sospechaba algo, se lo había confirmado. La última fui yo.

- Yo nunca he…. Oh dios, con tanto alcohol ya no puedo pensar. –Dije echándome hacia atrás en el sillón. Todos rieron.

- ¿Por que no jugamos a algo más atrevido? –Dijo Mario.

- A qué, ¿A las prendas? –Preguntó Jess riendo.

- No, a algo mucho más atrevido.

- ¿Por qué no hablas claro ya? –Le dije.

- Estamos llenos de alcohol y seguramente sin estar así nunca lo hubiera pensado, pero ¿Qué os parece si jugamos a algo picante? – ¿Con qué? –Preguntó Víctor.

- Con las cartas.

- ¿Exactamente a qué? –Preguntó su hermana.

- Por ejemplo, un as un beso, un 2, toqueteo… y así sucesivamente. Con los dados elegimos las parejas.

- Estás de coña. –Le dijo su hermana. Pero lo cierto es que todos nos miramos y pensamos lo mismo. ¿Por qué no? Luego sonreímos y definitivamente perdimos la cordura. Fran se levantó a por los dados y las cartas.

Después de un rato discutiendo las reglas quedaron claras. Se iban a poner un montón del as al 6 y luego se iban a barajar en cada mano.

As – Beso durante un minutoDos – Magreo durante 2 minutosTres – Te hacen una felación o te hacen una lamida de coño hasta correrteCuatro – Follada hasta correrteCinco – Los chicos daban por el culo, y las chicas hacían una cubana hasta correrte Seis – Eliges con quien hacer algo, o quien hacía algo con quien. Luego con un dado pusimos números para elegir la pareja. Jess – 1/6Vanesa – 2/4Anya – 3/5Víctor – 1Mario – 2Fran – 3Pablo – 4Todo se haría allí, delante de todo el mundo, por lo que todos fuimos conscientes de que se convertiría en una auténtica orgía. Yo barajé las cartas y las dejé sobre la mesa. Y nadie parecía querer empezar… así que Mario cogió la primera carta y la puso boca arriba en un movimiento rápido. Un As. Todos nos miramos. Quizás agradecimos que empezara con algo tan suave. Mario cogió un dado y rodó un poco por la mesa hasta salir un 6. Mario miró a Pablo. Era su novia. Y luego la miró a ella.

- Es el juego. –Dijo él. Mario se levantó y se puso frente a ella y finalmente la besó. Tenían que estar un minuto y noté como aquello empezaba a calentarme. Por las miradas que nos lanzábam

os… más de uno estaba igual que yo. Y podría jurar que el que más estaba era Pablo.

Cuando se terminó el minuto decidimos que a partir de ahí iríamos por orden de iniciales. Así que me tocó tirar a mí. Cogí las cartas que se mezclaban cada vez y cerré los ojos. Deseé que al menos no me tocara un 4 o un 5. Cuando abrí los ojos, era un 3. Bien, pensé, vamos a empezar… En aquel momento me di cuenta de que iba a quedar desnuda yo sola delante de mis amigos… – Nos falta una regla. –Dijo Mario. –Todos deberíamos estar desnudos. –Miré a Mario agradecida y todos empezamos a quitarnos la ropa. Después de mirarnos un poco y analizarnos, y tener gratas impresiones, llegué a dos conclusiones… que tenía bastante suerte con los chicos… y que nos habíamos vuelto completamente locos. Finalmente cogí el dado y salió un 6, como nadie era un 6 volví a tirar. Salió un 1. Miré a Víctor. No sabía si aquello era bueno, pero el juego era el juego… Víctor se acercó y me miró. Por primera vez íbamos a hacer sexo en grupo, y yo iba a ser la primera. Dejamos el colchón para hacer las acciones del juego así que me senté en el medio y me tumbé. Miré las caras de mis amigos y todos estaban expectantes.

- Voy a empezar. –Me dijo. Yo abrí las piernas, vi como Víctor bajaba la cabeza y noté sus labios en mi ingle. Empezó a dejar un poco de saliva por aquí y por allá sin llegar a más… estaba preparando el terreno. Luego llegó a más. Metió su lengua entre mis labios vaginales y empezó a lamer… yo solté un gemido por que solo el morbo, me estaba chamuscando el cuerpo. Sabía que mi cara de placer debería estar poniendo al personal, pero no podía contenerme… era tan excitante… Víctor empezó a buscar mi clítoris y a lamerlo a ratos con fuerza y rapidez, a veces con un ritmo perezoso. Yo llevé una mano a su cabeza y lo apreté contra mí. Estaba a punto de correrme. – Ya llega…. –Dije en un susurro. Pero Víctor no paró y al final acabé teniendo el orgasmo de mi vida y poco después me fui en su boca. Algunos vitorearon cuando Víctor se levantó y se pasó una mano por sus labios. Después de beber un poco de agua seguimos. Le tocaba a Fran, así que después de barajar las cartas cogió la primera y la puso boca arriba. Un dos. Iba a magrear a alguien. El dado dio un 4; y esa era Vanesa. Ella se levantó y se sentó en el colchón en el que poco antes Víctor me había comido el coño y Fran se acercó.

- Dos minutos. –Dijo Jess. –Ahora. Fran lo primero que hizo fue apretar sus perfectas tetas. No creo que tenga que decir que por aquel entonces ya estábamos todos más que calientes. Fran sabía como tocar unas tetas y lo digo yo que ya había sido víctima de esas sabias manos. Vanesa estaba excitadísima y suspiró en cuanto él llevó su mano a su coño. Se retorcía bajo él cuando… – Se acabó. –Dijo Jess. Fran se separó.

- Pero…déjale que termine. –Se quejó Vanesa. La pobre se había tenido que quedar con un calentón de los buenos.

- El juego es el juego. –Dijo Pablo riéndose. La siguiente en coger carta fue Jess. Un 6. La cabrona iba a poder elegir cualquier cosa. Yo supe lo que iba a hacer en cuanto mi mirada se cruzó con la de ella.

- Vanesa. –Dijo. –No te quites de ahí. –Vanesa la miró y yo sonreí. –Soy tu amiga, no pienso dejarte con el calentón. –Jess miró a los chicos. –Mario, fóllatela. –Mario la miró fijamente.

- Jess… es mi hermana. –Le dijo. Aunque en el fondo se notaba que la idea le gustaba.

- En el yo nunca dijiste que nunca habías follado con alguien de tu familia… bien, ya no será así nunca más. –Vanesa los miraba. –El juego es el juego.

Una de las fantasías de las tres iba a hacerse realidad. Por fin íbamos a ver como Mario se follaba a su hermana. Además, tengo que decir, que Vanesa iba a disfrutar muchísimo, por que Mario era asquerosamente perfecto en todas las partes de su cuerpo… tan perfecto, que ya estaba deseando que me la clavara a mí.

Mario se acercó a su hermana y ambos se miraron. Y en ambas miradas había lujuria.

- Ponte a cuatro patas. –Le dijo a Vanesa. Ella le hizo caso sin rechistar. Los dos lo estaban deseando. Mario se puso de rodillas detrás de ella y le puso las manos en las caderas. Su miembro

llevaba erecto ya un rato así que no iba a tener muchos problemas. Llevó una de las manos a su polla y la puso en la entrada de su hermana. Vanesa nada más sentir eso ya gimió. Mario volvió a llevar la mano a su cadera y empujó un poco. Mario había decidido dar espectáculo por que las vistas que nos dejaba eran alucinantes. La cabeza de la polla de Mario entró en el coño de Vanesa, se ve que ya estaba bastante lubricada del espectáculo, y después de un golpe rápido y seco entró lo que faltaba.

- Ahhh… -Al escuchar el gemido gutural de Vanesa me corrí de nuevo. Más de uno ya se estaba acariciando sus partes. Mario empezó a bombear en el coño de su hermana y los dos gemían bastante. Ni siquiera era capaz de imaginar el morbo que tendría para ellos lo que estaban haciendo… yo llevé una mano a mi coño y lo acaricié. Necesitaba una polla dentro de mí urgentemente. Mario le dio una cachetada a su hermana en el culo.

- Ummm… sí… sigue… Dios, como lo haces…. –Decía Vanesa que estaba disfrutando como nunca.

- Voy a correrme. –Dijo Mario. Y poco después se corrió dentro de ella. Cuando sacó la polla de su coño, el semen le chorreó por las piernas. Después de semejante espectáculo. Todos estábamos deseando que empezara la guerra. Vamos, que todo el mundo rezaba ya por que le tocara de un 3 en adelante. El siguiente era Mario. Así que cogió una carta y salió un tres. Estaba claro que es un chico con suerte. Tiró el dado y le tocó un 2. Vanesa y él se miraron. Lo suyo era el destino. Y después de ver como Mario se la follaba, sólo pensar que ahora iba a ver como ella se la mamaba, me hizo apretar el culo para soportar la excitación. Luego recordé que en el <<yo nunca>> ella había confesado que nunca había chupado una, y eso me puso aún más.

- Parece que tu primera vez voy a ser yo. –Le dijo Mario a su hermana. –Así que disfruta. Se puso de pie y de lado para dejarnos una buena vista. Vanesa se arrodilló frente a su hermano y yo imaginé la impresión que daría tener esa polla a la altura de mi cara, solo para mí. Vanesa primero la cogió con una mano y nos miró a todos. Supongo que estaría nerviosa. Luego se acercó a ella y la rozó con sus labios. Mario le recogió el pelo y se lo echó a un lado. Ella abrió los labios y se metió la punta en la boca. Después empezó a pajearlo un poco y cuando cogió confianza acompañó con su boca el movimiento de su mano. Mario miró al techo y suspiró. Parecía que no lo estaba haciendo muy mal. Vanesa llevó una mano a sus huevos y los masajeó. Sacó la polla de su boca y llevó su lengua a sus huevos y luego la lamió hasta la punta. Le hizo círculos a su capullo con la punta de la lengua…y por la cara de Mario, lo estaba volviendo loco. Luego volvió a meterla en su boca y a chuparla.

- Voy a correrme, Van. –Le dijo. Ella miró hacia arriba mientras seguía comiéndosela. –Déjame que me corra en tus tetas. –Ella la sacó de su boca y le terminó de pajear con la mano hasta que él explotó. El primer chorro se chocó con sus tetas y luego salpicó por más partes de su cuerpo, algo cayó en su boca y ella lo lamió. Creo que eso a Mario lo puso a mil.

- Con un poco más de práctica vas a ser una profesional. –Le dijo a su hermana mientras le apretaba el culo de camino a sus sillas. El siguiente era Pablo. Después de barajar las cartas y levantar la primera salió un 5. La cosa se ponía realmente interesante. Después el dado, gracias al destino, marcó un 3, mi número. Jess me miró, no con resignación ni maldiciéndome, si no con envidia. Debía de estar que se moría por que alguien la cogiera. Al fin y al cabo solo había recibido un beso de Mario. Pablo me tendió la mano y me acompañó a la colchoneta. Yo me puse a perrito como antes había estado Vanesa.

- Cariño, no te enfades, pero llevaba deseando este culo desde hace años. –Dijo poniéndome las manos en él.

- Pues aprovéchalo. –Le dijo ella. –Y aprovéchate. –Me dijo a mí.

Pablo llevó una mano a mi coño y subió algunos fluidos a mi culo y los restregó por mi agujerito. Luego llevó su cabeza a mi culo y lo lamió, y a veces también pasaba su lengua por mi coño. Me

estaba volviendo loca. Llevó un dedo a mi culo y lo metió. Luego alternó lamidas y dedos, hasta que metió tres dedos.

- Esto ya está. –Dijo y llevó la punta de su poya a mi entrada. Empujó despacio hasta entrar la cabeza.

Yo sentí dolor y placer a la vez. Una sensación difícil de describir. Luego poco a poco me la fue clavando y sentir mi agujero relleno poco a poco, hizo que me corriera. Pablo apretó mis caderas y lo que faltaba lo metió de un golpe. Que me terminara de ensartar de esa manera me excitó muchísimo.

- Dios… –Dije entre dientes. Pablo empezó a menearse, adelante y atrás, adelante y atrás… estaba en el séptimo cielo. Ahora ya no me preguntaba por que Jess se escuchaba tanto la otra noche, Pablo era todo un dios del sexo. Yo empecé también a moverme y a él le gustó por que gemía.

- Que gustazo… -Decía. Yo miré a Jess y tenía un dedo metido en el coño. A parte de lo que ya debía de tener encima, el ver a su novio rompiéndome el culo debía de excitarla sobremanera. Pablo aceleró el rimo aún más por lo que sospeché que iba a venirse de un momento a otro. Yo ya me había corrido dos veces. Al final explotó en mi culo. Y sentí como todo su semen, salieron varios chorros, llenaban todo mi culo. Cuando se salió de mí, el semen se me escurrió y entró en contacto con mi coño. Cuando me senté en el sillón barajé las cartas. La siguiente era Vanesa. Levantó la primera carta y salió un 6. Dios mío, la suerte viene de familia; pensé. Vanesa miró a Jess.

- Después del favor que me hiciste que menos que devolvértelo. –Jess la miró con ojos agradecidos. Al parecer ya no podía más. –Te lo debo. –Dijo. Miró a los chicos y luego a ella. –Van a cogerte. –Afirmó.

- ¿Van? –Preguntó.

- Si, Pablo acaba de cogerse a Anya, y a Víctor le toca después, así que Fran va cogerte por el coño… y mi hermano por el culo. –Dijo sonriente. Cuando miré a Jess vi como se deshacía del gusto. Yo estaba deseando verlo. Ver a mi amiga rubia, normalmente bastante pudorosa, cogida por dos tíos a la vez, y sin ser ninguno su novio.

- Disfruta cariño. –Le dijo Pablo. –Nunca se la habían follado dos a la vez, así que dejarla satisfecha. –Le dijo a los chicos. Primero pusieron en pompa a Jess y entre los dos se intercambiaban para lamer sus agujeritos. Jess debía de estar en una nube de placer. Luego cada uno empezó a meter algunos dedos en sus agujeritos. Hubo un momento en que Fran tenía cuatro dedos dentro de su coño y Mario tres dentro de su culo. Jess era penetrada por siente dedos a la vez. Yo me llevé la mano a mi coño, por el que chorreaba aún el semen de Pablo y empecé a toquetearme. Después Fran se tumbó en el colchón y Mario ayudó a Jess a ponerse sobre él. Poco a poco la polla de Fran iba entrando dentro de ella. Cuando la tuvo dentro, ella suspiró. Tenía dentro aquel cacho de polla y aún le quedaba la de Mario. Luego Mario la inclinó hacia delante para dejar a la vista su agujerito y como ya estaba dilatado Mario decidió adentrarla de un empujón.

- ¡Dios! –Gritó ella. Estaba ensartada por dos grandes pollas a la vez. Los tres empezaron a moverse a un buen son y gemían del gusto. Yo nunca había estado con dos a la vez y deseé probarlo. Deseé ser Jess. Y supongo que a Vanesa también por que cuando la miré, se estaba relamiendo y jugueteando con su botoncito. Jess se fue al menos dos veces antes de que Fran admitiera que estaba a punto de correrse. Segundos después se fue en su coño y poco después Mario en su culo. Cuando se levantó era exagerado el semen que corría por sus piernas…pero quien fuera la afortunada de semejante corrida. Jess se volvió a tumbar en la colchoneta. Debía de esta agotada. Y Fran y Mario se quedaron con ella. El último en descubrir carta fue Víctor. Un 5 fue lo que salió. Luego tiró el dado y salió un 2. Vanesa sería quien tendría que mamar por 2 vez en la noche.

- ¿Podría cambiarlo por una cubana? -Preguntó Víctor.

- A estas alturas puedes hacerle lo que te de la gana. –Dijo Mario que yacía tumbado en el colchón.

- Es que esas tetas hay que aprovecharlas. –Dijo sonriente. Vanesa no puso pega. Estaba sentada en el sillón, así que se puso más al filo. Vítor se

puso de pie frente a ella y colocó su polla en su canalillo. Luego ella se fue a llevar las manos a las tetas cuando él lo hizo. Quería aprovechar el cabrón. Ella no se quejó. Víctor empezó a moverse y la polla subía y bajaba. A Vanesa parece ser que le gustó el sabor de una polla por que agachó su cabeza y cuando la polla de Víctor subía, ella la lamía. Víctor estaba disfrutando de lo lindo. Después de un rato él apretó el ritmo.

- Voy a irme. –Dijo con voz entrecortada. –Quiero que te lo comas. –Vanesa miró hacia arriba y le sonrió. Efectivamente cuando Víctor se corrió, ella lo recibió todo en su boca y no dejó escapar ni una gota.

Mario se levantó y se acercó a su hermana y la miró con lujuria. El ver como se la comía a otro tío lo había puesto cachondo otra vez. Víctor se sentó en la colchoneta.

- De perdidos al río… total ya voy a ir al infierno. –Mario se lanzó sobre su hermana y empezó a besarla con pasión. Apretó sus tetas y ella se apretó a él. Ambos se habían quedado con ganas de más. A partir de ese día ambos tendrían su juguetito personal en noches solitarias. –Voy a cogerte por el culo. –Le dijo y ella sonrió.

- Nunca nadie me cogió por el culo. –Dijo. Parecían ajenos a los demás, como si estuvieran solos.

- Parece que hoy es el día de tu graduación en todas las artes. –Mario la puso a cuatro patas. Le miró el culo y se relamió, bajó la cabeza y empezó a comerse el coño de su hermana. Aquello ya no era un simple juego, aunque nunca había sido simple. Ahora era ya lujuria, pasión y desenfreno. Yo estaba tan alucinada de lo que estaba viendo que no me di cuenta del movimiento que había en la habitación. Sólo cuando noté una mano en mi coño salí de la ensoñación. Miré a mi lado y vi como Fran se había apoderado de mi clítoris.

- Te dije que ibas a ser mía. –Sin más se puso en de rodillas frente a mi coño y empezó a comérmelo. Yo me abandoné al placer, pero estaba atenta a lo que pasaba en la habitación. A Jess, en la colchoneta, tampoco la estaban dejando que se aburriera. Víctor y ella estaban haciendo un 69 mientras Pablo le estaba dando por el culo. Jess gemía cuando se sacaba la polla de Víctor de la boca.

- Te voy a partir. –Me dijo Fran y yo desvié mi mirada hacia él. Se levantó y de un achuchón me la metió entera.

- ¡Joder! –Exclamé. Mientras se movía rápidamente me besó. Yo lo apreté junto a mí. Fran me estaba follando como si le fuera la vida en ello. Entraba y salía de mí con fuerza y rapidez. Aquel cacho de carne me rellenaba y me volvía loca. Apretó mis tetas con sus manos y yo jadeaba sin parar.

- No te preocupes. –Escuché. Desvié mi mirada mientras seguía gimiendo sin parar. Mario ya estaba preparando su polla en el agujero de su hermana. Me pareció tierno que la calmara antes de metérsela. –Verás que todo va ir bien. Mario se adentró un poco y ella cerró los ojos. Siguió despacio, hasta que de repente se la entró entera. Vanesa abrió los ojos de golpe. Supuse que se vería atravesada por el dolor y el placer.

- Esta es la mejor forma de romperte el culo. –Le dijo. Se inclinó y le besó el cuello y a partir de ahí empezó a moverse y a follársela. Dándole unos momentos que nunca antes le habían dado. Yo tuve mi orgasmo mientras veía aquella escena. Supe que a partir de ese día, ya nada sería lo mismo.

- Me corro. –Fran me clavó sus dientes en el cuello poco antes de explotar en mi coño. “Oh, que gustazo” pensé.

- Te ha gustado, ¿Verdad? –Me preguntó con ojos lujuriosos. –Pues ahora me la vas a comer. –Y yo como si de un perro me tratara y el fuera mi dueño, me propuse a acatar aquella orden. –Es se levantó y yo también. El se dejó caer en el sillón, con su polla ya algo flácida y yo me puse de rodillas entre sus piernas con el culo en pompa. Y empecé a lamerle la polla en toda su largura. Con mis manos acariciaba sus huevos y lo pajeaba. No tardé mucho en hacer que recobrar todo su esplendor. Cuando lo conseguí me la metí entera en la boca. No era excesivamente larga, pero era gruesa. Cuando la tuve dentro de la boca, empecé a buscarme el clítoris. Ah&iacu

te; estaba yo, comiéndome aquella maravillosa polla, y produciéndome placer cuando noté que alguien lamía mi culito.

Fran no me dejó mirar, así que yo seguí chupándosela sin saber quien de los tres hombres que quedaban, era el que me estaba comiendo el coño. No tardé en sentir como una polla se hacía camino en mi agujero. Y la sensación fue magnífica. Tenía una polla en mi coño y otra en mi boca. “Si tuviera la boca libre, pediría a gritos otra en mi culo” pensé. Fran gemía y quien fuera que me follara, me embestía con bestialidad, una bestialidad que me estaba rompiendo de placer. Yo seguía escuchando como Vanesa gemía, así que supuse que Mario no era quien me estaba follando.

- Dios, quiere guerra. –Escuché decir a Fran. Seguramente lo dijo por que no paraba de comérsela y movía las caderas pidiendo más polla al que me follara. En ese momento miré un poco para arriba y vi a Fran sonreír. –Ahora vas a ver. –Me dijo. Hizo que el que estaba follándome se saliera de mi coño y luego me dejó levantar la cabeza. Descubrí que el que me follaba era Víctor. En mi interior, adiviné que ya lo sabía.

- Ahora vas a saber que es tener todos los agujeros llenos. –Dijo Mario acercándose. Yo debería haber sentido miedo, pero sin embargo solo cabía en mí oleadas de placer y deseos de que comenzaran a follarme por todas partes. Me llevaron a la colchoneta y Pablo y Jess se fueron al sillón con Vanesa. Me tumbaron de lado, atravesada en el colchón inflable de tamaño para uno, y Víctor se puso cerca de mi cabeza, y Mario y Fran a mis pies. Yo estaba expectante. Mis piernas estaban totalmente fuera de la colchoneta así que sería más fácil. Fran se puso al lado de mi culo, era lo único que le faltaba por follarme. Me levantó la pierna derecha y la puso sobre su hombro. Sin muchos miramientos me la metió en el culo de un empujón. Con esa postura Fran había dejado a la vista mis dos agujeros y se lo había puesto fácil a los dos. Mario fue el siguiente en entrar en mí. Tampoco se tomó mucho tiempo, lo hizo rápido y seco.

- ¡Madre de Dios! –Exclamé y después me mordí el labio. Que gozada. Fran y Mario se movían dentro de mía, yo sentí que iba a explotar. Pero estaba deseando que Víctor me la metiera en la boca.

- Aún te queda una. –Dijo Víctor poniéndose de rodillas. –Voy a follarte la boca. –Me dijo. Yo llevé una mano hasta su polla, pero él me detuvo.

- No lo entiendes. –Me respondió. En aquel momento Noté como Fran me agarraba la mano izquierda y él la derecha. Y después lo único que vi fue como la polla de Víctor se acercaba. Primero me metió un dedo en la boca y yo empecé a chupárselo, y luego ya me metió la polla. Yo no podía moverme, comprendí que me estaban sodomizando. Víctor empezó a moverse, era cierto, me estaba literalmente follando la boca. Entraba y salía a velocidad rápida. Estaba siendo, ya por fin, follada por todos mis agujeros. Solo se escuchaban gemidos. También de las chicas.

- Ven, Pablo, déjalas que se apañen ellas solas un rato, únete a la fiesta. –Dijo Fran. Ahí si me asusté, ¿Cómo iba a unirse? Ya no me quedaban agujeros.

- Pero si os la estáis follando por todas las partes posibles. –Pronunció riendo.

- Ven aquí. –Dijo Fran. Escuché pasos por lo que se acercó a él. –Mírale ese agujero. Ahí le entra otro seguro. –Pronunció. -¿Tú que piensas, Mario? – Por probar… -Escuché. ¿Iban a meterme otra polla en el coño? Yo hubiera querido decir algo, pero Víctor no paraba de follarme la boca. A veces se movía más lento, estaba controlando su eyaculación para no correrse, para disfrutar al máximo. Aún temiendo lo que iban a hacerme, me excitó pensar que iba a tener dos pollas en el mismo agujero. Mario dejó de moverse y se salió de mí. Yo notaba como salían fluidos de mi coño junto con su polla porque me había corrido cuando me folló Fran, y también un par de veces mientras me follaban ellos tres. Noté como una mano acariciaba mi coño y recogía mis fluidos. Supuse que era Pablo para untárselos en su polla y que así entraran con más facilidad.

- Voy. –Dijo Mario. Noté como su polla entraba entera. La verdad es q

ue después de haberme follado Fran y Mario, ya no me rellenaba completamente, pero dudaba bastante que me cogiera otra polla. A todo esto, con la misma técnica de Víctor, Fran no había parado de darme por el culo en ningún momento. Luego noté como la polla de Pablo rozaba mi entrada.

- Vamos a intentarlo. –Dijo. Pablo comenzó a apretar y yo sentí dolor. No podía quejarme porque continuamente tenía la polla de Víctor en mi boca. –Creo que no se puede.

- Eso es por que es la cabeza. –Dijo Fran. –Métela de un empujón, lo demás entrará solo. –Después gimió. Yo temí por mí. Mario me bombeó un poco y volvió a pararse. Yo volví a sentir la polla de Pablo en mi entrada. Luego como le había dicho Fran, empujó. Yo sentí como si me hubieran roto. Pero la polla de Pablo, al menos la cabeza, ya estaba dentro.

- Ya está. –Dijo.

- Ahora todo será placer. –Pronunció Fran mientras me daba una cachetada en el culo. Así que los tres comenzaron a moverse y fue verdad, una vez dentro, el placer no tenía nombre. Aquellas tres pollas en mi culo y coño me estaban causando un placer increíble.

Víctor se salió un momento y me dejó a la vista el sillón, donde increíblemente, o quizás en aquellas alturas ya no, Vanesa y Jess practicaban un 69. Luego Víctor volvió a entrar y siguió follándome la boca. Estaba siendo follada por cuatro pollas, dos de ellas en el mismo agujero. Y me estaba muriendo del placer.

- Voy a irme. –Dijo Mario. Y así fue, noté como explotaba en mi interior y antes de que sacara su polla, también se fue Pablo. Supongo que el rápido lento era para eso, por que poco después de Mario decir que iba a irse, Fran y Víctor aceleraron el ritmo y casi al mismo tiempo se fueron los dos. Fran explotó en mi culo y Víctor en mi boca. Cuando sacaron sus pollas, yo notaba como todos mis agujeros estaban rebosando semen. Yo fui comiéndome el de Víctor.

- Limpiarla un poco. –Dijo Pablo. Notaba como por mis piernas chorreaba. Entre lo mío y lo de ellos, estaba encharcada. Estaba totalmente destrozada, tirada en el colchón. Jess y Vanesa se acercaron y abrieron mis piernas. Yo miré al lado de los sillones y vi como los 4, sentados en los sillones, se agarraban sus pollas preparados para el espectáculo. Una vez mis piernas abiertas las dos se perdieron en mi coño y mi culo. Me lamían lentamente. Produciéndome placer y a la vez, comiéndose todo el semen que habían dejado ellos allí. Los chicos empezaron a machacársela y yo a gemir. Mis amigas me estaban comiendo el coño a la perfección. No tardé en correrme de nuevo mientras ellas me limpiaban. Cuando terminaron, los chicos vinieron y terminaron de pajearse al nuestro lado y terminaron corriéndose sobre las tres. Después de aquello hemos repetido cada verano.

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Autor: Anya anya_stream (arroba) hotmail.com

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