viernes, 19 de enero de 2024

al aire libre

Hay recuerdos que siempre guardaré con mucho cariño en mi memoria hasta el fin de los días y los vividos con mi hermana Belén, mas que ningunos. Este, es uno de ellos.


Llegamos a eso de las cinco y media. Aparqué en un lado de la carretera y nos bajamos. Enseguida, nos adentramos en un amplio descampado. Mirara hacia donde mirase, el suelo estaba entero tapizado de corta hierba. Todo estaba sereno y tranquilo. Conformes con el sitio, mi hermana, mi prima y yo decidimos que este era un buen sitio para quedarnos.

En un pueblo no se hace nada

 El ambiente era tranquilo y precioso. No había molesto ruido de coches y obras, ni el olor a polución que se pudiera percibir en una ciudad. Tan solo, un precioso bosque de árboles verdes bañados por el radiante Sol y el constante piar de los pajarillos. Eso era todo lo que había en aquella zona montañosa. Paz y serenidad. Pero ese ambiente aburría a Fernando.

Él y su hermana melliza Lorena habían venido, junto a sus padres, de vacaciones a un pueblecito perdido en mitad de una gran sierra y era lo peor que les podría haber pasado a ambos jóvenes. ¡No había nada que hacer allí! El pueblo no consistía más que en un puñado de casas habitadas por ancianos, que debían de superar ya el centenar de años, y que los miraban malhumorados antes de cerrar las puertas de sus hogares. No había ni un solo joven en todo el lugar y la comarca más cercana estaba a unos tres kilómetros.

Promociones navideñas

 —¡Bienvenidos a grandes superficies Romero! —decía de manera muy entusiasta una voz masculina por los altavoces—. ¡Venga por nuestras ofertas, quédese por nuestros productos!


Un aluvión de gente entraba tanto por la entrada norte como por la sur e inundaba el inmenso local, dando vueltas por cada una de sus amplias galerías, repletas de tiendas de toda clase. Desde ropa a muebles, pasando por perfumes, electrónica, juguetes, accesorios de deporte, todo ello sin olvidar la comida del hipermercado que rondaba por la zona este. Allí se vendían gran número de cosas y un buen puñado de personas andaba ansiosas por comprarlos. No era para menos, la campaña de Navidad acababa de comenzar y había que apurarse para tenerlo todo listo de cara a las cenas y los regalos. Y entre medias de aquella marabunta de gente, destacaba la presencia de una. Alguien para quien estas Fiestas suponían algo muy distinto, un auténtico horror.