jueves, 20 de julio de 2023

La petición de mi hermana

 La primera clase

Era una noche templada de junio, domingo, y nos sentamos a cenar, mis padres, mi hermana y yo. Me llamo Jaime, y en ese momento tenía veintidós años y acababa de terminar el cuarto año de carrera. No se me daba mal, pero cerebro de mi casa era mi hermana Lorena, Lore para la familia. Ella tenía dieciocho y le quedaba una semana para presentarse a la selectividad.

-         Jaime, me tienes que ayudar para el examen!

Nos sorprendió a todos con la petición, aunque a mí el que más.

Mi hermana era tímida, introvertida y apenas tenía amigos. Se le daba bien estudiar, pero nunca le parecía bastante, necesitaba ser la mejor en todo. Era morena con ojos marrones claros, pelo largo que casi siempre lo llevaba recogido con una coleta. Media sobre el uno setenta y solía vestir con ropa ancha poco atractiva. Intentaba ocultar sus grandes pechos porque le daba algo de vergüenza, y casi siempre vestía pantalones y camisas abrochadas hasta el cuello, o jerséis de cuello alto. Vamos, que era imposible que ningún tío se fijara en ella.

-         Que te ayude? Pero si sabes más que yo! – la contesté riéndome.

-         Tu ya has pasado por este examen y yo no. Seguro que me puedes echar una mano!

-         Pero si para ti será como darte un paseo por el parque!

-         No seas borde Jaimito! – replicó nuestra madre que aunque ya no era un niño me seguía llamando así – Es que no puedes echarla una mano?

-         Bueno, si, no tengo ningún problema. Pero seguro que sabe más que yo!

-         Pues se acabó la discusión! Además, tú ya has acabado el curso y no tienes nada que hacer!

Mi madre era bastante autoritaria, y cuando decía algo ninguno nos atrevíamos a oponernos, incluido mi padre, que había agachado la cabeza sonriendo mientras nos escuchaba.

-         Vale, vale! Cuando quieres empezar? – contesté sin atreverme a ninguna réplica más.

-         Pues queda una semana para el examen, a si que esta misma noche!

-         Joder, esta noche pensaba quedarme a grabar un vídeo para YouTube!

-         Esas tonterías pueden esperar! – replicó mi madre de nuevo.

-         Vale, de acuerdo! Donde nos ponemos, en tu habitación o en la mía?

-         En la mía! La tuya me agobia un poco con tantos aparatos!

Grababa cosas para YouTube, y tenía la habitación petada. Ordenador, dos pantallas, varias cámaras, focos de percha, paredes acolchadas, vamos, que llevaba razón, el espacio que quedaba era para la cama y poco más.

Cuando acabamos de cenar y recoger, mi madre nos dijo que no hiciésemos ruido. Mi hermana y yo no teníamos ya clases, pero mis padres trabajaban los dos al día siguiente y se levantaban temprano.

Me fui primero a mi habitación para ponerme ropa cómoda, un pantalón de algodón y una camiseta. Cuando entré en la habitación de mi hermana ella se había puesto una camiseta y un pantalón corto también, algo que me extrañó conociéndola. Pensaba que se iba a forrar todo el cuerpo para estar conmigo.

No era ropa muy sexy, y apenas me digne a echarle una ojeada.

-         Creo que te voy a poder enseñar poco! – le dije nada más entrar.

Cerró la puerta y se puso el dedo en la boca para indicarme que me callara. Me dejó algo sorprendido, pero le hice caso. Me agarró de la mano y nos sentamos en las dos sillas que había frente a la mesa del ordenador, y con un tono de voz bajo me susurró.

-         No quiero que me ayudes con el examen, quiero que me ayudes con otras cosas!

La miré con cara de extrañeza y esbozó una sonrisa que me llegó a parecer algo pícara.

-         Con que? – pregunté cada vez más sorprendido.

-         Con los chicos!

Iba a empezar a reírme, pero me tapó la boca con su mano.

-         No te rías joder! Ya es bastante difícil para mí pedirte esto! Y además, nos pueden oír!

La habitación de mi herma estaba en medio de la de mis padres y la mía, y según ella nos podían oír. Yo no tenía ese problema porque acolche mi habitación hacia tiempo para poder grabar con música sin molestar. Me serene y la miré a los ojos con una sonrisa tierna.

-         Y cómo pretendes que te ayude? – le pregunté en plan hermano mayor comprensivo.

-         Se que se te dan bien las chicas, a si que sabrás que hacen cuando están con un chico y como se comportan. Voy a ir a la universidad y he conocido a un chico que me gusta, y que irá a la misma que yo. No quiero cagarla el primer día que hagamos algo.

-         Pero esto no funciona así! Cada chica es diferente y ninguna se comporta igual!

-         Y cómo son con las que sales tú? Porque seguro que te acuestas con ellas!

-         Claro que me acuesto. Eso es muy importante cuando sales con alguien! – me reí.

-         Pues eso es lo que quiero aprender!

-         Me estás hablando… de sexo? – le pregunté medio pasmado.

-         Pues… si!

Tardé unos segundos en reaccionar mientras nos mirábamos a los ojos como intentando adivinar lo que el otro pensaba.

-         Pero es que… eso… es difícil… de contar. Son cosas que se pone uno a hacerlas y se van aprendiendo!

Le dije de la forma más comprensiva que fui capaz, pero mi mayor sorpresa vino con su siguiente frase.

-         Supongo que sí, por eso quiero que me enseñes… con prácticas!

Había llegado a poner cara de traviesa, cosa que desconocía en ella, pero no me reí. Me rasqué la barbilla, la cabeza, la oreja, pensando en lo que acababa de decir. Me estaba proponiendo que la enseñará a follar, poniéndonos a follar, así de simple. De mi hermana me esperaba pocas cosas espontáneas pues lo calculaba todo, pero eso había rebasado cualquier límite de lo imaginable.

Me levanté y me puse a pasear por el espacio que había entre la cama y la pared. Había sido demasiado fuerte la petición y necesitaba ordenar las ideas.

-         Por qué has pensado en mí para esto? – la pregunté nervioso.

-         Es que eres el único chico con el que no me da vergüenza estar sola en una habitación!

-         Pero es que… soy tu hermano!

Su cerebro se activo de repente y comenzó a exponerme sus ideas como si fueran las respuestas de un examen.

-         Esa es la mejor razón para que te lo pida a ti. Primero: No me da vergüenza hablar contigo. Segundo: El ser hermanos me genera confianza. Y Tercero: No estamos hablando de amor ni te estoy pidiendo matrimonio, simplemente es sexo, y es para aprender!

Parecía que lo había pensado bien y lo tenía todo muy claro, y el que estaba confuso era yo. Me sentí acorralado y le solté lo primero que me vino a la cabeza.

-         Has estado alguna vez con algún tío?

-         Una vez, y no fue bien. Los dos éramos primerizos y acabó siendo un desastre!

-         Entonces, por lo menos no eres… virgen, supongo!

-         No lo soy, si eso te preocupa!

Me volví hacia ella y la miré de nuevo a los ojos. Estaba sería, expectante, como si temiera que me fuera a negar.

-         Entonces… lo has pensado bien… y estás completamente segura de lo que me estás pidiendo!

-         Completamente!

Me senté sobre la cama mientras ella seguía mirándome algo temerosa de mi decisión e intenté sonreír para que se relajara.

-         De acuerdo! – dije finalmente.

-         Gracias! – casi explotó con una gran sonrisa – Por donde empezamos? – añadió con rapidez.

-         Lo primero es la ropa. Tendrás que comprarte otro tipo de ropa si quieres que ese chico te mire con deseo!

-         Eso ya lo he pensado y me he comprado un vestido de verano! – contestó yendo hasta el armario.

Lo abrió, sacó el vestido colgado de una percha y me lo mostró orgullosa. Era un vestido estampado de fondo oscuro con tonos claros.

-         Que te parece? – me preguntó con entusiasmo.

-         Parece bonito, pero hasta que no te lo vea puesto no podré opinar con criterio!

-         Pues me lo pongo ahora mismo!

Sin darme tiempo a responder, se sacó la camiseta y se bajó los pantalones cortos. Su ropa interior era desastrosa para la vista, pero me di cuenta que tenía un cuerpo de escándalo. Además de sus grandes tetas, su cintura se estrechaba para abrirse después en unas contorneadas caderas. Un culo redondito y elevado se apretaba bajo las bragas nada eróticas. Y unos muslos muy bien conformados se alargaban para dibujar unas piernas largas y atractivas. Era la primera vez que la veía con tan poca ropa desde hacía cuatro años que la había visto con bañador en la playa. En aquella época ya apuntaba maneras, pero no me esperaba que hubiese mejorado tanto.

Se puso el vestido sin dar importancia a que la hubiera visto en ropa interior y sonriendo volvió a preguntar.

-         Como me ves?

El vestido de tirantes, algo escotado, dejaba ver un extenso canalillo que acababa destrozado por la parte del feo sujetador que se veía sobresalir. La parte baja le llegaba a mitad de los muslos, y vérselos así si que me produjo cierta excitación.

-         Te queda muy bien, pero tendrás que cambiar de ropa interior. Algo más pequeño que no se salga fuera del vestido! – le dije con comprensión.

-         También lo había pensado, y me he comprado un par de conjuntos! – volvía contestar con más entusiasmo que la vez anterior.

Solo lo había dicho, pero no hizo ningún movimiento que me indicara que me la iba a mostrar.

-         Y… piensas enseñármela?

-         Puesta? – preguntó con esa cara de pícara que acababa de descubrir en ella.

-         Ya que vamos a hacer… ciertas cosas, estaría bien que te pusieras sexy! – le dije con la naturalidad que pude.

-         Vale, pero date la vuelta!

Me di la vuelta sonriendo. Aquello me empezaba a resultar divertido. No sabía cómo iba a acabar, pero de momento me lo estaba pasando bien.

-         Cuál prefieres, el rojo o el negro?

-         El rojo! – contesté con rapidez mirando hacia la pared.

Cuando me dio permiso para darme la vuelta casi di un salto en la cama como si hubiese recibido un calambrazo. Las braguitas eran un tanga donde tan solo se ocultaban la vulva, pero se podía apreciar una buena parte de vello púbico que salía entre la tela, algo que me produjo morbo ya que no estaba acostumbrado a verlo. Todas las chicas con las que había estado iban depiladas. La cinta se elevaba contorneando sus amplias caderas para hacerlas más atractivas aún. Resaltaba su estrecha cintura bajo las grandes tetas. Unas tetas apenas tapadas por un pequeño sujetador que apenas era capaz de sostenerlas. También me sorprendió como se le marcaban unos gruesos pezones que no sabía que tuviera, vamos, lo que no sabía es que fueran tan grandes.

-         Te gusta? – volvió a preguntar con su cara de niña  traviesa.

-         Estás… estás… estupenda! – fue el primer apelativo que se me ocurrió que no fuera una barbaridad.

Hice que se girara para ver su bonito culo, y mi excitación fue a más al verlo prácticamente desnudo con la tira del tanga perdía entre la gran raja.

-         Te queda fenomenal hermanita! – le dije en plan hermano cariñoso mientras se giraba de nuevo para ponerse de frente.

De momento no quise decirla nada sobre la maraña de pelo que asomaba entre la tela. Me levanté y me acerqué hasta ella. Los dos estábamos descalzos sobre la alfombra y los diez centímetros que la sacaba hacían que sus ojos claros mirarán hacia arriba.

-         Comenzaremos por los besos y las caricias!

-         Vale! – contestó muy dispuesta.

-         Has besado a algún chico antes?

-         Ya te he dicho que estuve con uno y la cosa no salió bien. Empieza desde cero!

-         De acuerdo. Pues los besos son importantes para estimular al cuerpo y a la mente. El ochenta por ciento del sexo está en la mente, por lo que si generas ese deseo en la mente de la otra persona, el resto es fácil. En un beso se usan la lengua y los labios, pero no es cuestión de meter la lengua en la boca del otro y moverla. Hay que jugar suavemente con ella buscando la del otro, y a la vez chupar los labios e incluso morderlos con suavidad cuando haya subido la excitación.

La rodeé por la cintura y ella rodeo mi cuello.

-         Lo explicas muy bien! – susurró antes de abrir la boca y cerrar los ojos.

Acerque mi boca a la suya y comencé con besos cortos, que poco a poco se fueron haciendo más largos e intensos. Aprendía rápido, como en todo lo que se ponía, y a los pocos minutos ya besaba de maravilla.

Ya había bajado las manos hasta su culo y lo apretaba con suavidad a la vez que lo abría y cerraba. Su textura era perfecta, ni blando, ni demasiado duro, dejando que mis dedos se hundirán en la carne.

Ella se había agarrado más fuerte a mi cuello, y en un momento dado comenzó a restregar la pelvis contra mi pantalón de algodón, y sus tetas se aplast más contra mi pecho. Podía notar como aumentaba su excitación, pero también la mía. Ya se me había puesto la polla como el tronco de un árbol centenario y decidí parar para relajarnos un poco.

-         Que tal? – me preguntó nada más despegar los labios.

-         Aprendes rápido! – contesté intentando parecer un consumado maestro. – Pero lo importante es si te ha gustado a ti! – acabé la frase.

-         Ufff, la verdad es que me ha gustado más de lo que esperaba!

-         Has notado algo… en tu cuerpo?

-         Si te refieres a si me he excitado… ufff, bastante! He sentido un cosquilleo por todo el cuerpo que subía hasta mi cabeza, jijiji! Parece que tú también te has excitado! – añadió mirando al bulto que había crecido bajo mi pantalón de algodón.

-         Es que vestida así… estás muy atractiva!

-         Si le crece el pene así, como a ti… debería tocarlo?

-         Nos agrada que no lo toquen. Pero no le llames pene que queda… no se… muy técnico!

-         Vale, entonces preferís polla, rabo, pepino, verga?

-         Vaya, te has aprendido todo el repertorio!

-         Es que me he documentado, jijiji!

-         Cualquiera de esas palabras vale. Ahora sácala fuera del pantalón! – le indique señalándome la polla con el dedo.

Metió la mano y la agarró con lentitud, tímidamente pero sin señales de pudor en su cara risueña. Sus dedos largos y suaves habían abrazado el endurecido tronco sin ningún remilgo la sacó totalmente erecta.

-         La tienes de buen tamaño! – dijo con naturalidad.

-         Como lo sabes?

-         Ya te he dicho que me he documentado!

-         Pensaba que era científicamente.

-         También he visto videos porno en internet, jijiji!

Volvió a sorprenderme, aunque intenté actuar con naturalidad.

-         Entonces no tendré que explicarte lo que hacen!

-         He visto muchos, y con detenimiento. Creo que sabré hacerlo, aunque no sé si me la podré tragar entera!

Ahora no estaba sorprendido, estaba pasmado. Mi polla, como había dicho, es de buen tamaño, y ya había pensado tragársela entera desde el primer momento. De todas las tías con las que había estado, solo lo había hecho una, y no sin que le diera alguna arcada.

Se sentó en la cama y me bajó los pantalones hasta hacerles caer al suelo. Mi polla parecía el mástil de un velero. Las venas se habían hinchado y el capullo salía de la piel como una fresa sin pintas. Sin darme tiempo a más comenzó a pasar la lengua rodeándolo, como si fuera un helado de bola al que no dejaba que la nata escurriera por los lados.

Después lo engulló como si fuera algo que había hecho toda la vida. Sentí como lo seguía lamiendo dentro de su boca a la vez que daba pequeñas succiones. La sangre aumentó la velocidad por mis venas y noté como la excitación me desbordaba.

-         Despacio! Despacio! – le susurré poniendo una mano sobre su cabeza.

-         No lo estoy haciendo bien?

-         Ufff, demasiado bien! Pero tienes que conseguir que el chico dure tiempo sin correrse. Eso nos gusta mucho.

-         Ah, vale! – respondió con naturalidad, algo que a mí ya no me quedaba.

Me había puesto como a un potro salvaje que acaban de soltar y no sabía si aguantaría más de un minuto sin correrme.

-         Ah, otra cosa!

-         Qué?

-         No nos gusta que en el último momento la saquen de la boca!

-         Quieres que me tragué el semen?

-         Bueno, tienes dos opciones, tragártelo, o mantenerlo en la boca hasta que acabe y después lo escupes.

-         Si, eso también lo he visto en varios vídeos. Intentaré lo segundo.

Estaba claro que se había tomado el aprendizaje muy en serio y lo había previsto todo. Pensé en todo lo que habría podido ver en los vídeos, embestidas brutales, folladas de boca, unas buenas vergas rompiendo culos, vamos,  todas las barbaridades que aparecían en el porno. Pero el tema era saber lo que pensaba de todo eso y hasta donde quería llegar.

Volvió a engullir mi capullo, y con movimientos suaves, sus labios comenzaron a avanzar por el tronco venoso. Miraba sus hermosas tetas apenas tapadas por el pequeño sujetador balanceándose sobre mi pecho y metí las manos para tocarlas. Sentí un subidón tremendo al hundir los dedos en la abundante carne suave y firme pensando que era el primero o el segundo que tocaba esos pechos turgentes. Rocé los gordos pezones con las yemas de los dedos y noté como se endurecían. Notaba sus labios correr adelante y atrás por el tronco de mi polla y volví a pensar en lo que estaba pasando. Estaba tocando las tetas de mi hermana mientras me hacía una felación, y menuda felación. Para no haberlo hecho nunca lo hacía de maravilla.

-         Que bien lo haces hermanita! Sigue chupando mi polla! – casi lo dije para creérmelo yo mismo, pero pareció animarla.

Abrió la boca aún más y sus labios volvieron a frotar el endurecido tronco con la presión adecuada. Podía ver cómo avanzaba con la lentitud que la había aconsejado, era como si hubiese leído mis pensamientos con pleno detalle.

Puse una mano en su cabeza mientras mantenía la otra sobando sus tetas, y comencé a marcar el ritmo moviendo la pelvis. Sentía como le follaba la boca sin que hiciese ningún aspaviento, algo me siempre me había resultado difícil con las chicas que había salido.

-         Ufff, muy bien hermanita! – la animé de nuevo viendo cómo ya se había tragado más de la mitad de la verga pero no pude más.

Ya estaba totalmente verraco y le embestí varias veces la boca hasta que un torrente de semen atravesó toda la manguera para salir disparado por el hinchado glande alojado en su garganta. Hizo un gesto de sorpresa, pero continuó chupando como la había dicho hasta que salió la última gota.

Cuando se la sacó, por sus labios resbaló parte del líquido blanco que no dudó en relamer.

-         Lo he hecho bien!

-         Joder, ha sido estupendo! Ni que lo hubieras hecho un montón de veces!

-         Es que he realizado un exhaustivo aprendizaje visual, jijiji! – dijo con su habitual lenguaje técnico poniendo cara de niña mala y espabilada.

-         Y a ti, te ha gustado?

-         Notar como te excitabas me ha excitado mucho! Iba a intentar tragarme la verga entera, pero has eyaculado antes, jijiji!

Esa mezcla de lenguaje con palabras técnicas mezcladas con otras burdas me hacía gracia.

-         Te ha molestado que te embistiera la boca antes de correrme? – le pregunté intranquilo.

-         No, no! Me ha parecido que eso te excitaba más, verdad?

-         Muy cierto! Eso nos pone tremendamente cachondos!

-         Pues la próxima vez vuelve a hacerlo. Quiero estar bien preparada, jijiji!

No me podía creer lo que estaba diciendo, pero parecía totalmente convencida.

-         Te ha gustado que te tocará las tetas mientras me la chupabas?

-         Síii! Sobre todo los pezones!

-         Tienes unas tetas… preciosas! Creo que el que tenga la suerte de tocarlas se volverá loco! – la halague de nuevo para que se sintiera orgullosa y se le fuera la vergüenza.

-         No crees que son muy grandes?

-         Ya te he dicho que cualquier chico se volvería loco rebozándose contra ellas!

-         Lo harás tú?

-         Mañana. Esta ha sido la primera clase y te puedo decir que has sacado una nota excelente!

-         Ya? Pero es que quiero seguir! – insistió algo decepcionada por el final.

-         Mañana seguiremos haciéndote cosas, y te las haré yo a ti! Ya es tarde y hay que dormir! – contesté sin dar más explicaciones. No estaba dispuesto a esperar a que se me pusiese dura de nuevo.

Me fui a mi habitación sin hacer ruido y me postre sobre la cama pensando en lo que acababa de pasar. Creo que me dormí con una sonrisa en los labios. La mamada de mi hermana había sido de las mejores que me habían hecho en mi vida.

Segunda clase

Cuando desperté al día siguiente ya eran las diez, y no había nadie en casa. Mis padres se habían ido a trabajar, como de costumbre, y no sabía dónde habría ido mi hermana. Desayuné y salí a la terraza. Vivíamos en un ático y la terraza era grande y deliciosa para tomar el aire y el sol con unas vistas espectaculares. Me recosté sobre una tumbona en camiseta y calzoncillos y al rato llegó Lore.

Venía con varias bolsas en las manos y al entrar en la terraza la pregunté.

-         Donde te habías ido?

-         Me he levantado pronto y he pensado que necesitaría otro vestido y zapatos si salía de noche. Quieres verlo? – me preguntó entusiasmada.

-         Claro! – contesté sabiendo que mi respuesta la haría más feliz. – Estoy deseando verte con el puesto!

Se marchó y al rato volvió enfundada en un vestido de licra negro que se ajustaba perfectamente a sus extensas curvas. El escote era imponente, y debía de llevar un pequeño sujetador que apenas se le notaba. Una buena parte de sus tetas afloraba majestuosa entre la fina tela provocando que mi polla diera un meneo bajo los calzoncillos.

Se ajustaba a su estrecha cintura y se abría marcando sus caderas para acabar un poco por debajo de las bragas dejando ver unos estupendos muslos, y alargando sus piernas subidas en los zapatos de alto tacón que debía de haberse comprado también.

Me incorporé de la tumbona para ponerme de pies y observarla con mayor detenimiento. “Joder, que polvazo tiene!”, me sugirió la mente.

-         Te gusta? – preguntó a la vez que se giraba para que la viese por detrás.

El culo se marcaba bajo la licra de una forma exuberante, y pensé si en algún momento me permitiría abrírselo.

-         Estas realmente estupenda! – contesté con la mente ya turbada solo pensando en follármela.

-         Gracias! Podíamos seguir con las clases ahora que no están ni papá ni mamá!

Me acerqué hasta ella y sin decir nada volví a besarla. Se agarró a mi cuello y se apretó contra myi sin ningún pudor mientras el beso se hacía largo, lascivo e incestuoso. Le apreté el culo hundiendo los dedos en él. Se lo abrí y llegué con un dedo al caliente agujero. Sentí como palpitaba al rozarlo con la yema del dedo, y mi polla volvió a enderezarse con fuerza.

Pasé una mano por delante buscando el centro de los muslos. Toque la escasa tela del tanga y metí los dedos. Sentí la maraña de vello rizado y suave, y busque entre la pequeña selva la raja. Metí un dedo y lo moví buscando el clítoris en la parte alta. Al tocarlo su cuerpo dio un estertor, y paso de besarme a devorarme la boca.

Introduje un dedo a la entrada de la vagina mientras con otro sequía toqueteando el clítoris, y dejó de besarme para jadear sonoramente mientras su cuerpo no paraba de temblar. – Ahhhh! Ahhhh! - Al momento sentí como se mojaban mis dedos copiosamente mientras sentía sus estertores incontrolados y sus jadeos cada vez más sonoros sobre mi oreja.

Cuando paró de temblar, aflojó sus brazos que me habían abrazado con fuerza. Yo también afloje los míos y nos miramos a los ojos.

-         Ufff… no sabía… que esto… podía ser tan… tan… fantástico!

Susurró contra mis labios a la vez que recuperaba el aliento.

-         Pues esto solo es el comienzo! – contesté algo prepotente.

-         Pues vamos a seguir! – dijo con ansiedad.

Tenia la polla como una barra de mármol, y no necesitaba que me alentara mucho más. Lo que venía no iba a ser una clase, simplemente era satisfacción propia. La coloqué contra la pared cercana sin que todavía no se hubiera soltado de mi cuello. La subí el corto vestido y retire la fina tela del tanga. Mi polla ya sobresalía por el hueco de los calzoncillos, y tan solo tuve que sujetarla para orientarla entre la raja.

Presioné con suavidad intentando controlar mis instintos más salvajes, y sentí como se introducía entre una fuerte presión de su vagina. Su boca ahogó un leve gemido, supongo que de dolor al sentir como mi pollón arrastraba parte de la carne. Al notar esa presión, me acordé que prácticamente era virgen, a excepción de que el himen se hubiera roto en su primera relación, y me serené para penetrar con cuidado.

Notaba su acelerada respiración sobre mi boca mientras sus brazos volvían a agarrarse con fuerza a mi cuello, y su aliento agitado llenó mi boca de una forma especial. Comencé a bombear despacio, con delicadeza, y su vagina se fue adaptando con rapidez.

Cuando logré meter la polla por completo su corazón latía a mil, y sus ojos parecían querer salirse de las órbitas. La saqué despacio y con la misma delicadeza la volví a introducir. Esta vez entró mejor, y el gemido ya fue de placer. Comencé a bombear aplastando su cuerpo contra la pared a cada empujón. Tenía las manos en la parte baja de su culo y lo apretaba con fuerza a cada penetración para hacerlas más profundas.

Comenzó a jadear con más fuerza, como un fuelle cuando lo aplastan, y a temblar como un flan, y al momento se vino con una tremenda corrida. Paré para que recuperara el aliento, y en vez de hacerlo, me besó con pasión y deseo.

Me di cuenta que no llevaba protección y que sería peligroso seguir y correrme dentro. Cuando despegó los labios cogió una bocanada de aire para no desmayarse, y me dijo mirándome a los ojos con intensidad.

-         Joder, ha sido brutal! Siempre es así? – preguntó con el entusiasmo saliéndose por los poros.

-         Con la experiencia es mejor! – contesté de nuevo con prepotencia, aunque me sentía más salido que nunca, y ya la igualaba en entusiasmo.

-         Ufff, lo que me he estado perdiendo! Venga, sigue! Quiero sentir como te corres!

-         Mejor me pongo un globo, a ver si la vamos a liar!

-         No hace falta! También he tomado medidas sobre eso y llevo tomando la pastilla desde hace quince días! Vamos sigue por favor!

“Joder con la cerebrito, lo ha previsto todo!” pensé mientras volvía a bombear su estrecho coño con mi verga. Ya estaba que me salía, y apreté más su bonito culo a la vez que embestía como un toro, como si quisiera taladrar su vagina y sacar la polla por su estupendo culo.

Me estaba volviendo loco dándole tremendos pollazos cuando empezó a gritar y a temblar de nuevo.

-         Te hago daño? – pregunté asustado.

-         No, no! Sigue! Es que así me gusta más!

Me quedé perplejo, pero no pare de darle pollazos. Al momento sentí como se avecinaba el torrente de leche y grité junto a ella. Mi polla comenzó a soltar chorretones a la vez que su cuerpo se retorcía con tremendos estertores. Nos corrimos los dos a la vez y deje de embestir totalmente extenuado. Sus jadeos sobre mi boca casi me impedían respirar, e intenté soltarla para separarme un poco, pero seguía aferrada a mi cuello como una lapa, no me quería soltar, ni dejar que mi polla saliera de su coño.

-         No me sueltes! Sigue así! – suplicó con desesperación.

Continué abrazado a su culo y ella mi cuello mientras recuperábamos el aliento, hasta que por fin aflojó los brazos. Cuando nos soltamos me fui y caí abatido sobre la tumbona. Se acercó y se arrodilló a mi lado mirándome con ojos fulgurantes.

-         Joder hermano, ha sido la ostia! – me susurró con fervor.

Me sorprendió su rápida recuperación y el deseo que seguían desprendiendo sus ojos.

-         Te ha gustado? – le pregunté de forma inconsciente sabiendo que la respuesta era obvia.

Giró algo su cuerpo para meterse la mano entre las piernas y la sacó empapada. La miró de forma extraña y dijo.

-         Estoy empapada, y es una sensación deliciosa! Noto como me arde el cuerpo, y ese fuego me excita como nunca lo hubiera imaginado!

No esperaba una respuesta tan completa y filosófica, pero me gustó, y probé a enviarle un reto.

-         Por qué no te chupas los dedos a ver si te gusta la mezcla de sabores?

Me miró con sonrisa diabólica y volvió la vista a los dedos mojados. Paso la punta de la lengua para probar, y al instante chupaba los cuatro dedos con fervor.

-         Joder, pues si que me gusta este sabor a sexo! – dijo sorprendiéndose de si misma.

-         Por qué no me das otra clase! – me dijo finalmente con esa sonrisa pícara que ya parecía permanente.

-         Me tengo que recuperar! – contesté condescendiente.

-         Quieres que te la chupe!

-         Joder, déjame respirar, necesito mi tiempo!

-         Pero es que estoy ardiendo, y quiero aprender más cosas!

-         Pues hablemos de ellas antes! Cuéntame que cosas son esas?

-         Pues las que he visto en los vídeos!

-         Pero en esos vídeos salen muchas cosas, dime alguna!

-         Vale, pero déjame sitio! – dijo empujándome hacia un lado de la tumbona.

Era ancha, pero algo justa para los dos. Sentí su cuerpo acurrucándose junto al mío todavía enfundado en el vestido de licra que ya estaba arrugado hasta su cintura. Me había quitado la camiseta sudorosa y comenzó a pasar una mano sobre mi pecho desnudo acariciándolo con suavidad. Su cara resplandecía de satisfacción, pero a la vez le salían esas facciones de niña traviesa.

-         Pues he visto como los tíos se vuelven locos follando a las tía por la boca metiéndoles la verga hasta el fondo!

Eso ya se lo había hecho la noche anterior, pero solo con la mitad de la polla.

-         Pero eso a lo mejor no te gusta… con toda la verga!

-         Si no lo pruebo, no lo sabré!

-         Vale, vale! Que más?

-         Follar como los perros!

-         Como los perros? – me reí.

-         Si, a cuatro patas! Primero por el coño y después por el culo!

Pensé en decirla que lo del culo quizás no le iba a gustar, pero me callé como un cabron porque en el fondo deseaba rompérselo.

-         Interesante, que más?

-         Me gustó cuando me tocaste los pezones. Me los comerás?

-         Te los comeré, y también el coño!

-         Jijiji, seguro que eso sí que me gusta!

La sentía como una niña con zapatos nuevos, y me hacía gracia, pero en el fondo me había despertado un deseo incestuoso del que disfrutaba plenamente.

-         Pero por la noche no podremos hacer nada si gritas como hace un rato! – añadí de forma divertida.

Su sonrisa diabólica se hizo aún más a la vez que los ojos le brillaban con más intensidad.

-         También he visto cosas para eso, jijiji!

-         Que cosas? – la pregunté aún más divertido.

La mano que sobaba ni pecho la bajo hasta la polla y comenzó a manosearla deliciosamente, tan deliciosamente que no me atreví a retirársela.

-         Pues… he visto como se ponen bolas de goma atadas con una cincha a la cabeza!

Casi me asusté pensando que no tenía límites. Nunca le había dado por el sexo y ahora que empezaba a conocerlo parecía imparable.

-         Te pondrías eso?

-         Ya te he dicho que quiero probarlo todo, así puedo decidir lo que me gusta o no me gusta!

Su cara de niña traviesa era espectacular, daban ganas de comérsela, pero lo que hice fue indagar más.

-         Has visto también las esposas y los trajes de cuero?

-         Siiii! – contestó con excitación – Pero eso es más difícil de conseguir!

Estaba alucinando en colores. Me dejaba claro que estaba dispuesta a hacer todo lo que había visto, y me relamí por dentro pensando en esa oportunidad que me bridaba. Prácticamente me daba carta blanca para hacer con ella lo que quisiera, sexualmente claro!

Entre la conversación y su mano en mi polla, se me había puesto dura de nuevo. Se fue escurriendo sobre la tumbona hasta acabar con la boca a la altura de la polla. Comenzó a lamer la fresa que emergía desde la piel tirante y me demostró de nuevo lo rápido que había aprendido. Lo rodeó con su larga y carnosa lengua hasta ponerme totalmente tenso.

Ya deseaba que se lo metiera en la boca cuando lo engulló como si fuese un suculento pastelito. Metió la mano debajo de mis huevos y comenzó a succionar lentamente mientras me los masajeaba. Esta vez avanzó más rápido y empecé a sentir como atravesaba su garganta. Mi cuerpo se tensó aún más y puse una mano sobre su cabeza, pero no sabía yo mismo si era para pararla o para animarla a que siguiera.

Fue ella la que decidió seguir, y aguantando las pequeñas arcadas que le dieron consiguió tragársela entera. No sé cómo lo hizo, pero con toda la polla dentro fue capaz de sacar la lengua y pasar la punta por los huevos.

-         Para, para! – casi grité tirando suavemente de su cabeza.

-         As visto! He sido capaz de tragármela entera! – dijo con entusiasmo.

-         Vale, vale! Pero no puedo estar corriéndome cada media hora!

-         Ufff, esto me está gustando cada vez más!

-         Chupar pollas? – le pregunté con la tensión que me había creado.

-         La tuya si! No se las de otros, jijiji!

-         Anda, ves a ponerte otra ropa que mamá y papá estarán a punto de llegar!

Por fin me hizo caso y se fue a cambiar, y menos mal, porque a los vente minutos llegó mi madre y la polla ya me había bajado a su estado de reposo.

-         Que tal os ha ido la mañana? – dijo al vernos sentados en la terraza leyendo.

-         Bien, y a ti? – contestó Lore con rapidez

-         Normal, como siempre en el trabajo.

Mi madre se fue a cambiar y después a preparar la comida. Lore se fue a su habitación y yo continúe en la terraza. Al momento me llegó un mensaje al móvil. Lo miré y era ella.

+ Ufff, no te imaginas cómo me arde el cuerpo! Me he quedado en bragas y no puedo parar de tocarme!

Sonreí al verlo y decidí seguirla el rollo.

+ Y que te metes, un dedo o dos?

+ He empezado con uno, pero ahora me estoy metiendo dos y creo que me caben más!

Casi me partí de risa al leerlo.

+ Y por qué no pruebas con algún artilugio casero?

+ Lo que quiero es que me des más clases!

+ Para eso tendremos que esperar a la noche.

Ya no respondió y me recosté de nuevo pensando en la conversación que habíamos tenido. Casi se me pone dura de nuevo recordando todo lo que estaba por venir.

Llegó mi padre de trabajar y comimos los cuatro. Después, como era costumbre, me puse a fregar los cacharros. Ese día me tocaba, pues esa tarea nos la repartíamos entre Lore y yo. Mis padres se habían echado la siesta y Lore se había ido a su habitación, pero al momento apareció en la cocina con una sonrisa perversa. Desde que habíamos empezado con las clases no parecía la misma, incluso vestida con su ropa habitual me resultaba más atrayente.

-         Creo que mamá y papá están practicando! – me dijo con un brillo especial en los ojos.

-         Bueno, eso es normal en una pareja! – le dije con naturalidad.

Me había rodeado con los brazos por la cintura y se había pegado a mi espalda mientras yo continuaba fregando.

-         Pero es que lo hacen todos los días!

-         Todos los días? – repetí con extrañeza.

-         Síii! En la siesta y cuando se van a dormir! Antes me ponía los cascos con música para no oírlos, pero desde que comencé a informarme sobre el sexo lo que hago es poner la oreja en la pared, jijiji!

-         Ah ,si! Y se oye bien?

-         Poniendo la oreja se oye todo, y no veas las cosas que se dicen, jijiji!

Había bajado una mano y me la había metido bajo el pantalón de algodón. No le dije nada porque la situación me resultaba graciosa y agradable, diría que hasta morbosa sabiendo que mis padres estaban a pocos metros. No me preocupaba porque sus siestas eran siempre de hora y media y solían cumplirlo casi con precisión inglesa. Aunque ahora lo entendía mejor por lo que me contaba mi hermana.

-         Y que cosas se dicen? – le pregunté divertido.

-         Si me dejas practicar te lo cuento, jijiji!

-         Y que quieres practicar?

-         Chupártela un poco!

-         Te está gustando lo de chupar pollas, eh!

-         Siiii, es que sentir toda es carne dura dentro de la boca y notar como te excitas me pone a mil!

-         Vale, pero primero cuéntamelo!

-         Pues no te lo vas a creer, pero se llaman putita y cabron. Él le dice que la va a reventar y ella le contesta que no tiene polla suficiente, jijiji!

Me quedé pasmado, no podía imaginarme a mi madre diciendo esas cosas.

-         Estas segura que se dicen eso? – pregunté de nuevo incrédulo.

-         Y más cosas! Y me da la impresión que mamá a veces se queda con más ganas!

Ya me había girado y estábamos de frente prácticamente pegados. Lore había vuelto a meter la mano dentro de mi pantalón y masajeaba mi polla. Sus labios me pidieron que la besara y así lo hice. El beso se hizo jugoso e intenso, y también metí la mano dentro de su pantalón corto. Me sorprendí a notar que no llevaba bragas y accedí con los dedos directamente a su vulva. No podía creerlo, pero ya estaba algo mojada. Oímos un ruido y con los nervios a flor de piel nos separamos y me puse de cara a la pila de nuevo.

-         Que hacéis? – oímos la voz de mi madre.

-         Pues fregando los cacharros! – contesté totalmente tenso.

Mi madre miró a la pila de reojo y vio que ya no había ninguno.

-         Yo he venido a beber agua! – replicó Lore.

La tensión que se había creado en la cocina se podía cortar con un cuchillo, pero mi madre no dijo nada. Bebió un poco de agua y regresó a su habitación.

-         Joder Lore, tienes que parar o nos acabarán pillando! – le dije a mi hermana con cierto enfado, pero su respuesta me volvió a pasmar.

-         Pues a mí me ha parecido la leche!

-         Pero que estás diciendo?

-         Que me ha parecido muy morboso, y esa tensión que se ha creado… ufff, creo que me ha excitado más!

-         Estas como una puta cabra! Que crees que pensaría mamá si nos pilla metiéndonos mano, y no te digo nada si es follando!

-         Le diría que es un experimento científico, jijiji!

-         Anda, lárgate a tu habitación y relaja esa mente calenturienta!

La eché de la cocina mostrándome enfadado. Por supuesto a mí esa tensión no me había creado nada de morbo, más bien me había acojonado.

Esa tarde quedé con Carlos a tomar unas cervezas. Era un amigo íntimo, de toda la vida, y pensé en contarle lo que me había ocurrido. Era un tema muy delicado, pero sabía que podía confiar en él y necesitaba contárselo a alguien.

-         No me jodas tío, pero si tú hermana es la tía más púdica que he conocido!

-         Eso pensaba yo, pero ya ves como cambia la gente!

-         Pues no sé en qué te has inspirado, porque no parece nada atractiva!

-         Es por la ropa que suele llevar, pero se ha comprado un par de vestidos que con ellos puestos se la levanta hasta a un muerto!

-         Entonces… tiene buen cuerpo bajo esos andrajos que se pone?

-         Bueno es poco, está espectacular!

-         Vale, te creo. Pero el problema es que es tu hermana!

-         Recuerdas a Santi?

-         Claro, es un tío muy cachondo! Le vi hace un par de semanas tomando una birras y me reí mucho con él!

-         Y recuerdas lo que nos contaba sobre los jueguitos que mantenía con su hermana?

-         Claro! Alguna vez hasta se me puso dura escuchándole, jajaja!

-         Pues me da que estas cosas de incesto son más habituales de lo que imaginamos!

-         Le preguntaré la próxima vez que le vea!

Mi amigo al final se entusiasmó con la historia y me dijo que le mantuviese al día.

Cuando llegué a casa era la hora de cenar. Nos sentamos como siempre, mi madre frente a mi padre y mi hermana frente a mi. Al momento sentí que algo me rozaba las piernas y casi doy un bote en la silla. Era el pie descalzo de mi hermana. Mi madre se había dado cuenta de mi extraña reacción y me miró interrogante, pero solo preguntó.

-         Que tal va la presentación para la selectividad?

-         Muy bien! – respondió Lore de inmediato – Me está sirviendo de mucho la ayuda de Sancho, y esta noche seguiremos! – dijo sin cortarse.

Noté algo de extrañeza en la mirada de mi madre, pero no dijo nada y seguimos cenando. Al acabar, mi hermana se puso a fregar los cacharros y yo me fui a la terraza a tomar un chupito de whisky. Mis padres se fueron a su habitación, pero al momento salió mi madre en camisón y se sentó a mi lado pidiendo que le sirviese otro chupito.

-         Va todo bien con tu hermana?

La pregunta me sobresaltó poniéndome todos los músculos en tensión. Lo primero que pensé es que haría visto algo en la cocina.

-         Si. Por qué lo dices? – pregunté con todo el vello de mi cuerpo erizado.

-         No se, la noto rara!

-         Pues yo la veo igual!

-         Es que… no la veo tan seria y discreta como ha sido siempre. Ahora parece más dicharachera, incluso noto cierto entusiasmo en su cara que no comprendo!

-         Será por qué se acerca el examen y después su comienzo en la universidad! – intenté decir con naturalidad.

Mi madre me miraba con fijeza, como si quisiera escudriñar en mis pensamientos, y yo evitaba su mirada pensando que podía ser capaz de leerlos. Siempre había sido muy lista, y no se la escapaba nada, y mi mayor temor es que se pudiera enterar de esto.

-         Te ha contado algo? – insistió .

-         A que te refieres?

-         A algo de su vida. Seguro que algo ha cambiado y no me he enterado.

-         Bueno, si te refieres a su vida íntima, me ha comentado que ha conocido a un chico que le gusta.

Contesté para mirarla por primera vez. Esto era verdad y podía mirarla tranquilo. Mi madre tenía cuarenta y tres años, cinco menos que mi padre, y se conservaba muy bien. Con el camisón que llevaba podía ver una gran parte de sus piernas, de piel fina y tersa. Su pelo castaño tirando a rubio le cubría parte del rostro llegando hasta sus hombros. Era más guapa que mi hermana con sus bonitos ojos verdes y labios sensuales, pero el resto del cuerpo parecía haberlo heredado. También tenía el pecho grande y el culo respingón. Solía vestir elegante por su trabajo de comercial , pero discreta. Aunque dejaba que sus curvas se marcasen no dejaba ver más carne que la precisa para pequeños estímulos.

No sé por qué, esa vez la miré de otra forma, diría que admirando su cuerpo. Pensé que era por el morbo que me había surgido al follarme a mi hermana.

-         Ah, si! Que bien! Ya iba siendo hora de que le gustara algún chico, aunque con esa ropa que se pone no sé cómo ha sido capaz de fijarse en ella!

La conversación había cogido buen camino y aproveché para advertirla de sus nuevas compras.

-         Pues se lo ha tomado muy en serio porque esta mañana se ha ido a comprar ropa!

-         Espero que sea algo más sugerente que la que tiene!

De repente me sobresaltó con otra pregunta incómoda que no me esperaba.

-         También la estás ayudando en eso?

Mi corazón se puso a latir como si quisiera salirse de la caja torácica y solo pude responder con otra pregunta.

-         A que te refieres?

-         No sé, a lo mejor te ha pedido algún consejo sobre los chicos!

-         De momento no! – dije sintiendo cómo las mejillas me ardían.

Sentía que me iban a estallar las venas de la velocidad que había cogido la sangre, pero por suerte, se bebió el chupito y dándome un beso en la mejilla se despidió para irse a la cama.

No habían pasado cinco minutos cuando apareció Lore con una bata larga de su habitual vestuario.

-         Vamos, que ya han cerrado la puerta! – dijo tirando de mi mano.

Me levanté, y sin apenas hacer ruido fuimos hasta su habitación y cerramos la puerta.

-         Que te ha dicho mamá?

-         Que te ve rara, pero le he dicho que sería porque habías conocido a un chico!

-         Y que le ha parecido?

-         Pues se ha alegrado, y ha insinuado que tu ropa no era la mejor para conocer chicos, jajaja!

-         Por eso me he comprado otras cosas idiota! – contestó algo cabreada por mi risa.

-         He aprovechado para decirle que habías estado de compras está mañana. Así si te ve con ella puesta no se extrañará.

-         Me parece bien! Creo que ha sido perfecto! – sonrió de nuevo con cara de pilla.

Se quitó la horrenda bata de una vez y dejó su espectacular cuerpo al descubierto. Esta vez de había puesto el conjunto negro. Un tanga de infarto moldeando sus caderas y un pequeño sujetador a juego intentando sujetar la abundante carne de sus tetas.

-         Que te parece este?

-         Absolutamente delicioso! Estas para comerte, y esa será la lección de hoy!

El entusiasmo en su cara era tremendo, y se lanzó a mi cuello para besarme. Nos fundimos en un apasionado y jugoso beso, besos de los que cada vez disfrutaba más. Su maestría en tan corto espacio de tiempo era total. Me comía la lengua y los labios como una auténtica depredadora haciendo que mi polla se enderezarse en cuestión de segundos.

La sobé el hermoso culazo con ganas, tirando de las nalgas para abrir su estupenda raja. Le desabroche el sujetador y las grandes tetas afloraron majestuosas. Los gruesos pezones impactaron en mi vista, y como un lobo hambriento me lancé sobre ellos para devorarlos.

Ya no hablábamos, la excitación y el deseo nos lo impedía. Los gordos pezones se pusieron más turgentes y erectos al contacto con mi lengua, y las fuertes chupadas hundiendo mi boca sobre la carne le provocaron varios gemidos.

-         Ufff hermanito, esto si que me gusta! – susurró retorciéndose para restregar su pelvis contra mi polla.

Sus manos se aferraban a mi cabeza para apretarla contra su pecho, y su cuerpo se cimbreaba como el de una serpiente haciéndome sentir el roce de su piel.

La lancé contra la cama para que callera de espaldas. Tiré del tanga y apareció la vulva rodeada de una pequeña selva de vello rizado y oscuro, como su pelo.

Le abrí las piernas y hundí mi cara entre los muslos, y comencé a lamer entre la maraña de vello buscando la raja. Al momento se abría y degustaba el sabor de la carne de su interior. Y olor era intenso y eso me excitó más.

Lamí de lo más bajo de la vulva hasta lo más alto buscando el clítoris, y al tocarlo con la punta de mi lengua su cuerpo dio un fuerte espasmo.

-         Ahhhhg! – jadeó agarrada a mi pelo.

La protuberancia era grande y estaba extremadamente dura. Menudo clítoris tenía!

Varios lengüetazos y succiones provocaron una enorme corrida entre jadeos sonoros que no trató de ocultar. Su pelvis se movía entre temblores y movimientos incontrolados, pero sentía como apretaba mi cabeza y continúe. Metí una mano bajo mi boca y profundicé en la vagina con el dedo pulgar, a la vez que con el índice toqueteaba el esfínter sin dejar de lamer el clítoris, y a los pocos segundos su cuerpo convulsionó de nuevo. Se movía como si le diesen fuertes calambrazos y se mordió el dorso de la mano para no gritar cuando otra avalancha de flujo mojó totalmente mi cara. Madre mía, que corridas se pegaba!

Intenté retirar la cara para respirar, pero sus manos seguían aferradas a mi cabeza, era como si quisiera que siguiese. Por fin pude separar la cara y miré la maraña de vello totalmente empapada. “Madre mía! Vaya forma de correrse!!” Pensé con asombro.

-         Joder,  esto si que ha que ha sido la puta ostia! – casi gritó todavía temblorosa.

No podía creerme que esas palabras salieran de su boca científica, pero lo acababa de soltar con una naturalidad asombrosa. Miraba su cuerpo esparramado sobre la cama y volvió a parecerme increíble que mi hermana estuviera tan buena y que me la estuviese follando. Sentía la polla como el granito, y necesitaba descargar la acumulación de semen que albergaban mis huevos.

-         Ufff, que toca ahora? – preguntó con un entusiasmo descontrolado.

-         Querías a cuatro patas! – casi afirmé más que preguntar con la sangre hirviendo.

-         Si, siii! – contestó dándose la vuelta para ponerse de rodillas sobre la cama.

La vista de su hermoso culo me puso más cabestro. Las dos redondas nalgas partidas por una tremenda raja pedían a gritos que se la abriera, pero decidí dejarlo para otro momento.

Agarré la endurecida polla con el capullo inmenso intentando despegarse del tirante pellejo, y busque la entrada de la mojada vagina. Noté el roce del rizado vello contra la piel tersa de mi glande y la sensación fue deliciosa. El capullo se insertó hasta la entrada de la vagina y empujé suavemente. Noté presión, pero no como la primera vez. Ahora era más ligera y excitante.

Había agachado la cabeza hasta posar la mejilla sobre la sábana, como si hubiese estudiado que esa era la posición ideal, y mi polla comenzó a penetrar mientras su cuerpo se tensaba. Pude ver cómo retorcía los dedos agarrada a la sabana hasta hacerla un guiñapo, pero cuando la polla entró hasta el fondo los retorció aún más a la vez  que emitía un largo suspiro.

Comencé a bombear lentamente a la vez que le abría la gran raja del culo. Aunque estaba como loco por correrme quería disfrutar de ese momento he intenté que aquello durase más.

-         Hay dios! Como me gusta! Dime cosas!

-         Que cosas? – pregunté de nuevo sorprendido.

-         De esas que se dicen, puta, zorra, perra salida!

Volvía a alucinar como un marciano en una piscina.

-         Crees que te gustará que te diga eso? – le pregunté poco convencido.

-         No sé, pero como mamá y papá se las dicen, supongo que será excitante!

“Joder, esas cosas se dicen?” , me repeti a mi mismo. Ya me había comentado algo Lore anteriormente, pero no la había hecho mucho caso, pero ahora el gusanillo empezaba a horadar en mi cerebro.

Comencé por algo relativamente suave, pero su reacción me animó.

-         Te gusta zorra?

-         Ufff, me encanta cabron! Dame más!

Su respuesta había sido contundente y continué.

-         Quieres más polla?

-         Quiero toda la polla! Y bien dentro!

No sé si lo habría ensayado, pero la garra con que lo decía me puso cardíaco. Empecé a embestir con más fuerza y probé con el agujero sonrosado de su culo. Derramé saliva sobre el orificio metí mínimamente la punta del dedo índice. Al instante sentí como interactuaba como si el pequeño agujero tuviese vida propia abriéndose y cerrándose para engullir la punta del dedo.

-         Ohhh, diosss! – la oí mientras cogía la almohada para ponérsela sobre la cara.

Ya estaba que me salía dándole pollazos y metiendo cada vez más el dedo en su tremendo culo cuando se puso a temblar de nuevo. Ahogó varios jadeos – Ahg! Ahg! Ahg! – al sentir como mi polla vomitaba semen como si hubiese abierto un grifo. Sus temblores se convirtieron en espasmos incontrolados y otra gran corrida encharcó su coño. La mezcla de los densos fluidos empezó a salir entre las paredes de su vagina, pero seguía impactando con furia con mi polla, y sus muslos comenzaron a chorrear.

Mis embestidas fueron disminuyendo hasta parar, y casi sin aliento me derrumbé a un lado de la cama. Ella dejo que las rodillas cediesen y se esparramo en la cama sobre la mancha que había formado la intensa corrida.

Fue un largo minuto recuperando el aliento en el que no dijimos nada, tan solo las respiraciones aceleradas rompían el denso silencio. En ese corto espacio de tiempo mi mente voló a gran velocidad recordando todo lo que habíamos hecho y hablado. Me había dado cuenta que el incesto me producía un morbo tremendo aunque mí hermana solo parecía descubrir y disfrutar del puro sexo.

Mi madre nos pilla y me lo sonsaca todo

Lore se recuperó antes que yo. Y se puso de lado mirándome mientras se sujetaba la cabeza con una mano. Su cara brillaba de una forma especial, y sus ojos parecían llamas tintineando.

-         Buff, hermanito! Ha sido la releche! – dijo acariciándome el pecho con la mano libre.

-         Te ha gustado? – pregunté estúpidamente.

-         Diosss, estaba en una nube deliciosa, y cuando me has metido el dedo en el culo ha estallado como un rosetón de fuegos artificiales!

-         Entonces… te ha gustado lo del dedo? – otra pregunta innecesaria.

-         Joder, pareces idiota! Te lo acabo de explicar!

-         Un poco si que lo soy! – reconocí sonriendo.

Me dio un beso cariñoso en los labios y llevo la mano hasta mi polla que ya se había arrugado.

-         No sabía yo que esto diera tanto gustito, jijiji! – dijo moviéndola como un muñeco de trapo, y añadió – Espero que sea igual de delicioso con el chico que me gusta!

-         Piensas hacerlo pronto con él?

-         El mismo día del examen! Ya hemos quedado para celebrarlo comiendo y después… pasando la tarde juntos, jijiji!

-         Bueno, creo que las clases han dado sus frutos e irás bien preparada!

-         Eh, no te escabullas! Todavía quedan tres días para el viernes! – contestó intentando ponerse sería, algo que me hizo más gracia.

-         Crees que necesitas más?

-         Pues claro! Todavía nos quedan cosas por hacer. Quiero ir bien preparada para sorprenderle. Todos en clase piensan que soy una mojigata, y espero darles en los morros cuando vean la cara de Samuel después de que nos hayamos acostado! Quiero que flipe en colores, y que después se lo cuente a algún gilipollas de la clase para que se jodan más!

No podía creer toda la verborrea que estaba soltando, su semántica había cambiado tan radical como si relación con el sexo. Empecé a pensar que no conocía a mi hermana, y que hasta ahora había convivido con otra persona. La verdad es que me sentía feliz, allí tumbado después de un polvazo tremendo y ahora acariciándome con su suave mano. Y todo eso sin salir de casa, sin copas innecesarias, sin pérdidas de tiempo con tonteos estúpidos, vamos, aquello era la panacea.

En ese momento se me vino a la cabeza lo que había dicho de mis padres. Joder, sería verdad que follaban dos veces diarias? Pensaba que a su edad eso ya no ocurría.

-         Has dicho que papá y mamá follan a medio día y por la noche?

-         Si, por qué?

-         No sé, me parece mucho para su edad!

-         Pues te diré más! – dijo poniendo una cara de traviesa total – Cuando papá no viene a comer, creo que mamá se masturba, jijiji!

Me removí sobre la cama intranquilo pensando si mi madre realmente era tan activa en el tema sexual. Su elegancia y su seriedad habitual me impedían imaginármela así.

Mientras pensaba, Lore se escurrió sobre la cama hasta llegar con la boca a la morcillona polla, y comenzó a lamer a su alrededor. Estaba impregnado de la mezcla de corridas y no dudó en lamer todo el denso fluido. Cuando se metió uno de mis huevos en la boca todo mi cuerpo dio un respingo.

-         No te ha gustado? – preguntó pícaramente.

-         Joder, claro que me ha gustado, pero no me lo esperaba!

-         Pues a mí me encanta este olor y este sabor, Ummm!

Cada vez alucinaba más, se estaba convirtiendo en una guarrilla total.

-         Bueno, me voy a mi habitación. Y mañana abre bien la ventana para que se vaya este olor!

-         Pues yo dormiré encantada oliendo a sexo, ummm!

Al día siguiente cuando me levante, de nuevo estaba solo. No quise saber que se le habría ocurrido a mi hermana al levantarse. Desayuné y me fui con un segundo café a la terraza. Hacía un día estupendo y se estaba de maravilla con tan solo el pantalón corto de algodón y los huevos colganderos.

Ya eran las once cuando oí la puerta y pensé que era Lorena. No quise ni volverme, porque estaba de espaldas a la puerta de la terraza, pero me sorprendió oír la voz de mi madre.

-         Estas solo? Y Lorena?

-         Pues no lo sé. Cuando me he levantado ya no estaba. Que pronto vienes hoy, no?

-         Solo había concertado una visita esta mañana y me apetecía volver para tomarme un café tumbada cómo estás haciendo tú!

-         Muy bien mamá, pues te prepararé un café!

-         Gracias hijo. Mientras voy a ponerme cómoda!

Ya había puesto el café sobre la mesa que había entre las dos tumbonas cuando apareció de nuevo. Me quedé algo sorprendido al verla con una camisa larga que le tapaba el culo y poco más. Alguna vez se había puesto a tomar el sol en bikini, pero lo de la camisa me pareció más sexy y provocativo.

Se recostó de lado sobre la otra tumbona y no pude evitar mirar el final de la camisa pensando que le vería las bragas. Con rapidez retire la vista diciéndome a mi mismo, “Pero que coños haces capullo pervertido!”

-         Que tal anoche, van bien las clases? – interrumpió mis pensamientos.

-         Bastante bien! No creo que tenga ningún problema en sacar una nota excelente! – dije intentando aparentar naturalidad

-         Eso me parece a mí, por eso no entiendo bien que requiera tu ayuda!

La miré y vi sus bonitos ojos clavados en mi cara con una sonrisa interrogante.

-         Ya sabes, como yo ya he pasado por eso, pues quiere saber por dónde van los tiros! – contesté un poco nervioso.

Dio un sorbo al café y otra vez que no pude evitar mirar al escote de la camisa. Parte de sus tetas sobresalían formando un canalillo delicioso y volví a sentir un cosquilleo en el cuerpo que nunca antes había sentido al mirarla. Quité la vista con rapidez, tanta que casi me hago un esguince en el cuello, pero había vuelto a ver su mirada fija y penetrante atravesando mi frente.

-         Por qué no me dices la verdad! Puedes hacerlo con confianza!

Casi doy un bote sobre la tumbona al oírla, y por supuesto ella lo notó.

-         Tranquilo cariño. Puedes hablar con toda tranquilidad, no va a pasar nada.

“Joder, lo sabe!!!”, me grité en el cerebro.

Como coños iba a decirle con tranquilidad que me estaba follando a mi hermana! Bebí un poco de café sin atreverme a mirarla. Me sentía acorralado, impotente, vamos, que me sentía como una puta mierda sin saber que decir.

-         De qué hablas mamá? – por fin pude articular.

-         De los ruidos que oí anoche!

-         Que ruidos?

-         Más bien eran gemidos y jadeos!

Ya no pude más y me levanté de un salto para pasear con el corazón saliéndose de la caja torácica.

-         Ya te he dicho que no pasa nada cielo, pero no me engañes. Quiero que me cuentes con tranquilidad la verdad.

-         Es que… la verdad es un poco fuerte y… no sé qué vas a pensar de mi! – casi me salió sin pensar.

Ella seguía tranquila, observándome como una cobra que está a punto de atacar.

-         No voy a pensar nada. Seguro que hay una buena explicación, pero la quiero saber. Solo eso!

Su actitud tranquila y sosegada me ponía aún más nervioso. Corría una suave brisa por la terraza pero yo había empezado a sudar a chorros con la cara casi congestionada de la sangre que se acumulaba en mis mejillas.

-         Es que no sé ni por dónde empezar!

-         Pues por el principio! Quieres que prepare un par de copas para ayudarte?

Ya no sabía si se estaba regodeando, pero acepté. Era demasiado pronto para una copa, pero la necesitaba más que nunca.

Se levantó y fue a por la botella de whisky y dos vasos con hielos. Los sirvió y volvió a recostarse en la tumbona. La camisa tenía caídas por delante y por detrás, y pude ver parte de las bragas por el lateral que era más corto. No sé si con eso pretendía ponerme más nervioso, pero es lo que consiguió. Me bebí de un tragó el culo de whisky que me había puesto e intenté serenarme. Volví a tumbarme boca arriba, no me atrevía a mirarla, e intenté comenzar por el principio como me había pedido.

-         Como te he dicho, a Lorena le gusta un chico y ha empezado a salir con él. Le debe de gustar bastante por lo que me ha dicho, y según sus palabras, “no quería cagarla!”.

Vi un atisbo de sonrisa en sus labios, pero no dijo nada y continúe.

-         Es verdad que me pidió ayuda, pero no para la selectividad. Lo que quería es que le aconsejara con los chicos! – “Joder, aconsejarla! Vaya mierda de palabra!” me dije nada más pronunciarlo, pero mi madre seguía impasible, sin cambiar un gesto de la cara y sin decir nada.

-         Bueno, más que aconsejarla quería… que le explicase cosas…cobre el sexo! – pronuncié tartamudeando. Me serví otro culo de whisky y me lo metí de un trago. Lo necesitaba más que respirar para poder seguir.

-         Empecé con las explicaciones pero ella… - la pausa se hizo larga hasta para mí – me dijo que quería practicar!

No sé si por mí estado de nervios flagrante, o por lo que había dicho, a mi madre se le escapó una carcajada, algo que me desconcertó aún más!

Ahora sí que la miré con los ojos inyectados en sangre. Por qué coños se reía? Eso no tenía gracia!

-         Por qué te ríes? – le pregunté más con temeridad que con enfado.

-         Es que he intentado imaginarme a Lorena pidiéndote eso, y me ha sido imposible!

-         A mí también me lo apreció en ese momento, pero me lo dijo muy seriamente y totalmente convencida. De hecho se lo pregunté dos veces y se reafirmó con rotundidad!

-         No, si te creo hijo. Pero viendo cómo es y la ropa que se pone, ya la había dado por perdida!

-         La verdad es que no me parece ni ella. Ayer salió a comprar ropa y zapatos, y no veas que ropa más atrevida se ha comprado!

Lo dije muy serio, pero mi madre volvió a soltar otra carcajada.

-         Pues me alegro por ella. Pero sigue!

-         Bueno, el resto ya lo sabes. No querrás que te cuente los detalles! – le contesté soltando aire.

-         Pues si que quiero saber los detalles!

-         Joder maná! No te parecen ya demasiado fuertes los hechos! – repliqué volviendo a coger aire que empezaba a faltarme, pero su réplica me dejó pasmado, vamos, que entre mi hermana y mi madre ahora, cuando me vieran por la calle me iban a llamar el “pasmao”.

-         Tranquilo, no te tortures. Estas cosas a veces pasan, y entiendo que tú hermana haya recurrido a ti. Al fin y al cabo creo que eres el único chico con el que debe tener confianza para hablar de esto.

Sus palabras eran tranquilas, demasiado tranquilas, pero la continuación volvió a ponerme tenso.

-         Y que tal, va aprendiendo bien? Por lo que escuche anoche parece que le está gustando!

Volví a enrojecer como un tomate maduro durante unos eternos segundos, pero mi madre seguía mirándome esperando una respuesta.

-         Ya sabes cómo es, todo lo aprende rápido. Y a la segunda pregunta… si que le está gustando, más de lo que suponía ella misma! – solté de corrido sintiendo que me quitaba una tonelada de encima. Pero mi madre volvió a la carga, y ahora con dinamita.

-         Quizás es que tú seas un buen maestro!

-         Joder mamá, no me jodas más de lo que estoy!

Mi madre sonrió y dio un trago a su whisky. El silencio se hizo largo antes de que hablara de nuevo.

-         Como verás no ha pasado nada, y considero que es bueno hablar de estas cosas con serenidad y confianza.

-         Entonces… no te parece algo… horrible!

-         Jajaja, para nada! Sobre todo si tú hermana está contenta y se lo pasa bien!

-         Joder que si está contenta! Ya parece que solo piensa en eso! – se me escapó sin pensarlo.

-         Jajaja, eso es que han aflorado los genes que lleva dentro!

-         Que genes?

-         Pues los míos! Ya que has sido sincero conmigo, lo seré yo contigo. A mí también me pide el cuerpo mucho sexo, aunque tú padre ya no pueda darme tanto como quiero!

-         Pero no lo hacéis dos veces diarias? – otra pregunta sin pensar que podría traer consecuencias, pero ya era tarde.

-         Ya veo que nos controlas, jajaja!

-         No, no! Ha sido Lore la que me lo ha dicho. Dice que os oye! – contesté con rapidez como un puto cobarde.

-         Jajaja, y ella, no ha pensado que nosotros también os podíamos oír?

Me quedé atontado, sin respuestas, pero llevaba toda la razón.

-         Pero a tu pregunta – continuó – es verdad que la mayoría de los días lo hacemos dos veces, pero para mí no es suficiente mientras que el se queda agotado!

-         Pues lo siento mamá! – respondí en automático.

-         Y él, también nos ha oído? – se me ocurrió de repente.

-         Ya te he dicho que cae agotado y al segundo está dormido como un tronco. Así es mejor, el no debe de enterarse! – añadió poniendo cara de pícara.

Se levantó de la tumbona con poco pudor y pude ver casi todas sus bragas de color granate. Dio la vuelta a la mesa para acercarse a mi, y agachándose con lentitud me dio un cálido y húmedo beso en la mejilla. No sé si lo hizo a propósito, pero pude ver sus tetas casi al completo a través del hueco de la camisa. No pude evitar pensar que eran tan imponentes como las de Lore, y ese cosquilleo incestuoso volvió a recorrer mi cuerpo.

-         Ya seguiremos hablando… de esto! – me susurró casi contra los labios con una sonrisa desconcertante.

La pausa que había hecho en la frase me dejó mosqueado, pero no pude pensar demasiado porque al momento apareció Lore con más bolsas que el día anterior.

Se saludaron alegremente y Lore no dudó en mostrarle a mi madre la ropa que se acababa de comprar, como algo normal. Mi madre no dijo nada, tan solo cooperó con su entusiasmo animándola mientras yo seguía descuadrado con la conversación que habíamos tenido.

Ese día mi padre no vino a comer, y cuando mi madre se fue a echar la siesta aproveche para contárselo a Lore.

-         Tía, mamá nos ha pillado!

-         No jodas! Y que te ha dicho?

-         Pues la verdad es que yo estaba súper nervioso, en cambio ella ha estado muy natural y comprensiva.

-         Entonces… no se ha enfadado?

-         Que va! No sé si me ha dicho lo que pensaba, pero le ha parecido hasta bien!

-         Joder que fuerte!

-         Y tanto!

-         Bueno, si no le parece mal, podemos seguir!

Me quedé mirándola como si no diera crédito a su reacción, pero así se había vuelto Lore, o quizás lo era y no lo sabía hasta ahora. Lo pensé unos segundos y me acordé de las palabras de mi madre, “si Lorena disfruta, me parece bien!”. A si que no me negué a continuar.

Esa noche, antes de empezar, nos pusimos a escuchar a través de la pared. Sobre todo yo, quería oír esas palabras que según mi hermana se decían, y así fue, no había exagerado nada. “Te gusta putita?”, “Dame bien cabron!”, “Pienso reventarte!”, “no tienes suficiente rabo para eso!”, y así fue un continuó hasta que se corrieron los dos.

Nunca me había imaginado a mi madre soltando esas cosas, pero sentí que me ponía cachondo al oírlas con su voz. Al momento, Lore me exigió una nueva clase. Esta vez eligió ella sorprendiéndome, quería cosas duras. Primero que le follara la boca y después el culo. Como podéis suponer, yo estaba encantado, eran dos cosas que la mayoría de las chicas no me permitían hacerles.

Esa noche pasó hasta de la ropa interior. Nos quedamos los dos desnudos, de pies, sobre la alfombra, y comenzamos a besarnos con una pasión y deseo descontrolado. Las manos no paraban de subir y bajar por nuestros cuerpos como si no encontrasen el sitio adecuado. Me apretaba el culo y yo a ella con más fuerza. Se restregaba contra mí como una perra en celo provocando que la sangre me hirviera. Sus majestuosas tetas se balanceaban frotándose contra mi pecho hasta que bajé la boca y succioné sus gordos pezones. Ya no se cortaba, y gemía con voz ronca, como saliéndole de los más profundo esas bocanadas de placer.

Se puso como loca con mis chupadas, y tiró de mí para sentarse en la cama y dejarme de pies frente a ella. Comenzó a lamer la parte baja del capullo y fue bajando hasta comerme los huevos. Sus ligeras succiones con los huevos en la boca, primero uno y después el otro, provocaron que me dieran calambrazos en todo el cuerpo. Se había convertido en una diosa en el arte de chupar.

Volvió a subir lamiendo todo el endurecido tronco hasta llegar de nuevo al capullo, que lo engullo como si fuera una jugosa fresa. Comenzó a avanzar con los labios y a los pocos segundos se había tragado toda la verga. Me volví loco al sentir como atravesaba su garganta sin el más mínimo aspaviento. Pensé le iba a llegar al estomago cuando soltó las manos y se las puso a la espalda, era la indicación para que le follase la boca.

Le agarré la cabeza y saqué la polla casi entera sintiendo el delicioso roce de su garganta sobre mi glande, y volví a insertarla por completo mirando sus ojos avispados que se elevaban para mirar mi cara. Volví a sacarla con el cerebro hirviendo y la volví a meter de un tirón. Sus fabulosas tetas chocaron contra mis piernas provocando más al animal que llevaba dentro. Viendo que aguantaba bien, comencé a bombear, y su garganta admitía cada penetración con una facilidad asombrosa.

Aumenté las embestidas, y mi polla salía y entraba en su boca a gran velocidad sin que le diera ninguna arcada. Estaba cercano a correrme y empecé con el vocabulario promiscuo.

-         Te gusta eh, zorra! Te lo voy a meter hasta el estómago, perra!

Quitó las manos de la espalda y se agarró a mi culo. Pensaba que me iba a parar, pero en vez de eso, lo que hacía era impulsarme.

-         Diosss, que puta que eres! Te voy a reventar la boca! Ahhhhg!

Fue lo último que dije antes de soltarle el primer chorretón de leche. Después llegó el segundo aplastándole la cabeza contra mi pelvis. Otra penetración profunda hizo que soltara el tercero, y la saqué de una vez para ver cómo el último se esparcía por su cara.

Pude ver su boca abierta cogiendo aire como si acabara de emerger de una inmersión larga y profunda, y antes de que recuperase el aliento, se la volví a meter hasta el fondo.

Estaba totalmente ido cuando la saqué finalmente. Volvió a coger aire con toda la boca abierta y antes de cerrarla casi gritó.

-         Diosss, ha sido brutal!

Y tan brutal! Pensé con el corazón latiendo intensamente. Mi polla chorreaba semen y comenzó a chupar todo lo que fluía. Era una verdadera máquina!

-         De verdad que te ha gustado? – pregunté casi sin entenderlo.

-         Ufff, sentir lo loco que te has puesto empujando como un toro ha hecho que me hierva la sangre!

-         Pero no te ha dado ninguna arcada! – afirmé como algo incomprensible.

-         Pues no, jajaja! Y eso que tienes un buen rabo!

Sin salir de mi asombro por su nueva semántica y sin fuerzas para sostenerme en pie, me dejé caer sobre la cama. En ese momento se me vino la realidad encima. Lo habrá oído todo mi madre? Fue la pregunté me hice. La verdad es que aunque había sido con su deseo y consentimiento, sentía que había sido algo depravado, pero Lore parecía feliz.

-         No puedo más! Me voy a mi habitación! – le dije intentando no seguir.

Continuar con su culo como me había pedido iba a ser demasiado para la misma noche.

-         Jo, venga, te dejo descansar y seguimos! – me pidió poniendo cara de niña buena.

-         Que no! Mañana la última clase!

-         Me romperás el culo? – preguntó de repente.

“Menudo lenguaje ha adquirido!”, pensé sonriendo por dentro.

-         Te lo destrozaré! – contesté de forma ardiente dándole un cálido beso en los labios a la vez que le daba un cachete en las nalgas.

-         Jajaja, como me gusta oírte decir esas cosas!

Volví a pensar que mi madre lo estaría escuchando y me levanté de un salto para irme algo avergonzado

La última clase

Volví a dormir como si hubiera vuelto de una guerra, pero me desperté fantástico y animado. Estaba siendo una semana inolvidable.

Cuando me levanté a desayunar allí estaba Lore, fresca y resplandeciente, como una rosa que se acaba de abrir.

-         Que tal hermanito, has dormido bien?

-         Como un marajá!

-         Jajaja, pues yo tuve que masturbarme porque me dejaste ardiendo!

-         Vaya, lo siento! Fui un egoísta al no pensar en ti.

-         No, si lo entiendo. Menuda corrida que te pegaste! He tenido el sabor en la boca toda la noche, jajaja.

-         Es que estuviste fantástica! Tienes una boca increíble para esto.

-         Gracias! – contestó toda contenta por el halago – Espero deslumbrar a Samuel con todas tus enseñanzas.

Intenté imaginarme la cara de Samuel. Seguro que si se había fijado en ella debía ser un friki parecido. Casi no pude contener la risa al pensar en su cara después hacerle una mamada con esa antología.

-         De qué te ríes?

-         Creo que no deberías abrumarle el primer día.

-         Abrumarle?

-         Me refiero a que no te excedas, quizás le asustes.

-         Tu crees?

-         He tenido tu edad, y créeme, solo cosas sencillitas para que se sienta cómodo.

Se levantó para agarrarse a mi cuello y darme un beso sabroso para ella, e incestuoso para mí. Cada vez me ponía más cachondo que me besara así, y sobre todo que fuera mi hermana. Ya iba en bragas y camiseta por la casa, bueno, solo cuando no estaban mis padres, y volví a apreciar su hermoso culo al sujetarlo con las manos durante el largo y lascivo beso. La presión de sus tetas siempre era un aditivo extra en cada beso.

-         Practicamos un poco ahora que estamos solos? – me dijo con esa cara traviesa que había aprendido a utilizar de maravilla.

-         Mejor lo dejamos para la noche. Esta mañana he quedado.

-         Jo, quería que me dieras una buena cabalgada.

La miré con cara de tonto.

-         Una cabalgada?

-         No sabes que es?

-         Mejor dímelo tú.

-         Pues me hago una coleta. Me inclino, y me follas duro tirándome del pelo! Una cabalgada, como si fueras montado en una yegua.

Evité reírme para que no se enfadara, pero me lo había explicado con sencillez y plena seriedad, como si le explicará algo a un niño.

-         Es un ofrecimiento interesante, pero ya te he dicho que he quedado. – me disculpé de nuevo, pero no sin dejar de pensar como iba a disfrutar esa última noche “cabalgándola” como ella decía.

Me fui a tomar unas cervezas con unos amigos que había quedado y volví a la hora de comer. Ya habían llegado mis padres y comimos los cuatro en armonía. Mi hermana sonreía cuando alargaba la pierna para rozarme la entrepierna con los dedos de los pies. Mi madre hablaba de cómo le había ido con los clientes de ese día, pero la veía más radiante que otros días. Mi padre, como casi siempre, escuchaba sumiso con la cabeza baja. Yo, escondía una sonrisa, al sentir los dedos del pie intentando llegar a mi polla, pero también lo hacía pensando en esa última noche con mi hermana.

Acabamos de comer y me tocaba fregar. Mis padres, como casi siempre se fueron a su siesta, y mi hermana no tardó en aparecer en la cocina en el momento que oyó cerrar la puerta. Me rodeo con los brazos y directamente me puso las manos sobre la polla protegida por el pantalón de algodón.

-         Quieres que juegue un ratito mientras friegas?

-         Estate quieta! A ver si sale mamá como el otro día y nos pilla.

-         Y qué?

-         Joder, que quieres, que nos pongamos a follar en la cocina sin importarnos nada?

-         No, pero mamá no diría nada.

-         Por qué lo dices?

-         Cuando ha llegado de trabajar ha estado hablando conmigo y me ha dicho con mucha tranquilidad que sabía lo nuestro y que no la importaba.

-         Ya, eso ya te lo conté yo cuando habló conmigo, pero eso no significa que nos dé carta blanca para andar follando por toda la casa.

-         Ya, pero conmigo ha hablado algo más!

-         Que más?

-         Me ha pedido que le contase los detalles.

Tragué saliva pensando en esos detalles antes de preguntar.

-         Y que le has contado?

-         Pues todo!

-         Como qué todo? – volví a asustarme.

-         Pues comencé por el primer día, y como la veía animada, le fui contando cada una de las clases que hemos dado, jijiji.

-         Joder Lore, estás loca!!

-         Por qué?

-         Esas cosas no se cuentan… con detalle! – contesté realmente asustado por lo que hubiese pensado mi madre de mi, sobre todo si le había relatado la follada de boca. Pensaría que era un puto depravado.

-         Pues a ella le han gustado los detalles, no veas que caras ponía, jajaja.

Esa tarde no salí de mi habitación hasta la hora de cenar, no me atrevía a enfrentarme a los ojos de mi madre. Sin embargo, la cena fue tranquila y agradable. Todo fue natural, incluso diría que la noté animada en vez de fría y distante como me esperaba. No parecía haberle afectado los detalles que le había contado Lore, y eso que ya a mi me parecían fuertes. Mi padre, como era habitual, apenas abrió la boca, y cuando acabamos se excusó diciendo que estaba cansado y se fue a dormir.

Le tocaba fregar a Lore y decidí tomar una copa en la terraza antes del encuentro, pero me acojoné al oír decir a mi madre que me acompañaría en esa copa. Se sentó a mi lado con una sonrisa que no pude definir. Me sentía acorralado, asustado, inquiero, incluso perturbado esperando su ataque.

-         Parece que tú hermana quiere aprenderlo todo, y con rapidez.

Su voz era suave, tranquila, insinuante, algo que me alteró aún más, pues yo estaba de los nervios. Que podía responder ante eso?

-         Bueno, ya sabes que cuando la interesa algo, se vuelca.

-         Me lo ha contado todo, y con más detalles que tú.

La miré de reojo y atisbé una mueca de sonrisa ciertamente perversa. Creo que estaba disfrutando de mi ataque de nervios, pero intentó relajarme.

-         Tranquilo cariño, estás cosas se pueden hablar con total tranquilidad, ya te lo dije ayer.

-         Tu crees mamá? – la dije desesperado.

-         Claro que lo creo, pero debes tranquilizarte. Lore me lo ha contado con toda tranquilidad, mejor dicho, con entusiasmo, y me he alegrado de que esté descubriendo todo lo que la gusta y que además se lo pase fenomenal.

Mi madre estaba con una bata de verano corta. Había cruzado las piernas y podía ver la mayor parte de sus muslos y los miré intuitivamente sin pensarlo, tan solo haciendo lo que mis neuronas de salido me ordenaban. Retire la vista de inmediato, pero se había dado cuenta, y cruzó las piernas en sentido contrario casi dejándome verle las bragas. No sabía si lo había echo a propósito, para ponerme más nervioso, pero lo consiguió. Di un buen trago al whisky y me recosté sobre la cómoda silla acolchada.

-         Ya me gustaría tener su edad, y que tú padre fuera más joven para disfrutar como ella!

Me sorprendió con su afirmación pensando en si cuando dijo eso ella estaría pensando en todos los detalles que le había contado Lore.

Poco a poco me fui relajando y mis palabras se fueron haciendo más fluidas, y comencé a indagar en su vida sexual.

-         Entonces… con papá… no disfrutas?

-         Tu padre es cinco años mayor que yo, y viene cansado de trabajar. No puedo pedirle más de lo que me da, y a veces me tengo que masturbar para cubrir mis necesidades.

Había hablado de masturbarse como el que habla del tiempo.

-         Bueno, yo también lo hago a veces!

-         Pero sales con chicas, no?

-         Si, pero ellas no tienen las mismas necesidades que yo.

-         Jajaja, debemos ser unos incomprendidos.

En ese momento salió Lore.

-         Ya he terminado hermanito. Te espero en mi habitación para la última clase. Mañana es el examen, jajaja.

Desapareció de la terraza y mi madre volvió a sonreír.

-         Ves, ese es el entusiasmo del que te hablo, está deseando que te la folles!

Las palabras resonaron en mi cabeza como el sonido de un trueno que anuncia la tormenta. Nunca había oído a mi madre hablar así, pero no sé había inmutado al pronunciarlo.

-         No sé, dicho así… suena hasta mal. – intenté que viera lo que había dicho.

-         Mal? Pero si es maravillo! Que mejor deseo que desear que te follen. Realmente la envidio.

-         La envidias? – pregunté dudando de lo que podía significar esa frase.

-         Claro que la envidio. Yo también deseo que me follen pero no tengo quien lo haga.

Seguía dudando de sus palabras, pero su tranquilidad y naturalidad al pronunciarlas dejaban claro que no eran impulsivas, más bien claras y premeditadas. En un momento de arrebato le solté una pregunta inconsciente.

-         Alguna vez has pensado en… estar con otro hombre?

Esta vez sí que la miraba a los ojos. En mi inconsciencia deseaba ver su reacción, pero la calma en su cara era absoluta. Bebió de su whisky mientras me miraba fijamente por encima del vaso, ella también escudriñaba en mi cara mis reacciones. No me había dado cuenta que con ella lo llevaba todo perdido. Tantos años de comercial la habían hecho trabajar mucho con el cuerpo, la cara, los gestos, las expresiones, y lo dominaba a la perfección.

Su cuerpo y su mente era como un muro en blanco para mí, no podía ni imaginar lo que pasaba por su cabeza. Pero después de un largo silencio contestó.

-         Alguna vez lo he pensado, pero os quiero demasiado a los tres para romper esta familia.

-         Tampoco romperías la familia por echar una camita al aire.

-         Por una no, pero si empiezo estoy segura que no se quedaría en una.

Mis pensamientos se turbaron aún más. Su respuesta me había dejado más descolocado y tan solo pensé en lo que estábamos haciendo Lore y yo.

-         Crees que lo que hacemos Lore y yo puede causar daños en la familia, o en el la convivencia?

Volvió a cruzarse de piernas y mi vista volvió a lanzarse como un dardo envenenado al centro de sus muslos. Esta vez vi las bragas claramente , y sin poder evitarlo mi polla dio un respingo. Me asusté un poco pensando en que mi madre me la podía poner dura, algo que en ese momento me parecía prohibido e inviable, pero también lo había pensado con mi hermana y ahora follábamos como perros salidos. Su respuesta me sacó de la avalancha de pensamientos que sacudían mi cabeza.

-         Solo si se entera tu padre. Como verás, los tres somos muy abiertos para estas cosas, pero tú padre no es así. Su mente es más convencional, y jamás lo entendería.

-         La verdad es que nunca había hablado contigo de estas cosas, vamos, de sexo, y no sabía que pudieses ser tan abierta.

-         Soy más de lo que crees, pero no es el momento de liberar nuestras mentes y nuestros deseos. Mejor cuando estemos los dos solos. Ahora sube que tú hermana estará impaciente. Espero que la próxima vez seas tú el que me cuentes los detalles.

Descruzó las piernas cuando acabó la frase y de nuevo mis ojos se lanzaron como pirañas a un cebo fresco. Esta vez mantuve más tiempo la mirada, y pude ver sus pequeñas bragas blancas con claridad. Me levanté para irme como si me lo hubiese ordenado, pero antes de comenzar a caminar volvió a hablar.

-         Te ha parecido interesante la conversación?

-         La verdad es que si! – dije animado.

-         Y lo demás, también te ha gustado? – noté como volvía a cambiarme el semblante de la cara pensando a lo que se refería.

Me había enseñado las bragas con descaro y ahora quería saber si me había gustado. Titubeé la respuesta. Tan solo podía decirle que sí, pero el tema era como se lo decía. Un “si” seco me dejaría como un insípido idiota, y no quería que me viese así. Decidí lanzarme al charco.

-         Tan interesante como la conversación, o incluso más!!

Su sonrisa dulce y aprobatoria me reconforto y me fui contento hacia la habitación de mi hermana. Estaba dispuesto a darla una buena clase, mejor dicho, una clase que no olvidara, sobre todo sabiendo que mi madre estaría escuchando. Su última pregunta había revolucionado mi mente llenándola de pensamientos depravados. El morbo más incestuoso comenzó a correr por mis venas y sentí un sabor especial en la boca pensando en el siguiente encuentro con ella… a solas.

Cuando llegué a la habitación mi hermana me esperaba con su sonrisa de niña traviesa. Se había puesto uno de los conjuntos de ropa interior que se había comprado, el rojo, y contemplé cada una de sus deliciosas curvas. Se contoneó y se giró, marcando poses para hacer más excitante la visión de su cuerpo, algo en lo que acertó de pleno. Mi polla se puso en guardia al instante, creciendo a la velocidad que avanza de una cámara rápida.

-         Te gusta hermanito?

-         Estas preciosa! – contesté con completa convicción.

-         Preparado para cabalgar? – me preguntó tocándose la coleta que se había hecho en el pelo.

-         Estas segura que quieres recibir… esta clase?

-         Totalmente! No me la perdería por nada del mundo. – contestó acercándose a mí para pasar su hermoso culo por el bulto que crecía bajo mi pantalón.

Acabó dándome la espalda pegada a mi cuerpo a la vez que apretaba el culo contra mi polla. La rodeé con los brazos abriendo las manos para palpar su tetas. Nada más rozar los pezones por encima del sujetador se endurecieron marcando con fuerza la fina tela. La besé en el cuello mientras lo hacía, y después de dar un largo suspiro disfrutando de las caricias me susurró con los ojos cerrados.

-         Sabes una cosa hermanito, cada día me gustan más tus caricias y tus besos.

Su afirmación me asustó un poco. Era mi hermana, y estaba claro que lo del incesto me producía un morbo especial, pero una cosa era follar puntualmente y otra es que se volviese una rutina. No quise crear polémica en ese momento pensando que cuando empezara con el chico que la gustaba se olvidaría de mi, y me centre en esa última clase, y lo hice con un ataque directo.

-         Entonces estás dispuesta a que te rompa el culo?

-         Claro, eso es lo que toca hoy, y por eso me lo he untado bien de lubricante, jajaja.

Seguía tras ella acariciando sus tetas y bajé una mano por el vientre hasta llegar a la vulva apenas tapada por el pequeño tanga. Estábamos de pies sobre la alfombra y podíamos vernos reflejados en el espejo de la puerta del armario. Su cara era deliciosamente traviesa, y el ligero contoneo de su cuerpo acompañando mis caricias era excitante para la vista, tanto como sus hermosas tetas con esos gordos pezones clavados sobre ellas.

Metí la mano bajo el tanga y toque su vulva húmeda y caliente.

-         Tienes un cuerpo delicioso hermanita! Vas a volver locos a los tíos cuando te vean con el cambio de look.

-         Ufff, a mi si que me pones caliente tu! – fue su respuesta al sentir mis dedos entre la vulva.

Había intentado desviar el tema hacia otros tíos pero su fijación conmigo parecía inamovible.

Después de deleitarme mirando en el espejo su maravilloso cuerpo mientras la sobaba, decidí cambiar de estrategia. Suponía que ese día no todo sería placer, la rotura de culo por primera vez no sería agradable y pensaba aprovecharme de eso para distanciarnos un poco.

La giré bruscamente para ponerla mirando hacia la cama, y le presioné sobre la espalda para que se inclinase. Su obediencia era absoluta, y se inclinó sin apenas esfuerzo para apoyar las manos sobre la cama. El estupendo culazo empinado con la tira del tanga perdida entre la tremenda raja volvió a perturbar mi vista. Le di un buen azote en el que sentí como vibraba la carne de sus nalgas.

-         Ay!

-         Te ha dolido? Esto va incluido en el pack. – le dije para putearla un poco.

-         No, no! Es que me ha pillado de improviso. Tú sigue.

Era imposible, cualquier cosa que le hacía la gustaba. Tire del tanga lentamente hacia abajo descubriendo lo poco que tapaba. El agujero sonrosado formaba una estrella de muchas puntas, y brillaba por el lubricante que se había puesto. Metí la mano entre los muslos y volvía a palpar la húmeda vulva. Los labios externos la cerraban formando una raja maravillosa y excitante. Pasé un dedo entre ella y percibí un ligero temblor por la excitación que denotaba su cuerpo.

Tiré de mi pantalón corto hacia abajo y cayó al suelo. Me deshice de él con rapidez y agarré mi polla, que ya estaba como el tronco de un árbol centenario, y metí el capullo entre la preciosa raja. Apreté lentamente para sentir la penetración. Su vagina se aferró a ella como si la esperase con ansiedad, y sus piernas se tensaron al sentir como se hundía por completo en lo más profundo de su ardiente coño.

-         Diosss, que delicia! Susurró con los labios apretados.

Con la polla incrustada en su coño, comencé a horadar el agujero estrellado con un dedo. Me sorprendió con la facilidad que se abría siendo la primera vez. A los pocos segundos, mi dedo entraba entre el frío gel del que se había impregnado. Probé con dos dedos, e increíblemente ocurrió lo mismo. Su sonrosado orto se abrió más para dejar paso a ambos, dejando que los incrustara hasta los nudillos.

Con ellos dentro, empecé a bombear con la polla. El calor de su coño y la suave presión de la vagina hicieron que cerrara por un momento los ojos para degustar aún más ese delicioso placer. Gire la cabeza para mirar al espejo, y la imagen de mi hermana inclinada y yo dándole, me excitó más.

Saqué los dedos del culo y le atice dos veces sobre los glúteos con la mano bien abierta. Esa vez pude ver la marca que había dejado los dedos durante breves segundos.

-         Ahg! Diosss! Ahg!

Volvió a quejarse. Quería dejarle una sensación agridulce en ese último encuentro para calmar su obsesión por mí, pero los azotes no le parecieron mal y me sorprendió con una nueva insinuación.

-         Te gusta calentarme el culo, eh, cabron! Pues puedes darle cuanto quieras. Ese picorcillo me pone más cachonda.

Algo desesperado empecé a bombear su coño con más fuerza a la vez que le abría el culo con las dos manos mirando obsesivamente la abertura que había provocado con mis dedos en el agujero sonrosado. Mi mente calenturienta solo pensaba en reventarlo, en meterle la polla y taladrarlo, en meterle hasta los huevos si era capaz de abrirlo hasta ese punto.

Su excitación era brutal y no tardó en correrse. – Ahhhhg! Diosss, que gusto! Que cerda me pones cabron!

Cuando sentí que mi polla chapoteaba dentro de su vagina, la saqué y la puse contra el orto, un orto cada vez más atrayente para mi mente depravada viendo cómo latía con vida propia.

Apreté con suavidad pensando en no hacerla daño. No quería desgarrar su precioso culo esa primera vez, pero su recto engulló mi capullo como si lo esperase. Sentí una sensación brutal al notar como mi polla se metía hasta la mitad sin ningún esfuerzo. Tensó las piernas y el culo, y la presión en su interior se hizo más intensa.

-         Ufff, como la siento, diosss! Es una sensación… diferente… pero me gusta.

Increíble lo de mi hermana, tan púdica y desaliñada cinco días antes y ahora parecía disfrutar hasta cuándo la horadaba el culo. La saqué un poco y volví a apretar. A la tercera vez mis huevos se aplastaban contra sus nalgas y mi polla se introducía en su recto por completo. La sensación fue brutal, y pensé que aguantaría poco.

Empecé a bombear con ganas y mis huevos chasqueaban contra sus nalgas provocando que el sonido se propagara se por toda la habitación. Dos azotes más cambiaron ese sonido.

-         Ahg! Diosss, como me gusta lo bruto que te pones! Sigue cabron! Aprieta fuerte! Que zorra me has puesto! Dame más!

No podía entenderla, le gustaba absolutamente todo! Las embestidas eran brutales y mi polla estalló en su vientre. Sentí como la leche recorría mi polla y saltaba con fuerza en su recto. Jadeaba como un caballo después de una carrera y deje de embestir después de que mi polla soltara el último chorretón.

Cuando la saqué, vi como salían borbotones de semen por agujero ya ostensiblemente abierto, y fue otra visión maravillosa. Me derrumbé sobre la cama con la respiración alterada y la boca seca. Cerré los ojos y disfrute de ese momento unos segundos más, hasta que sentí sus labios sobre los míos, suaves, carnosos y tiernos.

-         Uf hermanito, así os ponéis los tíos cuando reventáis un culo?

-         Con un culo como el tuyo… te aseguro que si.

-         Entonces… crees que le gustará a Andrés?

-         Ni se te ocurra ofrecérselo el primer día! Como le guste te lo va a dejar como un bebedero de patos.

Los dos reímos sin acordarnos que mi madre nos podía estar oyendo.




El día del examen

Me acarició y me besó mientras recuperaba el aliento. Bajo por mi pecho sudoroso y noté su lengua carnosa y suave rodear mi glande empapado del semen que no había entrado en su culo. Ya tenía la polla morcillona, pero después de varias chupadas majestuosas intentó enderezarse de nuevo.

-         Para, para!

-         Por qué? Si sé que te encanta.

-         Claro que me gusta, pero la clase ya ha terminado.

-         Pero te quiero dar un extra por las clases.

-         Ya me lo darás si las cosas te salen bien con Samuel.

Estaba de rodillas sobre mí y sus preciosas tetas colgaban deliciosamente sobre mi cara. Esa vez no se había desprendido del sujetador y las veía más sexys. Me miraba con esa cara de traviesa que había aprendido a poner mientras pensaba en lo que le había dicho.

-         Aunque me guste Samuel y empiece a salir con él… querrás darme alguna clase de refuerzo?

-         Ya hablaremos de eso cuando lleves unos cuantos días con él. – contesté algo asustado.

La muy cabrona me había estado sobando la polla y los huevos durante la conversación, y ahora la tenía de nuevo como un roble. Bajó con la boca hasta ella y le dio varios lengüetazos mirándome por encima. Cuando se la metió en la boca y le dio una buena chupada ya no me pude negar.

Sus avances en el aprendizaje habían sido de diez, y de nuevo puede degustar una mamada majestuosa. Abría la boca y avanzaba con los labios por el tronco hasta tragársela entera provocando que mi culo se tensará levantándose de la cama cuando el glande atravesaba su garganta.

-         Ufff, te has convertido en una perfecta zorra hermanita! – susurré entre jadeos.

Le puse una mano sobre la cabeza y la marqué el ritmo que me apetecía en ese momento, un ritmo lento y pausado para saborear cada tremenda chupada. Pensaba que iba a durar más, pues me acababa de correr en su culo, pero esas espectaculares chupadas hicieron que volviera a correrme con rapidez.

-         Ahhhhg! Diosss, que putita que eres joder! Ahhhhg!

La leche saltó dentro de su laringe, y se sacó la polla para tan solo dejar el capullo dentro. Quería degustar el semen antes de que atravesara su garganta. No dejó que se perdiese ni una gota. Cuando se la sacó de la boca relucía como la plata recién abrillantada.

-         Ummm, me gusta este sabor tan especial! Saben todas igual?

-         Pues no lo sé. Nunca se la he chupado a un tío. – contesté riéndome, y los dos reímos casi a carcajadas.

Por fin me fui a mi habitación y dormí como si hubiera vuelto de una guerra. Cuando me desperté eran las diez de la mañana y no había nadie en casa. Mis padres trabajando y mi hermana estaría en pleno examen. Ese día hacía algo más de calor y me quité la camiseta quedándome tan solo con los pantalones cortos de algodón y los huevos colganderos.

Después de desayunar me salí al jardín con un segundo café. La brisa de la mañana era deliciosa bajo la sombrilla. Al momento oí la puerta, era mi madre, vestida elegantemente como casi siempre, y subida en unos altos tacones que la hacían más esbelta.

El vestido verde claro, algo elástico, marcaba sus amplias curvas, sobre todo por el contraste de su estrecha cintura. El escote era perfecto, dejando ver lo suficiente para que las miradas indiscretas se clavasen en el bonito canalillo. Su tremendo y atractivo culazo daba paso a unos potentes muslos que dejaba ver a través de una raja lateral.

Nunca había mirado a mi madre como la miraba ahora, en estos últimos días. Cada vez sentía más morbo y excitación al verla. Sus labios, perfectamente perfilados, con un carmín rojo suave me parecieron sensuales y sedosos cuando se acercó para darme un beso en la mejilla.

-         Que tal hijo, como has dormido?

-         Muy bien y tú?

-         No tan bien como tú. – sonrió con cara pícara.

-         He desayunado con tu hermana, y la he visto eufórica antes de que se fuera a hacer el examen.

-         Bueno, supongo que serían parte de nervios por el examen y por su cita posterior. – contesté improvisando una salida para desviar lo que estaba seguro que pensaba.

-         Jajaja, muy ocurrente. Voy a cambiarme y ahora me tomo un café contigo.

Sus insinuaciones ya no me ponían tan nervioso como los días anteriores, pero seguía temiendo sus preguntas incisivas, cosa que estaba seguro que me haría. Ya no dudaba de que nos hubiera escuchado por la noche, más bien lo daba como un hecho, pero una cosa es que nos oyera, y otra que hablásemos de ello.

Ya le había preparado un café y andaba sumido en la estrategia para abordar la batalla que se avecinaba cuando me desarmó por completo al aparecer con un bikini naranja, el cual escaseaba en tela. Se me dispararon los ojos como dardos sin una diana fija. La parte de abajo era un mínimo tanga que apenas cubría la vulva para subir las finas tiras contorneando sus hermosos muslos. La parte de arriba, apenas podía contener las exuberantes tetas. Los pezones se marcaban con descaro intentando atravesar la escasa tela.

La polla pálpito sin mi permiso e instintivamente me pase la mano por el pantalón. No sé si lo hizo a propósito, pero se giró para colocar la tumbona mostrándome su tremendo culazo desnudo por cuya raja se perdía la tira del tanga. Otro respingo incontrolado de mi polla me advirtió de que se me venía arriba sin que la pudiese controlar. El morbo que me estaba sirviendo era un plato que me estaba costando digerir.

-         No conocía ese bikini mamá.

-         Te gusta? – preguntó girándose a la vez que se colocaba la parte superior para que no se le salieran los gordos pezones aprisionados.

Era como mi hermana, pero con una talla más de bragas y sujetador.

-         Te queda muy bien!

-         Gracias! Apenas me lo pongo. Solo algunas veces para tomar el sol en la terraza. Cuando vamos a la playa a tu padre le da vergüenza que me vean así.

Se recostó de lado sobre la tumbona y la tela de la parte alta se estiró aún más intentando contener los dos tremendos pechos. Las pupilas no dejaban de moverse yendo de las tetas al pequeño triángulo que tapaba el centro de sus muslos. Era como una visión hipnótica. Volví a tocarme el bulto que crecía bajo el pantalón de forma inconsciente, pero mi madre se dio cuenta.

-         Te he dicho que tú hermana estaba eufórica, pero no era por el examen.

-         Es que te ha dicho algo?

-         Me lo ha dicho todo.

-         Y que es todo?

-         Pues que va a ser, la clase que le diste anoche.

Nos mirábamos fijamente. Ya no era como la primera vez que mantuvimos una conversación así y me encontraba algo más seguro de mi mismo.

-         Y supongo que te daría detalles, como la vez anterior.

-         Pues si, y se le da muy bien contar estas cosas. Te puedo decir que me puesto… un poco caliente oyéndola, jajaja.

El que se estaba poniendo caliente era yo mirándola, pero quería disimularlo, aunque estaba seguro que era su intención. Ese bikini no se lo había puesto para tomar el sol pues se había tumbado a la sombra, y esa postura tan provocativa mostrándome cada curva de su cuerpo no era la mejor para mantener una conversación tranquila.

-         Te has puesto caliente… escuchándola? – repetí sus palabras en forma de pregunta porque con esa visión mi mente se trababa y no me salía nada.

-         Te he mentido, jajaja. No me he puesto algo caliente, más bien ha sido muy caliente. Se ha marchado antes que yo, y me he tenido que… masturbar antes de irme.

Según acababa la frase se pasó la mano abierta entre sus portentosos muslos. El descaro de sus comentarios obstruían mi mente, porque sus palabras no acababan de ordenarse en mi cabeza. El bulto que crecía bajo el pantalón de algodón era ya monstruoso y no paraba de tocármelo. Ella me miraba con sonrisa pícara.

-         Tú hermana me ha contado con todo detalle como le has abierto el culo. – me dijo de repente.

-         Joder, es lo que quería! – respondí defendiéndome pensando que era un ataque a mi depravación.

-         Pero si no te reprochó nada. Cuando dos personas están de acuerdo en algo es lo mejor que hay.

-         Tú no estás de acuerdo con papá en todo?

-         Tu padre es demasiado tradicional y no quiere participar en cosas que a mí me gustarían.

Su comentario directo sobre la apertura del culo de mi hermana me hizo pensar en su propio culo.

-         Te lo ha hecho… por el culo alguna vez? – pregunté balbuceando.

Ya me tocaba la polla con descaro y ella no paraba de pasarse la mano entre los muslos. Para mi era una situación incomprensible estar hablando de rotura de culos con mi madre, pero tampoco quería pensar demasiado sobre el tema.

-         Un par de veces hace tiempo, pero cuando empezaba a gustarme no quiso continuar, y esta mañana al relatarme Lore cómo te volvías loco reventándoselo me he llegado a mojar.

El incesto con mi hermana había elevado el nivel de mi morbosidad, pero pensar en mi madre era como pensar en otra liga superior. Miraba sus ojos, su boca, sus labios, sus hermosas tetas y los latitos de mi polla subieron de intensidad. Volví a mirar la mano que mantenía entre los muslos y pensé en esa masturbación de la que me había hablado.

Buff, estaba que me salía cuando se levantó de la tumbona y con un contoneo sensualmente esquisto se dirigió hasta la barandilla. Cuando se apoyó y cruzo levemente una pierna tras la otra admiré la preciosa estampa de su culo, un culo prácticamente desnudo adornado por las finas tiras del tanga. Analicé de nuevo sus palabra, y la conclusión era clara. Ella quería que se lo follaran, pero mi padre no parecía estar interesado, algo que no podía entender. Mi mente no se podía perturbar más de lo que estaba, pero sus palabras no dejaban lugar a dudas, me lo estaba proponiendo a mí.

Me levanté y me acerqué hasta ella para ponerme tras su espalda. Sin llegar a pegarme a ella, la acaricié el pelo y me atreví a decirle.

-         Eres una mujer preciosa, mamá!

-         Me lo dices cómo hijo, o como hombre? – preguntó sin volver la cabeza.

La pregunta era directa y entendí lo que significaba, pero busqué una respuesta que además de inteligente era real, porque me seducía como mujer, pero el morbo de que fuera mi madre lo superaba.

-         Te deseo como hombre, pero todavía más como hijo!

En ese momento me pegué a su cuerpo haciéndola sentir la dureza de mi miembro contra su hermoso culo, y la besé en el cuello retirándola el pelo. Ella inclinó la cabeza dejándome más espacio y los besos se repitieron hasta hacerse tremendamente lascivos. Metí las manos bajo sus brazos hasta tocar su vientre, y lo acaricié con los dedos subiendo lentamente por él. Cuando llegue al pecho y hundí los dedos en la deliciosa carne de sus tetas la lujuria retozo por todo mi cuerpo. El morbo del incesto era como la guinda que hace más atractiva la tarta.

Movió el culo levemente para sentir más mi empinada verga y suspiró largamente.

-         Ummmmm, como me gusta sentir tu excitación tras de mí!

Mi madre no era como mi hermana, ni espontanea ni ingenua, más bien media cada una de sus palabras y sus actos con una perfecta exquisitez. Se giró para quedarse frente a mi con una mirada incisiva que sentí como penetraba en mi cerebro, y en ese momento me sentí como un puto aprendiz después de haber sido maestro.

Nuestros labios se fueron acercando con suma lentitud hasta rozarse, y sentí como se alteraba mi corazón latiendo con más fuerza. Fueron unos roces suaves, cargados de una sensualidad tremenda hasta que se sellaron para dar paso a una danza serpenteante de lenguas ávidas de sexo.

Me agarré bien a su culo y ella a mi cuello mientras nos restregábamos lascivamente, pero la exquisitez de sus besos devorándome los labios con una intensidad llena de una candorosa lujuria casi hizo que me olvidase de todo lo demás.

Cuando despegamos los labios me encontré con sus pechos, dos preciosas tetas con dos gruesos pezones casi rasgando la tela del pequeño bikini. Las miré con un deseo que no conocía, o que quizás no recordaba, pues sus palabras me remontaron a años atrás.

-         Recuerdo como me chupabas los pezones cuando tenías dos años. – comentó pasándose los dedos sobre las protuberancias que emergían bajo la fina tela.

-         Supongo que sería para sacarles leche. – sonreí divertido.

-         Eso sería lo normal para un niño que se amamanta, pero en tu caso seguías chupando con ganas después de que se acabara. Estaba claro que sentías placer haciéndolo.

Se bajó la tela y los dos turgentes pezones emergieron como dos hermosas cerezas recién arrancadas del árbol.

-         No quieres recordarlo? – me insinuó llevando mi cabeza hasta su pecho.

Rodeé un pezón con los labios a la vez que lo lamía con la lengua y noté como se endurecía como una piedra.

-         Ufff cariño! Chupa! Chupa! Ni te imaginas lo que me gusta eso!

Pasé de uno a otro, chupando, lamiendo, incluso mordiendo, y sentí como restregaba su pelvis contra mi polla jadeando sin ningún pudor. Tenía las manos aferradas a su culo y tiraba de él cómo si quisiera separarle los glúteos. Bajó una mano mientras mantenía la otra tras mi cabeza y buscó entre mis pantalones. Mi polla ya era una piedra de mármol con venas esculpidas y no tardó en encontrarla.

-         Dios mío! No me extraña que gritara así tú hermana.

Fue su expresión al rodearla con los dedos apretándola con suavidad. Todo mi cuerpo se estremeció ante ese contacto y solté el pezón que tenía entre mis labios temblorosos.

-         Uf, estoy muy mal, mamá…

Sonrió de una forma maléfica acariciándome la cabeza.

-         Tranquilo cariño. Me pone muy caliente pensar que te vas a correr con tan solo abrazarme.

Volvió a apretar mi cabeza contra sus pechos y comenzó a restregar mi capullo contra la tela que protegía su vulva. Volví a chuparle los gruesos y duros pezones y al momento mi polla empezó a soltar leche.

-         Ahh! Si, si! Mójame bien con ella! Quiero sentirla correr por mis piernas!

Dejó de restregarla contra el pequeño triángulo naranja, ahora ya con manchas blancas de leche, y nos separamos un poco, lo suficiente para mirar hacia abajo y ver como el líquido blanco chorreaba entre sus muslos.

-         Lo siento mamá! – pude balbucear totalmente abochornado por mi rápida corrida.

-         No te preocupes cielo. Ahora podré disfrutar más tiempo de esta hermosura.

Se agachó y le dio varios lametazos al chorreante capullo relamiendo el semen que lo había impregnado. La erección había bajado, pero sentí un intento de enderezarse, sobre todo cuando lo engulló para chupar todo el semen que discurría por el tronco.

-         Ufff, mamá… - suspiré al sentir esa delicia.

-         De esto no se tiene que enterar tu hermana de momento, y tú padre… jamás! – me susurró al incorporarse.

-         Si… claro! – balbuceé con las piernas temblorosas.

Acercó sus labios a los míos y pude sentir la lujuria recorriendo mi boca, además de el sabor de mi propio semen. Mi madre si que besaba de maravilla haciéndome sentir en cada beso su calidez, su ternura, pero también una lascivia que impregnaba toda mi piel. Los suaves movimientos restregándose contra mi cuerpo hacían que el vello se me pusiera como escarpias.

Me agarró de la mano para llevarme hasta su habitación, pero antes de salir de la terraza oímos la puerta. Como si los dos hubiéramos pensado lo mismo nos lanzamos hacia las tumbonas para recostarnos sobre ellas. El corazón se me puso a mil cuando oí la voz de mi padre desde la puerta que daba a la terraza.



A solas con mi madre

-         Que hacéis?

-         Tomando un café aquí fuera. – respondió mi madre con una tranquilidad que me asombró.

-         No has trabajado hoy?

-         Si, pero solo había quedado con un cliente y he vuelto pronto. Y tú? También llegas pronto.

-         He quedado para comer con unos compañeros y he venido a darme una ducha. - Contestó mi padre acercándose hasta nosotros.

-         Vaya, y ese bikini? – preguntó de nuevo al verla enfundada en el pequeño bikini naranja.

-         Lo uso para tomar el sol aquí ya que no te gusta que me lo ponga en la playa.

-         Pero es que apenas tiene tela. No piensas lo mismo, hijo? – me preguntó intentando sonreír.

-         Pues a mí… me parece… que está estupenda con el. – se me trababan las palabras y temí que notará algo raro.

-         Vale, vale. No he dicho nada!

Se acercó más y se inclinó para darla un beso. Solía ser habitual que se besaran al llegar o al irse, pero se dio cuenta de las manchas.

-         Y esas manchas?

El corazón casi se me sale del pecho al oír la pregunta, pero para más asombro mi madre contestó impertérrita.

-         Se me ha caído la leche al preparar el café.

No sabía si irme a mi habitación o seguir allí en pleno estado de tensión a punto de darme un infarto, pero mi padre no preguntó más. No sé si estaba disimulando o se había tragado la trola con toda naturalidad.

-         Bueno, pues voy a ducharme y a cambiarme de ropa.

Cuando se fue de la terraza nos miramos y mi madre sonrió tocándose la zona manchada.

-         Joder mamá, casi me da un infarto.

-         Jajaja, tienes que aprender a controlarte.

-         Pero es que cuando ha dicho lo de la mancha casi se me sale el corazón!

-         Pues menos mal que no la ha olido, Jajaja.

Se levantó y se fue a su habitación mientras me quedaba mirando el móvil. Tenía un mensaje de mi hermana.

+ Ya he acabado los exámenes y me han salido fenomenal! Ahora viene la segunda prueba, jajaja.

La contesté con el pulgar hacia arriba pues no me quise extender. Después de un rato salió mi madre con una bata veraniega, bastante corta, y vi como se despedía de mi padre. Otra vez volvíamos a quedarnos solos y mi mente volvió a volar en una nube de lujuria e incesto. Se acercó hasta mí tumbona y me besó en los labios inclinándose para mostrarme las tetas. No llevaba sujetador y pensé si tampoco llevaría bragas.

-         No se ha mosqueado? – le pregunté.

-         Ni un ápice! Incluso le he visto más contento de lo habitual.

-         Tampoco te ha querido dar un empujón al verte con ese bikini?

-         Nada. Un beso de despedida y ya está.

-         Pues te lo daré yo ahora.

-         Eso espero, pero no sólo uno. – me susurró contra los labios a la vez que me tocaba el paquete que ya iba en aumento.

Me levanté y nos abrazamos para besarnos de nuevo. Volví a sobarla el culo durante el lascivo beso notando que no llevaba bragas bajo la fina bata. Mi polla cogió toda la consistencia en ese momento saliéndose por el hueco los calzoncillos a la vez que se apretaba contra sus muslos.

-         Ummm, como me gusta sentírtela así de dura otra vez.

-         Espero durar más tiempo. – contesté algo compungido.

-         Seguro que lo harás, pero vamos a mi habitación.

Entramos y al momento se quitó la bata quedándose completamente desnuda. Su cuerpo me pareció maravilloso. Ya había visto sus tetas, pero no su coño, y me deleité mirando la raja que formaban los labios vaginales perfectamente depilados.

-         Te gusta? – me preguntó al ver mis ojos desorbitados mirando la maravillosa raja.

Las neuronas me rebotaron en el cerebro pensando que por ahí había salido yo y ahora iba a volver a entrar parte de mi.

-         Ufff, tienes un coño delicioso mamá!

-         Y el culo? – dijo dándose la vuelta para abrírselo y mostrarme el agujero estrellado.

Instintivamente me llevé la mano a la polla y le di un par de meneos mientras resoplaba.

-         Buff! – fue mi única respuesta.

-         Espero que me llenes bien los dos. – dijo dándose la vuelta de nuevo – Pero empieza con la boca. – replicó finalmente mientras se tumbaba en la cama boca arriba con las piernas abiertas.

Me deshice de los calzoncillos y me lancé sobre ella sintiendo como la polla casi se me tronchada al chocar contra sus muslos. Empecé por su cálida boca atornillándole un beso hasta dejarla sin aire. Despegué mis labios de los suyos para lamer su cuello hasta bajar a las hermosas tetas. Las lamí y las chupé con un deseo desaforado.

-         Ufff, así cariño! Quiero que me pongas  muy zorra antes de meterme la verga. – Susurró con una naturalidad pasmosa. No me acababa de acostumbrar a oír esas palabras saliendo de su boca.

-         Muérdeme los pezones. Un poco de dolor agudiza el placer.

Su verborrea lasciva desataron al animal que llevaba dentro, y se los chupé con más ganas para después darle suaves mordiscos.

-         Ahg, diosss! No sabes lo guarra que me pone eso! – susurró entre gemidos.

A mí hermana parecía gustarle el sexo fuerte, pero al ver cómo mi madre disfrutaba con esos mordisqueos en sus pezones pensé en lo que me había comentado sobre los genes. Sería ella igual? Tendría los mismos gustos?

Bajé por su vientre impregnándolo de saliva hasta llegar a lo más alto del pubis, un montecito maravilloso que precedía a la vulva. El olor comenzó a concentrarse en mis fosas nasales, y bajé con la lengua lamiendo la tremenda raja.

Noté como sus manos se posaban sobre mi cabeza para acariciarla mientras le abría la raja y mi lengua encontraba el pequeño garbancito que conformaba su clítoris. Un par de tintineos con la lengua provocaron que su cuerpo diera un estertor.

-         Ahhhh! Síii! Chúpalo! Chúpalo! – me pidió apretándome la cabeza hasta hundirla completamente entre sus muslos.

Comencé a chupar y lamer como un puto perro salido, y al momento me soltó una buena corrida. Intenté zafarme de sus manos cogiendo algo de aire, pero volvió a hundirme la cabeza.

-         Sigue! Sigue! – me pidió entre temblores.

Continúe chupando y lamiendo el endurecido grabando, y al minuto siguiente volvía a empaparme la boca y la cara.

-         Ahhhhg! Diosss! Ahhhhg! – gritó mientras todo su cuerpo vibraba.

Por fin pude despegar la boca de ese volcán ardiente, y tiró de mi pelo para que subiera. Cuando alcanzó mis labios me los comió como un depredador hambriento.

-         Ufff, que puta me has puesto! Vamos, ahora métemela hasta las tripas! – me susurró contra los labios con una ferocidad atroz.

Anteriormente no reconocía a mi hermana, y ahora me ocurría lo mismo con mi madre. No podía creer que vomitara esas palabras. Ella siempre tan seria, elegante en su lengua y vestuario, tan tierna cuando se lo proponía y ahora tan… tan… tan… puta! No había otra palabra para denominar su cara en ese momento.

Por supuesto yo estaba encantado, más que eso, estaba realmente eufórico además de totalmente salido. Me agarré la polla y la puse contra la ardiente y mojada raja. Apreté con suavidad, pero el coño de mi madre no era el de mi hermana. Allí ya había entrado una polla muchas veces, y digo una refiriéndome a mi padre, porque realmente no sabía cuántas lo habían visitado. Mi polla avanzó como un tren por una vía perfectamente entramada sintiendo la leve presión de su vagina. “Dios, que placer!”, me dije a mi mismo con el morbo del incesto reventándole la cabeza.

-         Ahhhhg! – un solo gemido, pero largo e intenso, fue lo que emitió su sensual boca al sentir como mi polla la atravesaba.

Con las manos apoyadas sobre la cama y mi cuerpo sobre el de ella, la miré a los ojos y moví la pelvis para que mi polla saliera y volviese a entrar. Quería ver su cara al sentir la penetración. Sus ojos me miraban con intensidad y volvió a abrir totalmente la boca para gemir.

-         Ahhhhg! Diosss… que pedazo de rabo que tienes cariño!

Sus palabras me volvieron loco. Sentir a mi madre decir ese tipo de cosas al meterle la polla me pusieron el morbo y el incesto al límite.

-         Te gusta mamá? – le pregunté durante la siguiente penetración esperando más verborrea.

Me miró con una sonrisa diabólica como si estuviera leyendo mis pensamientos y no dudó en decirme lo que quería oír.

-         Ahhhhg! No sabes lo puta que me pone sentir tu rabo en mis entrañas!

La devolví la su sonrisa diabólica con la lujuria rebosando por todos los poros de mi piel. Bombee su vagina varias veces con lentitud disfrutando de ese momento, pero ella no quería eso.

-         Diosss! Dame más fuerte, cabron! Quiero que me des unos buenos pollazos, como los que le das a tu hermana.

La excitación y la lujuria parecían dominarla y habría apostado cualquier cosa a que mi madre no era así, pero ahora la estaba viendo, oyendo, sintiéndola en ese estado desaforado pidiéndome que la atravesará con la verga.

Empecé a bombear más fuerte, más deprisa, con más ganas, alimentándome con el incesto que corría por mis venas, y sus jadeos se hicieron más sonoros acompañados de un vocabulario innombrable.

-         Ahhhhg! Así, cabron! Dale bien a mamá! Ahhhhg!

Por sus palabras entendí que el morbo del incesto la ponía más zorra que a mí, y la animé con más verborrea.

-         Como me gusta lo zorra que te pones con la polla de tu hijo! Te la voy a sacar por la boca! Y después te reventare el culo!

-         Ahhhh! Siiii! Ahhhh!

Su cuerpo se sacudió como si le dieran descargas, y soltó su tercera corrida haciendo que mi polla llegará al límite.

-         Toma puta! Toma leche! – grité totalmente descontrolado.

Podía sentir cada chorretón que le soltaba en lo más profundo de su vagina y el clímax  nubló mi mente. Sus convulsiones me asustaron y poco a poco dejé de embestir hasta soltarle el último salpicón. Percibía los latidos de su corazón en su pecho que subía y bajaba a gran velocidad , y abría la boca para coger todo el aire que podía como si no hubiese suficiente.

-         Estás bien mamá?

-         Ufff, estoy en el cielo. Hacía tiempo que no me follaban así, Diosss!

El asombro volvió a llenar mi mente de interrogantes. Cuando la habían follado así? Y sobre todo… quién? De cuando estaba hablando?

Todavía tenía la polla dentro de su coño y podía sentir como flotaba entre los jugos. Me retiré de encima y sentí sus muslos empapados. Todavía su pecho subía y bajaba a gran velocidad cuando la pregunté.

-         De qué me hablas mamá? Cuando te follaron… así?

Se llevó la mano a la boca con un gesto como si intentara tragarse las palabras.

-         Vaya, se me ha escapado!

-         Pues ya es tarde. Ahora tendrás que contármelo.

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