jueves, 20 de julio de 2023

Le doy por el culo a mi vecina para ayudarla


Hola a todos, soy Pedro, protagonista afortunado de esta historia, tengo 30 años, soltero aunque mujeres no faltan en mi vida, trabajo de informático en una empresa de Granada y llevo una vida bastante cojonuda ya que dispongo de dinero y no tengo ninguna atadura.

Hace poco me cambie de piso, estaba harto de mi antiguo ático, por lo que me mude a un bloque de apartamentos de nueva construcción. Allí la mayoría de mis vecinos son matrimonios, uno de ellos vive en la misma planta que yo, es un matrimonio joven con un hijo de 5 años.

El marido es ejecutivo de una empresa por lo que se tira todo el día fuera y ella que trabaja en una empresa de seguros es una mujer espectacular. Se llama Susana, tiene 35 años y un cuerpo magnifico, mide sobre 1,70 y tiene unas curvas de infarto. La primera vez que la vi llevaba un vestido fino, ya que era primavera, con marcado escote que insinuaba unas tetas de campeonato, el vestido llegaba un poco mas arriba de sus rodillas dejando a la vista unos muslos y unas piernas muy apetecibles, pero lo mejor era su culo de concurso que hacía que toda la sangre de tu cuerpo se fuera directamente a la polla.

A los pocos meses ya nos conocíamos más o menos bien, ya que coincidíamos en el ascensor, en el portal y por las tiendas de alrededor. Ella es muy simpática siempre con una sonrisa dibujada en la cara tan preciosa que tiene, cuando te mira con esos ojazos negros te deja hipnotizado.

Yo soñaba cada día con poder follármela, pero sabía que eso solo podía ser un sueño, ya que Susana era una mujer fiel y muy formal. Pero un día ocurrió lo siguiente:

Era un jueves por la mañana, me encontraba en el piso esa mañana porque había estado realizando unas gestiones por la ciudad y cuando termine regrese al piso. Me había pedido el día en mi empresa y quería aprovecharlo para descansar, pero de pronto tocaron al timbre.

Fui a abrir y cuando miré por la mirilla vi a Susana con un camisón puesto y roja como un tomate.

Yo - Hola Susana dije al abrir la puerta.

Susana - Hola Pedro, puedo pasar por favor.

Yo - Claro, ¿pero que te ocurre?, ¿porque vas vestida así?

Al entrar observe que Susana andaba con las piernas separadas y de una forma torpe, a la misma vez que sujetaba algo debajo del camisón.

Susana – Tienes que ayudarme, no sabía a quien acudir, me da mucha vergüenza, pero contigo tengo más confianza que con nadie en el bloque.

Yo – Esta bien, pero cuéntame que te pasa.

Susana - ¡Que vergüenza¡.No se lo que vas a pensar de mí.

Yo – Por favor Susana suéltalo ya, que no será para tanto.

Susana – Esta bien, pero como te rías me muero de la vergüenza. Esta mañana cuando he regresado a casa después de cerrar un seguro con un cliente importante me ha apetecido tomarme una cerveza. La he abierto y me la he bebido en pocos tragos, al terminar he notado un calor por todo el cuerpo. Me he dado cuenta que estaba excitada y como estaba sola, me he ido al salón con la botella en la mano y me he tumbado en el sofá. Al poco rato estaba con la falda subida, las bragas echadas a un lado y con la botella de cerveza entrando y saliendo de mi vagina.

Yo – Estas de broma, interrumpí a Susana, como se te ha ocurrido meterte una botella de cerveza ahí!!!.

Susana más colorada todavía y con los ojos ya llorosos no sabía donde meterse, pero haciendo un esfuerzo siguió con su detallada exposición.

Susana – Es que no se lo que me ha pasado, estaba muy excitada y era lo que tenía a la mano. En ese momento no podía parar, cada vez me la metía más adentro hasta que en una de esas veces he notado algo raro, es como si la botella hubiera hecho vacío y ahora no puedo sacarla. He pensado en ir a un hospital, pero me da mucha vergüenza y peor todavía sería decírselo a mi marido.

En ese momento mi cara era todo un poema, no me podía creer lo que estaba oyendo.

Yo – Me dejas sin palabras, pero bueno me alegro que hayas acudido a mí, vamos a tratar de darle una solución. Romper la botella puede resultar muy peligroso, por lo que solo se me ocurre que tienes que relajarte para que tus paredes vaginales dejen salir la botella.

Susana – ¿A que te refieres con relajarme?

Yo – Tienes que relajar las paredes vaginales y para eso nada hay mejor que llegar a un orgasmo.

Susana - Pero que me estas pidiendo, que tenga un orgasmo aquí, además se te olvida que tengo una botella de cerveza en mi coño.

Yo – Ya lo sé, pero hay muchas otras maneras de alcanzar un orgasmo, y si quieres yo puedo ayudarte.

Susana – Te estas pasando de la raya, no voy a dejarte que me pongas un dedo encima.

Yo – También lo puedes hacer tu solita, pero como me has pedido ayuda. Ya se que parece algo indecente por mi parte, pero es la mejor manera para sacar la botella de ahí dentro.

Susana – No sé, a lo mejor llevas razón, pero tú solo te limitarás a mirar, nada de tocar.

Era sorprendente que ella accediera a que yo mirase como intentaba llegar al orgasmo, pero supongo que estaba asustada por la situación y no quería estar sola.

Yo – De acuerdo, vente a mi dormitorio y sobre la cama lo podrás hacer mejor.

Susana con su caminar torpe se dirigió al dormitorio y con mucho cuidado se echo sobre la cama. Estaba muy nerviosa lo que le generaba mucha tensión y por eso la botella no había forma de sacarla.

Yo – Ahora Susana muéstrame la botella.

Susana con la mirada perdida en el suelo empezó a subir su camisón apareciendo una botella de Heineken incrustada en su bien arregladito coño. Tenía todo el cuello y parte del cuerpo de la botella dentro.

Estaba impresionante, recostada en la cama, desnuda de cintura para abajo, con las piernas abiertas y su coño totalmente expuesto. Mi polla de momento se puso dura.

Susana – No se como voy a hacer esto, además te estas poniendo cachondo conmigo o sino a que se debe ese bulto de tu pantalón.

Yo – Como quieres que no me excite teniendo delante a diosa como tú abierta completamente de piernas.

Susana – Es verdad, eres un hombre y nadie es de piedra. Pero yo en esta situación no voy a ser capaz de alcanzar un orgasmo.

Yo – Tienes que dejarme que te ayude, te prometo que no voy a hacer nada que tu no quieras.

Susana – Esta bien, pero cunado yo te diga que pares tienes que parar, ¿de acuerdo?.

Ya había vencido su resistencia, tenía que hacerla disfrutar de lo lindo, pero yo también pensaba llevarme mi parte.

Me acerque a ella y me puse a la altura de su coño, empecé a acariciar sus muslos y luego su zona púbica dando pequeños besitos. Ella permanecía todavía bastante tensa por lo que empecé a dar pequeños lenguetazos en su clítoris pasando al instante a lamerlo ya sin contemplaciones.

La cara de ella estaba ya cambiando, empezaba a sentir pequeñas sensaciones, ya que se termino de quitar el camisón mostrando unas tetas mejor que las que yo me había imaginado.

Yo – ¿Como te sientes?. ¿Te esta gustando?.

Susana – Sigue así, estoy empezando a excitarme.

Al escuchar esto, ensalive uno de mis dedos y se lo metí directamente en el culo, a lo que ella protesto inmediatamente.

Susana – Por ahí no, que soy virgen por atrás y me va doler mucho.

Yo – Tranquila, tienes que probarlo para saber si realmente te gusta, hay muchas mujeres que alcanzan orgasmos maravillosos al estimular esta zona.

Susana – Vale, pero ve con cuidado, por favor.

Al rato ya metía dos dedos en su culito, y yo no aguantaba más.

Yo – Susana, déjame que saque mi polla o voy a romper el pantalón.

Susana – Pobrecito, estarás a punto de reventar. Puedes sacártela.

Al oír esto me baje los pantalones y los boxer saliendo mi polla como un resorte. Susana quedo un poco impactada con el tamaño, seguro que su marido la tenía más pequeña.

Ya me quede de pie siguiendo con mis trabajos manuales, que ya estaban haciendo efecto, y Susana empezaba a gemir levemente pasando sus manos por sus hinchados pechos.

Yo – Necesito que me la menees, no aguanto más.

Susana – Vale, pero de ahí no paso. No me pidas llegar a más.

Susana empezó a menearme el rabo, ya con cierta cara de vicio, mientras aceptaba con gusto mis dos dedos en su culito. Estaba ya disfrutando de lo lindo, ya que en el fondo de la botella se veían restos de sus jugos vaginales.

Yo – Susana levántate y ponte en la postura del perrito, así será más fácil que la botella salga.

Susana – Vale, porque de esta manera parece que no quiere salir.

Se levanto y se puso con el culo en pompa, era la visión más maravillosa del mundo, sin pensarlo empecé a lamer culo de Susana como un loco a la misma vez que metía ya 3 dedos en él. La polla la tenía a reventar, por lo que sin decirle nada la dirigí a la entrada de su culo y se la metí de un golpe. Si no lo hacia así sabía que no me iba a dejar hacerlo.

Susana – Aahhh¡¡¡. Pero que estas haciendo, para por favor. Me estas partiendo en dos.

Yo – No puedo parar, tengo que follarte ese pedazo de culo que tienes.

Susana – Cabrón, me has engañado, y me estas sodomizando.

En aquellos momentos, yo ya no escuchaba a Susana, solo estaba concentrado en taladrar su culo con furia, no iba a poder sentarse en un mes. Así estuve al menos 5 minutos largos hasta que al final no aguante más y me derrame en su interior. Solté una gran cantidad de leche, en su interior era increíble. Pero lo más alucinante fue que en ese momento Susana también alcanzo un orgasmo tremendo que hizo que la botella saliera disparada de su coño. Sonó como cuando se descorcha una botella de vino.

Susana entre excitada y sorprendida miró la botella, se salio de mi polla, cogió su bata y salió disparada del piso, dejando un reguero de semen por todo el suelo, ya que no era capaz de retener el semen dentro de su culo bien abierto.

Yo por mi parte recobraba el aliento después del esfuerzo, y me fije en que la botella estaba llena de fluidos de Susana.

Por lo que pensé que a lo mejor Susana había disfrutado con la follada y todo había sido una pose de mosquita muerta, para que no viera lo guarra que era en realidad.

El tiempo me diría si llevaba razón en mis sospechas.

Un Saludo.


Ahí me encontraba yo, recuperándome de la corrida en el culo de Susana, a la misma que vez que pensaba que la escena que acababa de vivir era digna de la mejor película porno, pero esta vez había sido real, vaya que si había sido real.

Todavía congratulándome de mi buena suerte, pensé que tenía que hablar con Susana de esto, por lo que me dirigí hasta su piso y toque el timbre.

Parecía como si no hubiera nadie, pero seguro que ella estaba allí, ya que no había pasado más de media hora desde nuestro encuentro.

Toque en varias ocasiones al timbre llamándola desde fuera, pero nada, parecía que no quería saber nada de mí en esos momentos, así que desistí y volví de nuevo a mi piso.

Ella seguro que necesitaba pensar en lo que acababa de pasar y para eso lo mejor es estar sola. Yo por mi parte me di una buena ducha cayendo después rendido en la cama.

Al día siguiente me dirigí al trabajo con la esperanza de encontrármela en el rellano o en el ascensor, pero tampoco hubo suerte. Todo el día estuve pensando en ella, bueno en ella y en su espectacular trasero. Al llegar por la tarde de nuevo al piso tampoco logré cruzarme con ella, por lo que decidí matar mi excitación con una soberana paja en su honor acostado en mi cama.

Al acabar me propuse que mañana tenía que verla como fuera, haría todo lo posible para ello, aunque tuviera que hacer guardia en la escalera.

Llego el sábado y como me había propuesto el día anterior, me senté en un silla al lado de la puerta con un buen libro, de hoy no pasaba que hablará con ella. A eso de media mañana oí cerrarse la puerta de ella, como un resorte me asome a la mirilla y bingo, apareció ante mí Susana muy arreglada para la hora de la mañana que era.

Sin pensarlo abrí la puerta y salí corriendo hasta el ascensor, el cual pude alcanzar ya casi cuando se cerraba, agarre la puerta con la mano y empuje para poder entrar apareciendo ante mí ansiada vecina.

La cara de ella al verme cambio de expresión, pasó de estar risueña a una cara de cabreo que daba miedo. Al poco aparto la mirada de mí y fingió que yo no había entrado en el ascensor.

Estaba cortadísimo, no esperaba que fuera a tener esa reacción al verme. Empecé a hablarle tímidamente, pero ella ni caso, estábamos llegando a la planta baja y no conseguía ni que me mirase.

Cuando el ascensor se paro y las puertas se abrieron la cogí del brazo cuando se disponía a salir recibiendo un bofetón de ella que me dejo helado, hasta el punto que me quede en el ascensor viendo como mi vecina se alejaba meneando su estupendo culo por todo el pasillo hasta que las puertas del ascensor volvieron a cerrarse.

Estuve un par de minutos sin reaccionar, tras los cuales decidí seguir a Susana, quería saber a donde se dirigía, ya que necesitaba explicarle lo sucedido hace dos días e incluso pedirle perdón por lo ocurrido, si es que tenía perdón lo que hice.

Al salir a la calle, ella iba ya por el final de la misma, apunto de volver la esquina. Llevaba un caminar cadencioso moviendo sus caderas de un lado a otro de manera muy marcada.

La verdad es que estaba guapísima con el vestido que llevaba puesto, el cual le quedaba por encima de la rodilla dejando a la vista la mitad de sus apetecibles muslos.

Yo a una distancia prudencial la fui siguiendo sin dejar de pensar a donde iría vestida así de provocativa. Al poco rato ella llegó hasta una pequeña plaza en la que había unos jubilados sentados en un banco viendo pasar la mañana. Al ver pasar a Susana inmediatamente posaron su vista en su joven cuerpo intentando desnudarla con la mirada.

Ella se dio cuenta al momento y cambio el sentido de su marcha dirigiéndose hacia la pequeña fuente que estaba al lado del banco de los jubilados.

Yo medio escondido detrás de un coche observaba atónito como se desarrollaba la escena, y es que ella cuando llegó a la altura de lo vejetes los saludo amablemente y se acerco hasta la fuente, luego separando más de lo normal las piernas arqueo su espalda hacia adelante para poder alcanzar con sus labios el agua para beber.

Con esta maniobra y al tener separadas las piernas su falda se subió más de lo normal ofreciendo a aquellos viejos un espectáculo fenomenal, ya que no solo mostraba la totalidad de sus muslos, sino que también parte de los cachetes de su magnífico culazo.

En esta posición estuvo casi cerca de un minuto, tras lo cual se incorporo recolocándose la falda de nuevo en su sitio a la misma vez que pasaba la lengua por sus húmedos labios. Luego reinició su marcha no sin antes guiñar un ojo de forma juguetona a aquellos sesentones.

Salí de detrás del coche ya bastante alucinado por lo que acababa de ver, que coño es lo que estaba pasando, se había exhibido delante unos vejestorios sin el menor recato y a plena luz del día. Mi curiosidad ahora era mayor por saber lo que Susana se proponía hacer, por lo que me puse de nuevo a seguirla.

Mi vecina iba unos 100 metros delante de mí, seguía con sus andares sensuales y mirando a un lado y a otro queriendo observar la reacción de todo hombre que se cruzaba en su camino. Estaba claro que había salido a la calle con el fin de provocar al personal, no se si quedaría la cosa solo en eso.

Como a los diez minutos llegó hasta una calle donde había una autoescuela haciendo esquina, en la puerta se encontraban un grupo de muchachos riéndose y fumando unos cigarros. Seguro que estaban en un descanso de las clases teóricas, por su aspecto tenían que tener los 18 años recién cumplidos.

Susana al verlos se encamino hacia ellos y se puso a hablarles no se de que, ya que no domino el arte de leer los labios. Lo que si sé es que los jóvenes estaban flipando con que mi vecina se hubiera parado a hablar con ellos.

Ella se mostraba encantadora con ellos e incluso pasaba su mano por los hombros y brazos de algunos de los jóvenes, estaba claro que quería calentarlos. Susana tomando la iniciativa se acerco al oído de unos de los muchachos y le susurro algo, tras lo cual, el joven acompañado de mi vecina se separaron del grupo y empezaron a caminar calle abajo.

Acto seguido otro de los muchachos también se separo del grupo y empezó a caminar detrás de ellos. Yo por mi parte estaba desconcertado y no sabía muy bien que es lo que pasaría a continuación, pero no quería perdérmelo y continué siguiéndolos con discreción.

Al rato de ir detrás de ellos, Susana y el muchacho desaparecieron tras las vallas de un edificio en obras que se encontraba tres calles más debajo de la autoescuela, acto seguido el otro joven que iba detrás se metió también.

Esto se ponía pero que muy interesante, sin perder tiempo aceleré el paso y cuando llegué al edificio en obras me introduje en su interior con mucho cuidado. Dentro no entraba mucha luz y estaba todo patas arriba, a lo lejos se oían las risas de Susana que parecía pasárselo en grande con la situación.

Eché un vistazo más a mi alrededor, comprobando que ese día no había nadie trabajando allí, y me decidí a acercarme hacia las risas de mi vecina. Tras andar por varios pasillos y habitaciones llegué al lugar donde estaban. Desde mi posición podía observarlos sin ser visto, y lo que me encontré fue un espectáculo de lo más caliente.

Allí estaba Susana inclinada en una mesa de trabajo y meneando sus caderas de un lado a otro, cuando uno de los chicos se acerco a ella por detrás y empezó a subir lentamente su falda apareciendo su hermoso culo ya que no llevaba bragas. El chaval pasó un dedo por toda la raja del culo, de arriba abajo, luego se agacho y beso uno de los cachetes de su culo, después el otro y finalmente con ambas manos separo ambos cachetes apareciendo su coñito y su ano. El chaval sin pesarlo hundió su cara en el culo de mi vecina y empezó a lamerla.

Por su parte Susana tenía los ojos cerrados y emitía pequeños gemidos, lo que aprovecho el otro chaval para subirse a la mesa, sacarse su polla y meterla en la boca de ella. Mi vecina al notar la polla en la boca comenzó a chuparla muy suavemente, sacándola y metiéndola en su boquita.

Era fantástico, el chaval que se empleaba en los bajos de Susana tenía bien separados los cachetes de su culo y le pasaba todo la lengua por su orificio anal ensalivándolo bien. De pronto el chaval se incorporó, se quito el pantalón y los bóxer, agarro su polla ya tiesa y se la clavo en el culo a mi vecina.

Susana ligeramente inclinada y con una rodilla apoyada en la mesa era taladrada sin piedad desde atrás por aquel muchacho, sus gemidos eran ahogados ya que tenía la polla del otro chaval en la boca y no dejaba de lamerla y chuparla.

El que estaba perforando su culo se lo estaba pasando pipa, ya que con sus dos manos agarraba los cachetes de su culazo, los palpaba, los agitaba y los golpeaba como no creyendo el trasero que tenía delante. De vez en cuando sacaba su polla, escupía en el ano de Susana, frotaba su polla en él y volvía a introducírsela de golpe.

Al rato el chaval que estaba recibiendo la tremenda mamada, le pidió a su amigo un cambio, por lo que cogieron a Susana, la recostaron boca arriba con los dos codos apoyados en la mesa y bien abierta de piernas. El chaval coloco su polla a la entrada del ano de ella y empezó a metérsela con furia.

El que antes taladraba el ano de Susana, se coloco a la altura de la cabeza de mi vecina y le puso la polla cerca de sus labios, ella sin el menor recato se la introdujo en la boca sin importarle que antes hubiera estado metida en su culo. La agarraba y se daba pequeños golpes con ella en la boca, para luego volver chuparla con verdadera gula.

Susana estaba resultando ser una guarra de mucho cuidado ya que se estaba merendando a los chavales de una forma salvaje. Yo desde mi posición me estaba poniendo como una moto por lo que saque mi polla y empecé a meneármela disfrutando del espectáculo.

El chaval que se la estaba follando la tenía cogida de las dos piernas y le perforaba el ano sin piedad en cada embestida, el otro muchacho mientras disfrutaba de la mamada dejo los pechos de Susana al aire empezando estos a balancearse con cada penetración.

Al rato de estar así cambiaron de postura, Susana se bajo de la mesa torpemente ya que empezaban a flojearle las piernas, se hinco de rodillas en el suelo y se agacho buscando la polla de unos de los muchachos dejando su culo completamente en pompa. El otro al ver el culo de mi vecina completamente expuesto, apunto su polla hacia su ano y comenzó una frenética penetración.

La violencia de la penetración hizo que ella tuviera que sacar la polla de su boca en varias ocasiones para poder gemir como una verdadera puta, ya que estaba disfrutando como una loca. Esto envalentono al que la estaba follando empezando a sacar la polla completamente de su culo para luego hincársela con más fuerza hasta el fondo, haciendo que la verga del otro muchacho desapareciera completamente en la boca de Susana en cada empujón.

Luego al que le estaban chupando la polla, se tumbo en el suelo, con su verga tiesa apuntando al techo, mi vecina sin llegar a levantarse fue gateando hasta montarse sobre aquella polla, la cual clavo en su culito. El muchacho rodeando con sus brazos la cintura de ella comenzó a metérsela hasta dentro. El otro se puso de pie al lado para que ella se la mamase a conciencia.

Estaba resultando una follada brutal, por lo que decidí grabarlo con el móvil, seguro que en el futuro le sacaba provecho a dicho video. Con una mano me pajeaba y con la otra apuntaba el móvil hacia la escena de sexo que estaba presenciando.

Tras varios minutos fue el otro muchacho quien se tumbo en el suelo, mi vecina de nuevo gateando, ya que no le quedaban fuerzas para más, se monto de nuevo sobre la polla de joven, esta vez dándole la espalda y empezó ella misma a cabalgarlo haciendo que la polla desapareciera por completo dentro de su culo. Susana sacando fuerzas de donde no tenía siguió un rato más follando al muchacho, mientras el otro de pie y en frente de ellos se la machacaba sin piedad, hasta que llegó al punto de no retorno y descargo toda su leche en la cara y las tetas de Susana.

La escena era para verla, Susana con semen en la cara que resbalaba para venir a caer a sus pechos, gritaba y gemía como una perra en celo, pidiéndole al que se la estaba follando que le llenará el culo se semen, que lo necesitaba para poder correrse de gusto.

Mi vecina estaba al borde del éxtasis por lo que acelero su cabalgada en un último esfuerzo, no quedándole más remedio al muchacho que inundar los intestinos de ella con su semen. En ese momento Susana alcanzo un fortísimo orgasmo que la hizo que cayera hacia un lado quedando tirada en el suelo.

Así tirada en el suelo en posición fetal, alargo una de sus manos hasta su ano introdujo dos dedos en él, penetrándose ella misma mientras todavía salía semen de su culo. Tras un minuto de estar metiéndose los dedos en su culo, recibió un segundo orgasmo más flojo que el anterior pero que le provoco unas pequeñas convulsiones por todo el cuerpo.

Los muchachos observando la escena atónitos comenzaron a vestirse para salir disparados de allí, yo deje de grabar con el móvil dándome cuenta que me había corrido también.

Como pude me subí los pantalones y salí de la obra disparado dejando a Susana y a los muchachos allí, mi principal preocupación ahora era el video que había grabado, el cual seguro me proporcionaría momentos muy placenteros con mi vecina Susana.

Pero eso os lo contaré en sucesivos relatos.

Un Saludo.

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Me encontraba en mi trabajo un martes por la mañana, las imágenes del vídeo grabado con mi móvil venían una y otra vez a mi cabeza, por lo que no podía concentrarme en mis tareas.

Le había dado muchas vueltas a que hacer con aquel vídeo y ya tenía un plan trazado que iba a empezar a materializarse esa misma mañana. Me levante de mi sitio y me fui a desayunar, cuando acabe con mi necesario café y regrese a la oficina le escribí con el ordenador  una nota  a Susana que decía lo siguiente:

Para la morenaza más guapa y zorra del mundo.

Que  adolescentes te follen el culo a conciencia me parece muy bien, lo que no me parece tan bien es que el resto de mortales no puedan disfrutar de tus atributos cada vez que les apetezca.

Envía un mensaje desde tu móvil a este número (618523695) e indica tu dirección.

Ya tendrás noticias mías.

Ya tenía el mensaje escrito, solo faltaba hacérselo llegar a Susana cuanto antes, pero debería hacerlo de una forma anónima, no quería que ella sospechara de mí.

La jornada de trabajo toco a su fin y me fui hasta mi barrio,  allí me senté en un banco del parque que hay enfrente de mi bloque de pisos y me puse a esperar por si veía a mi vecina.

Ya llevaba un rato allí cuando por fin ella apareció saliendo del bloque y entrando en un supermercado que había en esa misma calle. Era la oportunidad perfecta para hacerle llegar la nota. Eche un vistazo alrededor mío encontrándome con un chaval que estaba jugando con la pelota, me acerque a él y le propuse que colase una nota en el bolso de la mujer que yo le dijese, pero que lo tenía que hacer de forma que no se diera cuenta y que entonces recibiría una buena recompensa.

El chaval al escuchar lo de la recompensa acepto al instante, los dos nos fuimos hacia el supermercado y yo desde fuera y a través de los cristales le indique cual era la víctima en cuestión. Yo estaba nervioso, una vez entregada la nota ya empezaría todo, desde fuera observaba como el chaval se acercaba a mi vecina sin llamar la atención, iba detrás de ella por todo el supermercado intentando buscar el momento para colarle la nota en el bolso.

En esos momentos, empecé a fijarme más en mi vecina, ya que estaba guapísima ese día con ese vestido rojo que dejaba a la vista la mitad de sus muslos y con sus zapatos negros de tacón alto. Esa no era forma de ir a comprar al supermercado, pero desde nuestro encuentro Susana se había vuelto más provocativa al vestir y en su forma de actuar.

El chaval no encontraba la manera de colar la nota y de vez en cuando echaba un vistazo al culo de mi vecina, el cual meneaba de forma cadenciosa al andar.

Yo ya empezaba a pensar que no sería capaz de hacerlo, mi vecina estaba en la caja para pagar y justo detrás estaba el chaval buscando el descuido de ella. En un momento dado la cajera le indico algo a mi vecina y ella empezó a buscar en su bolso sacando una especie de tarjeta que le entrego, pero en esa operación mi vecina dejo el bolso en la cinta de la caja donde se coloca la compra y se distrajo hablando con la cajera no se de que;  aprovechando el chaval para, con mucho disimulo, colar la nota dentro del bolso.

No lo podía creer, el muchacho lo había conseguido, era fantástico mi plan empezaba a coger forma. Me senté de nuevo en el banco y cuando el chaval salió le di 20 euros por el trabajo bien hecho. Ya solo quedaba esperar para ver la contestación de mi vecina, que seguro encontraría la nota ese mismo día.

De noche en mi piso no dejaba de mirar mi móvil, estaba impaciente, cuando a eso de las once de la noche recibí un mensaje de un número que no conocía, ¿sería ella?. Con el corazón latiendo a mil me puse a leerlo:

No se quien coño eres, desgraciado, pero tu no conoces nada de mi vida y si sigues molestándome llamaré a la policía.

Era de esperar ese tipo de contestación, debía ser más persuasorio, por lo que le envíe un mensaje multimedia con un fragmento del vídeo que había grabado y con el siguiente texto:

Me gusta que seas una zorra orgullosa, pero si no quieres que se entere tu marido deberás hacer todo lo que yo te diga, así que déjate de tonterías y dime donde vives para poder empezar con el juego.

Ya recibirás instrucciones mías. Estate atenta.

Ante este mensaje mi vecina se derrumbaría y aceptaría mis exigencias. Además seguro que no tenía ni idea de quien le estaba haciendo esto, esa era una parte muy importante de mi plan, no debía sospechar que era alguien cercano a ella.

Pasaron un par de horas cuando oí de nuevo el zumbido del móvil, como un poseso lo agarre y lo leí:

Eres un enfermo retorcido, y no vas a conseguir lo que te propones. Voy a ir a la policía para que localice tu número de móvil y se te va a caer el pelo.

La verdad es que me sorprendió su respuesta, era una dura negociadora, pero llevaba las de perder y ella lo sabía. Así que con el siguiente mensaje decidí desmontar de una vez su farol:

Si en cinco minutos no recibo un mensaje tuyo en el que declaras tu sumisión ante mí y me dices donde vives, le enviaré el video a tu marido, padres, amigos, compañeros de trabajo…

Tengo mucho tiempo libre y dedicaré todos mis esfuerzos a ello. Conseguiré destrozarte la vida como sigas provocándome.

Con este mensaje di justo en el clavo ya que al  poco tiempo me contesto ya sin tanta chulería:

Vivo en la calle Azorín nº 34 4ºB. ¿Que quieres de mí?

Había picado el anzuelo, ella sin saberlo acababa de meterse en la boca del lobo y ya no podría dar marcha atrás. Había vencido su resistencia y por lo difícil que me lo había puesto se lo iba a hacer pasar canutas nada más empezar.

Ahora solo me faltaba buscar a la persona que se aprovecharía de mi vecina en su primera prueba. Por remilgada le iba a buscar a algún cincuentón asqueroso para que así aprendiera que conmigo no se juega.

Al día siguiente por la tarde salí a la calle a buscar a mi candidato, me acerque a un parque que había a un par de manzanas de mi piso, y allí me senté en un banco en el que estaba un hombre ya mayor con semblante triste y apagado. Al rato de estar sentado leyendo mi libro observé que cada vez que pasaban mujeres guapas por delante nuestro lanzaba unas miradas deseosas a sus pechos, trasero, piernas….vaya que las desnudaba con la mirada.

Yo.- Hay que ver que buenas están las cabronas, además se visten de una manera que van provocando.

Vejete con suerte.- Ni que lo digas, quien pudiera hincarle el diente a alguna de éstas, pero uno ya a mi edad solo se puede conformar con mirar.

Yo.- Pues no te vayas a creer, que muchas mujeres se vuelven locas por los maduritos entrados en años, que les da mucho morbo follar con ellos.

Vejete con suerte.- Eso que dices no me lo creo yo, será una leyenda urbana, como tantas que circulan por ahí.

Yo.- Que va, te puedo hablar de un caso real, yo he oído hablar de una mujer de trenita y pocos que esta como un queso que le encanta hacer mamadas a señores mayores. Y no solo eso, es que además lo hace gratis, dicen que es una viciosa de las pollas, pero de las que ya tienen unos años.

Vejete con suerte.- No me creo que una tía buena le haga mamadas gratis a abueletes. Te estas quedando conmigo.

Yo.- Hombre yo no he ido a comprobarlo porque no doy el perfil, pero se de muy buenos amigos míos, más mayores, que han ido y les ha hecho una buena mamada. Tú podrías intentarlo.

Vejete con suerte.- No se que decirte, no me lo creo mucho, de todas maneras ¿como habría que hacerlo?.

Yo.- Por lo que me han dicho mis amigos debes presentarte en la calle Azorín nº 34 4ºB los viernes a las doce de la noche y tocar al timbre llevando una gorra roja puesta en la cabeza. De esta manera ella sabe a lo que vas y te hace una felación de campeonato.

Vejete con suerte.- Joder, todo esto suena a cachondeo, esto no pasa ni en las mejores películas porno. Ojala fuera verdad lo que cuentas.

Yo.- Mis amigos no me engañarían en esto, además tu que puedes probar no tienes nada que perder. Yo si tuviera tu edad lo intentaría sin dudarlo.

En esas me levanté, le di una pequeña palmadita en el hombro y me despedí de él, dejándolo con la duda reflejada en su cara.

Ya por la noche recibí otro mensaje de mi inquieta vecina, que decía:

No habrás enviado el vídeo a algún conocido mío, ya te he dado mi dirección, acabemos con esto cuanto antes.

Que ingenua si pensaba que esto iba a acabar pronto, no se hacía ni idea de lo que le esperaba, por lo que decidí hacerle un adelanto por medio del siguiente mensaje:

Me encanta saber que mi zorrita esta deseosa por empezar.

No te preocupes que si cumples tu parte nadie tiene porque enterarse de nada.

Para este viernes por la noche estate preparada porque seguramente empiece la función.

Ya recibirás instrucciones más detalladas.

Ya estaban puestas todas las cartas sobre la mesa para propiciar el primer encuentro de mi vecina. Todo dependía de la desesperación y el deseo de aquel viejo del parque. Si él se decidía a dar el paso, iba a recibir una mamada de campeonato de mi guapa vecina.

Yo por mi parte seguía con mi vida normal, el miércoles me encontré con mi vecina en el ascensor, ella todavía no me hablaba pero su rostro reflejaba la preocupación y la incertidumbre que vivía en esos momentos. Si embargo yo me encontraba como flotando, tenía a mi completa merced a mi vecina Susana y ella ni se lo imaginaba, era más de lo que nunca hubiera podido soñar.

Por fin llegó el día clave, era viernes por la mañana, y desde el trabajo mandé el siguiente SMS a Susana:

Llegó el día de tu revalida, tendrás que hacer lo que te diga a continuación si no quieres que tu vida se desmorone.

Esta noche sobre las doce, recibirás una visita en tu casa, si al sonar el timbre ves por la mirilla a un hombre mayor con una gorra roja en la cabeza, tendrás que abrirle la puerta y hacerla la mejor mamada de su vida.

Tendrás que ir vestida con un conjunto de lencería muy sexy y le harás la mamada en la misma puerta, no lo hagas dentro del piso.

Ya sabes lo que dicen: la que no arriesga no gana.

Seguro que lo disfrutarás. No me defraudes.

Por parte de Susana no recibí contestación al mensaje que le había enviado, me lo tome como que acataba mis órdenes, por lo que me puse a cenar pensando en el espectáculo que podría verse esta noche a través de la mirilla de mi puerta, ya desde ésta, tenía visión directa de la puerta de mi vecina.

Tenía un hormigueo en el estómago que no me dejaba comer con tranquilidad, los nervios me estaban jugando una mala pasada. Así que me levante y me puse a dar vueltas por el piso esperando que llegara la hora.

A eso de las doce menos diez cogí un taburete y se senté delante de la puerta con el ojo clavado en la mirilla, los minutos caían muy lentamente y ya eran las doce pasadas y todavía no había movimientos. Miraba mi reloj y la aguja ya marcaba las doce y diez, empecé a pensar que todo se iba al garete, pero entonces la luz de la escalera se encendió y acto seguido se oyó tocar al timbre.

Estaba confuso, había oído tocar al timbre pero no era en la puerta de mi vecina. Me vino de nuevo el bajón pero de pronto apareció en mi visual el vegete del parque con su gorra roja colocada en la cabeza. Seguro que se había equivocado y había tocado en la puerta de Amparo, una señora mayor que vivía también en esa planta. Menos mal que en estos días estaba visitando a su hija y no había nadie en el piso.

Pero lo importante es que se plantó delante de la puerta de mi vecina y tocó al timbre. Pasados unos segundos se abrió la puerta y apareció mi vecina con su conjunto de lencería puesto.

¡Madre mía!. Estaba espectacular, tenía puesto un corsé negro transparente con pequeños bordados que dejaba ver fácilmente sus estupendas tetas, medias de encaje negras a medio muslo, zapatos altos de tacón y su sexo era débilmente disimulado por una tanga negra.

Yo la verdad, que solo al verla, ya me empalme, aunque también ayudo el morbo de la situación. Mi vecina no perdió el tiempo, se agacho flexionando las rodillas y empezó a buscar en la bragueta del viejo su sucia polla.

Susana estaba puesta de lado por lo que me dejaba una visión perfecta de la escena, ella se echó el pelo hacia atrás y sin decir nada se metió la polla ya morcillona del viejo en la boca.

A los dos o tres chupetones ya tenía la polla firme como una estaca por lo que empezó a engullir la polla con brío, deseosa de que acabase cuanto antes, ya que estaba expuesta a ser vista por cualquiera. Susana en cuclillas hacía movimientos de adelante hacia atrás tragándose casi entera la polla de aquel suertudo, propiciando que sus pechos tuvieran un balanceo casi hipnótico.

Aquel hombre miraba como mi vecina, una joven y guapa mujer, le estaba comiendo la polla porque sí. Esto hizo que se creciera ya que agarró del pelo y la cabeza a Susana, empezando a follarle la boca, pero esta vez marcando él el ritmo.

Ahora las entradas de la polla en la boca de mi vecina eran más rápidas y profundas, al mismo tiempo que iban acompañadas de todo tipo de improperios dirigidos a ella.

Vegete con suerte. – Vaya como te gusta chupar polla, ¡menuda guarra estas hecha!.

Vegete con suerte.-  Mira que vestirte como una puta, para chuparme la polla en la puerta de tu casa, eres la más grande de todas la putas.

Vegete con suerte.- Y además es que estás buenísima, estas hecha para se follada una y otra vez sin descanso.

El viejo ya estaba completamente envalentonado y fuera de sus casillas, sacaba la polla de la boca de Susana y le daba pequeños golpes con ella en la cara para que comprobara su dureza, dando tiempo a mi vecina a respirar un poco.

La cara de mi vecina era un poema, seguro que estaba deseando que se corriera ya, por lo que apretaba los labios contra la polla todo lo que podía para hacerlo venirse. Pero el viejo vaya aguante que tenía, seguía inundando la boca de ella.

Vegete con suerte.- Seguro que estas bien mojadita, esto te pone mucho ¿verdad?, tienes los pezones de punta guarra.

Vaya festival se estaba dando el cabrón, cuando a todo esto se oyó el ruido del ascensor, alguien estaba utilizándolo, mi vecina también se percato de ello e intento sacarse la polla de la boca para irse, pero el viejo estaba desatado y no la dejo hundiéndole la polla hasta la garganta.

En esos momentos Susana comprendió que si no acababa pronto con esa felación sería su ruina. Olvidándose del ascensor mi vecina se propuso acabar de una vez,  por lo se liberó de las manos de su opresor y empezó a menear con la mano la polla del viejo de una forma frenética, sin dejar de mirarle directamente a los ojos.

Susana.- ¡Que cachonda que estoy!. Quiero que te corras en mi boca, necesito esa corrida en mi boca. ¿Me la vas a dar, por favor?.

Susana.- La necesito ya,  para poder correrme yo también, no me hagas esperar más que estoy que ardo.

Con la nueva táctica adoptada aquel viejo no pudo aguantar más y soltó un primer lecherazo en la mejilla de mi vecina. Susana rápidamente entonces se metió la polla hasta el fondo de la boca, llegando a tocar con su barbilla los huevos peludos, con esa operación el cabroncete acabó de correrse con la polla completamente metida en la boca de ella y soltando leche directamente en su garganta.

Ella tenía los ojos abiertos como platos mientras recibía las descargas de aquel hombre que ya casi no podía mantenerse en pie. Tras los últimos espasmos de éste, Susana empezó a sacar lentamente la polla de su boca, como recreándose. Al acabar de salir de su boca, restos de saliva y semen resbalaban de sus labios hacia sus pechos ya que necesitaba tener la boca abierta para poder recobrar el aliento.

Mi vecina con una cara de satisfacción, supongo que por haber acabado con el trabajo, le dio un pequeño beso en el prepucio, se levanto, miró a su alrededor y con un fuerte portazo desapareció de mi vista, no sin antes regalarme la visión de su estupendo culazo atrapando ese tanga que llevaba dentro.

El hombre por su parte un poco desconcertado, medio atinó a subirse los pantalones y a salir disparado de allí.

Susana había cumplido a rajatabla las ordenes que le había dado, aún a riesgo de que alguien la hubiera pillado in fraganti, estaba muy orgulloso de ella, a mí solo me quedaba limpiar mi amplia corrida sobre mi puerta y acostarme a descansar. Tenía que pensar en la próxima prueba que debía cumplir mi vecina.

La verdad que en  esos momentos me di miedo a mí mismo. Hasta donde estaría dispuesto a llegar en el emputecimiento de mi vecina. 

Eso lo sabremos en los siguientes capítulos.

Un saludo.

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