martes, 26 de diciembre de 2023

el reloj que congelaba el tiempo

 Buenas a todos, me presento: mi nombre es Mario. Nunca me he considerado una persona que crea en lo fantástico o lo sobrenatural. Sinceramente, todo eso de los fantasmas, alienígenas y esas estupideces siempre me han parecido una chorrada inventada por alguien desesperado por conseguir sus cinco minutos de fama en la tele. Pero bueno, supongo que todo el mundo puede cambiar de opinión, y a mi eso me sucedió cuando encontramos ese extraño reloj.

 

Era una tarde tormentosa de octubre. Vivo en un pequeño pueblo costero, ya os podéis imaginar: casa unifamiliares, todo muy verde y sobre todo mucha humedad. Casi siempre estaba lloviendo y esa tarde no era una excepción, así que en lugar de salir por ahí, Claudia y yo nos quedamos en su casa viendo una peli tras salir del instituto.

 

Claudia es mi mejor amiga desde que tenía 5 años. Es una chica super abierta, atrevida, lanzada (algunos dirían incluso que un poco bruta) y una de las personas con más chispa que conozco, por no decir que desde que se empezó a desarrollar en la pubertad estaba tremenda: no muy alta, tetas muy bien formadas, un culazo que solía resaltar con vaqueros apretados y, por supuesto, esa melena color oscuro que me volvía loco. Evidentemente yo jamas le habia dicho que me ponía a mil, no quería arriesgar nuestra amistad, pero ella siempre estaba haciendome bromitas y picándome diciendo a que tio o tia le molaría follarse o ya se habia follado.  

 

Pero bueno, dejemos el tema de los bisexualidad de Claudia para otro momento, que me voy por las ramas. La cuestión, como os comentaba, es que estábamos viendo una de las pelis de Jackass en el salón de Claudia cuando uno de los constantes rayos cayó muy cerca de casa.

 

-Aaaaaahhhh¡¡ Joder tio que susto, eso a sonado aquí al lado, ¿no?- Dijo Claudia alterada

 

-Bufff, por el ruido parecia que habia caido aquí dentro…

 

-Mierda, se ha ido la luz otra vez. Menos mal que aún no ha anochecido, por que no tengo ni idea de donde guarda mi padre la linterna. Espera que voy a la caja del cuadro eléctrico, a ver si vuelvo a dar la corriente.

 

Claudia desapareció del salón y al poco la pequeña lamparita que teníamos encendía antes de la caída del rayo se iluminó. La televisión se volvió a encender, pero mostraba un mensaje enorme: “No signal”.

 

-Claudia, creo que el DVD no va… sale “No Signal” en la pantalla- Grité para que mi amiga me oyese desde la otra punta de la casa.

 

-¿Enserio? De verdad, ¿que más me puede pasar hoy? Menudo día de mierda que llevamos- Comentó ella entrando de nuevo en el salón.

 

Pasamos más de un cuarto de hora encendiendo y apagando el reproductor, desconectando los cables, cambiando de enchufe, pero nada, el aparato estaba completamente frito.

 

-Pues nada, me da que vamos a tener que dejar el maratón de Jackass para otro día- comenté decepcionado.

 

-Espera, por que creo que tenemos un reproductor viejo en el desván. Lo guardamos allí por que compramos el nuevo que tenía grabador y tal, pero si no recuerdo mal, aquel funcionaba bastante bien.-

 

Subimos al piso de arriba y con ayuda de un gancho largo Claudia bajó la trampilla y apareció una pequeña escalera que permitía subir a la buhardilla que usaban como trastero. La cantidad de polvo que había allí arriba junto con lo oscuro que estaba daba bastante mal rollo.

 

-Mario, pon la linterna del móvil, que no veo una mierda y yo estoy sin batería-

 

Justo fui a sacar el móvil de mi bolsillo, pero al hacerlo toque algo con el codo. Pese a que apenas veía nada cerré los ojos esperando oír el sonido de algo al caer, pero fue mucho peor: se oyó un golpe fuerte y cristales rompiéndose.

 

-Jo, tio, ¿que has roto? Esto está lleno de antigüedades de esas que colecciona mi padre, como nos hayamos cargado algo me va a matar.-

 

-Perdón, ha sido sin querer…

 

Encendí por fin la luz del móvil y nos quedamos mirando que había pasado. En el suelo había una pequeña vitrina rota y entre los cristales un reloj de bolsillo. Era el típico diseño clásico como el que se solía ver en las películas antiguas, pero aún así tenía algo en los grabados que le daba un aspecto casi futurista, era muy raro. Claudia y yo nos lanzamos a recogerlo y lo agarramos del suelo a la vez, pero al sentir un dolor intenso en la palma de la mano lo soltamos de golpe.

 

-¿Que coño ha sido eso? Ahhh, es como si me hubiese dado un calambrazo-Dije yo, frotándome la mano

 

-Más bien como si fuera una quemadura... mira- Claudia extendió la mano y vi en su palma una pequeña cicatriz. Efectivamente parecía una quemadura, pero no reciente, y tenía una curiosa forma: justo la misma que el símbolo que había grabado en el “reloj de bolsillo”.

 

Automáticamente bajé mis ojos y miré la palma de mi mano. Efectivamente yo también tenía el mismo tipo de quemadura con esa extraña forma. Lo más curioso es que tras el intenso dolor inicial ya no me molestaba lo más mínimo.

 

-Tenemos que limpiar esto, no se puede quedar así. Mis padres no suelen subir mucho aquí, pero como les de por venir y vean que nos hemos cargado una de las antigüedades de mi padre me matan… y te adelanto que no pienso caer yo sola, tu te comes el marrón también por torpe.-

 

-Gracias, Claudia, eres un sol de persona- dije de forma sarcástica

 

-Ya lo se, es lo que te encanta de mi, chaval- Claudia y yo reímos un momento pero enseguida volvimos a estar serios

 

-Bueno, aun hay una posibilidad de que no se enteren. El reloj este estaba en una especie de caja de cristal, ¿no? Seguro que si vamos al anticuario del pueblo tendrá más vitrinas de esas, no creo que sean muy caras. Mientras simplemente tenemos que limpiar esto y ocultar el reloj, así si suben tus padres a lo mejor no se dan cuenta de que falta hasta que lo devolvamos al sitio.-

 

-Sabes, Mario, a veces tienes ideas inteligentes… y yo que de pequeña pensaba que no ibas a ser capaz de aprender a leer- Dijo Claudia entre risas a lo que yo respondí enseñándole el dedo de en medio. -Bueno, pero ahora hay que guardar el reloj, ¿como lo agarramos para no quemarnos?

 

Casi llevado por mi intuición o simplemente la curiosidad acerqué un dedo y me atreví a tocarlo. Nada. No paso nada. Ya mucho más tranquilo acerqué la mano y lo recogí del suelo. Empecé a examinarlo y era muy curioso: las manecillas no marcaban las horas, sino unos simbolos raros.

 

-¿Se ha roto?- Preguntó Claudia

 

-No lo parece, el cristal está entero, aunque las manecillas no se mueven. Sinceramente, dudo que se moviesen antes de la caída… Mi abuelo tenia uno de estos y había que darle cuerda todos los días, no creo que tu padre suba aquí cada día para eso.-

 

-No, que va. ¿Y los botones que? ¿están todos o ha saltado alguno?

 

-Parece que solo tiene un botón y está entero.- Instintivamente lo pulse. Aparentemente no pasado nada, pero un escalofrío me invadió el cuerpo y no pude evitar temblar un poco y hacer un sonidito raro. Parecia que Claudia también lo había sentido, pero no lo di más importancia, seguramente habría sido una corriente de aire.

 

Recogimos lo mejor que pudimos los cristales rotos y bajamos de nuevo al salón. Al llegar nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado por completo del DVD, pero sinceramente, después del estropicio que habíamos montado arriba y de estar pensando cómo arreglarlo sin que nos pillasen no había muchas ganas de seguir con la peli. Quizá lo único bueno es que parecia que habia parado la tormenta, todo se había quedado en silencio… quizá incluso hasta demasiado.

 

Aprovechamos para adelantar deberes del instituto en la mesa grande del salón. Tardamos algo así como una hora en tenerlo todo y al acabar Claudia me preguntó:

 

-¿Qué hora es? No debe faltar mucho para que mis padres vuelvan del trabajo.

 

Yo saqué el móvil y le contesté -Las cinco y media-

 

-¿Qué dices? Debes tener mal la hora, empezamos a ver la peli a eso de las cinco y al poco fue cuando petó el reproductor. Serán por lo menos las siete.

 

-¿Cómo va a estar mal, si la hora se pone sola por Internet? Aunque ahora que lo dices si que es verdad que llevamos bastante rato con esto, pensé que sería más tarde.

 

Claudia subió a su habitación a por su movil, lo tenia cargando allí. Yo aproveche para ir a la cocina y servirme un poco de Coca-Cola de la nevera. Al poco tiempo mi amiga reapareció.

 

-Esto es muy raro… mi móvil también marca las cinco y media. He estado un momento mirando y no ha cambiado de minuto… No se, es muy raro, igual con la tormenta ha habido un problema en la red.

 

-No creo, yo he podido acceder a Twitter y a Google sin problemas… Oye Claudia, ¡mira eso!- Dije sobresaltado señalando a la pared, justo al reloj de la cocina

 

Era el típico reloj analagico, es decir, de manecillas. Lo más raro era que también estaba clavado en las cinco y media. Ni siquiera la manecilla de los segundos se movía. Claudia y yo nos quedamos clavados mirándonos sin articular palabra, pero nuestros ojos decían “algo no anda bien”.

 

Como ya os dije, no creo en estas cosas, pero necesitaba comprobar algo. Abandoné la cocina corriendo, atravesé el salón, llegué al porche de la casa y lo que vi me dejó con la boca abierta. En el jardín,, un perro callejero permanecía inmóvil con la pata levantada al lado de la cerca. En mitad de la calle un coche con conductor parecía clavado en el asfalto, sin avanzar ni un solo metro. Pero lo peor no era eso: miles de gotas permanecían suspendidas en el aire sin llegar a caer al suelo.

 

-¡Claudia, tienes que ver esto!- grité

 

A los pocos según mi amiga apareció a mi lado. Estaba blanca como una pared, con los ojos tremendamente abiertos y la mandíbula casi desencajada. Evidentemente le pasaba lo mismo que a mi, no se podía creer lo que veían sus ojos

 

-¿Pero cómo…?-

 

-Llámame loco, pero creo que es cosa de ese extraño reloj. ¿No lo notaste? Cuando toqué el botón en el desván sentimos un escalofrío y todo quedó en silencio… demasiado en silencio.-

- Dios… Dime que no nos vamos a quedar así para siempre- Dijo Claudia casi con lágrimas en los ojos.

 

Me dio un vuelco el corazón, Claudia tenía razón. ¿Y si el tiempo se había queda clavado para nosotros por siempre? De forma desesperada me llevé la mano al bolsillo, saqué el reloj e instintivamente volví a pulsar el único botón del dispositivo. Un escalofrío volvió a recorrerme la columna y un mundo de sonido volvió a rodearnos. La lluvia comenzó a caer copiosamente, el coche atravesó la calle a toda velocidad y el perro salió huyendo tras vernos aparecer de la nada en el porche.

 

-Vuelve a darle- Me dijo Claudia.

 

Le hice caso y el tiempo se volvió a detener. Mi amiga salió corriendo bajo la lluvia suspendida con los brazos extendidos y riendo a carcajadas. Cruzó a la acera de enfrente y de repente el reloj empezó a pitar. Acto seguido el tiempo se descongeló sin que yo tocase nada.

 

-La hemos hecho buena, ahora si que se ha roto.- Murmuré para mi. Empecé a pulsar el botón desesperadamente y el tiempo no se detenía.

 

Claudia un poco desanima de volvió a cruzar la calle y en ese momento el tiempo paró de nuevo. Ya estaba claro lo que pasaba.

 

-¿Qué estás haciendo? Deja de encenderlo y apagarlo tanto, lo vas terminar rompiendo- Me dijo ella

 

-No es eso. Creo tiene un alcance, si te separas mucho se reinicia todo. ¿Te acuerdas de las marcas de las manos? Creo que cuando lo tocamos se vinculó a nosotros de alguna manera y si nos alejamos demasiado se apaga… Debe ser algún tipo de medida de seguridad para que no lo pierdas y el tiempo se quede parado por siempre.

 

-Bueno, tiene sentido… Si fueras tan espabilado con las chicas como con los cacharros tecnológicos ya te habrías follado a medio instituto en vez de seguir matándote a pajas- Dijo Claudia con una sonrisa dibujada en la cara y poniéndome una mano en el hombro

 

-Claro, habla la que fantasea con media clase pero que tampoco se ha tirado a nadie-

 

-Bueno, seguro que más que tú- Me dijo, dándome un codazo.-Y ahora en serio, qué hacemos con esto.

 

-¿Con el reloj? Joder, pues lo que nos dé la gana. Tia, podemos parar el tiempo cuando queramos, simplemente tenemos que estar los dos cerca del reloj. ¿Tu sabes lo que eso significa?

 

El resto de la semana nos desatamos. Un día nos colamos en el cine para ver gratis una peli, otro pillamos el coche de mis padre y estuvimos conduciendo un rato e incluso fuimos al centro comercial y nos llevamos un DVD del mismo modelo que el que se le había estropeado a Claudia. Nos sentimos bastante mal después de ello, y decidimos poner una norma: nada de robar nada caro o al menos lo que tomáramos después devolverlo al descongelar el tiempo. No somos tan desalmados como para convertirnos en delincuentes a la primera de cambio. También aprovechamos para “conseguir” el próximo examen de matemáticas, ya que con la novedad del reloj no habíamos estudiado nada, aunque quedamos que eso tampoco debería ser costumbre o lo acabaríamos lamentando.

 

A todo esto llegó la tarde del viernes y Claudia y yo salimos a pasear por el barrio. Hasta el momento no habíamos parado el tiempo esa tarde, tampoco habíamos encontrado nada especial que nos apeteciera hasta que pasamos por la puerta de un gimnasio. Claudia se quedó clavada delante y me dirigió una mirada muy morbosa

 

-Oye Mario,  qué tal si paramos el tiempo y entramos al gimnasio- Dijo ella

 

-Sinceramente, vaya mierda de plan. Podemos entrar donde queramos y solo se te ocurre colarte ahí ¿para que?¿para ponerse a hacer pesas gratis?

 

-No idiota. ¿No te pone la idea de entrar en los vestuarios? Por que yo solo de pensarlo me estoy poniendo supercachonda-

 

-Claudia, estas muy salida- Le dije riendo

 

-Va, ahora no vayas de santo, si seguro que de solo pensarlo ya se te ha puesto dura. A mi me apetece entrar a echar un vistazo y a ti también, ¿que hay de malo?

 

-Venga va…-Dije a regañadientes, pero realmente estaba como loco por entrar desde que Claudia lo sugirió. ¿Como no se me había ocurrido antes?

 

Paramos el tiempo, hicimos unas marcas con tiza en el suelo (habíamos aprendido que si no queríamos que la gente notase algo raro teníamos que reiniciar el tiempo justo en la misma posición la que lo habíamos parado) y entramos.  Pasamos sin más problemas por debajo de los tornos de la entrada y nos dirigimos al pasillo de vestuarios, donde nos encontramos con el primer problema.

 

-Claudia, ¿tú a qué vestuario quieres entrar?

 

-¿Yo? Al masculino. Vale que me pongan un poco las chicas, pero sigo prefiriendo a los tios

 

-Ya me imaginaba. Pues tenemos un problema. El vestuario masculino está al fondo a la derecha y el femenino al fondo a la izquierda, creo que están demasiado separados. Podemos arriesgarnos a entrar cada uno al que quiera, pero como nos separemos un poco más de la cuenta se reinicia el aparato y la liamos.

 

-Bueno, pues entramos los dos primero en uno y después nos vamos al otro, así todos contentos.

 

-Ya, pero....- dije sin saber cómo continuar

 

-Ya veo…- Dijo Claudia con una mirada picarona- Tu querias cascartela en el vestuario de tias y se te ha jodido el plan, ¿eh?. Pues te jodes, sacas el móvil, si quieres haces unas fotos y te tocas esta noche, yo no me arriesgo a que nos separemos más de la cuenta y nos pillen

 

-Vale... - Dije un poco decepcionado, aunque sabía que mi amiga tenía razón, era demasiado arriesgado.

 

Por insistencia de Claudia entramos primero en el vestuario de tios. Nada que yo no hubiese visto ya, pero claro, mi amiga se quedó fascinada. Habia algun que otro señor mayor, pero la mayoría eran tíos de entre 20 y 30 bastante atléticos, casi todos total o parcialmente desnudos. Por lo menos habrian unas diez pollas al aire, de todas las formas y tamaños.

 

Observé como Claudia estaba roja como un tomate y había empezado a sudar tanto que la camiseta se le empezaba a humedecer. Se notaba que estaba super caliente y eso me ponía a mil, aunque aún quedaba un rato para que llegase mi turno en el otro vestuario. Mi amiga se estuvo paseando como si fuera eso un museo, parándose a observar cada cuadro y haciendo fotos. Incluso en los momentos en los que yo no miraba vi como disimuladamente tocaba algún culo. Estuvo así por más de un cuarto de hora.

 

-¿Vamos ya? Ya has hecho bastante fotos como para tirarte toda la noche con los dedos metidos… yo también tengo ganas de ir al de tías.-

 

-Cállate, lo estoy disfrutando, yo no te voy a meter prisa.-

 

-Claro, por que en el vestuario de tias tu también vas a disfrutar, ganas en todas partes…-

 

Aburrido decidí sentarme en un banco que estaba un poco apartado y me puse a mirar el móvil.

 

-¿Sabes que? A la mierda- Oí que susurraba Claudia y en ese momento vi como me lanzaba una toalla seca que acababa de recoger de una mochila.-Mario, tápate la cabeza con esto.-

 

-¿Para que?-

 

-Por que me voy a tocar y no quiero que mires, así que cúbrete la cabeza con la toalla y sigue mirando el móvil. Simplemente no hagas ruido, no me molestes y luego dejaré que te hagas tú también una paja en el vestuario de tías.

 

Mi corazón iba a mi: ¡Claudia se iba a tocar delante de mí!. Sin decir nada más me cubrí entero con la enorme toalla y le anuncié a mi amiga que ya estaba.

 

-Vale. Como te vea que te la quitas antes de que yo te avise te arranco la cabeza-

 

-Que si, pesada…- En ese momento la tenía dura como una piedra, pero no quería arriesgarme a que Claudia notase el movimiento de mi mano bajo la toalla.

 

Escuché el sonido de los pantalones de mi amiga cayendo y el roce de las bragas al bajar. También escuché como dejaba algo en el banco de al lado, seguramente la camiseta y el sujetador ¡¿Se había desnudado entera?¡. Lo siguiente que oí fue el sonido húmedo de los dedos de Claudia entrando y saliendo de su coño y como cada vez su respiración era más jadeante.

 

Se notaba que Claudia intentaba hacer poco ruido, pero ni de lejos lo conseguía. Había acelerado la entrada y salida de dedos de su coño y el sonido de salpicadura era evidente. En un momento dado, todo paró y escuche como empezó a caminar. Entonces volví a oir como se metia los dedos, pero sus mal disimulados jadeos cambiaron… Fue como si tuviese algo en la boca… ¡¿Le estaba comiendo el rabo a algún tío?

 

Al poco se me despejaron las dudas: aquello sonaba a mamada fijo. Claudia fue subiendo el ritmo hasta que noté que se separó de la polla para respirar y fue entonces cuando empezó el orgasmo. Los jadeos poco disimulados pasaron a ser verdaderos gemidos que iban acompañados del sonido del rápido movimiento en su húmedo coño. Cuando ya no pudo más estalló

 

-Oohh, oooohhhhh, ooooooooohhhhhhhhhh¡¡¡¡ Joder, siiiiii-

 

Vale, estaba flipando. Menuda corrida se había marcado Claudia. Sentía como si el pantalón me fuese a reventar, pero aun así decidí no moverme. Escuche como se volvía a vestir y se aproximaba hacia mi. De pronto, me quitó la toalla que me cubría y se hizo la luz. Esta muy roja y completamente sudada

 

-Ni una palabra, ¿vale? Igual me he emocionado un poco al final-

 

-Un poco dice…-

 

-Tu callate, que con lo salido que estás seguro que te has puesto cachondo y todo-

 

-¿Por ti? Tu sueñas-

 

Me levanté y no puede evitar girar la mirada hacia el tío con el que se había tocado Claudia. Lo más curioso es que estaba totalmente empalmado y aun se le notaba cómo le goteaba el semen, lo cual despertó mi curiosidad

 

-¿Cómo has conseguido que se empalme? Pensé que con el tiempo parado eso sería imposible- Pregunté sin tapujos

 

-Pues mira tio, ni idea. Al principio solo lo miraba, pero me dio morbo, me acerque y se la acaricié un poco. Se le empalmó bastante rápido y al poco se corrió. No se como ha pasado pero por mi mejor, más interesante- Dijo volviendo a ponerse roja

 

-Pero ahora tenemos un problema. Ese tío no estaba así cuando congelamos el tiempo, se va a dar cuenta que pasa algo cuando de golpe se vea empalmado y con la polla goteando, ¿no crees?

 

Decidimos esperar un poco para ver si se le bajaba y la suerte fue que al par de minutos había vuelto a su estado natural. Claudia le limpio un poco con papel, lo cual fue suficiente para que me volviese a empalmar. La imagen de las manos de Claudia sujetando una polla eran demasiado para mi después de todo el día.

 

-Joder, Mario, ¿ya se te ha puesto dura? A ver si al final el que va a ser bisexual eres tú- Comentó Claudia, que no había pasado por alto la tienda de campaña que tenía en el pantalón

 

-No es eso, a ver… qué quieres que te diga, mientras estabas pasándolo bien con los tíos del vestuario yo ya estaba pensando en que después me tocaba a mi.-  

 

-Jajaja ¡que impaciente! Tranquilo, que ya vamos.-

 

Claudia tomó de nuevo la enorme toalla que había usado para cubrirme y cruzamos el pasillo hasta la zona de las chicas. En este caso no habían muchas, solo tres, pero madre mia que tres… Hasta a Claudia se le caía la baba, sobre todo con una rubia de pelo platino que estaba completamente desnuda. Tenía unas tetas no muy grandes y el coño sin rasurar pero muy bien arreglado, a lo que había que sumar unos ojazos azules increibles.

 

-Buah, a la rubia yo le daba…- Dijo Claudia sacando el móvil para hacer más fotos.

 

-¿Tu no querias tios? Ahora me toca a mi, así que ves cubriendote con esa toalla, que yo antes te he dejado a tu aire.-

 

-Vale, vale… Perdona, ya me tapo. Y ves sacándotela del pantalón que como sigas así vas a reventar la cremallera.-

 

-Jaja, muy graciosa.-Dije en el tono más sarcástico que pude

 

-Lo sé- Dijo guiñandome un ojo y tapándose con la toalla.

 

Un poco nervioso pero tremendamente excitado decidí imitar a mi amiga y me desnudé por completo. Empecé a masturbarme solo mirando, pero al poco me di cuenta de que no era suficiente y me acerqué sin dejar de tocarme. La chica rubia estaba sudada, podía notarlo, y tenía las mejillas un poco rojas por el esfuerzo reciente. Le aparte un poco el pelo y empecé a lamerle el cuello hasta seguir avanzando y meterle la lengua en la boca. Bajé un poco el ritmo de la paja para no correrme tan pronto y me separé de la chica anonima.

 

Durante un momento no pude evitar darme la vuelta aun con la polla en la mano y mirar a Claudia, que permanecía inmóvil bajo la toalla en un banco a unos 4 o 5 metros de mi. Los dos estábamos vinculados al reloj y no podía para el tiempo y a ella tambien, pero si hubiera podido en ese momento le habría arrancado la ropa a tirones y me la habría follado en el suelo del vestuario. Una pena, pero tampoco me podía quejar de la situación.

 

Me dí de nuevo la vuelta y quedé frente a la rubia. Comencé a mordisquearle los pezones y estos se pusieron duros al instante, igual que le pasó a mi amiga con la polla de aquel tío. Coloque la mano de la chica en mis huevo mientras que con la otra mano aumente el ritmo de la paja. Pegue la punta de la polla al monte de venus de la deportista y su vello púbico comenzó a hacerme cosquillas. Ya no podía más, era demasiado. Aumente el ritmo agarré a la rubia por el culo y la pegué a mi para aumentar el roce.

 

-!!Aaaaaahhhhhhh!!

 

Me corrí a chorros sobre su pubis, la mano que me sujetaba los huevos y el suelo. Dios, esto había sido increíble, que morbazo, sobre todo por saber que Claudia lo había escuchado todo. Con los dedos intenté retirar toda la corrida que pude del vello púbico de la chica y, para qué mentir, aproveché para tocarle un poco el coño. Luego cogí un poco de papel de los surtidores de al lado, me limpie las manos y el suelo y me vestí.

 

-Ya te puedes destapar, he terminado-

 

-Ya me habia dado cuenta, tú tampoco te has cortado ni un pelo.- Dijo Claudia, que volvía a tener las mejillas coloradas (¿Se habría puesto cachonda al oirme?).-Bueno, cuando quieras nos vamos, pero si te parece limpiale la mano a la pobre muchacha, que la tiene llena de corrida… Mira que puedes ser despistado a veces…



2


Cuando llegó el lunes, Claudia y yo quedamos como siempre para ir juntos al instituto. Yo todavia no podía apartar de mi mente lo que había pasado el viernes, pero la verdad es que a mi amiga se la veía muy tranquila.

 

-¿Qué? ¿Te has tocado mucho con las fotos de la rubia del gimnasio?-

 

-¡Oye! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿A ti que más te da?- Dije yo un poco molesto

 

-Vale, vale, no te cabrees. Simplemente lo decía por si lo habias pasado bien y punto. Yo la verdad es que no me he podido quitar a los tios del gimnasio de la cabeza, tu ya me entiendes…-

 

-Hey, chicos, ¡esperad!- Gritó una voz a nuestra espalda.

Corriendo venía Jaime, un chaval de nuestro círculo de amigos. Es verdad que Claudia y yo eramos inseparables, pero también teníamos nuestro grupito de amistades en el que estaba Jaime, Clara, su novia, y un par de chicos más. Para que os hagáis una idea, Jaime era el típico metalero bonachón, bastante cachas, pero bastante cortito. Por eso nuestra sorpresa fue tremenda cuando Clara y él nos dijeron que estaban saliendo hace cosa de 3 meses.

 

Clara era una niña de papá. Me cae genial, pero hay que reconocerlo, la chica es así. Es pijilla, bastante estudiosa y tiene cero química con Jaime, o al menos eso piensa todo el mundo, seguramente por envidia. Se podría decir que Clara tiene el típico cuerpo en el que todo el mundo se fija: pelo largo pelirrojo, tetas bastante grandes para su estatura y figura delgada. Todos estábamos obsesionados con ella, incluso Claudia, que llevaba semana intentando convencer a la chica de se apuntarse a su misma piscina para poder verla desnuda en los vestuarios.

 

-¿Qué tal el fin de semana?- Nos preguntó Jaime

 

-Nada del otro mundo, la verdad. En casa casi todo el rato, solo salimos para dar una vuelta por el centro el viernes- Mentí

 

-Bueno, nosotros tampoco hemos hecho mucha cosa, primero en el ensayo del grupo y luego en casa de Clara viendo pelis-

 

-Si claro, películas… Tú no nos engañas. Seguro que ya le has enseñado a Clara como afinarte la guitarra- Dijo Claudia en tono burlón

 

-Bueno, eso… jaja, no nada. Bueno, os dejo, que quedé que la recogería antes de llegar al instituto y como no me adelante llegaremos tarde- Y Jaime salió corriendo en dirección al final de la calle

 

-Mira que a veces es un poco simple, pero tiene buen culo… Aunque para cuerpo el de su novia, buff. Es una pena que no se quiera venir conmigo a la piscina…-Comentó Claudia cuando nuestro amigo ya se había alejado

 

Justo en ese momento se hizo el silencio. Era evidente que Claudia y yo estábamos pensando lo mismo. Sin lugar a dudas, lo que había pasado hacía dos días en los vestuarios del gimnasio del barrio nos había afectado más de lo que estábamos dispuestos a reconocer.

 

-Oye, Claudia… ¿Y si repetimos lo del gimnasio con Clara? A ver, no pienses que soy un cerdo, solo mirar, ¿ok?. Le quitamos la ropa, hacemos un par de fotos y no volvemos a hablar nunca del tema- Dije un poco nervioso

 

-Estaba esperando que dijeras eso....- Me contestó mi amiga, a la que se le notaba bastante excitada solo pensando en la idea.

 

El resto del camino a clase planeamos como lo haríamos. Lo primero que aclaramos es que en el gimnasio se nos había ido un poco de las manos, así que en esta ocasión, ya que no había nada para taparse, nada de masturbarse. Lo segundo en lo que estuvimos de acuerdo fue en que nada de tocar a las partes íntimas de Clara más de la cuenta, era su privacidad y debíamos respetarla aunque fuera minimamente (cosa que el viernes no hicimos).

 

Durante las clases Claudia y yo nos lanzábamos miradas cómplices. Habíamos decidido que lo haríamos a la hora del recreo, en la zona de césped en la que nos solíamos reunir el grupo de amigos todos los días. Tras lo que nos parecieron tres interminables horas sonó la alarma y salimos al patio intentando aparentar la mayor naturalidad del mundo, aunque sin conseguirlo demasiado

 

-Oye, Mario, ¿Cómo estás?- Me dijo Claudia

 

-La verdad es que bastante nervioso- Contesté

 

-¿A que si? La verdad es que lo del gimnasio me puso a mil, pero ahora estoy super nerviosa

 

-Si quieres lo podemos dejar, lo importante que lo disfrutemos, no que estemos incómodos

 

-No, no, si tengo muchisimas ganas, es solo que no es lo mismo mirar a desconocidos que aun persona a la que ves todos los días.

 

Claudia no podría haber dado más en el clavo. Es verdad que ella me ponia muchisimo, pero seguramente Clara era la segunda en mi ranking de fantasías recurrentes y estaba a punto de desnudarla.

 

Llegamos a nuestro punto de encuentro y poco a poco nuestros amigos fueron llegando hasta que finalmente apareció Clara, que llevaba una sudadera que disimulaba bastante bien su pecho y unos leggins, cosa que a mi me encantaba:

 

-Hey, Clara, ¿que tal? ¿Dónde está Jaime?- Le pregunté cuando se acercó a nosotros

 

-Se ha quedado con los de su banda, están acabando dándole los últimos toques a la letra de una nueva canción- Dijó la chica pelirroja

 

Dejamos pasar un poco los minutos, mientras Claudia y yo almorzábamos y terminábamos de calentarse viendo a la distraída Clara, que ni se podía imaginar lo que íbamos a hacer con ella. Esperamos a que ella también terminase el bocadillo que había traído y decidimos pasar a la acción.

 

Disimuladamente metí la mano en mi bolsillo y pulse el botón. Como de costumbre hicimos unas pequeñas marcas en el suelo para recordar donde estábamos y una foto a Clara, para asegurar que la dejábamos en la misma postura exacta cuando descojelásemos el tiempo.

 

-Bueno, ¿por dónde empezamos?- Dijo Claudia.

 

-Creo que lo suyo sería desnudarla, ¿no?

 

-Esperate, Mario, no tengas prisa.- Susurró mi amiga con un tono entre dulce y erótico. Estaba claro que se estaba empezando a dejar llevar.

 

Claudia se aproximo a Clara y la abrazó, pegando su nariz al rojo pelo y oliendo el champú que había usado esa mañana. Al poco pude ver como la arrimaba para sí tomándola por las caderas y pegaba sus labios a las mejillas. Le dio varios besos, que poco a poco se acercaban a la boca, hasta que finalmente fusionaron sus lenguas. Tras poco más de un minuto, Claudia se separó poco a poco, sin antes morder cariñosamente el labio carnoso de la pelirroja.

 

-Bueno, te toca, hazlo que quieras. Espero que no te moleste que la haya besado… No se me ocurrió pensar en que igual la querrías besar tu después y le he metido bastante la lengua- Me guiñó un ojo

 

-A ver, seguramente haya más saliva de Clara que de la tuya…-

 

-Bueno si no te da reparo, adelante, comele la boca… Tampoco sería la primera vez que bebemos los dos de la misma botella- Dijo y empezó a reír

 

Sin poder contenerme más me lancé a ella y le metí toda la lengua. Claudia se equivocaba: no solo no me daba asco que parte de su saliva estuviera allí, me ponía más cachondo todavía. Crucé mi lengua con la de Clara durante casi un minuto y al separarme empecé a lamer de forma cariñosa el cuello. A esas alturas ya había perdido todas las barreras y me daba igual lo que Claudia pensase de mí… quitando tal vez por la erección que estaba teniendo, no quería que mi amiga se diese cuenta igual que pasó en el gimnasio, así que cuando me separé intente cruzar un poco las piernas.

 

-No intentes ocultarlo, es una tontería. Tu estas cachondo y yo también, mira.- Dijo ella señalándose las tetas. Tenía los pezones completamente empitonados y se le marcaban muchísimo. -Si vamos a hacer estas cosas tenemos que perder un poco la vergüenza en estos temas, si no no disfrutaremos lo mismo. Yo se que estás empalmado y tu sabes que yo estoy mojada, dejemoslo ahí y fuera prejuicios, ¿vale?.-

 

-Tienes razón, es una chorrada ocultarlo. Bueno, creo que es tu turno- Le guiñe un ojo

 

-Tampoco tenemos que ir haciendo cola como si estuviéramos en el supermercado. ¿Que tal si tu te pones a su derecha y yo a la izquierda?

 

Me acerqué por el lado a Clara y la agarré del culo. Claudia hizo lo propio y con la mano libre empezó a sobarle la teta izquierda. Por lo visto ella tampoco tenía reparos en saborear mi saliva, por que se lanzó a comerle la boca otra vez. Yo me entretuve de nuevo en su cuello hasta que Claudia separó sus labio y me dijo:

 

-¿Quieres?

 

Comenzamos a darle besos cortos. Primero yo, luego Claudia y así sucesivamente, hasta el punto de estar al borde un beso triple, aunque no llegó a pasar. Tras eso, empezamos a desnudarla.

 

-¿Para mi la parte de arriba y para ti la de abajo y luego cambiamos?- Sugirió mi amiga

 

-Eso está hecho

 

Me arrodillé y cuidadosamente le bajé los leggins. Antes de continuar saqué el móvil e hice una foto a sus bragas. Era de un tejido que parecía algodón, de color azul claro y bastante ajustadas. Bajo ellas se podía intuir levemente la raja

 

-Luego me tienes que pasar eso por Whatsapp, ¿vale?-

 

-Por supuesto- Le dije con una sonrisa picarona que mi amiga no dudó en devolverme.

 

Se que habíamos dicho que no le tocaríamos el coño a Clara, pero no pude evitar pegar mi cabeza a sus bragas y sentirlo. La sensación fue increíble, pero sintiéndome un poco mal por lo que Claudia pudiera decirme al poco decidí rodear a la pelirroja y situarse justo enfrente de su culo. Empecé a tocarlo y besar la parte que quedaban fuera de las bragas.

 

Mientras tanto, desde mi posición pude ver como Claudia ya le había quitado el sujetador y tenía las tetas en las manos mientras seguía besando a nuestra amiga. Acto seguido, empezó a descender, besando primero el cuello, los hombros y finalmente terminó en las tetas. No se pudo resistir y empezó a comerle los pezones, primero con la lengua y después con toda la boca.

 

Yo por mi parte, ya no pude resistirlo más y le bajé las bragas. Hice un par de fotos a su culo y todo lo disimuladamente que pude hundí mi cabeza durante un instante, tiempo suficiente para lamer por un segundo toda la raja y el ano.

 

Volvía a rodearla y quedé delante de su coño, que estaba completamente depilado. Apenas se le notaban los labios internos y el clítoris y era de un color bastante rosado. Os juro que en ese momento estuve a punto de bajarme los pantalones y empezar a pajearme ahí mismo, delante de Claudia, pero la poca vergüenza que conservaba me frenó. Decidí hacer de nuevo unas cuantas fotos y entonce miré a Claudia.

 

Mi amiga seguía embelesada por las tetas de la pelirroja, pero lo que más me puso fue ver donde estaban sus manos. Mientras le chupaba los pezones, Claudia se pellizcaba y masajeaba los suyos a través de la camiseta. Los pocos momentos en los que los soltaba pude ver como los tenía mucho más grandes que antes, incluso podía percibir la areola, que se había abultado un poco.

 

Me pusé en pie y empecé a lamer la teta que mi amiga habia dejado libre. Estaba empapada en la saliva de mia amiga, lo que me dio todavía más morbo. Trate de recogerlo todo con mi propia lengua y luego pasé a mordisquear suavemente el pezón, que ya estaba completamente tieso por el trabajo previo de Claudia, quien en esos momentos ya había bajado y pegaba sus labios al monte de venus de Clara. Vale que eso estaba un poco cerca de romper nuestra norma de “nada de tocar el coño”, pero sinceramente a esas alturas me daba igual, por mi si queria comerselo todo en ese momento mejor. Sin embargo, mi amiga decidió frenarse y centrarse en el culo, el cual lamió igual que yo sin ningún reparo. Lo que más cachondo me puso fue ver como, mientras lo hacía, su mano tocaba su propia entrepierna a través del pantalón.

 

Tras un rato así, decidimos que era momento de parar. Era cierto que por nosotros habíamos estado así todo el día, pero ambos nos habíamos dado cuenta de que como nos entendieramos un poco más íbamos a terminar haciendo una locura. Nos separamos de nuestra amiga, hicimos unas pocas fotos de cuerpo entero y empezamos a vestirla mientras charlabamos

 

-Joder, creo que no había estado tan cachonda en mi vida- dijo ella

 

-Ni yo, me ha costado bastante aguantar. Si te soy sincero ha habido un momento en el que casi me olvido de que estabas ahí y me la saco para tocarme…-

 

-Yo no te voy a mentir, la verdad es que si que me he rozado un poco… ¡Pero todo a traves del pantalon y no me he corrido ni nada!

 

-Clara esta tremenda- Comenté

 

-Pues si, no me importaría para nada hacer un trío con ella y con Jaime-

 

-Ni a mi, aunque Jaime que ni se me acerque, que no me va ese rollo de cruzar las “espadas laser”.

 

Terminamos de vestir a Clara, la dejamos en su posición inicial y reanudamos el tiempo. El descanso terminó a los pocos minutos, pero algo había cambiado. Tanto Claudia como yo nos habíamos quedado con el calentón y las horas que quedaban hasta llegar a casa se nos iban a hacer muy pero que muy largas. Mientras nos dirigíamos a clase, Claudia me agarró del brazo y me paró. ¿Qué querría?

 




3


Terminamos de vestir a Clara, la dejamos en su posición inicial y reanudamos el tiempo. El descanso terminó a los pocos minutos, pero algo había cambiado. Tanto Claudia como yo nos habíamos quedado con el calentón y las horas que quedaban hasta llegar a casa se nos iban a hacer muy pero que muy largas. Mientras nos dirigíamos a clase, Claudia me agarró del brazo y me paró:

 

-Mira, Mario, yo así no voy a poder aguantar dos horas de matemáticas y una de historia- El semblante de su cara era muy serio, se la notaba preocupada

 

-Yo también estoy pasandolo mal… Se me ocurre una cosa. Puedo volver a para el tiempo y vamos a algún cuarto de baño. Tu te metes en una de los retretes y yo en el de al lado y usamos las fotos que hemos hecho. Total, será como el otro día, así nos aliviamos y como estaremos cerca no hay peligro de que el tiempo se reinicie, ni de que nos pillen o lleguemos tarde-

 

-Creo que no me entiendes, Mario-

 

-Si no te parece bien o te da corte puedo esperar fuera del baño mientras lo haces y luego cambiamos. El sitio es pequeño, no creo que el reloj se desactive.

 

-No es eso… Mira, te lo voy a decir claramente…

 

Se hizo un silencio muy tenso. En ese momento no sabía lo que quería decirme mi amiga, pero tenía que ser gordo para que ni ella, la persona más lanzada del mundo, se atreviera. Su cara era de pura vergüenza, casi hasta habría jurado que temblaba un poco

 

-Claudia, nos conocemos desde que tenemos cinco años, puedes confiar en mi. Tranquila, puedes decirme lo que sea.-Yo ya estaba preocupado por que la experiencia hubiera sido demasiado para ella y fuese a decirme que no se podía repetir jamás

 

-¡Necesito follar, eso es lo que me pasa! Ya lo he dicho. No me voy a poder aguantar y se que no va a ser suficiente con pajearme. Quiero tirarme a Jaime para desahogarme, lo necesito, pero se que pensaras que soy una cerda y una salida por aprovecharme de esta manera de la situación. Y tienes razón, dijimos que íbamos a tener unos principios y que habría barreras que no debemos traspasar, pero lo siento, no soy tan fuerte como tú- Su cara era un poema, parecía al borde de las lágrimas. Era evidente que se sentía mal por pensar así, pero no podía evitar tener esa necesidad

 

-¿Quieres que te diga lo que pienso?

 

-Adelante, es lo justo- Dijo sin levantar la mirada del suelo

 

-No me he follado a Clara antes por a ti, por lo que pudieras pensar de mi. Me importaban una mierda mis principios. Si en algún momento me hubieras dicho “adelante, tiratela”, me habría lanzado sin pensar aunque estuvieras delante mirando. Así que no, no pienso que seas una cerda o una salida, eres mi amiga y estamos juntos en esto, te apoyo y tenemos los mismos sentimientos sobre el tema.- Claudia levantó la mirada y pude ver como una lágrima caía por su mejilla, pero al mismo tiempo, parecía que empezaba a recuperar su acostumbrada sonrisa.

 

-Entonces te parece bien que vayamos ahora y nos los…- Se quedo trabada en la última palabra.

 

-¿Follemos? Sí, me parece bien, lo estoy deseando-

 

-¿Pero te has dado cuenta de que la clase de Jaime y Clara es la más grande del instituto? No podremos estar uno fuera y el otro dentro mientras lo hacemos…-

 

-Si a ti no te parece mal, a mi no me importa que nos los tiremos a la vez estando uno al lado del otro- No me podía creer que hubiera tenido las agallas de decir eso

 

-Si eres tu el que está a mi lado no me importa que me veas desnuda o follandome a un tío…- Volvió a mirar al suelo, pero en este caso era otro tipo de vergüenza, era casi excitación.

 

Sin intercambiar una sola palabra más paramos el tiempo sin que nadie nos viera y entramos en el instituto.El hall todavía estaba abarrotado y esquivar gente que estaba completamente estática resulta bastante complicado, incluso se diría que agobiante. De todas maneras, no os puedo asegurar que el agobio fuera fruto de eso o simplemente de los nervios que sentía. Desde la pubertad llevaba fantaseando con mi amiga y la sol,a idea de que iba a verla follar no entraba en mi cabeza.

 

No sin dificultades llegamos a la escalera principal y de allí al segundo piso, donde estaba el aula de Jaime y Clara. Era una clase muy espaciosa, más larga que ancha y en el pasado había servido como salón de actos auxiliar hasta que la masificación de estudiantes obligó a reconvertirlo en una de las aula de bachillerato. Sin pensárselo dos veces, abrí la puerta y empecé a atravesarla cuando Claudia me agarró del hombro.

 

-Espera, tengo que ir al baño-

 

-¿Otra vez? Pero si fuiste hace nada- Le contesté con mal tono a causa de los nervios. Me supo mal al instante

 

-A ver, es para prepararme… quiero probar algo, dame dos minutos y salgo-

 

La acompañe al baño de la segunda planta y la espere afuera: ese baño era bastante pequeño, y no había peligro de que nos alejamos demasiado. Tras cuatro o cinco minutos Claudia salió bastante sonriente y relajada

 

-Bueno, ya está, ¿A que no has tenido que esperar tanto?-

 

-No, no te preocupes… y perdona por lo que te dije antes. Y bueno, solo por curiosidad, ¿qué has estado haciendo ahí dentro?-

 

-Ya te lo dije, prepararme un poco. Igual me animo a probar varias cosas y quiero estar lista-

 

Claudia puso punto final a la conversación y marchó decidida a la clase de nuestros amigos. Entramos en la enorme sala y domo imaginamos ya todo el mundo estaba sentado en su sitio. Las mesas se repartían de dos en dos, dejando anchos pasillos por medio y más o menos a media altura se encontraban Clara y Jaime, sentados uno al lado del otro.

 

Apartamos como pudimos las dos mesas que tenían delante y sin decirnos una palabra empezamos a acercarnos con más vergüenza que otra cosa. Era curiosos ver a Claudia con esa actitud, porque conociéndola si hubiera estado sola ya tendría las bragas en los tobillos. Sin embargo, empezó sentándose a horcajadas sobre Jaime y a besarse con ternura. Yo arrimé una silla cercana, me senté al lado de Clara y empecé hacerle lo mismo mientras le tocaba una teta. De cuando en cuando levantaba la vista y no tardé en darme cuenta de que Claudia no nos quitaba los ojos de encima. Había perdido el pudor a mirarme, así que decidí regalarle unas buenas vistas y le quité la blusa y el sujetador a Clara.

 

Casi de forma inconsciente, Claudia comenzó a mordisquearse el labio. Quizá como recompensa para mi o por el simple calentó se quitó la parte de arriba y vi su increíble delantera como nunca antes la había visto. Sus tetas llenaban de sobra el sujetador, que era de color gris con encaje y dejaba entrever los pezones debajo. No tardó en agarrar las manos de Jaime y presionarlas contra sus tetas, mientras con la cadera se rozaba fuerte contra la entrepierna del chico, que ya estaba bastante abultada.

 

No pude aguantarlo más y me quité la camiseta y los pantalones. Mi amiga no apartó la vista de mi erección ni un momento y para qué mentir, yo me acerqué lo suficiente como para que mi polla aun en los calzoncillos quedase a solo un par de palmos de su cara. me giré de nuevo hacia Clara, tome su mano y me la metí en los calzondillos. La sensación de Clara tocandome la polla y los huevos era genial,sin duda, pero yo cada vez estaba más y más caliente. Necesitaba más y Claudia se dió cuenta

 

Con un hábil movimiento, me agarró los calzoncillos por las caderas y tiró rápido hasta dejármelos en los tobillos. La polla saltó como un resorte y mi reacción instintiva fue cubrirme con las manos

 

-Si quieres que Clara te pajeé te va a hacer falta quitartelos- me dijo guiñando el ojo -Además, ¿Por qué te tapas? ¿No decías que no te importaba que te viera?-

 

-Si, pero ya sabes, cuesta un poco, me da un poco de vergüenza…-agachando la mirada al suelo sin dejar de cubrirme la entrepierna.

 

-Pues será mejor que superemos eso… Mírame- alcé la vista y en ese momento Claudia tomó los aros de su sujetador por la parte de debajo y tiró hacia arriba, enseñándome sus grandes tetas con sus duros pezones -Venga va, ya me has visto las tetas, ahora me toca a mi verte la polla-

 

Aparté las manos y terminé de sacarme los calzoncillos sin perder de vista ni un momento las tetas de Claudia. Ella por su parte no se cortaba ni un pelo a la hora de mirarme mientras hacía otra vez ese gesto con el labio que me volvía loco.

 

-Ves, mucho mejor así. Ahora Clara ya puede pajearte- Me dijo guiñando un ojo

 

-Bueno, no creo que vaya a ser tan fácil…Ella no puede moverla mano-

 

-A ver, espera, que te ayudo- Dijo Claudia mientras se levantaba y se ponía al costado de Clara, justo frente a mi -Toma su mano y pontela agarrándote la polla.

 

Hice caso y en ese momento Claudia agarró el antebrazo de nuestra amiga con una mano y el codo con la otra y empezó a moverlos rítmicamente, imitando perfectamente el movimiento natural de una paja.

 

-Ahora cierra los ojos y relajate, que te tiemblan las piernas- me dijo con tono dulce

 

-Como me relaje un poco me correré- Conteste con voz temblorosa

 

-Bueno, esa era la idea, ¿no?- dijo ella entre risas- Venga va, dejate llevar y correte antes de que se me canse el brazo

 

Le hice caso y me relajé todo lo que pude. A medida que mi respiración se aceleraba, Claudia aumentaba el ritmo. En menos de un minuto no pude aguantar mas y me corrí a chorros. Tanto, que no solo llené la mano de Clara, sino que saltó hasta Claudia, cayéndole sobre las tetas y el vientre.

 

-Tendrías que haberte visto la cara que has puesto, parecía que te estuvieras muriendo- Dijo ella mientras se reía

 

-Ha sido muy intenso…-Conteste jadeando. En ese momento me di cuenta de que había puesto empapada a Claudia- ¡Lo siento! ¡Te he puesto perdida! De verdad que lo siento, tendría que haber avisado-

 

-Tranquilo, no te preocupes- dijo con tono amable -Es imposible hacer esto sin mancharse y no me molesta. Es más, pensaba hacer que Jaime se me corriese encima, pero no ha hecho falta- Me guiñó un ojo para quitarle hierro al asunto y se agacho para coger mis calzoncillos. -¿Te importa?-

 

-No, claro- Se limpió la corrida frotándose con mi ropa interior y me la devolvió

 

-Madre mia, Mario, o llevabas un mes sin correrte o estabas muy cachondo. Menuda cantidad has soltado, si llegas a terminar en su boca la ahogas- Me dijo y empezó a partirse de risa

 

-!Oyé¡ Esto ha sido idea tuya, no te rías-

 

-Perdona, tienes razón. Era una broma, que sepas que lo hecho por ti y lo he hecho encantada de poder ayudarte. Eso sí, ahora me debes un favor y si te pido ayuda tendrás que echarme un cable- Me dijo, guiñandome de nuevo el ojo y volviéndose hacia Jaime.

 

Me quedé un tiempo mirando. Claudia se quitó los pantalones, dejando al aire el tanga negro que llevaba. Nunca me había fijado demasiado en su culo (casi toda mi atención estos años se la habían llevado las tetas), pero hay que decir que tampoco estaba nada mal. A continuación desvistió por completo a Jaime, se arrodillo frente a el y empezo a comerle la polla y los huevos de forma enérgica mientras una de sus manos acariciaba un pezón y la otra ya estaba dentro del húmedo tanga.

 

Aunque parezca increíble, no habían pasado ni tres minutos desde que me había corrido y la volvía a tener durísima, algo de lo que se percató mi amiga, que me seguía mirando disimuladamente sin dejar de chupar la polla de Jaime. Decidí pasar a la acción y tome a Clara por la nuca, le abrí un poco la boca con los dedos y se la meti. Empecé a embestir con fuerza, mientras su saliva salía sin control. Era una sensación increíble. Tanto, que casi estuve a  punto de correrme otra vez, pero me quería reservar, así que se la saqué de la boca y sin ningçun pudor empecé a pajearme sin ningún pudor mientras le quitaba los pantalones y las bragas a Clara.

 

Por su parte, Claudia se levantó completamente dispuesta a follarse a Jaime. Tras incorporarse, se puso de espaldas a mí y se bajó las bragas dejando su culo en pompa completamente a mi vista. Por primera vez pude verle el coño: estaba cubierto por una pequeña capita de pelo y los labios sobresalían completamente empapados, casi goteando. En ese momento tuve que dejar de masturbarme: un solo segundo con esa imagen y habría vuelto a rociar a mis amigas.

 

Claudia separó las piernas y se montó sobre Jaime metiendosela hasta el fondo. Empezó a gemir con verdaderos gritos y se agarró una de las tetas para guiarla hacia la boca abierta de nuestro amigo. Mientras tanto yo le abrí por completo las piernas a Clara y se comencé a follarmela despacio, quería que eso durase. Así estuvimos por lo menos diez minutos, en los que Claudia tuvo al menos un orgasmo que yo me diese cuenta. En ese momento, ella decidió cambiar de postura, sentándose de espaldas a Jaime. Note como forcejeaba un poco, tratando de agarrarle la polla y metersela, pero por alguna razón no lo conseguía

 

-Mierda, no puedo- La oí murmurar

 

-... Qué… pasa….?- Dije como puede entre jadeos

 

-Nada, nada, tu sigue, perdona si te he distraído-

 

-No te preocupes. En serio, ¿pasa algo?- Insistí, sacando la polla y prestando más atención a Claudia

 

-Bueno, a ver, verás.... la verdad es que me da un poco de corte…-

 

-¿No eras tu la que habías dicho que nada de vergüenza, que así disfrutaríamos más?

 

-Vale, vale… Pues mira, resulta que nunca lo he hecho por el culo y quería probarlo. Lo estoy intentando, pero Jaime no empuja, ya te puedes imaginar, y no lo consigo

 

-Vaya…- No pude disimular mi cara de sorpresa

 

-Bueno, ¿te vas a quedar ahí mirando o me echas un cable? Te recuerdo que me debes una-

 

-Dime que quieres que haga-

 

-Sujetarsela a Jaime para que la tenga más tiesa, a ver si así consigo que me entre- Dijo poniéndose de pie.

 

-No se, Claudia, si no te importa preferiría no tocarle la polla a Jaime a poder ser…-

 

-Ya estáis los tíos y vuestros remilgos… vale, haz lo que quieras- y se puso de nuevo de cara a Jaime.

 

Se sentó de nuevo a horcajadas y se la metió en el coño. Al poco pude ver como con una de sus manos empezaba a tocarse el ano y a meter la punta de uno de los dedos con dificultades, ya que apenas llegaba. Era evidente que tenía ganas de experimentar el anal y estaba tratando de dilatarse un poco el culo para ver si le entraba. La verdad es que me sentía bastante mal en ese momento: era cierto que Claudia me había hecho un favor y yo había pasado de ella por una chorrada, así que hice de tripas corazón y decidí se la sujetaría a Jaime para que Claudia pudiera disfrutar un rato, total, apenas sería un momento.

 

-Oye, Claudia, tenías razón, te debo un favor. Si quieres te ayudo- Ella giró la cabeza hacia mi y bastante rojo contestó con un tímido “vale”.

 

Me acerqué todo lo que pude a ellos, me puse de rodillas y esperé a que Claudia se diera de nuevo la vuelta y dejará libre la polla de Jaime, pero no se movió

 

-Cuando quieras estoy lista- dijo con vergüenza, sin mirarme

 

-Si no te levantas y te la sacas no puedo sujetarla-

 

-¡Ah! ¿Te referias a ayudarme con eso? Pensaba que no querías, creía que te referias a otra cosa.-

 

-¿Que pensabas que quería decir?-

 

-Bueno, ya sabes, cómo estaba intentando abrirme un poco el culo con los dedos… pensé que me querias ayudar con eso… Pero es igual, seguro que te da asco y esas cosas, no te preocupes-

 

-No, tranquila, te ayudo. Tu relajate-

 

Se abrazó a Jaime, poniendo la cabeza apoyada en el hombro que quedaba más lejos de mí, supongo que por la vergüenza. Me lamí el dedo corazón y lo pasee por la raja de su culo, completamente abierta. Cuando llegué al pequeño orificio empecé a apretar para que entrase, pero Claudia empezó a quejarse

 

-Con cuidado, duele un poco- dijo murmurando

 

Entonce lo pensé: ¿por qué no dar un paso más? Hasta el momento Claudia se había mostrado muy abierta… Así que me lancé. Me levanté y me volví a arrodillar justo detrás de ella, con el culo a menos de un palmo de mi. Acerqué la boca y empecé a lamerle el ano y toda la raja del culo.

 

-¿Que… que haces…?- dijo con un hilo de voz que era más un gemido que otra cosa

 

-Lubricarte, si no lo hacemos nunca te entrarán- Dije separandome un momento de su culo

 

-Gra… gracias-

 

Seguí un poco más y por fin Claudia empezó a relajarse. Cada vez hacía más presión con la lengua hasta que su culo cedió y pude meter la punta, lo que se tradujo en un gemido de mi amiga. Finalmente me separé y intente meter un dedo: entro sin problemas. Ella empezó a mover de nuevo las caderas, regalandome un plano perfecto de cómo entraba y salía la polla del coño.

 

-Meteme más- susurró

 

Le hice caso y metí un segundo dedo. Con la otra mano empecé a pajearme de nuevo con las vistas que tenia y lo que le estaba haciendo a mi amiga, hasta que Claudia perdió la vergüenza y giró un poco la cabeza para mirarme.

 

-¿Qué haces?¿Te estás haciendo una paja?-

 

-Es que con esta situación… no he podido aguantarme, lo siento, ya paro-

 

-No pares… Me gusta que lo hagas. ¿Te gusta mi culo?

 

-Me encanta

 

-¿Y que más apartes de mi te gustan?

 

-Tu tetas

 

-Sacame los dedos

 

Le hice caso y ella se levantó. Me tomo de la mano y nos alejamos un poco de Clara y su novio. Se puso de rodillas e hizo que yo hiciera lo mismo, tan cerca de ella que tuvo que separar un poco las piernas para dejar sitio a mi rodilla. Mi polla casi rozaba su vientre

 

-¿Estas son las que te gustan?- Dijo agarrándose cada teta con una mano

 

-Si

 

-¿Y qué te gustaría hacerles a mis tetas?

 

-Tocartelas y chupártelas

 

-Pues hazlo mientras te pajeas

 

Hice caso de lo que me decía y una mano fue derecha a una de las tetas mientras que con la boca empecé a mordisquear y lamer el pezón de la otra. Claudia no pudo resistirlo y bajó una mano a su entrepierna. Cuando se metió los dedos pude escuchar lo húmeda que estaba.

 

-Dios, Mario, ¿Dime qué más partes de mi cuerpo te gusta?- Gimió ella

 

-Me encanta tu coño-

 

-Estaba deseando que dijeras eso… Comemelo-

 

Mi amiga se levantó y separó las piernas, poniéndome el coño justo a la altura de la cara. No lo dudé ni un segundo y hundí mi boca, lo que hizo gritar de placer a Claudia. Le metí la lengua bien dentro y luego chupé sus labios succionandolos. Finalmente llegué al clítoris y al mismo tiempo mis manos se posaron en su culo. Sin dejar de lamer sus jugos volví a meter un dedo en culo.

 

-Madre mia, Mario, vas a hacer que me corra y no quiero hacerlo hasta que…- Su frase se cortó por un gemido.

 

-¿Hasta que?-

 

-...hasta que me folles el culo y te corras en mi boca-

 

Deje de chuparle el coño y me puse de pie. Ella automáticamente se apoyó en la mesa más cercana y se separó las nalgas con las manos. Empuje la punta contra su dilatado ano, que se resistió un poco pero terminó cediendo

 

-Joder, ¿ves? Esto es lo que hacía falta- Dijo

 

Empecé a meterla y a sacarla poco a poco, cada vez más rápido, dejándome caer sobre la espalda de Claudia para poder tocarle las tetas. Se las masajee con fuerza y pellizque los pezones, a lo que ella respondió agarrandome las manos para que lo hiciera con más fuerza

 

-Si lo que quieres es tocarme y verme bien las tetas mejor cambiamos de postura, ¿no?- Dijo girando la cabeza hacia mí y dándome un beso en la mejilla.

 

Me la agarró y poco a poco fue sacandosela del culo. Se dio la vuelta y se tumbó boca arriba, sujetándose las piernas y dejándome unas vistas increíbles del culo, las tetas y el coño.

 

-Metemela donde quieras, pero metemela ya…-

 

Acerqué la polla a su coño y entró con una facilidad increíble por lo empapada que estaba. Los gemidos no dejaban de aumentar de volumen mientras yo la sacaba y la metia y con la boca le comía los duros pezones.

 

Sin que me los esperase, me agarró la cabeza y la guió a su boca. Nos unimos en un increíble beso. Claudia no se cortó un pelo en meter la lengua y yo, claro, tampoco. Aún unidos, noté como uno de los brazos de mi amiga bajaba y se sacaba mi polla para guiarla de nuevo a su culo.

 

-Haz que me corra… por favor… no puedo más…-

 

Cuando note que la punta estaba en su agujero empujé con fuerza

 

-¡¡AAAHHHH!!- gritó con fuerza

 

-¡Perdona! ¿Te he hecho daño?-

 

-¡¡Si!! ¡¡Y me encanta!! ¡¡No pares ahora!!- dijo sujetándome las nalgas con las manos para que no saliera

 

Continué empujando con todas mis fuerzas hasta que su culo ya no ofrecía ninguna resistencia. Nuestra respiración iba acompasada y Claudia me clavaba sus uñas en el culo mientras yo le mordía el cuello

 

-¡Ahhhhh!.... Creo…. Creo que voy a empaparlo todo…¡Ahhhh!... ¡¡Por favor, no pares!!- Dijo entre gemidos

 

Me incorporé un poco y Claudia se llevó una mano a una teta y la otra a clitoris. Empezó a tocárselo a mucha velocidad y sus gritos indicaron el comienzo del orgasmo. Dejó de frotarse y con la misma mano separó los labios. De entre ellos salió un fuerte chorro de líquido transparente que fue a parar directo a mi vientre, mi polla y luego al suelo.

 

-¡¡AAAAHHHHHHH!!

 

Su culo empezó a contraerse a espasmos sin que yo dejase de meterla y sacarla. Esa presión fue demasiado para mi, ya no podía aguantar más. La saqué rápidamente, rodee la mesa y se la metí con fuerza en la boca a Claudia. Sin perder ni un segundo, una de sus manos fue a mis huevos y la otra a mi culo, con la que me empujo hasta metérsela entera en al boca. Estallé dentro con una corrida increíble que Claudia se tragó entera mientras me la seguia mamando durante unos segundos más.

 

***********************

Como podréis imaginar, nada fue lo mismo despues de ese día.  Claudia y yo nos “dejamos llevar” completamente y desde entonces estamos disfrutando muchísimo. Seguimos parando el tiempo para poder ver a algún compañero desnudo, pero sobre todo aprovechamos para follar nosotros dos en los lugares más prohibidos. La verdad es que este misterioso reloj de origen desconocido nos ha dado muchas anécdotas que contar en todo este tiempo, quién sabe si algún día volveré para contaros otra de las muchas historias...

FIN


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