domingo, 18 de diciembre de 2011

Doblemente sorprendido por mi jefa

Mi vida es normal, trabajo en una firma de abogados, soy casado y estoy próximo a ser padre por primera lo que ha disminuido considerablemente mi actividad sexual, tal y como se podrán imaginar. En cuanto a mi soy completamente normal rondo por los 30, moreno claro, delgado, buenas nalgas y una herramienta de 18 cms, nada despreciable.




La oficina la componemos mis dos jefes que son un matrimonio de más de 20 años, donde el tiene 80 años y ella 52 años a pesar de que es muy buena onda, a veces anda de un mal humor que ni ella se aguanta, lo que yo atribuyo a su falta de actividad sexual, pues a decir de mi jefe ya tiene algunos años que ni con la marcha de Zacatecas puede lógralo, la secretaría, una pasante y yo. Acostumbro leer los relatos, y después termino yendo al baño a hacerme una buena paja, compensando así mi falta de actividad sexual por el embarazo de mi mujer. Dentro de mi oficina está el baño, así que no tengo mayor problema en acudir a él, aunque en ocasiones no es necesario pues me hago la paja frente al ordenador, pues todos se van a las 5 y me quedo solo, así que puedo disfrutar sin ninguna limitante mi orgasmo producido por mi imaginación.

Un día confiado en que me encontraba totalmente solo, pues todos ya se habían ido, comencé a leer los relatos y a pajearme a pierna suelta, cuando de repente estando a punto de terminar, oigo en la puerta una voz femenina que me dice licenciado que estás haciendo , cual es mi sorpresa cuando volteo del lado izquierdo en el umbral de la puerta de mi oficina esta mi jefa que regresó y entró sin que yo pudiera oírla, (quien sabe cuanto tiempo tendría ahí y seguramente fue a mi oficina al oír mis gemidos y ver la luz encendida desde el pasillo), pero oh sorpresa, al momento en que volteo no se si por lo excitado que estaba o por la impresión de verme sorprendió, incapaz de contenerme comienzo a eyacular y arrojo, uno, dos, tres, cuatro tremendo chisguetes de semen que van a parar directo a la blusa y falda de mi jefa y para colmo de mis males, la falda ¡es negraaaa!, yo sin poder articular palabra solo alcanzo a subir mi pantalón que esta en mis tobillos, viendo como la cara de mi jefa, va descompon que la puerta de entrada al despacho (que esta en una torre de oficinas) la chapa esta pasada y la cadena puesta, cosa a la que de momento no tomé la menor importancia. Finalmente tomo valor y toco la puerta de la oficina de mi jefa. Por respuesta solo obtengo un ¡Adelante! Al entrar veo a mi jefa sentada en su silla de piel, haciéndome un ademán de que me siente en una de las sillas que están frente a su escritorio, el cual tiene dos caballos de cantera que sostienen un enorme cristal, lo que compone el señalado escritorio. Nunca había puesto atención en lo hermosa que es mi jefa, tiene un hermoso par de piernas muy bien torneadas, un culo bastante respingón, un par de tetas de tamaño medio, pero muy en su lugar y una espléndida cabellera rubia, cuyos rizos hacen lucir más, sin poder evitarlo miro la falda, la cual comienza a mostrar manchas blanquecinas por el líquido que sobre ella aventé. Sin atreverme a decir palabra, ella toma la iniciativa.

-  ¿Estas conscientes de la gravedad de tu falta.?

 - Si, y muy apenado.

Ok, no te pido ninguna explicación, pues tus motivos tendrás, pero espero estés consciente del abuso de confianza que has cometido, eres el único que tiene llaves del despacho y ve para lo que lo usas, para satisfacer tus bajas pasiones, cuando Marco y yo nos vamos a la casa pensando en que tú te quedas a terminar el trabajo. Además ponte a pensar el lió en que me has metido, no puedo llegar a mi casa con la falda manchada, pues mi marido me va matar, pues como es lógico, atribuirá estas manchas como de semen, y pensara que me he estado revolcando con algún fulano, y sabe bien que aunque mi marido tiene más de 10 años que ya no puede satisfacerme sexualmente, nunca le he sido infiel (para que tanta explicación pensé), así que si desea

s conservar tu trabajo y que pase esto por alto, tendrás que reivindicarte, comenzando por limpiar esta mancha. Yo solo atiné a decir: Lo que usted me diga. Bueno, primero lo primero comencemos por la falda, dijo mi jefa. Acto seguido se puso de pie, se quitó las zapatillas, desabrochó su falda, se la quitó y me la dio diciendo, ve a enjuagar esto al baño con mucho cuidado de que no se moje más de lo necesario, prende uno de los ventiladores la pones encima para que se seque y regresas, que aún no he terminado.

No podía creer lo que había pasado, mi jefa se quitó la falda frente a mí, dejándome ver sus hermosas piernas cubiertas por unas medias, sujetas por dos listones que provenían seguramente de un liguero que no pude ver porque lo tapaba la blusa. Hice lo que se dijo y regresé. Está hecho, atiné a decir. Bueno ahora vas a ser bueno con tu jefa y la vas a consentir para que la convenzas que guarde silencio sobre tu conducta (queeeee), has sido muy malo conmigo, con sus manos desabotonó su blusa, solo tenía un botón sujetándola y con sus manos la echó hacía atrás dejándola caer por su espalda y hasta el suelo. La vista era maravillosa, toda su ropa interior era blanca, un hermoso sostén de encaje que dejaba trasparentar sus grandes y oscuros pezones, una tanga del mismo material que dejaba asomar uno que otro rubio vello, su abdomen era bastante plano tomando en consideración que había tenido dos hijos que hoy rondan por los 20 y 18 años, una cintura que pese a los años aún se marcaba bastante bien, unas caderas amplias en cuya parte superior aparecía un hermoso liguero también de encaje y del cual pendían las medias que llevaba puestas, yo no podía dar crédito a lo que mis ojos veían, sin darme oportunidad a salir de mi asombro.

Mi jefa dio unos pasos se puso a mi espalda y comenzó a masajear mis hombros, m hombros, lo que me hizo sentir una descarga indescriptible de placer, ella estaba transformada en una loba en celo, de un solo tirón su tanga arranqué, la empujé y cayó sobre un pequeño sillón que esta dentro de la oficina, con mis manos separé sus piernas y comencé a pasar mi lengua por sus labios vaginales, que para este momento dejaban entrever pequeñas gotas de líquido transparente producto de su excitación, el olor me puso a mil y comencé a comer ese hermoso choco rosa, cubierto de fino vello rubio, concentré mi lengua en su clítoris y comencé un sube y baja que estaba volviendo loca de placer a mi jefa, aaaaaahhhhhhAAAAAAAA, asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii papito no pares, que ricoooooooooo, me vengoooooooooooooooooo y comenzó una abundante venida.

 Había llegado al orgasmo, yo como buen subordinado recibía con mucho gusto las ricas mieles que emanaban de su rubio coño, en ese momento me puse de pie de un tirón bajé mi pantalón y mi bóxer dejando al descubierto mi hermosa verga, la cual apuntaba con todas su fuerzas al techo, de un solo jalón, arranqué el brassiere que fue a caer encima de un librero y dejé al descubierto los hermosos pechos de mi jefa, acerqué mi falo y lo aprisioné con ese hermoso par de tetas, haciéndome un rusa fenomenal, cuando estaba a punto la tomé por la nuca y la invité a mamarlo, los ojos de mi jefa brillaban ante la vista de mi herramienta, que lucía en la punta bañado de líquido transparente, lo tomó con una de sus manos y comenzó a pajearlo, jugando con el frenillo, con la otra daba un rico y exquisito masaje a mi huevos, finalmente lo introdujo en su boca, rozando la cabeza con sus labios comenzando un lento y pausado mete y saca, cada vez que hacía ese movimiento lo metía más y más, hasta que finalmente se la comió completita, ver la escena de mi jefa con mi tranca en su boca, me excitó a tal grado que ya no pude más y exploté en el orgasmo más grande de mi vida, solo atiné a decir me vengooooooooooooooooooooo y en lugar de soltar mi verga, la metió todavía más por lo que llené su boca, parte lo tragó y parte salió por la comisura de sus labios, succionó hasta que mi verga quedó totalmente flácida, con su lengua la limpió hasta no dejar rastro de semen y con un sensual gesto con su dedo índice limpió lo que había quedado en la comisura de sus labios, se paró y metió su dedo en mi boca, nunca había probado mi propio semen, pero tenía un sabor salado que en ese momento me pareció excitante, fundiéndonos en un ardiente beso.

Me tomó de la mano y me llevó a la oficina de mi jefe, prendió el televisor y en el pago por evento había pelis pornos, así que con el control remoto solicitó una, eran dos muchachas con un negro, el cual se estaba follando por el ano a una de ellas, mientras esta le comía el chocho a la otra y el negro le magreaba las tetas, me dijo:Eso ha de doler mucho, ¿no?, a mi nunca me han penetrado por el ano.

La frase me puso a tono de nuevo y mi verga comenzó a pararse nuevamente en señal de guerra, la senté sobre el escritorio y la acerque a su vulva, la cual escurría producto de la excitación de mi jefa, separé sus piernas y de una sola embestida metí mi verga en su vagina de una sola vez, hasta que mis huevos golpearon con su sexo, primero fue un grito de dolor aaayyyyy, idiota me duele, hice caso omiso y empecé a bombear de una forma impresionante, cada vez más rápido, convirtiéndose sus gritos de dolor en puro placer, siiiiiiiiiiiiiiiii, asíiiiiiiiiiiiii, cógeme, me vu continué metiendo y sacando mi dedo de su ano, luego otro y así hasta que fue dilatándose y recibió tres dedos, mi jefa no paraba de gemir, así que decidí que era el momento, sin sacar mi verga del culo de mi jefa, abrí uno de los cajones del escritorio donde sabía que mi Marco, mi jefe, tenía crema para las manos, la saqué, tomé un poco y lo unté en el ano de mi jefa, saqué mi verga de su vagina, completamente empapada (no hubiera hecho falta la crema, pensé) y comencé a introducir mi pene en su ano, primero la cabeza y vino un grito de dolor, que haceeeeees, me dueleeeeeeeee, noooooo que te pasa, nunca me la han metido por ahí, lo que acompañó a un movimiento tratando de zafarse, pero no pudo porque la tenía bien sujeta por las caderas, así que decidí que era ahora o nunca y de un solo movimiento clave mi verga en las entrañas de mi jefa obteniendo por respuesta un grito de dolor, comencé a bombear y en pocos segundos el grito de dolor se trasformó en gemidos en jadeos, sigue papi, no pares, me estás matando, no te detengas, rómpeme el culo que soy tu puta, no pares me hacia mucha falta sentir un vergaaaaaaa, siiiiiiii, asíiiiiiiiiii, como ya no había resistencia quité una de mis manos de su cadera y comencé a manipular su clítoris, lo cual produjo que se moviera frenéticamente y comenzamos un movimiento armónico sensacional, envueltos en sudor y gemidos así que no tardé mucho en sentir que mi jefa había alcanzado un nuevo orgasmo pues sus mieles se derramaban en forma espectacular por su coño, escurriendo por sus piernas, empapando las medias, si las medias nunca se las quité.

De pronto me sacudió una arcada de placer y comencé a correrme en su culo, llenando sus entrañas, que ricaaaaaaaaaaaaaa estaaaaaaaaaas alcancé a decir al momento en que me vine. Poco a poco perdí la erección y saqué mi verga, mi jefa la tomó y me dijo, se ha portado muy bien y no la podemos mandar así a su casa comenzó a chuparla limpiándola en todas sus partes, comenzaba a pararse nuevamente, pero me dijo, ya me tengo que ir porque mi marido ya ha de estar desesperado que no llegó, será para la próxima vimos el reloj y eran casi las 10 de la noche. Fui por su falda que se había secado completamente, se quitó las medias y las guardó en su cajón, estaban empapadas como he dicho. La acompañé a la puerta nos despedimos con un profundo beso, apagué todo y me fui a mi casa. Al siguiente día muy temprano tomé las medias del cajón y me las llevé, aún conservaban el olor de pasión de la noche anterior.

Hasta aquí mi relato, y en espera de su comentarios.

Autor: Alfonso lic_gordillo ( arroba ) yahoo.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario