sábado, 18 de febrero de 2023

El mejor Madrid-Barça de mi vida

Queria explicar una infidelidad que me paso este verano, en una discoteca de Madrid. Bueno, antes me defino: Soy una chica de 22 años, rubia, de ojos negros, de altura mas bien alta, 170 cm, delgada y con un cuerpo ideal, ni muy chillon ni muy feo, en su punto. Mis medidas son 95-60-89.

Estudio derecho en Barcelona, pues soy catalana, y tengo novio desde hace dos años, mas o menos. Se llama Fran, tiene 22 años tambien, y estudia una ingenieria en Barcelona. Es guapo, y bastante resulton de cuerpo, asi que no me puedo quejar.

El regalo 2

-Qué bonito es despertarse con alguien a quien deseas y que sabes que te desea.

Fue lo primero que oí a la mañana siguiente cuando me desperté, susurrado en mi oído. Era la voz de terciopelo de Lara que me daba los buenos días. El sol entraba por las ventanas y la terrible tormenta del día anterior había desaparecido como si hubiese sido un sueño Lo que era muy real era que allí estábamos las dos, la madre de mi mejor amiga y yo, entrelazadas nuestras piernas todavía. Nos estuvimos besando un buen rato y hablando de lo del día anterior. Las dos nos prometimos seguir disfrutando de nuestros cuerpos y vivir nuestro amor de la manera más natural posible, sin dramas ni, como se dice ahora, malos rollos. Yo quería hablar del papel que Leo podría jugar en nuestra relación, la noche anterior, mientras follábamos, Lara me había preguntado si nos habíamos acostado y yo, con el calentón que tenía, le había dicho que si y que pensaba seguir haciéndolo. Ahora, no es que me arrepintiese, pero si me resultaba un poco embarazoso. En cualquier caso, ese tema quedó pendiente, porque en cuanto pronuncié su nombre las dos nos preguntamos si habría vuelto a casa. Lara me acariciaba el pubis mientras hablábamos y a las dos nos apetecía empezar el día con un buen orgasmo, pero nos levantamos rápidamente para ver si Leo había vuelto. Lara se puso una de sus batas y yo una camiseta que cogí de mi habitación, Leo no estaba en su cama, pero me tranquilicé al ver su coche en el jardín desde mi ventana. Lara y yo nos la encontramos en la cocina desayunando, con una sonrisa angelical de oreja a oreja, yo corrí a abrazarla y Lara hizo lo mismo, ninguna de las tres sabíamos que decir, nos quedamos calladas unos minutos que parecieron eternos, sonriendo como tontas. Al final Lara rompió el hielo y nos arrancó una sonora carcajada a Leo y a mí.

 

El regalo 1

Lo que a continuación narro ocurrió hace unos años. Más adelante explicaré cuando porque es muy importante. Yo y mi amiga Leonor estudiábamos en Salamanca, nos habíamos conocido en primero de carrera. Mi nombre es Ana y a partir de aquí intentaré no ser muy específica en datos que pudiesen revelar, no tanto mi identidad, como la de mi amiga y su familia. La verdad es que yo nunca he ocultado que soy lesbiana pero guardo un enorme respeto por todos aquellos que prefieren mantener su condición sexual en un ámbito privado.