martes, 13 de diciembre de 2022

Mi novia, su madre, su hermana y un apartamento

 El último verano con Lorena su madre nos invitó a su casa en Málaga. Como yo ya veía signos de fatiga en la relación decidí que me iba a ir por lo alto con mi exhibicionismo. Y vaya que si lo conseguí, prácticamente conseguí permiso de su madre para pasearme desnudo por las mañanas pese a la hinchazón más que evidente de mi rabo.

La familia de Lorena tenía una casa en Torremolinos cerca de la playa, y la madre pues nos invitó porque además tenía ganas de conocerme en persona. Lorena le había enseñado fotos mías y ella siempre decía que era “muy guapo, muy apuesto”, etc.


Por su parte su hormonada hermana había sido bastante menos sutil diciéndole a su hermana “que menudo polvo tenía su novio” o “si lo dejas mándamelo a mí”. La nena estaba en los años de las hormonas y medía entre poco y nada las barbaridades que decía cuando se le hinchaba la pepitilla.

La relación con Lorena estaba de capa caída aunque seguíamos follando. Se dejaba lamer los pinreles, pero no le apasionaba especialmente. Se dejaba porque sabía que a mí me ponía. No me dejaba metérsela por el ojete pese a tener un culazo que me volvía loco. Cada vez que se vestía delante de mí me abalanzaba sobre esas nalgas, se las lamía, mordía y la mitad de las veces terminábamos follando.

Bueno, más bien la agarraba por el pelo, la empujaba contra la cama, la ponía a cuatro patas y le azotaba ese culazo.

Eso sí que le gustaba… Cómo gemía la cabrona.

Cuando estaba preparando la maleta decidí apostar fuerte y no llevarme absolutamente nada de pijama. Cero.

Cuando cogimos el bus para Zaragoza, donde pillábamos el AVE es cuando me sacó el tema de conversación.

+ Lucas, espero que te hayas cogido pijama.

- ¿Y esa pregunta?

+ Mira, después del espectáculo que le diste a Virginia y Claudia…

- Ya te dije que yo en verano en casa duermo siempre en cueros (mentira). Si paso calor me termino despelotando dormido. Esto sí que era cierto.

+ Pero ahora no vas a estar en tu casa y no puedes pasearte desnudo delante de mi madre y mucho menos delante de mi hermana, te lo pido por favor.

- No sé por qué te molesta tanto…

+ ¿A ti te parecería bien que fuera desnuda delante de tu padre y tu hermano?

- Ya te dije que sí. Es más, pensar en alguien mirándote y deseando follarte cuando el único que puede hacerlo soy yo me pone mucho…

Le agarré la pierna y le deslicé la mano lentamente hacia el coño.

+ Estás enfermo… A mí no me da igual. Sabes de sobra que estás muy bueno y que la tienes grance.

- Gracias, cariño.

+ Pero es que no me hace gracia ver cómo otras se te comen con los ojos.

- Tú eres la única que me follas y me la comes.

+ Ya… Pero no puedo evitarlo… Además está Inma, que está más salida que el pico de una plancha, que como te vea desnudo te va a meter mano. Mira que la he visto en la piscina con Damián (su primo) y no se corta la nena a la hora de meterle mano. Y eso que es su primo y no está ni la mitad de bueno que tú.

- Algo me habré echado, no te preocupes.

+ No me tranquiliza eso… Más te vale tener algo de pijama.

No llevaba nada y tenía pensado pedirle permiso a la madre para deambular en pelotas. ¿Qué me iba a decir la madre? Y mi cuñadita menos aún. Es más, esperaba que mi cuñada me metiera mano.

Iba a provocar una discusión y un cisma con Lorena, pero no tenía ganas de discutir y me daba igual. Estaba ansioso…

Cuando llegamos a Málaga nos vino a buscar su madre y su hermana. En ese momento me di cuenta que Lorena era calcada a su madre. Había sido madre joven, con 21 años. Ahora tenía 43 y estaba muy bien… Tenía la misma altura que Lorena, el mismo color de pelo… Si es que hasta tenían el mismo culo. Lo diferente eran los pies, los de la madre e Inma eran iguales y más bonitos. Y ambas dos tenían unos melones que no tenía mi futura ex. Es más, la madre era objetivamente la que más buena estaba porque tenía las tetas grandes y el culazo.

Además se vestía mejor que Lorena, pero no con el descaro de Inma, que llevaba una camiseta de tirantes blancas que le hacía escotazo y sin sujetador. Y como parte inferior unos pantaloncitos muy cortos.

La madre llevaba un mono vaporoso, pero que realzaba las líneas de su culazo y dejaba entrever su tanga. Estaba como un queso.

La madre me saludó muy cariñosamente, me repitió 10 veces lo guapo que era, cómo ganaba en persona, la suerte que tenía su niña, y me preguntó si no tenía yo algún familiar como yo mayor para ella.

Inmaculada por su parte fue más fría en el saludo, pero no dejaba de pillarla mirándome y escribiendo en el móvil. Me cago en la puta. De las tres me había estado follando a la que menos buena estaba, y eso que Lorena estaba muy bien hecha.

Las tres captaban las miradas de hombres y alguna mujer porque eran un cuadro. Una oda al estar buena.

Había elegido mi ropa bastante a propósito. Camisetas ceñidas, pantalones de chándal muy finos que me marcaban bastante el paquete, los bóxer eran todos finos y ajustados… Lorena se iba a dar cuenta de que toda mi ropa había sido elegida para marcar.

En el coche y de camino al apartamento estuvieron hablando Lorena, mi futura ex, con su madre y atrás estuve con Inma, que no paraba de mirarme y cuando dejó el móvil empezó a palparme el brazo.

+ Madre mía, ¿estás fuerte, eh? ¿Vas mucho al gimnasio?

- Pues procuro ir 3 o 4 veces a la semana, soy entrenador personal y esto es parte de la imagen.

+ Ya veo, ya…

Me palpó el brazo y el pecho mientras me preguntaba si me había costado mucho. Lorena se giró y le lanzó una mirada furtiva.

Inma lo captó al instante, y cuando se dio la vuelta le sacó la lengua. Yo me reí. Tenía espíritu y desvergüenza la niña. La semana prometía.

Cuando llegamos a la casa las hermanas se fueron la habitación que compartían y entonces la madre aprovechó para decirme que iba a dormir en la habitación de invitados yo solo, que era una cama individual un poco vieja, pero que bueno. Que no se quería arriesgar a que manchásemos las sábanas en la cama de matrimonio Lorena y yo.

Le pregunté cómo de cómoda era la cama individual.

+ A ver, no te voy a mentir. La última vez que la usamos fue cuando discutí con su padre y durmió en esa, y de eso hace ya como 4 años. No tengo ni idea de si ese colchón ya era cómodo entonces.

El colchón era incómodo como su puta madre. Viejo, se clavaban los muelles. Si te ponías bien al borde podías estar medio cómodo, pero no había forma sana de dormir en esa cama.

- Bueno, probaré a ver esta noche…

+ Ay, sí, lo siento mucho corazón. Es que me he acordado tal y como abría la puerta.

- Bueno iremos viendo.

Buf, pero lo que fue un auténtico culo termino siendo una bendición.

Como llegamos ya más bien entrada la tarde noche no hicimos mucho más que deshacer las maletas y durante la cena me aseguré de que fluyera el alcohol, salvo para Inma, que pese a no tener los 18 por unos mese no era plan de ofrecerle alcohol sin el permiso de su madre.

Mi suegra había tenido a bien traer un par de botellas de vino moscato que estaban súper dulces y entraban como si nada. No tardó mucho en hacernos efecto y los chistes malos fueron fluyendo.

En el momento en el que se habló del viaje aproveché.

- Lorena, me vas a odiar, pero con las prisas no he metido ningún pijama.

Se le cambió el semblante. Me miró totalmente seria. Su madre, con mucha más naturalidad dijo que durmiera sin ropa.

+ Mira, nosotras solemos ir en tetas por casa en verano y en bragas.

= Ya, mamá, pero no vamos a ir las tres con la pechera al aire habiendo un invitado.

- Oye, por mí no os cortéis, dije. Y me eché a reír.

La madre se reía también y las hijas se miraban extrañadas.

+ Tonto no te lo has hecho, Lore.

- Por eso ya me disculpo de ante mano si alguna noche o madrugada me veis ir y venir del baño en cueros.

+ No te disculpes, que aquí hace mucha calor. Y creo que después de ver al padre de estas en calzoncillos por casa precisamente tú no vas a ser quien incomode.

= ¡Mamá!, protestó Lorena.

La madre estaba más a gusto que en brazos con tanto vino que se había tomado. De hecho llevaba mi ritmo y yo le sacaba medio cuerpo. Lorena iba como Inma achispada. Podía ver que a la madre le había parecido “más que guapo” por la forma en la que me tocaba el brazo cuando se reía o me sonreía. Algo le debía poner.

Lorena era la que más incómoda estaba con esto. Se daba cuenta que tanto su madre como su hermana estaban encantadas con la idea de tenerme desnudo por casa.

+ No sé si te lo han dicho las chicas, pero siempre ventilo la casa a las 10 de la mañana, así que no te asustes si a esa hora te despierto.

= Mamá, creo que sabe abrir una ventana el solito…

Lorena debía pensar que Marga buscaba una excusa para verme desnudo, pero creo que Marga estuvo más rápida que la hija.

+ ¿La de invitados?

= Qué le pasa.

+ ¿Has intentado abrirla alguna vez?

= Pues no…

+ A tu padre le costaba un mundo hasta que no llegaba yo.

= Enséñale ahora.

+ Sí mira, para dar una masterclass sobre cómo se abre esa puñetera ventana estoy.

Me miró, me puso la mano en el brazo y se echó a reír antes de darle un traguito a la copa de vino. Yo aproveché cuando le iba a dar un trago para brindar con ella.

- No te preocupes, a las 10 pues estaré despierto. No duermo tanto.

+ Que por cierto, Lucas, te voy a dar sábanas, que creo que no tienes.

Mientras las chicas recogían la mesa la madre me daba las sábanas, aproveché el momento para sentarme en la cama de esa ridícula habitación y comprobar que el colchón era incómodo.

- Madre mía, espero que tu vino me ayude a dormir sobre este colchón, parece la cama de un faquir.

Marga se partía, se sentó al lado.

+ Me cago en la Virgen del camino seco, nene. Qué cosa más incómoda.

- Algo me inventaré.

Entonces Marga calló un instante, sabiendo que lo que iba a decir se podría mal interpretar.

+ Bueno, mira. Si duermes mal o no puedes dormir me despiertas y algo prepararemos, que igual en el sofá puedes, y si no a una mala conmigo que tengo una cama enorme.

Fue escuchar esas palabras y empezar a sentir cómo se me acaloraban los mofletes y me excitaba.

- Trato hecho. Y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa.

Esa noche dormí a trozos, el colchón era bastante incómodo y llevaba una buena tajada por el vino. Me desperté a las 4, excitado, empalmado, sediento y con la vejiga a punto de reventar.

Bajé al baño y eché un meo como buenamente pude porque mi erección me hacía maniobrar torpemente.

Después de mear y tirar de la cadena, que era de estas viejas que estaban en lo alto y un poco ruidosa me dirigí hacia la cocina para beber agua. La erección había remitido, pero mi cipote seguía pareciendo una varita de zahorí que miraba al frente desafiando a la gravedad. El truco para que no se baje la erección del todo es no ir descalzo, el frío del suelo en los pies te baja cualquier erección.

Me serví un vaso de agua y escuché las escaleras. Estaba a oscuras, pero la luz de la calle se colaba por la ventana iluminando ligeramente la cocina.

Lorena no podía ser porque dormía como un tronco, y menos cuando bebía un poco. Así que lo más probable es que fuera Inma o la madre. Una silueta en el borde de la puerta dejó claro que no era Inma. Parecía Lorena, pero yo estaba excitado y me gustaba exhibirme delante de mi propia novia.

+ ¿Lucas, estás ahí?, dijo una voz susurrando que claramente era la de Marga.

- Sí… ¿Te he despertado? Perdona, que me moría de sed y quería ir al baño.

+ Sí, la cadena hace mucho ruido y también tengo un poco de resaca.

Se acercó, cogió un vaso y se echó un poco de agua. Reparó en mi desnudez y en mi semi erecto rabo. Yo seguía bebiendo agua, me alegré de que no se me pusiera más dura todavía delante de ella. Era la primera noche. Ella no decía nada tras beber el agua, pero por la borrachera tampoco dejaba de lanzar miraditas furtivas a mi miembro. La situación me estaba empezando a calentar.

- Ya lo siento, duermo sin pijama…

+ No te disculpes, eres una visión mil veces mejor que la de su padre.

Me reí y le di las gracias. Le pregunté cómo era y me dijo que barrigón y calvo.

+ ¿Qué tal estás durmiendo?

- Buf, fatal, ese colchón me hace acupuntura, aunque el alcohol no ahoga.

+ Mira, lo que queda de noche duerme conmigo.

- Te lo agradezco, pero voy sin ropa.

+ A mí no me importa, ¿y a ti?

- No, no. Es por no incomodar.

+ Qué me vas a incomodar, anda vamos.

Fuimos para su cuarto. Yo subía las escaleras con el rabo bastante más duro que antes y me ofrecía la visión de un señor culazo pasado ligeramente de peso que lo hacía estúpidamente azotable. Entramos en la habitación y cerré la puerta. Antes de encamarse echó otro vistazo a mi cipote ya duro del todo. No dijo nada, pero mientras se metía en la cama no apartó la mirada salvo un instante antes para mirarme a los ojos y sonreírme. Ella se puso en el extremo izquierdo y yo en el derecho. Estaba tan excitado que me costó dormirme. La tenía dura como una piedra. Me apetecía abalanzarme sobre ella y follármela hasta que saliese el sol.

Conseguí relajarme y dormirme pese al calor. No me moví mucho aunque hubo un momento que me desperté porque estaba en el medio de la cama. Si Marga se hubiera movido hubiéramos hecho la cucharita, o si la hubiera tenido dura se la habría restregado por el culo… Por la mañana me despertó con un beso en la mejilla y me dijo que fuera al cuarto de invitados para que las chicas no pensasen nada raro. Me giré y la vi ponerse el sujetador. Yo tenía mi erección mañanera.

- ¿Qué hora es?

+ Pues casi las 10.

- Vale, voy a la de invitados.

Me puse en pie y me estiré de perfil para que pudiera admirar mi pollón. Y efectivamente, lo admiró.

+ Santa Catalina, ten cuidado con eso que me vas a matar a la niña.

Me reí y me fui al cuarto de invitados sin hacer mucho ruido. La puerta de las chicas seguía cerrada. Apenas entré Marga vino detrás para abrirme la ventana.

+ Ya que estás despierto voy a aprovechar y te abro la ventana que tiene truco…

Me aparté de la ventana, me miró el rabo, me miró y se sonrió. Yo no le dije que me enseñara, prefería que se pasease cerca de mi duro rabo. Dejé entre abierta la puerta por si Lorena se despertaba que no viese el espectáculo. La habitación de ellas estaba justo delante al subir las escaleras, la de invitados estaba de forma perpendicular a la escalera, y a la izquierda, casi en frente, la de Marga.

Lo bueno de esta habitación era que si ahora abría la puerta quien bajase por las escaleras me iba a ver mi duro rabo y mis huevos colgando.

Marga abrió la ventana, ni me fijé qué había que hacer y yo seguía ahí quieto como un pasmarote con el rabo mirando al techo en su apogeo.

+ Ya lo tienes, bombón.

Cómo me vuelva a decir bombón cierro la puerta y me la follo como un expresidiario durante horas, pensé. Me volvió a mirar el rabo, y me sonrió. Estaba cerrando la puerta cuando volvió a asomarse y mirándome la polla me dijo que me vistiera, que si la pequeña veía ese mango la iba a tener revoloteando todo el día Le dije que de acuerdo y le sonreí. Me miró una última vez y se fue. La tenía tan dura que me la tenía que cascar.

Marga fue a la habitación de las niñas y empezó a levantarles las persianas. Yo abrí más la puerta y esperé. Mis plegarias fueron escuchadas cuando vi que la primera en salir era Inma casi dormida.

Me puse en el lado izquierdo de la cama, en frente de la ventana y justo delante de la puerta, fingiendo que estiraba los calzoncillos para ponérmelos. Por supuesto la idea era que Inma tuviera una buena visión de aquello. Y vaya si la tuvo. Por el rabillo del ojo pude ver como dejó de bajar las escaleras y se quedó quieta mirando en mi dirección.

Me puse los calzoncillos que me marcaban un paquete exagerado y oí cómo Lorena le decía que bajase, entonces Lorena también miró hacia mi puerta y me vio con los calzoncillos y la longaniza asomando.

Saludé a las dos e Inma me miraba con cara de tonta mientras Lorena estaba visiblemente molesta.

+ ¡Muévete lenta!, le espetó a su hermana

Inma bajó las escaleras y Lorena vino a mi cuarto.

- Hola, Lore. Le di un beso y se apartó.

+ ¿En serio?

- ¿Qué pasa?

+ ¿Así vas?

- Hija, que es por la mañana, cómo quieres que esté.

+ Si es que normal que la otra se haya quedado embobada, ¿no te la habrá visto?

- Supongo que no, solo me ha visto con los gayumbos puestos.

+ Lucas… De verda…

- ¿Qué? Sabes que no duermo con ropa y te enfadas porque nada más levantarme me ponga los calzoncillos.

Eso parecía calmarla, y cuando se iba a ir la sujeté por la cintura y le clavé el rabo en el culete mientras le agarraba las tetas. Llevaba una especie de bragatanga ancha.

- No sabes las ganas que tengo de follarte…

+ No, ahora no… No estoy de humor.

Y se fue. Cerré la puerta, busqué un pañuelo y me hice una paja en menos de 2 minutos. Necesité varios para limpiarme.

Durante el día fuimos a la playa, comimos fuera, dimos un paseo… E Inma estaba muy pesada conmigo y no me quitaba ojo. Era difícil ignorar esos turgentes melones. Me di cuenta que Marga también se había arreglado más.

Me sorprendió poco cuando vi que Inma llevaba bikini tanga. Lorena usaba una especie de culotte y le recriminó a Inma que se pusiera eso.

+ ¿Qué pasa? Es cómodo y no deja marcas.

Desistió cuando su madre se quitó la falda y mostró uno casi similar. Y digo casi porque el de Marga era prácticamente un tanga de hilo. Menudo culo… Era como el de Lorena, pero un poco más entrado en carnes. Y para rematarlo se puso a hacer topless, dejando al aire unas buenas dos tetas con sus estrías, símbolo de grandeza. Pese a tener 42 tenían buena forma a pesar de estar un poco caídas.

Inma siguió el ejemplo de su hermana pese a las protestas de Lorena.

- ¿Ahora te da por hacer topless?

= Ay, Lorena, deja a tu hermana, de verdad. Y quítate tú también la parte de arriba.

Yo estaba en la gloria con 6 tetas en las que perderme. Las más brutales eran las de Inmaculadas, grandes como las de su madre y con una forma cuasi perfecta. Las de Lorena eran más discretas, pero tenían muy buena forma. No había momento que fueran o vinieran del agua sin que les cayesen miradas. A mí Inma me cazó todas las veces que le miraba las tetas. Estando en el agua un momento los dos solos me lo dijo.

+ Te he pillado varias veces mirándome las tetas.

- Es que las tienes muy bonitas.

+ ¿Te gustan?

Y sacó pecho, madre mía.

- Ehm.. sí.

+ Bueno…

Miró a su alrededor.

+ A mí me ha gustado mucho tu soldadito.

- ¿Me lo has visto esta mañana?

+ Madre mía, pa no, ¿sabes? Jajajaja, ¿cuánto te mide?

- Joder… Pues casi 19, pero tiene mucho perímetro.

+ Me he fijado que es muy gordo, sí... Si me lo sigues dejando ver yo te sigo enseñando las tetas.

- Oye, si tu hermana te oye diciéndome estas cosas se va a enfadar.

Qué tetas tenías… Qué ganas de sobarlas y chuparlas…

Yo llevaba un bañador un poco ceñido para marcar culo, pero estos bañadores no te hacen justicia cuando sales del agua porque parece que tienes el rabo de un gnomo. Esperé antes de salir del agua porque iba bastante morcillón. Sopesé hasta hacerme una paja.

Por la tarde no pasó nada reseñable.

A la noche repetí esquema. Nos fuimos todos a dormir y a la 1 o así me metí en la cama de Marga.

- ¿Te importa?, le dije susurrando.

Negó con la cabeza y siguió durmiendo. Esta vez me desperté a las 8 de la mañana totalmente empalmado. Marga me notó moverme y abrió los ojos. Fueron en primer lugar a mi rabo con mi erección bestial.

- Perdona, que me voy a la habitación de invitados. Gracias por dejarme domir.

No decía nada, pero tampoco dejaba de recorrerme con los ojos. Volví al cuarto y me volví a dormir cuando se me relajó la erección.

Sorprendentemente me dormí.

A las 9:40 mi alarma me despertó. Empecé a sobármela para dar una buena impresión cuando viniera marga. No necesité mucha ayuda. El ambiente de exhibición en el que me estaba moviendo me tenía en un estado de semi excitación constante.

Escuché a Marga en la habitación de al lado y me coloqué boca arriba con la morcilla a medio gas desparramada por mi vientre. Abrió sin llamar, como le había dicho que hiciera.

+ Buenos días, corazón.

Giré mi cara hacia ella mientras se acercaba, me sonreía, me daba un beso en la mejilla y admiraba el panorama.

+ Eres el majo desnudo.

- Hola, Marga.

+ Te abro la ventana y me voy.

Llevaba un culotte, no se había puesto ni un pantaloncito. Marga me ponía tanto que estar desnudo delante de ella me la ponía dura en pocos minutos. La ventana estaba a la izquierda, y en la esquin un armario viejo y pequeño donde tenía la maleta. Me reincorporé con parsimonia y fui hacia mi maleta mientras Marga se pelaba un poco con la ventana. Mi rabo estaba ya a medio camino. Me lanzaba miraditas furtivas a mi pollón, lo cuál no estaba ayudando en absoluto, pues cuanto más miraba ella, más me crecía. Apenas hube abierto el armario me pidió ayuda.

+ Oye, Lucas, ¿puedes levantar un poco esta contraventana? Que hoy no sé qué le pasa que no quiere colaborar.

Antes de preguntarle si me vestía fui hacia ella con el rabo señalando en horizontal.

- ¿De dónde?

+ De esta… A ver cómo nos ponemos para hacer esto…

Tenía que levantar un poco la contraventana interior para que el pestillo pudiera salir. Básicamente tenía que pasar por detrás de Marga o ella apartarse mucho. Estaba excitado, pero me parecía demasiado restregarle mi polla desnuda por su culo sin decir nada.

- Para levantar la contraventana tengo que ponerme a tu izquierda, que es donde está la bisagra, ¿no?

+ Sí.

Definitivamente tenía que pasar por detrás de ella.

- Un momento que me pongo unos calzones, no sea que te roce.

Observó que mi polla ya estaba total y absolutamente dura. No era tonta. Iba con una camiseta de tirantes tan vieja que prácticamente le transparentaban las tetas, un culotte y a poco que se inclinaba le veía todo el melonar. Tenía que haber llegado a una conclusión de las dos posibles, una, que era un exhibicionista, dos, que me excitaba muchísimo. Supongo que se pensaba que era la segunda y le gustaba sentirse deseada. Y no tenía ni idea de cuánto.

Con mucha naturalidad tras mirarme el rabo y mirarme a mí, me dijo con cara de broma y levantándome una ceja.

+ Escucha, es un momento, y hasta me vas a recordar lo que es que te roce alguien. Así que no tengas tantos reparos, si duermes conmigo y te la estoy viendo todos los días.

Me reí y le dije que vale, que me hiciera un poco de sitio que iba a pasar. El hueco que había entre la cama y ese muro era muy pequeño, cabía una persona un poco de medio lado. Se echó un poco hacia adelante sin mucha convicción y yo pasé por detrás.

No me quise recrear mucho, pero le metí una restregada de polla en el culo exagerada. Sus nalgas arrastraron mi polla y al final esta recorrió de lado todo su culo. Parecía que estuviera pintándole una raya horizontal por todas sus nalgas.

Cuando terminé de pasar mi rabo saltó como un metrónomo. Ella lo miró y se rio.

- Perdón, de verdad es que no hay mucho sitio.

+ Anda, calla y levántame la contraventana.

El pestillo salió solo y Marga terminó de abrir la ventana. Me miró a la cara y a mi duro rabo.

+ Gracias a los dos.

- De nada, de nada…

Y se fue a la habitación de las chicas. A mí me latía la polla. Sabía que era momento desfile de hermanas. Inma salió bastante rápida para asomarse a ver si me veía. Y me la vio. Vaya que si me la vio. Miró hacia atrás y se giró hacia mí para mostrarme sus tetas mientras me sacaba la lengua. Eran una puta delicia… Fingí cascármela mientras le ponía cara y boca de "UF". Miró hacia detrás para ver si la veía su hermana y mientras se volvía a pellizcar los pezones me hizo el gesto de chupármela (poner la boca en forma de O y empujar el lateral de la boca con la lengua). En ese momento supe que a la puta niña tenía que follármela.

Me puse los calzoncillos rápidamente porque sabía que iba a venir la inquisidora de mi futura ex. Y tardó 10 segundos después de que Inma me enseñase sus enormes tetas.

Me dio un beso y se quejó diciendo que su hermana iba en tetas y bragas y que su madre prácticamente igual.

- Bueno, únete a ellas. Estás muy buena…

No le hizo gracia el comentario, y yo bajé en calzoncillos a la cocina ante la mirada incomprensiva de Lorena, la sonrisa picarona de Inma y la sonrisa cálida de su madre. Menuda paja me hice cuando terminé de desayunar. Manché la pared y todo…

Convencí a Marga para que compráramos otras botellas de moscato. No me costó mucho, y después de la playa es lo que hicimos. Desde el 2º día hasta que nos fuimos Inma prácticamente iba ya en tanga, chanclas y en tetas. A Lorena no le hacía gracia. Su madre la llamaba mojigata y empezó a copiar a la hija, aunque la madre no iba en tanga sino en culotte de encaje.

Menudo festival de tetas gordas…Iba la mitad del tiempo medio morcillón.

Tras la cena volvimos a beber mucho, le rellenaba la copa a todas bastante aunque Lorena era la más reacia, y sin embargo era la primera en irse a dormir, seguida de Inma. Nosotros seguimos un poco más de cháchara con los vinos y cuando nos fundimos todo su madre dijo “venga, vámonos a dormir”.

Bebí bien de agua para no tener resaca y me subí con Marga a su habitación. No voy a negar que ya la mera idea de compartir cama y desnudarme delante de ella me ponía el rabo morcillón. Detalle que no pasó por alto.

+ Hijo mío, te va a dar un coágulo. Y se reía. Si es que siempre que te veo estás empalmado...

- Es el calor y el vino.

+ Ya, ya. Lo sé, lo sé… Una mala combinación.

Su borrachera la hacía empanarse mirándome el rabo y el resto del cuerpo.

+ ¿Y cuándo me vas a presentar a un familiar tuyo dices? Pero que tenga uno de esos, decía señalándome el rabo.

- Pues no tengo ninguno que se cuide tanto, aunque tengo un primo mayor que para sus años no está mal.

Seguía mirándome el cuerpo y el rabo. Me metí en la cama porque estaba empezando a crecer y era evidente.

+ Pues ya me lo presentarás, que de verdad que solo se me acercan gordos, raros e idiotas. Virgencita qué cruz. Si a este paso me va a crecer el himen. Y se volvió a echar a reír.

El vino me ayudó a dormirme y dominó mi excitación. Después de masajearle bien los pies caí al instante. El caso es que a las 5 de la mañana me desperté totalmente pegado a Marga agarrándola por la cintura, y lo malo no es eso, sino la salvaje erección que se había aparcado entre sus nalgas y que estaba rozando con su coño. Estaba disfrutando del momento y la tenía durísima. Me palpitaba y todo.

Marga se despertó al poco y me habló en voz baja.

+ Lucas, Lucas.

- ¿Mmmmh?

 Fingí estar muy dormido.

+ Lucas, cariño, que no soy de piedra y parece que tú sí…

Me separé de ella.

- Ay, perdona, no me he dado cuenta. He debido hacerlo dormido.

+ No pasa nada, corazón.

- En serio, lo siento, me voy al cuarto de invitados.

+ Lucas, que no te preocupes. Si me encanta que me abracen mientras duermo, pero claro. Si me clavas eso… Que soy tu suegra y no soy de piedra…

- Sí, sí.

Me levanté para irme al baño.

+ Dónde vas, idiota, que no hace falta que te vayas.

- Voy a purgar el radiador.

Le costó un poco entenderlo y se rio un poco.

+ Buena idea.

Salí de su cuarto con el rabo absolutamente palpitante y me topé de morros con que se abría la puerta de las chicas. Era Inma, la cuál iba en tetas y se quedó paralizada observando mi rabo. Cerró la puerta antes de decir nada.

+ Dios, es enorme…

- Como tus tetas.

+ ¿Dónde vas así?

- Al baño a aliviarme.

Le costó un poco reaccionar.

+ Si quieres te ayudo... Y lanzó su mano para agarrarme la polla.

- Inma... Dije protestando, le separé la mano y bajé.

Descendí las escaleras sin hacer ruido, Inma detrás.

Cuando me dirigía al baño se adelantó.

+ Hazte la paja en la cocina, que yo me meo mucho.

- Vale, dame papel.

+ Pero puedes esperar a que termine...

- Claro, qué idea, ¿eh? Que mi cuñadita me masturbe en la misma casa con su hermana y su madre.

Me ignnoro, cogió un poco de papel y se puso cada trozo pegado en sus enormes y preciosas tetas.

+ Cógelo.

- Para eso te tendré que tocar las tetas.

+ Pues bueno…

Cogí el papel mientras le intentaba abarcar todas las tetas. Le amasé un poco las tetas porque lo necesitaba. Se escapó un jadeito y me agarró la polla.

+ Es enorme… ¿Seguro que no quieres que te la casque?

- No, Inma.

 + Te la chupo, que lo hago bien...

Ahí dude... Era un bombón, estaba prácticamente desnuda y rogando mi rabo...

- Inma, que soy el novio de tu hermana…

+ ¿Y? Me puedes tocar las tetas cuando quieras, que parece que te gusta.

Estuve muy tentado. Muchísimo. Tenía la polla dura y esas enormes tetas mirándome desafiando la gravedad.

- Calla y vete a mear.

+ ¿Puedo mirar?

- No, venga. Tira, pero sí que te doy esto.

Le cogí los mofletes y le di un pico. Me separé rápidamente y refunfuñando entró en el baño. Me subí al cuarto cuando salió Lorena.

+ ¿Qué haces desnudo y empalmado?

- Ven.

La cogí de la mano y la metí en el cuarto. Le metí la boca en la lengua y llevé su mano a mi polla.

+ No, Lucas…

- Sí, venga. Te follo contra la pared un poco.

+ No, que estoy con la regla.

- Pues me voy al baño a hacerme una paja y si de camino me encuentro a tu hermana mala suerte.

Me miró con cara de incredulidad.

+ ¿Hablas en serio?

- Tú dices que no quieres que me vea desnudo, pero me duele el rabo y necesito descargar.

El papel lo tenía echo un burruño en la mano izquierda.

+ Está bien, pero no tardes mucho.

Se puso de rodillas y empezó a mamármela. La tenía tan dura que pensaba que no iba a terminar nunca, pero a los 5 minutos me corrí muchísimo en su boca. Mucho. Ella, como una buena chica se lo tragó todo sin rechistar.

+ Joder, casi me ahogas.

- Gracias, mi amor.

+ Ahora vete a dormir, exhibicionista salido. Que encima ahora la que está cachonda y se va a tocar en el baño soy yo.

Esperé a que se metieran las dos en su cuarto, volví con la madre y dormí como un bendito hasta que me despertó. Había dormido tan bien que no estaba ni empalmado.

+ Vaya, va a ser el primer día que te vea sin congestión en la zona, ¿eh?, y se echó a reír. Aún con todo parece grande en su estado "natural". 

Ese natural sono con bastante retintín.

Y era cierto, llevaba demasiada tensión contenida. Este día no pasó nada reseñable más allá de comerme con los ojos las tetas de su hermana. La cuál parecía encantada de que lo hiciera, me guiñaba el ojo y me lanzaba besos. También me miraba el paquete y se mordía la lengua... Joder con la hermanita, qué ganas tenía de hincarle el diente y lo que no era el diente.

Como tengo un fetiche con los pies femeninos bonitos y limpios decidí darle salida masajeando los de Lorena en la playa. Tardaron poco en pedir las otras dos también. Tuve que fingir resignación a masajeárselos también mientras me ponía boca abajo para disimular mi erección. Con Inma tenía la sensación de que ella estaba disfrutando más que yo. Tenía los ojos cerrados se le escapaba algún “mmmh”, pero lo más exagerado fue cuando se le pusieron los pezones como pitones.

El cuerpo me pedía lamérselos. Los pezones y los pies. Lorena me pidió más tarde que no volviera a darle un masaje en los pies a su hermana. Yo me hice el tonto y ella me señaló que se le habían puesto los pezones que podía rayar cristales.

A Marga se los sobé y masajeé por la noche otra vez como quise mientras estábamos en la cama. Bendita manta que escondía mi pétrea erección.

+ Ay que ver… Escucha, cuando me busques a un primo o tío tuyo que también dé estos masajes, porque de verdad que son una delicia. Cuando te canses para, eh.

- No te preocupes, que menos ya que me dejas compartir cama. Es mi manera de pagar.

+ Niño, estás más bueno que Brad Pitt y vas todo el día en pelotas, ¡la que tendría que pagar soy yo!

Aproveché para sacarle el tema del abrazo y mi rabo en su culo. Y me volví a disculpar.

+ Si es normal que pasen estas cosas, y más en este caso donde estamos durmiendo prácticamente desnudos, en verano y con una botella de vino en el cuerpo.

Era sorprendente cómo le quitaba hierro al asunto. Aproveché para abrirme un poco.

- En fin, Marga, me parece que vamos a ser familia política por poco tiempo.

Esto la pilló por sorpresa y se reincorporó un poco, pero no le solté el pie.

+ ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Me parece que tu niña me va a dar puerta. La noto cada vez más seca y distante.

+ Es verdad que yo también la noto cómo más irascible y un pelín amargá, pero hombre. De ahí a que te vaya a dejar…

- Bueno, ya sabes cómo son estas cosas. Que las intuyes, te las ves venir. Así que aprovecha los masajes.

Se rio un poco.

+ Bueno, mira. Habla con ella. Yo espero que no, eh, porque eres un yerno de lujo… Y me tienes que presentar a algún pariente tuyo, eh.

- Descuida, descuida.

Seguí masajeándole el pie un poco más. Ya había plantado la idea. No quería que me viese como su yerno.

Al día siguiente lo habitual de los días anteriores, pero el viernes todo dio un giro de tuerca. Bueno, más bien dos. Me desperté por la mañana con mi consabida erección y Marga iba en tetas y tenga. Como Inma. Me aventuré a piropearla.

- Ahora veo de dónde ha sacado el material la pequeña.

+ Con sus años las tenía como ella, pero se van cayendo un poco y más después de tener dos niñas.

- Y con todo tienen una forma genial, ¿eh?

+ Ay, gracias corazón.

Se acercó y me dio un beso en la mejilla sonriéndome mientras sus tetas colgaban esperando ser agarradas. Fui al cuarto y Marga detrás para el ritual de la ventana. Cerré un poco la puerta y mi tieso rabo señalaba la ubicación.

- Esa es la dirección.

Marga me miró el rabo y echó a reír.

+ Jesús, si me indicasen así las direcciones no me iba a perder nunca.

Busqué mis calzoncillos con parsimonia mientras con mi media erección al aire mientras Marga se peleaba con la ventana. Últimamente le estaba costando más. Ya tenía la certeza de que lo que quería era admirar y que le restregase el rabo. Y estaba aún más escorada a la izquierda, donde debía ponerme yo para ayudarla.

+ Tú, el de la varita de zahorí, deja eso y échame una mano con la puta ventana que cada día va peor.

Me puse a su lado, pero no podía hacer fuerza.

- No puedo, cámbiame el sitio.

+ Estoy de esta ventana hasta el coño. Desde aquí el pestillo se levanta mejor.

- Pero es que para hacer fuerza bien me voy a tener que poner detrás d…

+ Lucas, hijo mío, remilgos ahora no que ya me has aparcado el manubrio entre las nalgas.

No dije nada, me puse detrás de ella con la polla totalmente encajada en sus nalgas mirando hacia arriba, como si me estuviera haciendo una paja con sus nalgas. Era absurdo. La situación era un quiero y no puedo que a mí me estaba poniendo malo y por seguro que Marga tenía que estar también a puntito de lanzarse sobre mi rabo.

Salió rápido la ventana, yo no me moví y ahí siguió mi rabo en sus nalgas mientras terminaba de abrirlo todo esperando a que se apartase de mí. No parecía molestarle demasiado mi rabo…

+ Gracias corazón, me dio un beso en la mejilla.

+ Y gracias al soldadito también, se dio un beso en los dedos y me tocó el rabo como besándole.

- De nada, de nada…

Era todo un sinsentido. Teníamos los dos más ganas de follar que un muyahidín de inmolarse en mitad de un cuartel estadounidense. Me di cuenta que de las tres la que menos me ponía era Lorena y la que más su hermana.

Lorena cuando vio a su madre de esa guisa discutió con ella. Que por qué se paseaban desnudas delante de su novio. Marga le dijo que iban exactamente igual que todos los veranos y que a mí no solo no me importaba, sino que también solía ir sin ropa.

A Lorena se le había torcido el morro bastante ya con esto, y se le terminó de torcer ya cuando su hermana me pidió en la playa que le pusiera crema y que le diera otro masaje en los pies.

Se levantó y me pidió que la acompañara y nos fuimos a dar un paseo.

+ Mira, Lucas, yo ya no puedo más con esta situación.

- ¿Con qué de todo?

+ No soporto que te pasees desnudo delante de mi madre y mi hermana, que ellas lo hagan también. Que se te coman con los ojos.

- ¿Estás celosa de tu madre y tu hermana?

+ ¡Sí! No quiero que te babeen, y si pasa no quiero saberlo.

+ Mira, necesito tiempo porque ahora no sé qué quiero.

- ¿Me estás dejando?

+ No lo sé… Mira, me voy a Málaga y voy a estar unos días pensando.

Volvimos con su madre y su hermana y su madre se veía por dónde iban lo tiros por las caras que traíamos los dos.

+ Mamá, ¿me puedes acercar a Málaga?

- ¿Estás bien, Lorena?

+ Sí… Pero necesito estar sola este fin de semana. El lunes tengo el tren.

- ¿Quieres que nos volvamos todos?

+ No, no… De verdad, que necesito estar sola.

Nos fuimos a la casa y Marga llevó a Lorena a Málaga. Cuando nos dejó en casa a Inma y a mí me estuvo preguntando qué había pasado.

- Ná, si es que hace tiempo que la relación no camina y tu hermana quiere estar sola.

+ Ah, vaya, no lo sabía.

- Estas cosas se ven desde dentro, desde fuera y desde lejos pues es más jodido.

+ ¿Y tú estás bien?

- Pues un poco aliviado porque lo veía venir. No es cómodo estar con alguien en esta situación.

No hablamos mucho más. No me sentía especialmente apenado, de hecho me sentía un poco más aliviado.

Me duché, me sequé, me azucé un poco el rabo para que ganase tamaño y subí a mi cuarto. En el piso de arriba me crucé con Inma, que ya iba en tetas y tanga. Cómo me ponía la condenada… Sus melones, sus piernas y sus pies hacían que se me fuesen las penas.

+ Oye, Lucas…

- ¿Sí?

+ Mmmh… ¿Te quieres duchar conmigo?

Mientras me decía esto me cogió las manos y se las puso en sus tetas, sus brazos me rodeaban el cuello y se me arrepretaba. No me lo podía creer, se me abría el cielo. A Inma le importaba una mierda con tal de saciar su sed. Me dio un pico muy suave.

+ No sé… Como estás soltero ahora.

- Tu madre no va a tardar en llegar.

 + Pero segur que da tiempo... Además necesito que alguien me enjabone las tetas...

Y no tardó, maldije mi puta mala suerte de lo rápido que había hecho el viaje… Se debía oler la tostada. Le apreté las tetas por última vez, me gimió, le di un pico y nos separamos. Me fui al cuarto a ponerme los calzones y a intentar relajarme porque no me daba tiempo a hacerme una paja. Estuve hablando un rato con Marga mientras la niña se duchaba.

- Bueno, ya te lo dije ayer o anteayer.

+ Ay, chico, es una pena. No sé qué le pasa. Espero que lo arregléis.

- Y aunque no lo arreglemos, que estas cosas pasan, vamos a cenar algo bueno y nos calzamos una botella de vino.

+ ¡Ese es el espíritu! Te admiro, eh, yo en tu situación estaría hecha un mar de lágrimas.

- Bueno, ya te dije que me lo veía venir. Mejor así.

Y tan mejor, la cena empezó un poco decaída, pero enseguida se animó. Anécdotas absurdas, tonterías y mucho vino. La verdad que sin Lorena lloriqueando porque las otras iban así o asá se estaba mejor.

De tanto reír me quité la camiseta por los calores que me entraban.

- Mira, Inma, ahora voy como tú.

+ Ya, pero tú no tienes esto.

Y se agarró las tetas.

= ¡Pero niña!, y se echó a reír Marga.

- Dame tiempo y echaré los pectorales.

Le intenté quitar hierro al asunto, pero cenar viendo esos melones me tenía el rabo hinchado. A veces lanzaba miradas furtivas a su bonitos pies… Me había quedado sin sobarles hoy por la dramas de su hermana, pero bueno, mañana era día de playa. La puta niña se estaba empezando a convertir en una obsesión personal y hormonal.

Otra vez seguimos Marga y yo de vinos e Inma se fue a la cama porque se dormía.

+ Ay, la niña… De verdad. Estando tan buena y tan salida nos trae por el camino de la amargura.

- ¿Por qué?

+ Mae mía el puterío que me lleva… Y no está sola, su primo Damián, que tiene 1 año menos, pero mide casi 1,90 el chiquillo y está muy bien formado, que claro a tu lado parece poca cosa.

- Que no soy para tanto.

+ Uy, créeme que sí, hijo… Bueno, pues el Damián de las narices, otro niño guapo salido, y cuando se juntan estos dos en alguna comida familiar de verdad, que es que es para separarlos con un palo.

Por lo visto Inma le sobaba los brazos, Damián se la comía con los ojos… El típico tonteo adolescente evidente.

+ Mira, de verdad, miedo tengo de que me la preñe y le salga un niño tonto.

Me reí mucho, Marga tenía unas salidas muy buenas. Retomamos el tema de su hija. Volvió a lamentar la situación. Me dijo que era su exyerno favorito, y el más guapo. Cuando nos acabamos la botella de vino y recogimos nos subimos al cuarto. Yo iba detrás de ella en las escaleras admirando su culazo.


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Parte 2

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Mientras subíamos las escaleras admiraba su señor bufete. Llevaba puesto un culotte negro que prácticamente era un tanga y la camiseta vieja de tirantes que le hacía buen escote. Me había fijado a raíz de que se hubiera subido la niña a dormir porque sus tetas habían atraído toda mi atención.

La situación, el vino, y su culo en la cara me puso morcillón… Saber que ahora venía el momento en el que me iba a desnudar delante de ella me aceleraba el pulso.

Las puertas de las habitaciones eran bastante viejas y tenían cerradura. Si me iba a meter en la cama con la madre no podía dejar mi habitación abierta con el peligro de una incursión nocturna de Inma, así que cerré mi puerta con llave. Me metí en la habitación con Marga, le pedí la llave para cerrarla también, por si acaso. Y me quité los calzones lentamente. Marga miró mi gordo rabo y casi erecto mientras decía “virgencita mía…”.

Se quitó la camiseta… Y el culotte. Se quedó totalmente desnuda. Tenía el coño rasurado al 1 o al 2. Me encantaba. La miraba mientras se metía en la cama.

- Oye, ¿cuándo tenías 20 años también la moda era afeitarse el chichi?

+ Qué va… Eso hasta los 90. Las pelis guarras que cambiaron el gusto a la sociedad. Con lo cómodo que era.

- También te digo que un chichi así afeitado o rasurado se agradece a la hora de meter el morro.

+ Eso también es verdad.

Cogí uno de sus pies y se lo empecé a sobar.

+ Ay, madre qué gusto… Qué manos tienes. Mira que hacía que no me daban un masaje en los pies ni sé…

- ¿Cuánto?

+ ¡Buf! Quizás desde que estuve embarazada de Inma. Si es que Juanjo era un rancio pa tó… No sé cómo aguanté 15 años con él…

Mientras le sobaba el pie mi erección iba creciendo y creciendo. Como estaba boca arriba, pero con las rodillas flexionadas, y su pie en mi estómago, no había riesgo de darle con la polla.

O eso pensaba hasta que cuando le pedí el otro pie, y debido al vino, apuntó mal y me dio en el rabo.

+ Ay, perdona, ¿te he hecho daño?

- No, no.

+ Pues yo casi, y se empezó a reír.

Eran mis últimas noches con ella y sin Lorena.

- Tienes unos pies súper bonitos y suaves, me encanta masajearlos.

+ Sí, me he dado cuenta ya. Y una suerte que te gusten porque me estoy llevando unos masajes de gratis que de normal me iban a costar 30€.

Subí un poco su pie y le di un beso. Me sonrió cuando lo hice.

Qué excitado estaba…

Después de masajeárselos a conciencia se fue adormilando. Yo estaba boca arriba pensando si ir al baño a masturbarme cuando de repente se apoyó encima de mí pasándome el brazo por encima del pecho y apoyando su cabeza también. Puso parte de su pierna encima de mí, acariciando parte de mis huevos y rabo con su muslo. Notaba su pelvis medio rasurada sobre mi pierna y ella estaba notando mi duro rabo en su pierna y no se canteaba. Pasé mi brazo por detrás de ella sujetándola.

+ No te importa, ¿no? Que hace mucho que no duermo con un hombre…

- No, no. Para nada. Me encanta esta postura, además.

+ A mí también…

Le di un beso en la frente y le acaricié el pelo hasta que se durmió del todo. Mi rabo estaba durísimo. Me costó 10 minutos relajarme y dormirme. Y menos mal que llevaba media botella de vino en sangre, porque si no no me duermo con semejante mujerón encima de mí.

Es más, no pude dormir, a las dos horas estando en la misma postura me desperté con el brazo dormido y la polla durísima. Marga estaba en la misma posición. Me moví un poco y ella se recolocó boca arriba.

Yo ya no pude más, retiré las sábanas, le separé un poco las piernas y empecé a comer el coño lentamente. Al poco tiempo noté cómo su coño lubricaba y un sabor mucho más agradable que le de su hija inundaba mi boca. Unos gemidos leves acompañaban el ligero estremecimiento de su cuerpo.

En ese momento abrió los ojos y me vio ahí amorrado. Mis manos fueron directos a sus tetas.

+ Ah… Lucas… Esto no está bien… Aah…

Me chupé una mano y le metí dos dedos. Estaba empapada.

Dejé de comerle el coño y fui subiendo, parando en cada melón para chuparle los pezones hasta que me puse a la altura de su cara.

- Lo que no está bien es que a un mujerón como tú no se la estén follando como debe todos los días.

Me la agarré, apunté y se la empecé a meter lentamente mientras un gemido ahogado acompañaba la penetración y sus piernas me rodeaban.

Sentía que la tenía durísima. Estar al fin follándome a Marga era un éxtasis para mí, y eso significaba tenerla dura como una piedra.

Marga me había dicho que llevaba el DIU, por eso ni me molesté en ir a por un condón.

+ Aaaaah… Ay por dios… Aaaah… Qué cosa más grande… Aaaah

Me la follé con ansia y lentitud, quería que sintiese todas mis embestidas. Con cada penetrada un jadeo largo y ahogado salía de su boca.

- Qué dura me la pones, Marga.

+ Uf… Sí, madre mía del Aaaah…

Estuve un buen rato así mientras le lamía las tetas, le recorría la espalda y me apretaba contra ella. Recibía todo lo que le hacía con mucho agrado, pero era hora de cambiar de tercio. Le di la vuelta, la cogí del pelo, la puse a cuatro patas y empecé a embestirla con más violencia.

Puse las sábanas como buenamente pude entre mi cuerpo y el suyo para disimular el sonido de carne contra carne.

Le apretaba las nalgas y le di algún cachete, pero sin pasarme para que el ruido no despertase a Inma.

Empezaba el bombeo a una buena velocidad.

+ Ay dios, ay dios, ay dios…

Agarró la almohada y empezó a gritar ahogando su orgasmo mientras contraía su culo. Decidí bajar el ritmo y penetrarle un poco menos profundamente para alargarle el orgasmo.

Estuvo un minuto por lo menos con la almohada en la boca. Yo seguí dándole y dándole. Cuando terminó de correrse le di la vuelta y seguí bombeando mientras le comía la boca.

+ Madre mía, Lucas, que ni sé cuánto que no me follaban con este ansia.

- Pues estoy siendo delicado.

+ Uf… Mira, ya estamos metidos en harina. No te cortes. Hazme lo que quieras. Soy tuya.

- ¿Quieres que te trate como a una perra viciosa?

+ Sí… Pero no te pases… Estoy muy oxidada en esto, jejeje…

Lo primero que hice fue levantarle las piernas y dejarlas con los pies a la altura de mi cabeza.

- Ahora mientras te follo, mastúrbate.

+ Sí…

Empecé a embestirla y ella a masturbarse. Sus jadeos aparecieron al momento. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid le metí un lametazo en el pie. No protestó, no dijo nada, así que di otro más y más... Y terminé lamiéndole ambos saciando así mi fetiche.

Y así nos pegamos dos horas alternando ritmos. Cuando se hubo corrido como 5 veces le pedí que me la chupase, y con una maestría exagerada me hizo venirme en menos de dos minutos.

Se tragó todo. No se dejó nada. Ni una gota. Ni me recriminó que hubiera descargado chorros y chorros en su buca.

A las 6 de la mañana me sumí en un profundo sueño con Marga encima de mi pecho otra vez.

Menos mal que mi reloj sonó a las 9:40 y me pude volver al cuarto antes de que Inma se despertase y nos pillase a los dos de esa guisa…

Era sábado y menuda resaca… Ni Marga se despertó. Me fui al cuarto de invitados, encontré una postura medio decente seguí durmiendo.

Dos horas más tarde me desperté. Algo mejor, pero muerto de sed y ligeramente excitado. Las resacas me suben la libido. Me acaricié ligeramente el mango y este respondió muy positivamente.

Una vez estuve morcillón bajé a la cocina.

Para dos días que me quedaban me di el gustazo y bajé las escaleras totalmente desnudo a ver cuál de las dos podía encontrarse conmigo.

No había nadie, así que bebí agua, pero en seguida apareció Inma en tetas. Que no se cortó a la hora de comerse con los ojos mi cuerpo desnudo.

+ Mamá creo que sigue durmiendo, ¿estuvisteis mucho más rato?

- Sí, nos bebimos la botella.

+ Vaya par de borrachos…

Empezó a acariciarme el brazo, el pecho, la espalda, el culo… Yo bebía agua mientras mi rabo se iba poniendo más y más duro.

Bajó su mano, me acarició el rabo y lo sostuvo con las dos manos mientras veía cómo sus manos no cerraban al agarrarlo.

+ Qué grande… No sé si me cabría en la boca…

Le di la vuelta y le agarré las tetas mientras le clavaba el rabo en las nalgas.

+ Aah… Un jadeo de alivio se le escapó mientras le sobaba las peras.

- Como me sigas calentando te pego una violada que te dejo en silla de ruedas.

+ He intentado ir a tu cuarto por la noche, pero te cierras la puerta para dormir.

Por un momento se me paró el corazón, supongo que intentaría entrar al principio porque si no nos hubiera pillado a su madre y a mí dándolo todo.

- Niña mala… Si entras en mi cuarto iba a abusar de ti de tal manera que tu madre nos iba a sacar a escobazos de la casa.

No decía nada, ni abría los ojos, se dejaba hacer.

Oímos el ruido de la puerta e Inma salió disparada al salón. Yo me senté a beber agua. Marga bajó las escaleras y se metió en el baño. Yo aproveché para lavarme un poco la polla de todos los restos del crimen de la noche anterior.

Pisé el suelo descalzo para aligerar la erección.

Cuando salió del baño y entró en la cocina me saludó con una sonrisa pícara y yo le guiñé el ojo. Se dio cuenta que iba desnudo.

+ Madre mía, Lucas. Como te vea la niña…

- Ahora me pongo algo, es que me moría de sed…

+ Y yo…

Miró hacia la puerta y me susurró.

+ Oye, en cuanto a lo que ha pasado esta noche…

- Si mandas a Inma a casa esta noche te follo con más desesperación.

Marga puso los ojos como huevos y dio un trago de agua.

+ Uf, no iban por ahí los tiros.

- Mira cómo la tengo de pensar en hacértelo.

Y le mostré la medio erección cortesía de su hija.

+ Ay, virgencita de la Victoria… ¿Me quieres matar?

- Me subo arriba…

Le pasé la mano por el culo.

- Espero que no tardes. Tenemos que abrir la ventana…

+ ¡Inma! Ven aquí y prepara los sándwiches de la playa.

= ¡Joooo, que ya lo he hecho tres díaaas!

- Va, que te daré un masaje en los pieees.

Silencio. Marga me miró levantando la ceja.

- Le encantan…

+ Más que encantarle, que no sé si te has dado cuent-

Apareció Inma por la puerta corriendo con sus tetas botando.

=¡Vale!

+ Ah, y prepárame el café, cariño. Que tengo una resaca…

- Voy a vestirme.

= Por mi no lo hagas eh.

+ ¡Pero niña!

= Venga, mamá, que a ti se te van también los ojos.

- Si no me vestiría, pero no voy a ir así a la playa.

= Podrías…

+ Sí, y lo detendrían por exhibicionista o alguna guiri vieja lo intentaría violar. Voy a abrir las ventanas para airear y a vestirme.

Subí las escaleras detrás de Marga y mientras le iba sobando el culo me iba azuzando el rabo que ya estaba casi al máximo.

Marga se dio bastante prisa en abrir todas las ventanas y cuando llegó al cuarto de invitados la estaba esperando con la polla en la mano.

+ Madre mía, con eso me vas a reventar viva…

La puse en la posición de abrir la ventana mientras le pellizcaba los pezones y le frotaba la polla en el coño.

- ¿Cómo dices que era?

+ Niño… Por favor…

- ¿Qué iba el qué dónde?

+ Ah… Por dios…

Cuando estuvo lo bastante húmeda se la metí y le tapé la boca. Los ojos cerrados mientras entraba hasta que estuvo toda dentro del todo.

- Mastúrbate… Le susurré al oído.

Y obedeció. No me contuve y la embestí con ansia y bastante ritmo una vez estuvo lo bastante mojada para soportar mis embistes.

Ni 5 minutos, tuvo su orgasmo y yo la rellené de leche. Mientras tenía el orgasmo yo seguía bombeando con los ojos cerrados.

+ Buf… ¿A esto te referías cuando decías que te contenías?

- Sí.

+ Madre mía… Por cierto, vamos a vestirnos rápido que la niña va a sospechar…

No sé cómo se limpió Marga, pero yo me limpié el rabo con un pañuelo y me lo dejé ahí puesto hasta que pude bajar al baño.

Ya en la playa le di un buen masaje en los pies a la niña mientras la madre negaba con la cabeza. Inma no se había quitado la parte de arriba, pero los pezones los tenía duros como escarpias.

La suerte quiso que apareciesen unas amigas de Inma por la playa con sus padres y ella fue a saludarlas de manera efusiva.

+ ¿No te has dado cuenta?

- ¿De qué?

+ Ay por dios, Lucas. La niña se pone cachonda en cuanto le tocas los pies.

- ¿En serio?

+ Mae mía, si tuvieses la mitad de cipote en el cerebro serías el chico más listo del mundo.

- ¿A ti también te excita?

+ A mí me relaja.

- Pues esta noche te los he chupado y no te has quejado.

+ Ya… Es que era otro contexto.

- Creo que va a ser hereditario, ¿te ha gustado?

+ La verdad que sí… Es la primera vez que me lo hacen.

- Y no será la única. Si la niña se va un rato con sus amigas te voy a meter una follada que van a venir los vecinos a ver qué pasa.

+ Ay por dios, jajaja, ¿pero cómo me dices eso? Mira, que una no es de piedra y estamos en la playa… Que no tengo ropa interior para cambiarme.

- No sabes lo que me pones, Marga. Cada vez que te tengo cerca se me pone dura.

Y mientras le decía esto le acaricié del muslo al pie.

+ Uf, mira… No sé ya qué decir, estoy más cachonda que la Inma y ya es decir, jajaja.

Al poco volvió Inma diciendo que si podía ir un rato con su amiga Susana y Carolina, que la habían invitado a comer. Marga dijo que sí, la niña cogió su ropa y se fue para allá toda feliz.

+ Mira, no ha hecho falta mandarla a ningún lado, jajaja.

- No, ¿eh?

Cuando volvimos a la casa no llegamos ni a subir al piso de arriba. La puse a cuatro patas en el sofá del salón y le azoté las nalgas como si quisiera borrarle el blanco del culo.

Los gritos por los orgasmos fueron escandalosos y seguro que se podrían haber escuchado en la casa de al lado. Por toda la casa sonaba el ruido de carne contra carne, y cada vez que le daba un azote se oía un “aah”.

Tres orgasmos tuvo la matriarca en ese sofá y yo no me pude correr por la excitación. La tenía tan dura que ni chupándomela me hacía irme.

- Me pones demasiado.

+ Me voy a dar una ducha antes de que me mates.

- Pues no me he corrido.

+ Hazte una paja o algo, pero a mí déjame, ¿eh? Que me matas.

- ¿No quieres que me meta contigo en al ducha?

+ Lucas, por dio. Dame un poco de tregua que es que he pasado en dos días de cero a cien y me dejas el chichi en carne viva.

Marga se metió en la ducha y yo me quedé tirado en el sofá pensando que me había follado a madre e hija, y que solo me faltaba la nena para tener el trío completo. Me sentía orgulloso.

Estaba observando mi duro rabo, que no se había bajado, y estaba pensando si meterme en la ducha con Marga y abusar de ella pese a todo cuando alguien llamó a la puerta.

Era una señora con el pelo cardado más bien gorda de casi 70 años. Abrí la puerta del baño.

- Oye, Marga, hay una vieja en la puerta.

+ ¿Cómo es?

Se la describí.

+ Pf, es la vecina. Se llama Juana. Es una cotilla.

- ¿Y qué quiere?

+ Ni idea, a veces sal, otras azúcar… Nos habrá oído y querrá asomarse a ver qué pasa.

- Pues la voy a espantar.

+ No seas malo, que es mayor.

- No, no. Voy a abrir la puerta así como estoy.

Se asomó un momento sacando la cabeza por la cortina y se echó a reír.

+ Buena suerte con Juana. Yo me voy a dar una ducha muuuy larga que tengo ganas ya.

- Yo sí que te tengo ganas, en que la vieja se vaya prepárate porque te voy a violar en la ducha.

+ Niño, de verdad. Dame un poco de tregua, por favor te lo pido… Que me vas a matar.

 

Abrí la puerta y la dejé medio entornada.

- Holiiiii

+ Ay, hoja hijo mío, he oído gritos, ¿estáis todos bien?

- Sí.

+ Bueno, me alegro, me alegro… ¿Dónde está Marga?

- Se está duchando, yo me estaba cambiando que hemos venido hace poco de la playa.

+ Ah, ya veo, ya veo… ¿Y cómo abres la puerta solo así? ¿Pasa algo?

Momento de asustarla. Abrí un poco más la pueta para que viese que estaba desnudo y totalmente empalmado.

Cuando la señora me vio el manubrio se llevó la mano a la boca y se santiguó. Volví a ponerme en la postura inicial.

+ Pero hijo mío, cómo vas así. ¿No te da vergüenza?

- Ya le he dicho que me estaba vistiendo.

Esta fue mi primera “vieja”, luego le cogí el gustillo, ya veréis por qué, pero hoy se habían alineado todos los astros.

La señora no se iba, de hecho miraba a ver si se me veía algo.

- ¿Quiere algo señora?

+ Ay, puse ahora que lo dices me he quedado sin sal.

- ¿Quiere entrar o espera aquí?

+ Pues mira, voy a entrar que hace mucha calor, jeje.

Abrí la puerta del todo y la señora entró. Cerré la puerta y me miró de arriba abajo.

+ Jesús, qué fresquito vas, hijo mío.

- Es que hace mucho calor.

+ Es verdad, es verdad.

Se quedó atontada mirándome con especial atención al rabo.

- ¿La sal, señora?

+ Sí, sí…

Entramos en la cocina, busqué rápidamente en el armario de arriba y encontré un paquete casi terminado y otro entero. Le di el casi terminado.

Cuando me giré a ofrecérselo la señora me estaba haciendo en escaneo completo.

- Aquí tiene, ¿algo más?

+ Pues creo que no.

Miró la cocina y de nuevo sus ojos se iban a mi rabo sin ningún tipo de pudor. Estaba atontadísima con mi polla. Luego me contó Marga que siempre había sido una obsesa, que a Juanjo lo intentaba espiar muchas veces por la ventana. Que en sus años mozos había sido más guarra que las gallinas…

Qué pena no tener una vecina así.

Bueno, había que aprovechar, y yo estaba salidísimo y con el rabo duro duro, duro. Caminé  delante de la vieja hasta la puerta para que me pudiera ver bien el culo.

+ Pues muchas gracias hijo mío, *miradita al rabo*.

- De nada.

+ Voy a ver si ordeno la compra, que como vivo sola, *miradita al rabo*, pues me cuesta y a veces no llego bien.

- ¿Necesita ayuda?

Le cambió la cara.

+ Pues mira, sí. Tú que eres joven, fuerte y alto *miradita al rabo*.

- Venga, me pongo el bañador y voy enseguida.

Le abrí la puerta a la abuela. Me repasó de nuevo y se despidió. Me asomé un poco al baño.

- Marga, que voy a ayudar a la señora que necesita ayuda con la compra.

Marga se descojonaba.

+ Lo mismo que con Juanjo… De verdad, lo de esa vieja verde cotilla no tiene nombre. Claro, te ha visto el mango y se le ha hidratado el chichi seco que tiene.

- Joder, no la he asustado, eh. De hecho ha perdido toda su locuacidad en cuanto me la ha visto.

Marga volvía a reír.

+ Va, ayuda a la vieja pesada y vuelve que tenemos que comer y dormir la siesta.

- Cuando vuelva sí que te lo voy a comer.

+ Madre mía cómo estás… Tú me matas, ¿eh?

Qué ganas le tenía a la madre, era bestial. Fui arriba, me puse el bañador y fui rápidamente a casa de la vieja. Me abrió de muy buena gana. Yo seguía con mi semi erección.

- Dónde está la compra.

+ Ahí, en la cocina a mano derecha.

- Vale,

+ Escucha, si tienes calor y quieres estar fresquito por mí que no sea, joven.

- Tiene usted razón.

Me quité el bañador y mi rabo quedó en posición desafiante. Se me había bajado un poco, pero como la vieja se lo comía con los ojos eso ayudaba a que se me pusiera más dura.

Fui a las bolsas y las revisé. No había muchas cosas.

- Pues sí que ha comprado usted, y pesan, ¿eh?

+ Ya te lo he dicho, hijo…

- Va, se las voy ordenando, usted me indique.

La abuela estaba a mi lado, casi salivaba al verme, sus ojos recorrían mi cuerpo… Y eso me excitaba muchísimo. La tenía ya casi al máximo.

La abuela era un poco bajita, y le pregunté cómo subía estas cosas a la balda de arriba. Me dijo que se subía en un taburete pequeño que tenía al lado.

Ahí se me encendió la bombilla.

No necesitaba el taburete, pero si me subía a él le dejaba a la vieja la polla a la altura de la cara literalmente.

+ Ten cuidado, no te vayas a matar, hijo.

- Usted agárreme bien.

Ni corta ni perezosa su mano fue al culo y la otra a la pelvis, casi me tocaba el rabo.

Subí un par de latas de guisantes e hice el paripé de menear el micro taburete como si perdiera el equilibrio.

+ Uy, ¡ten cuidado!

- Agárrame bien, señora.

+ ¿De dónde?

- De donde usted crea.

Mano al culo, y al manubrio. Bien. Su pequeña y arrugada mano ni de coña era capaz de abarcar lo gordo de mi pene. La visión y la sensación eran maravillosas.

Según le pedía cosas me las pasaba y su mano volvía al rabo.

Le pedí un bote de tomate y se fue a girar yo me giré también para darle en las gafas.

- Ay, perdón, qué torpe soy.

+ ¿Te he hecho daño? Espero que no, que estas gafas son un poco viejas.

- Bueno, supongo que un pequeño rasponcillo.

+ Nada, un curasana y apañado.

Dijo curasana, curasana y me dio un beso en el rabo. Me miró y sonrió.

- Ay, mucho mejor, pero no está del todo.

+ ¿No? Es normal, si es que tienes un miembro muy grande y hay que dar más curas.

Me dio varios besos en el rabo. Lo tenía que me latía al ver sus arrugados labios cerca de mi rabo.

+ ¿Mejor?

- Bueno, bueno, terminamos con esto primero, que no sé yo si está mejor.

Le coloqué todo, me bajé del taburete y le dije que ya estaba.

+ Qué amable eres, joven. ¿Quieres un café?

- No, no, estoy bien.

+ Pues déjame que te dé algo de dinero por las molestias…

- No, no. Estoy bien. Si me quiere dar algo que sean más curasanas que sus gafas me han hecho un poco de daño.

+ Ay, es verdad, qué torpe soy de verdad, con lo delicado que es tu pene…

Fui al sofá, me senté, me despatarré y me la sujeté hacia arriba totalmente descapullada.

La vieja vino, se puso de rodillas y empezó a darle besitos mientras me la agarraba.

- Uy, ya me voy sientiendo poco a poco mejor, eh.

+ Si es que los curasana son mano de santo.

Al final sacó la lengua y empezó a chupármela como si fuera un helado. No sé si no sabía o es que lo había hecho así toda la vida.

Estuvo un rato así hasta que decidió succionarme un poco el glande. En cuanto el primer chorro se lo acerté totalmente en la boca. La pillo de sorpresa y se puso a toser. Otros chorros brotaron y le mancharon el pelo, el camisón, el suelo… ¿No querías rabo?  ¡Pues toma dos tazas!

Todo lo acumulado por Marga fue para la pobre Juana, a la cual había regado muchísimo.

- Muchas gracias, doña Juana, me siento mucho mejor. Han funcionado sus curas.

+ Me alegro, me alegro…

Estaba un poco molesta. Normal, por otra parte. Me puse de pie, limpié los lefazos del suelo y mi rabo, me puse el bañador y me volví al apartamento.

Marga me preguntó qué había pasado y le dije que nada, que la señora muy marrana que me había tocado el culo y el paquete.

Se rio y me dijo que era lo habitual.

Preparamos la comida mientras le metía mano. Marga protestaba diciendo que se le iba a quemar todo.

Comimos, fui al baño, me limpié los restos de semen, subimos al cuarto y yo ya estaba recargado.

Me desnudé delante de ella y observó con un poco de inquietud mi rabo ligeramente morcillón.

+ Cariño, déjame dormir un poco…

- Es cierto, si esta noche eres mía.

+ Buf… Sí, déjame que me recupere.

- Vale, pero tu coño me lo como.

Me abalancé sobre ella, le comí la boca, las tetas, y el coño. Mientras se lo comía yo le masturbaba. Ahora tenía el rabo más sensible y mi aguante iba a ser menor.

Cuando Marga tuvo su orgasmo se la empecé a meter, le metí la lengua en la boca, bombeé un poco y la llené de leche.

Después de eso nos quedamos dormidos en su cama.

Me desperté a media tarde y Marga seguía ahí. Me puse encima de ella y empecé a besarla suavemente mientras me frotaba con ella. Estaba receptiva y daba la bienvenida a mi lengua en su boca.

Mi rabo reaccionaba.

+ Ay, corazón… Me vas a matar.

- Eso intento.

Cuando le estaba comiendo las tetas llamaron a la puerta.

+ Mierda, es la niña seguramente. Qué oportuna.

- Ya voy yo.

La besé, me puse unos calzoncillos y una camiseta de tirantes ajustada que era como si no llevara nada y abrí la puerta.

Ahí estaba Inma con su amiga y sus padres que la habían acompañado.

Les saludé y todos repararon en el bultazo de mi paquete en mayor o menor medida, sobre todo la amiga de Inma.

- Estaba echándome una siesta, ya perdonaréis las pintas.

+ Aaaah, pues ya sentimos haberte despertado, que Inma no tiene llaves.

- No pasa nada.

La amiga gorda de Inma preguntó rápidamente a sus padres si se podía quedar un poco más con ella. La madre revisó mi bulto antes de responder a la hija. Se había dado cuenta a qué se debía ese repentino interés.

- Marga está arriba, creo que también estaba durmiendo, aunque supongo que se habrá despertado por la hora.

Al padre le daba más igual, pero la madre parecía inquieta. Cambió de idea en cuanto vio bajar a Marga por las escaleras y estuvieron hablando un rato.

La mujer le dijo a Marga que tenía la piel súper brillante, qué cual era su secreto.

Marga rio nerviosamente y dijo que haberse separado de Juanjo.

El padre levantó la ceja y me miró. Creo que él tenía otra respuesta para justificar el buen aspecto de la piel de Marga.

Marga se apresuró a decir que yo era su yerno, que Lorena se había ido a Málaga para estudiar un poco los exámenes de septiembre que le quedaban y que me había “abandonado” dos días con ellas.

La conversación continuó sin más trascendencia mientras yo me despedía para ir a darme una ducha.

Las niñas subieron a la habitación de Inma y Marga aún estuvo un rato hablando con ellos.

Cuando salí pasé un momento por la cocina donde me la encontré preparando algo para la cena.

Me acerqué por detrás y le apreté las tetas mientras le decía a la oreja que yo sí que sabía cuál era el secreto de su buena piel.

Le metí la mano por delante de las bragas y ella me la sacó torpemente.

+ Hay que ver, ¿eh? Chiquillo, de verdad… Espera a la noche

- Me va a costar.

+ Súbete arriba y tócate un poco, que va a bajar la Inma y nos va a pillar…

- Mira lo que tengo para ti…

Y me abrí la toalla mostrando el rabo semierecto. Marga lo agarró un momento, y lo soltó.

+ Mira, no me hagas el lío… Súbete arriba y tócate, haz el favor.

Le di un cachetazo en el culo que no recibió con desgana y mi erección y yo nos subimos a la habitación de invitados subiendo las escaleras sin ningún cuidado para anunciar a Inma que estaba subiendo.

No tardó en asomar la cabeza por el cuarto para ver si era yo. Cuando me vio que todavía estaba mojado por la ducha me preguntó si me había duchado.

- No, es que me ha entrado un sofoco y estoy sudando.

+ Le estoy contando a Andrea lo de que por las mañanas te veo desnudo y se muere de envidia, jeje…

- Pues ahora lo estoy, pero por poco porque me voy a vestir.

+ ¿Podemos mirar?

La mejor frase que podía escuchar, pero le di una vuelta.

- Podéis vestirme si queréis.

Esto pilló a Inma descolocada.

+ ¿En serio?

- Sí, pero daos prisa porque no quiero ir con la toalla todo el rato que parezco un cónsul romano.

+ ¡Andrea, ven! Que vas a tener suerte.

Nos metimos en la habitación y entorné la puerta. Me quité la toalla y quedó a la vista mi rabo bien morcillón.

Ambas lo observaban fijamente, pero la cara de la tal Andrea era para enmarcarla.

+ Venga, Andrea, ¡ponle la ropa!

= ¿Eh? Ay, qué vegüenza… ¿En serio? ¿Qué le pongo?

Le di unos calzoncillos. Mi erección seguía creciendo.

Se acercó mucho, me dijo que metiera los pies en los calzoncillos y empezó a subirlos. Le dio con la cabeza al rabo, lo que hizo mucha gracia a Inma.

+ Cuida Lucas, que la vas a dejar más tonta…

- No seas mala, Inma. Venga, tú sigue Andrea.

Cuando me los subió vio que aquello estaba bien gordo y grande y no cabía.

= ¿Qué hago?

- Tendrás que meterlo dentro.

= ¿Puedo…?

- Tanto como quieras.

Con timidez, pero ganas me la agarró y me lo intentó colocar de varias posturas.

= ¿Cómo lo pongo? Es que es muy grande…

- Pues como tú creas.

= ¿Así estábien?

- Tú sabrás…

Metió otra vez la mano en el calzoncillo y lo puso hacia la otra dirección. Me miraba preguntando y yo no dije nada. Me la puso cargando a la derecha cuando yo cargo a la izquierda.

Inma también quería.

+ No, lo estás haciendo mal. Tiene que ir al otro lado.

Metió la mano, me la agarró y me la colocó. No se dio mucha prisa mientras me miraba con cara de vicio y Andrea no perdía detalle.

Le dije que me pusiera una camiseta y también lo hizo. Al terminar me dio las gracias y fue hasta enternecedor.

+ ¿Te crees ahora lo grande que es?

= Sí, sí… Jesú…

Como quien marca territorio Inma me dio un beso en la mejilla, se aseguró que estaba bien colocada por fuera y se volvieron al cuarto.

A la hora siguiente sus padres volvieron a por Andrea, que se despidió muy contenta y mucho de mí.

En cuanto se fue Inma se quitó el sujetador y se quedó en tetas.

Marga seguía en la cocina, estaba preparando pizza casera.

Nos pidió que la ayudásemos un poco y mientras se horneaban se fue a dar una ducha. Aproveché el tiempo con Inma para masajearle los pies.

Sus pezones duros delataban su excitación, y mi bulto también.

+ Voy a pensar que te gusta tocarme los pies, eh…

- Y yo a ti que te gusta… Porque mira cómo tienes los pezones.

+ Es que hace frío…

- Pues ponte más ropa.

+ Si lo haces tú…

Me acerqué a mirar las pizzas. Inma también, pegó su culito a mi paquete y se agachó.

+ No sé si están hechas…

- Igual hay que esperar.

Le agarré las tetas y se las empecé a apretar… Eran gloriosas, un poco más grandes que las de Marga.

Cuando sonó la puerta del baño me separé de Inma y me senté. Ella se quedó mirando las pizzas.

Marga preguntó cómo iban y dijo que bien, que les faltaba poco.

Cenamos y le dimos a lo que quedaba de vino, que solo era media botella.

Inma dijo que se iba a dormir y mientras se iba se me quedó mirando como diciendo “no cierres la puerta”.

Nos quedamos Marga y yo tomándonos lo que quedaba los vinos mientras le acariciaba la pierna y el pie. Se lo estrujaba y me pidió un masaje.

Recogimos las cosas y subimos las escaleras. La tenía medio dura sabiendo lo que se avecinaba.

Cerré mi puerta. Entramos en su habitación, cerré la puerta con llave y me empecé a desnudar lentamente. Marga no perdía atención.

+ Estás buenísimo. Nunca me he acostado con alguien que estuviera como tú físicamente y con ese rabo.

Me fui encamando con mi ya evidente erección cuando oí la puerta. Se me paró el corazón.

+ ¿Mamá?

- Dime, nena.

+ ¿Por qué te has cerrado la puerta?

- Pues por el mismo motivo por el que tú te la cierras.

+ Ah… ¿Mañana a qué hora nos vamos?

- A las 17, no hace falta que madrugues.

+ Vale, vale... Y se volvió a su cuarto. Tardó un poco porque sospecho que intentaría volver a abrir mi habitación.

Mientras había estado hablando yo me estaba masturbando lentamente sin quitarle los ojos de encima ni dejar de acariciarle las tetas.

+ Qué malo eres…

- ¿Y lo que te gusta?

Esa noche se lo hice durante horas en varios asaltos. Los dos primeros asaltos me la follé con ansia, pero con lentitud sin llegar yo a correrme.

Tras el primer asalto a las 4 horas me desperté y empecé a lamerle los pies suavemente. De ahí ascendí a su coño, y cuando estuvo lubricado la empalé.

El último asalto fue a las 8 de la mañana, y ahí sí que le di caña.

Me la puse encima, le tiré del pelo, la puse contra la pared y me importó bastante menos que el ruido de carne contra carne nos delatara.

Cuando conseguí que se corriese dos veces le metí la polla en la boca y eyaculé mucho dentro de ella. Marga, como buena viciosa no se dejó ni una gota. Es más, después de que me corriese seguía lamiendo por si quedaba algo.

+ Te sabe súper rico, no sé qué comes, pero es increíble.

- Me alegro que te guste, no sé si me va a dar tiempo para recargarme.

+ Lucas, piedad, por favor. No he dormido esta noche. Me has follado como si fuera una 20 añera y tengo 43… Estos trotes me matan… Y menos mal que hoy es el último día porque yo este ritmo no te lo aguanto otro día más…

- Claro que sí. Estás muy bien hecha.

+ Gracias, cariño, pero estoy molida…

A la mañana siguiente Inma me recriminó que me hubiera dejado cerrada. Volví a esgrimir el argumento de su madre al lado y ella se empeñaba en decirme que era silenciosa.

- Algún día lo comprobaremos.

También me dijo que Andrea estaba que no cagaba conmigo. Que cómo podía estar tan bueno, que menudo pollón, que si quería volver a intentar vestirme, pero solos los dos, etc.

La madre de Andrea se mosqueó por el repentino interés de su hija en mí (esto me lo contó Inma).

Esa tarde no hubo nada especial más allá de mi exhibicionismo habitual. Pese a los meneos brutales me había quedado con más ganas de Marga. Tenía algo esa mujer que hacía que follársela fuera adictivo, y me pregunté si también sería hereditario con su hija.

Le di mi teléfono y le dije que si alguna vez iba a Madrid, Zaragoza, Tudela, Pamplona o Bilbao que me avisase, que estaría encantado de no dejarla dormir.

Ella me dijo que lo mismo. Que, aunque ya no fuéramos familia, cuando me pasase por el sur que la visitase. Que a pesar de pedirme que parase seguía tiendo ganas, que habían sido muchos meses de sequía y se los tenía que cobrar.

La última noche la pasamos en la casa de Málaga, con Lorena. Dormí en el sofá como un muerto. Nueve horas del tirón. Por la mañana cogimos el AVE y dormí casi todo el trayecto. Lorena me preguntó por qué dormía tanto y le dije que la cama de invitados me había hecho polvo. En el autobús de camino a Tudela pues nos “reconciliamos”.

Cuando llegamos follamos como conejos y la relación aguantó pues un mes más.

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