martes, 26 de diciembre de 2023

mi hermana y la paja (11-15)

11.

- ¿Qué buscas exactamente? – Me preguntó Laura.

- A alguien sé que parezca a mamá -  Le respondí

-¿Para qué?  -

- Puesss.. nose. Me apetece.

- ¿Para hacer lo mismo conmigo? ¿Para ver sus videos porno y hacerte pajas? – Dijo levantando una ceja

- Puede ser….

- Aun te sigues haciendo pajas?

- Claro, las pajas son sagradas, por lo menos una al día.

- Incluso ahora que tú y yo…

- Una al día como mínimo.

Laura puso los ojos en blanco. Se desperezó y de levantó de la cama. - Voy al baño. – Dijo mientras se perdía por la puerta.

Yo por supuesto no perdí ocasión de mirarle el culo.

Seguí en mi búsqueda incansable de encontrar a una actriz porno que se pareciese a mamá. Y aun que he de reconocer que se me bastantes nombres de actrices, no me conocía muchos de “milfs” o maduritas.

Pero al final lo dejé por imposible. Había pocas que no estuvieran operadas y que realmente parecieran naturales.

Medio bostezando llegué a la puerta de la cocina donde mi madre y mi hermana mantenían una pequeña charla. Yo, tras escuchar un par de palabras me quedé en el umbral de la puerta escondido escuchando la conversación como un vulgar espía.

- Tenéis que controlaros un poco hija.

- ¿Por qué?  - Le increpó Laura.

- Coño, pues porque no paráis, parecéis monos en celo todo el día dale que te pego. No pongo pegas a vuestra relación, pero tenéis que tener un poco más de intimidad.

- No nos escondemos de lo que hacemos –

- Yo no he dicho que os escondais, peor hay momentos y momentos. Como ayer. Casi se da cuenta de que estabais allí. – Dijo refiriéndose al novio – Hacíais mucho ruido, y aun que yo no os viera sabía que estabais espiando. Tuve que “gritar” un poquito más para cubriros. ¿Qué crees que pensará el si ve lo vuestro?

- ¿Él?  Nada, que va a pensar.

- Que yo lo acepte no significa que el esto del mundo vea con buenos ojos lo vuestro. Hay mucha gente cerrada a estas cosas sabes. Para muchos el incesto es algo tabú… Solo os pido que tengáis más cuidado vale…

- Como el que tienes tu cuando nos espías por la noche? O cuando lo hacemos en el sofá y te escondes en el pasillo o cuan…

- Yo no os espío para nada – Interrumpió mi madre

- ¿A no? El otro día te vi que estabas detrás de la puerta, todo el rato hasta que terminamos.

- No digas tonterías-

- Mamá, te vi. Estubis…

- Vale va.. ya no sigas.

- Hacemos una cosa, yo intentaré ser más discreta para que tu novio no se escandalice. Pero tú tienes que reconocer que te gusta mirar como lo hacemos.

- No voy a contestar a semejante tontería hija. Es totalmente absur…

- Mamá! Que no pasa nada. Que si te gusta mirarnos pues te gusta. Las cosas como son. La próxima vez dejaré la puerta abierta para que veas mejor y ya está.

- Venga, venga, venga… - dijo en un tono que parecía estar avergonzada e intentando cambiar de conversación.

- Cada uno tiene sus cosas sabes – Siguió Laura con la conversación. – Ninguno de nosotros somos nadie para juzgar los gustos de nadie. Somos una familia y nos apoyaremos siempre.

Escuché como si se dieran un abrazo o algo por el estilo porque dejaron de hablar durante un buen rato.

- Aunque si lo prefieres – continuó al final Laura – te ponemos una silla en la habitación para que puedas ver mejor.

- Anda calla – Contestó en tono jocoso – A lo mejor debería poneros yo la silla a vosotros. Que sois unos cotillas.

Me fui corriendo al intuir que la conversación había acabado y que una de las dos iba a salir por la puerta.

Y así fue pocos segundos después fingí salir de la habitación y me encontré a mi madre dirigiéndose al cuarto de baño.

Tras unos afectuosos besos mañaneros me encontré con Laura en la cocina, donde se encontraba terminando de poner la capsula del café en la máquina.

- ¿Alguna novedad? – Pregunté

- Mmmm, me ha bajado la regla esta mañana –

Era una noche calurosa a mas no poder, donde hasta el ventilador que había en medio de la habitación parecía no remediar nada. Supuestamente y según ella ya no “manchaba” desde hace días con lo que podríamos haber estado follando. Pero incluso con las ganas de estos días de abstinencia impuesta por ella porque le daba cosa hacerlo con la regla, yo tenía la lívido por los suelos.

Laura estaba a mi lado, en la otra punta de la cama intentando que mi calor corporal no la hiciese sudar más. Las tetas al aire en otro momento me hubiesen incitado a una buena cena, pero aun así no había manera.

- Yo no puedo más, me voy al sofá. – Sin pensármelo dos veces, me levanté de la cama medio desnudo, cubierto solo por unos calzoncillos viejunos y me fui directo a encender el único aire acondicionado de la casa. El que se encontraba en el comedor.

Me tumbé en el sofá y esperé pacientemente a que la habitación se fuese enfriando poco a poco.

No encendí la tele ni la luz ni nada. Intentaba dormirme con la mayor brevedad posible. Al poco escuché como se abría y cerraba la puerta y como alguien se sentaba en la parte larga de la cheslón.

- Pensaba que nunca vendrías – Le dije a Laura.

- Bueno, no sabía que estabas aquí – Dijo mi madre.

- Ostias mamá, te he confundido con Laura. – Dije medio levantándome del sofá.

- No no, tranquilo, túmbate. – Dijo haciéndome señas – Es imposible estar en ningún sitio hoy. El bochorno es asqueroso. Se me pegan las sabanas. Joder, que bien se está aquí. Si lo se me traigo una camiseta o algo.

Entonces me incliné y vi que estaba como lo había estado Laura en la cama. Sin camiseta, con las tetas al aire y una pequeña braguita.

Se me empezó a poner morcillona la chorra. Así que tuve que dejar de estar tumbado mirando al techo a ponerme en posición fetal mirando para un lado.

Laura entró a los segundos.

- Vaya, sí que está esto concurrido. Hazte a un lado anda – Y me dio golpecitos en las piernas para que me apartara.

Laura se sentó justo en medio de los dos. Mi madre en la parte larga del sofá (en la L de la cheslón) Laura en medio y yo en la esquina.

- ¿Y esto? – Laura me agarró la polla que ya se me había terminado de poner dura como una piedra. – ¿A qué se debe? – Mi madre rio por lo bajini al ver la escena.

- Esto.. yoo… -

Mis ojos se habían acostumbrado ya a la oscuridad e imaginé que mi madre estaría igual. Si yo veía bien ella también tendría que ver bien.

Laura metió la mano por un lateral de los calzoncillos y me cogió la polla.

Me sobresalté e intenté quitar su mano. Ella me cogió la polla con más fuerza

- ¿Porqué te has ido de la cama? No ves que hoy podríamos… - Dijo susurrándome al oído muy muy muy sensualmente.

- Buuueeeennooo – Dijo mi madre levantándose del sofá. – Creo que será mejor que me vaya y os deje tranquilos.

- No no,… por favor. Quédate – Le dije a mi madre.

- Eso. Quédate – Reafirmó Laura con un tono jocoso – Además con el calor insoportable y pegajoso que hace hay es imposible estar en otro sito ahora mismo.

- Ya, pero veo que vosotros tenéis asuntos que … tratar – Dijo haciendo referencia a la mano de Laura que aún mantenía en mi entrepierna. – No me gustaría molestar.

Laura se levantó soltándose así de mí. 

- En serio, no te vayas, quede. – Dijo con un tono sincero y de súplica – Ahora no se puede estar en la casa, hace mucho calor y la humedad es pegajosa. Hace que sea imposible dormirse. Siéntate. Porfa.

Esta vez mi madre no se sentó en la parte larga del sofá sino un poco más separada de mi de lo que se había sentado Laura.

Laura en cambio se metió entre los dos, haciendo que nuestros cuerpos se tocaran.

- Bueno… ya estamos todos. ¿Podríamos poner una peli para ver algo no? O podríamos ver una serie para distraernos… o hacer algo para pasar el rato.

Entonces Laura volvió a meter su mano por debajo de mis calzoncillos. No supe como reaccionó mi madre ya que yo estaba reclinado en el sofá y para verla tendría que haberme inclinado a propósito. Laura estaba en medio tapando nuestras caras con su cuerpo.

Solo se escuchaba nuestras reparaciones. La mía estaba muy agitada. Me invadía una excitación y morbo que solo era comparable con la primera vez que me acosté con Laura.

Esta, en cambio parecía algo tranquila, pero excitada. Como si supiese que hacer en todo momento.

De golpe con un giro de muñeca me sacó la polla de los calzoncillos. Quedando una imagen de videojuego. Con su mano agarrándome la chorra como si fuera un joystick. Con la punta roja y los dedos marcados.

Empezó a masajeármela poco a poco con movimientos muy suaves de subir y bajar piel. Mi cuerpo bombeaba sangre a mi polla al ritmo de una manguera de bomberos bombea agua para sofocar un incendio.

Siguió así un buen rato. Yo veía con claridad, aun siendo oscuro podría distinguir perfectamente el pezón de Laura. O como Laura se mordía el labio inferior sin dejar de mirarme la polla.

De sopetón y sin mediar palabra se levantó dejándome a la vista a mi madre. Que al no esperarse le hueco pude apreciar que ella también tenía la vista clavada en mi polla. Al darse cuenta me miró. Se ruborizó y se tapó disimuladamente el pecho con un brazo.

Laura cogió un cojín del sofá y lo puso en el suelo a mi altura, justo en frente de mí. Se arrodilló y con maestría me quitó los calzoncillos. Tuve que ayudarla un poco levantando el culo, pero poco después los calzoncillos volaron por el comedor.

Me abrió las piernas y se internó en ellas. Se puso cómoda y entonces volvió a cogerme la polla con la mano derecha.

- No debería estar aq… - Intentó decir mi madre

- Shhhhh – Respondió suavemente Laura – Luego bajó su cabeza lo suficiente para que sus labios se posaran en la punta del capullo. Besó suavemente la polla y sonrió satisfecha.

- No te vayas, por favor, quédate. Yo quiero que te quedes, queremos los dos que te quedes. – Le insistió Laura.

- Está bien, me quedaré. Pero hay líneas que no... debemos cruzar. No sería apropiado.

- Mamá – Laura la tranquilizó estirando la mano izquierda y cogiendo la de mi madre – Tranquila.

Sin soltarse de ninguno de los dos y en una postura un poco forzada al tener el brazo estirado Laura agachó la cabeza y abriendo la boca se metió todo el capullo de mi polla.

Aguardó unos segundos y empezó a chupármela.  Embadurnada de saliva mi polla entraba y salía de su boca como muchas otras veces hacia hecho. Y en todas y cada una de ellas las mamadas de mi hermana eran increíbles. La facilidad de succionar lo justo cuando subía y de conseguir que ningún diente rozara hacían de su boca, una delicia.

Laura tiró del brazo de mamá que la obligó a acercarse un poco más a mí. Tanto como para que nuestros costados, nuestras piernas y brazos se tocaran piel con piel.

Mi madre me sonrió coquetamente al mirarme a los ojos antes de volver la vista al trabajo de Laura.

Vi como la mano de Laura se posaba sobre la pierna de mi madre y como con la punta de los dedos le iba dando caricias muy suaves por todo el largo de la pierna.

He de reconocer que, en ese momento, aun a oscuras, mi centro de atención no era la mamada sino lo que Laura estaba haciéndole a mamá.

Hay formas de tocar y formas sensuales de tocar. Laura deslizaba lentamente la yema de los dedos por encima de la pierna. Empezaba por la rodilla, con movimientos suaves y delicados iba subiendo lentamente acariciando la piel hasta a tocar los dedos de la mano de mamá.

Mi madre debido a la postura su brazo izquierdo quedaba un poco encajada entre nosotros dos, dejando su mano apoyada encima de su pierna izquierda.

Cuando llegaba a los dedos, jugueteaba levemente con ellos para volver a bajar a la rodilla.

Iba a recostar la cabeza en el sofá y a cerrar los ojos para disfrutar plenamente de la felación cuando aprecié que la siguiente caricia de Laura sobre la pierna se había desviado ligeramente haca el interior de las piernas. Era claramente una caricia de tanteo, todos la hemos hecho a nuestras parejas y Laura estaba intentando subirle la lívido.

La mano apoyada en la rodilla de deslizó hacia abajo quedando esta por la parte central, haciendo los mismos movimientos de caricia, deslizó con pericia las yemas de los dedos por el interior del muslo.

Mi madre, inconsciente o plenamente consciente de lo ocurrido no pudo evitar de separar ligeramente la pierna derecha para dejarla que la acariciara sin problemas.

La mano de Laura empezó a subir lentamente y a la altura de donde estaba la mano que hacía de tope, al no encontrar nada siguió subiendo y acariciando a la vez.

Miré fijamente y los dedos de esta se habían quedado a escasos 3 o 4 dedos del coño de mi madre.

Miré a mi madre. Claramente estaba nerviosa. Más que nosotros, o por lo menos visiblemente más que Laura y yo. Estaba claro que haba un debate interno que estaba luchando. Pero no podría averiguar que parte es la que estaba ganando.

Laura bajó la mano a la rodilla y volvió a repetir la operación. Mi madre abrió aún más las piernas.

Los dedos de Laura no se pararon donde la última vez, fue un poco más allá al volver a subir. Tuve que fíjame muy muy bien, pero ostia puta, que manera de poner caliente al personal tiene Laurita. Los dedos se quedaron a escaso medio dedo de tocar braguita.

La mano empezó a acariciar la zona, sin bajar esta vez hasta la rodilla, simplemente empezó a moverse unos centímetros para un lado, otros tantos para otro pero siempre en esa zona.

Me estaba poniendo más cachondo el morbo de ver esto que la mamada en sí. Pero tener la polla en la boca de alguien por mucho que aguantes tiene sus límites. Y los míos estaban cerquita de llegar a su límite.

Mi madre entonces dio un pequeño respingo que noté al estar ella pegada a mi

- Laura – Dejó escapar entre sus labios intentando contener… ¿una excitación? La miré fijamente y aun que no soy mucho de interpretar señales femeninas, la boca entre abierta, los ojos entornados y las palabras dichas con susurros me daba la impresión de que estaba a mil.

Laura hizo como si nada.

La mano estaba visiblemente más adelantada que la última vez con lo que asumí que el respingo de mi madre se debía a que había tocado más de lo debido.

 - Laaaaura – Volvió a susurrar en un tono de estar pidiendo que parase, pero no mucho. Como cuando sabes que te estás perdiendo en la lujuria.

Mi madre se llevó la mano cruzada que tenía tapándose el pecho a la entrepierna. En un afán de impedir males mayores.

El pezón de mi madre quedó al descubierto, marcado como un guisante congelado en esa pequeña aureola.

Y me corrí.

Solté todos los chorros dentro de la boca de Laura. Mi vino de sopetón y no pude pararlo.

Laura se quedó quieta mientas le llenaba la boca de mi semen. Yo por mi parte en un acto reflejo, moví la pelvis y apreté con fuerza mis dedos contra el sofá.

Laura se lo tragó como si fuese lo más normal del mundo. Entonces vi que con la mano derecha no había apretado los cojines del sofá sino la pierna de mi madre.

- Lo..lo si. Lo siento. Es que no podía….. – Dije intentando excusarme a ambas. A una por apretarle fuerte y a la otra por correrme sin aviso.

- Yo… necesito una ducha urgente. – Dijo mi madre levantándose acaloradamente. Sin mirar atrás ni hacer ni decir nada más, con prisa se perdió por el pasillo hasta escuchar el portazo del baño.

- Pero que le has hecho a la mamá? – Le dije

- ¿Yo? ¿Nada, que le voy a hacer? – Dijo con malicia mientras se levantaba del suelo


12. 

 ¿Pero le llegaste a meter algo?

- Que no! Solo toque por encima, nada más.

- ¿Pero el chocho? ¿O por las bragas?

- A ver, no te lo voy a repetir más que eres cortito. Solo le pasé en poco los dedos por el chocho, pero por ENCIMA de las bragas, ¡Nada más! – Repitió Laura

- ¡Y porque no le metiste nada! - Le increpé

- Porque tengo un hermano gilipollas que se corrió en el momento más inoportuno. Pero creo que fue lo mejor. Aun que he de reconocer que me quedé con ganas de mas – Afirmó Laura – mamá está pasando por un conflicto interior que tiene la atormentada.

- ¿Tu crees? – Pregunté


- Sí, creo que para ella es más duro que lo que hicimos nosotros. A ver… nosotros somos hermanos y aun que nosotros o por lo menos yo, tuve mis remordimientos iniciales, ella al ser “la madre” – Dijo acentuando las dos últimas palabras - Pues en ella recae una responsabilidad que nosotros no tenemos.

- Noooo termino de entender muy bien lo que dices – Le dije medio confundido

- A ver tontito - Dijo golpeándome con el dedo índice en la frente – Que ella no es que no quiera hacer nada, todo lo contrario, o eso creo. Pero sabe que en el momento que haga algo pues no hay marcha atrás. Y cómo es la cabeza de la familia pues tiene responsabilidades.

- Sigo sin pillarlo. ¿Quiere, pero no quiere? O como va esto...

- Va... déjalo, es inútil. – Dijo mientras se marchaba del comedor dejándome por imposible.

No sé cómo será en vuestra casa, pero en la mía se tiende a hacer como si no pasara nunca nada. Los días pasaban como si nada. Comíamos, cenábamos juntos, veíamos la tele en el sofá y hablábamos de todo, pero no hablábamos de lo ocurrido la noche del calor extremo.

Yo me moría de ganas de hablar del tema con quien fuera, pero mi madre, a la mínima que salía un tema relacionado, aunque fuese muy muy lejano cambiaba la conversación. Laura pasaba del tema y no le daba importancia. Y yo entretanto me mataba a pajas por el morbo que me suponía todo esto.

Cada vez que lo pensaba me ponía palote, mi hermana me había hecho una mamada en frente de mi madre mientras a esta le intentaba tocar el coño. Completamente surrealista.

A los pocos días hubo otro día caluroso, lo anunciaron incluso por la tele, una ola de calor procedente de África, pero que solo duraría dos días y que luego vendrían tormentas de las gordas.

Yo creyéndome el hombre más inteligente del mundo creí que se repetiría la situación. Me llevé un chasco enorme cuando esa noche calurosa no se presentó nadie en el sofá con el aire acondicionado encendido.

Eché la cabeza hacia atrás medio atontado. Hacía ya un rato que había empezado a notar los efectos de las cervezas. Giré lentamente la cabeza hacia la ventana y aun que estaba la persiana echada, en mi atontamiento cerebral intenté prestar atención al sonido. Estaba cayendo una buena gorda. A media mañana había empezado a llover chuzos de punta y no había parado desde entonces.

Ahora ya pasada la hora de la cena seguía cayendo una cantidad ingente de agua. Volví la colocarme bien y ambas dos pardalas seguían dándole a la lengua sin parar. Hablaban y hablaban de cosas que me parecían tremendamente aburridas.

Hacía ya un buen rato que mi cerebro había desconectado de la conversación. Pero como el beber me gusta, y no tenía absolutamente nada que hacer pues me había quedado con ellas.

- Ufff, madre mía… Parece que no pero no veas como se nota el vinito al levantarse – Dijo Laura al levantarse de la silla

Se fue a la nevera, sacó otra botella de vino baratuja, y volvió a sentarse a la mesa de la cocina donde estábamos todos.

- ¿Y el sacacorchos? – Dijo rebuscando en la mesa

- Toma – Le alcanzó mi madre.

- ¿Os habéis vivido una botella de vino entre las dos? – Pregunté con un claro abotamiento del lenguaje.

- ¿Tú has bebido? – Me preguntó mi madre señalándome con el dedo índice.

- No, no me gusta el vino, soy más de cerveza – Y levante una de las muchas latas vacías que había en la mesa.

- Pues sí, nos hemos bebido una botella entre las dos

- Y vamos a terminarnos esta, ¿A qué si mama? – Dijo Laura a la vez que le rellenaba el vaso hasta arriba a mi madre.

- Tengo que mear – Dije sin mucha fuerza y sin saber si ellas dos lo habían oído. Me levanté y me pegó el típico mareo. Fui despacio y medio apoyándome en las paredes al baño. Tras sopesarlo un rato decidí que lo mejor era mear sentado.

Cabeceé. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Había terminado de mear. Me levanté y me dirigí como pude a la cocina.

Al llegar no había nadie. Escuché a las dos hablar. Estaban en el sofá. Fui a la nevera en busca de una cerveza. Solo quedaba una lata de las grandes. No me lo pensé mucho, la abrí y bebí un buen trago.

Me dejé caer en mi esquina del sofá. Mi madre estaba en la su zona de siempre. En la parte larga de la cheslón.

- ¿No estaba aquí Laura?  - Pregunté al extrañarme de no verla.

- Ha ido a buscar la botella del licor de hierbas dulces – Dijo sonriendo de felicidad

- Uo, que buenas. ¿Y el vino? – Pregunté

- Ya queda poco, es para cambiar un poco – Y se bebió de golpe medio vaso de vino. – Es para hacer sitio a las hierbas – Dijo mientras intentaba tapar un eructo suave que se le acababa de escapar.

- Pues … yo... no tengo vaso – Le dije

- Aquí tienes – Dijo Laura

- Ostia puta. Que susto, ¿De dónde has salido? – Dije sobresaltado

- Anda échate para un lado – Y Laura se dejó caer sobre el sofá en medio de los dos.

- Os lo creáis o no me ha costado un montón encontrar la botella. Y como tampoco he encontrado los vasitos de chupito he traído estos.

- ¡Pero esto son vasos de mojito! – Dijo mi madre haciendo aspavientos claramente provocados por el alcohol.

- Es que el hielo no cabía sino. – Le respondió

Y tras repartir los vasos Laura nos llenó el vaso hasta arriba a los tres. Cierto es que había mucho hielo, pero aun así la cantidad de licor de hierbas que había era una barbaridad.

- Vamos a brindar – Dijo mi madre

Laura se levantó con el brazo extendido y el vaso en alto

-¿Pero ande vas? – Le increpé

- A brindar como toca. Venga arriba todos. – Sono como si se hubiese puesto un calcetín dentro de la boca.

- La madre del cordero – Me levanté a duras penas

Mi madre haciendo esfuerzo y resoplando consiguió levantarse a la tercera.

- Por la mejor familia del mundo – Dijo mi madre al fin.

- Por la mejor familia del mundo – repetimos Laura y yo a la vez que hacíamos chocar todos los vasos.

Todos pegamos un buen sorbo.

- Bueno aprovecho ahora que estoy depilé que sino luego me será imposible. Y como me siente en el sofá me meo encima. Ahora vuelvo. Toma coge esto – Y le dio el vaso a Laura.

Tras apoyarse en todos los muebles e ir con paso lento mi madre se perdió en el pasillo de camino al baño.

- Y esta por la mejor hermana del mundo – brindé con mi hermana y volvimos a beber un buen trago.

- Y esta por el mejor hermano del mundo – Dijo mientras brindaba de nuevo y volvíamos a beber.  Dejando el vaso en la mesa pequeña que teníamos cerca del sofá Laura se acercó a mí. Mucho.

- Estoy piripi. – Me dijo soltándome todo el aliento en la cara

- Yo también, mucho. Hacia bufffff que no essstaba tan así de… de madre mía me da vueltas la cabeza.

- Estoy mu pi, rrrrri, pi – Repitió Laura – ¿Y sabes lo que me pasha cuando estoy piripi? – Me dijo mientras a la vez que me empezaba a mordisquear el cuello.

- Nnnnno… no sé qué te passsaaa – Dije alargando las palabras por culpa del alcohol.

- Pues que me pongo muy mucho a mil y necesito que me consuelen un pocccccqqquiitín. – Entonces me agarró la chorra. – Como no se te ponga dura …. – Me amenazó de golpe.

- A mí es que el alccjoll me hace que.. bueno.. que.. que me cuesta emmmpalmarme.

- Neeccessito con urgencia que se te ponga dura. Lo ne, ce, si, to. Lo entiendes – Dijo tremendamente enfadada a la vez que me metía la mano por dentro de los pantalones con claros signos de desesperación.

Me empujó al sofá, caí a plomo en él. Se arrodilló y sin llegar a sacarme los pantalones del todo empezó a pajearme con rapidez.

- Como no se despierte me enfadaré de verdad, no te lo voy a perdonar.

- Lo intento, lo intento…

Laura se quitó la camiseta,

- ¿Mejor así? ¿Ayuda algo? –  señalándose las tetas

 - Algo- respondí

Se quitó la parte de abajo quedando desnuda.

- ¿Y ahora?

La polla empezó a ponerse morcillona pero no terminaba a ponerse del todo dura.

- No te lo perdonaré, te juro que me enfadaré de verdad como no se ponga dura como una lata de cocaccccola.. – Insistió enfadada Laura.

- Lo intento.  Mírala ya se está ppppniendo dura, vessss poco a poco. Hay que tomárselo con calma. Dale unos momentossssss y será tuya.

- ¿No perdéis el tiempo eh? – Dijo mi madre desde la puerta del comedor. Caminando con despacito y apoyándose en los sitios se sentó justo a mi lado en el sofá. Raro, ya que no era su sitio favorito. – Que augusto me quedado. Me meaba de tal manera que iba a explorar el chumino..

Entonces miró mi polla como el que mira el mando de la televisión. Lo más normal del mundo.

-¿Y tú qué haces ya desnuda? – Le increpó a mi hermana después de hacerle un barrido.

- Intentando que esta se levante al chaval, que se ve que le cuesta, y he pensao, que si ve algo bonito y un poco de chicha pues a lo mejor al susodicho le da por animarse un poco – Dijo Laura con algo de dificultad y gangoseando un pelín en algunas palabras.

- Todo sea por ayudar – Dijo mi madre tras suspirar y pensárselo un rato.

Sin venir a cuento se quitó la camiseta como pudo, en lo que sin querer me dio un codazo en la cara, pero pareció no darse cuenta. Tiró la camiseta al otro lado del sofá. Se quitó el sujetador y lo landó al mismo sitio.

- ¿Mejor? – Preguntó

- Sip, bastante mejor si – Llegué a decir sin apartar la vista de las tetas

- No, esto sigue igual la verdad – Dijo Laura sacudiéndome la chorra un poco.

- Dale tiempo, que con el bebercio le cuesta un poco al jovencín.

- En fin, todo será por el amor de mis hijos. Las cosas que tiene que hacer una madre.

Entonces mi madre se levantó con dificultad del sofá. Apoyándose en mi hermana empezó a bajarse los pantalones. Cuando lo logró se bajó las braguitas de tal manera que al inclinarse el culo me lo dejó a la altura de la cara.

Se giró y pude verle un triángulo pequeño de pelos negros encima del chocho. Miré hacia arriba haciendo un recorrido vi las tetas muy cerquita de mí. Luego la vi a ella mirándome sonrojada.

-¿Y ahora? - Preguntó

- ¡¡¡Siii!!!! – Dijo Laura, ahora sí que se ha puesto dura. Mira mira. Y le enseñó la polla a mi madre a la vez que esta se volvía a sentar a mi lado, pegando su cuerpo al mío.

Laura a la vez terminó de sacarme los pantalones y los calzoncillos. Y yo animado por la escena hice lo que pude sacándome de encima la camiseta.

Nos quedamos los tres completamente desnudos. Mi madre y yo pegados y sentados en el sofá y Laura mi hermana de rodillas en el suelo frente a mí. Muy parecido al otro día.

Laura empezó a subir y a bajar piel de mi polla lentamente con su mano derecha. Cogió la mano de mi madre con la izquierda y la apretó con fuerza.

- ¿Dónde está mi vaso? – Dijo mi madre de golpe – Aaaa, aquí. Se levantó un poco hacia la mesita del comedor, cogió el vaso y bebió un buen trago de licor de hierbas. – Heladas entran solas. – Volvió a beberse casi el resto del vaso y lo depositó de nuevo en la mesa.

Laura volvió a cogerle la mano a mi madre. Esta vez mi madre no hizo nada. Laura empezó a arrastra la mano hacia mi polla y la dejo junto a ella.

Mi madre seguía sin decir nada, pero con una respiración muy agitada.

Laura soltó mi polla y con la mano libre abrió los dedos de la mano de mi madre, hizo que su mano rodeara mi polla ardiendo y para finalizar, la cerró entorno al miembro.

- No creo que sea buena idea esto… - Dijo mi madre, pero sin soltar nada

- Es una buena idea, no hay que hacer nada más, ¿sí? Solo esto. Estoy un poco piripi y necesito ayuda. Necesito ttttttttttu ayuda. Igual que me has ayudado con tus tetas.

-Solo esto, nada más. No quiero ir… no … no.. no debemos ir más allá. – tartamudeó mi madre

- Solo esto – Afirmó Laura a la vez que entre las dos empezaron pajearme.

Laura se inclinó y se metió la punta de la polla en la boca. Mi madre hizo un intento de sacar la mano, pero Laura se lo impidió. Ayudándola con el movimiento le indicó que quería que siguiera pajeándome.

Así lo hizo. La mano de mi madre me pajeaba mientras que Laura me comía lentamente la polla.

La mano subia y bajaba al son de la cabeza de mi hermana. Subía y bajaba, subía y bajaba. Y la mano acompañana. La presión justa, ni muy fuerte ni muy duro. La paja perfecta para la mamada perfecta.

Entonces vi como la mano de Laura repetía la operación que intentó la pasada vez. La mano esta vez mucho más lanzada y sin tantos preliminares se internaba entre los muslos de mi madre. Poco a poco iba escalando puestos y acercándose a la entrepierna.

Mi madre estaba concentrada en mi polla. La miraba fijamente, sonriendo, sonrojada y visiblemente excitada por los acontecimientos.

Entonces Laura llegó al destino. Vi como con el pulgar levantado empezada a rozarle el clítoris. Mi madre sin apartar la vista de mi abrió las piernas instintivamente. Entonces Laura separó un poco la mano y vi como extendió el dedo anular. Como por arte de magia al mover la mano hacia adelante el dedo se perdió en una cueva nunca explorada por ese dedo.

Mi madre no pudo contener el movimiento pélvico. Cerró los ojos, retrajo la cabeza hacia atrás a la vez que exhalaba una buena bocanada de aire.

Laura dejó un poco de lado mi polla. Y se concentró en meter y sacar el dedo del coño de mi madre. Vi claramente como incorporaba un segundo y como empezaba un movimiento más repetitivo.

Laura pajeaba a mi madre y mi madre me pajeaba a mí. Laura empezó a morder con besos el muslo de mi madre. Se desplazó un poco. Lo suficiente para cambiar de posición.

Laura se encontraba ahora en frente de mi madre con la mano derecha paseándome y con la izquierda metiéndole los dedos a mamá.

Empezó a morder con besos el interior del muslo de la pierna derecha haciendo que mi madre ocho a poco fuera abriendo más las piernas. Mordía, besaba y lamia con la lengua el interior de la pierna acercándose poco a poco a la cueva.

- No es buena idea esta – Murmuró mi madre sin mucho convencimiento

Lauro lo ignoró y siguió acercándose poco a poco. Dejó mi polla en paz y usó la mano para abrir aún más las piernas. Así de esta manera seria mucho más fácil el acceso.

- No Laura. No… - Suspiró Mamá a la vez que esta usaba los dedos de ambas manos para separar los pliegues de los labios del coño de mi madre.

- No puedo – terminó de decir.

- Yo sí puedo – Dijo justo antes de acercar su cara al clítoris y lamerlo muy suavemente. – Sí que puedo. Y sí que quiero – Volvió a lamer.

Desde mi posición vi la lengua de Laura como se abría paso de abajo a arriba entre los labios del coño de mi madre para terminar lamiendo el aire al pasarse de largo.

Volvió a repetir la operación un par de veces más hasta que ya dejó la lengua quieta, pero dentro.

Solo podía ver la nariz pegada al coño. Su boca y lengua estarían jugando de lo lindo con el coño.

Mi madre dejó mi polla porque empezó a centrase en lo que le estaba haciendo Laura. Yo con la mano temblorosa extendí poco a poco los dedos, fui acercándome hasta que posé mi mano encima de la teta izquierda de mi madre.

Estaba ardiendo. Las tetas de mi madre estaban calientes a mas no poder. Entonces me percaté de que mi madre me miraba con deseo, o con excitación o con una cara difícil de descifrar.

Sonrojada, con los ojos medio caídos, el pelo a medio peinar, la boca entre abierta y una respiración agitada.

O Laura estaba haciendo un buen trabajo o que le tocara la teta le encantaba. A estas alturas ya me habría corrido hace años, pero el alcohol que corría por mis venas hacia que me costara una barbaridad.

Me acerqué poco a poco a la cara de mi madre. Ella no apartaba la mirada de mí. Yo la miraba a ella. A sus ojos luego a sus labios, y después otra vez a sus ojos. Ella hacia lo mismo.

Me iba a cercando lentamente, nuestras caras se encontraban a menos de un cigarro de distancia. Podía notar su aliento, su colonia, el olor a licor de hierbas. Me moría por probar esa boca.

Me acerqué los escasos centímetros que nos separaban cuando la mano de mi madre se interpuso apoyando sus dedos en mis labios. A mi madre le costó, pero negó con la cabeza.

- No es el momento –

 - Está bien – Le respondí.

- Dedícale tiempo a tu hermana, es su momento – Y me señaló el culo de Laura que estaba a cuatro patas.

Me levanté como pude, besé la frente de mi madre y me separé de su teta.

Me coloqué detrás de Laura. Le agarré con fuerza las nalgas. Le dé una pequeña cachetada a su culo. Ella se quejó moviéndolo.

Lara aprovechó que estaba ya sola con su madre, para pasarle las manos por debajo de las rodillas. Las levantó hasta que mi madre las sujetó. Ahora sí que podría comerse bien el coño.

Restregué el capullo por el coño que tenía delante separándole los labios al pasar. Al poco mi polla se lubricó un poco.

Apunté con el capullo al agujero, y sin apenas hacer presión, se internó en su chocho calentito y húmedo.

La agarré por las posaderas, y junté nuestras pelvis. Lentamente repetí la operación. Mi madre me miraba. Alternaba entre mis ojos y el lugar donde se juntaba mi cuerpo con el de Laura. Finalmente dejó su mirada abajo.

Yo también bajé la mirada, siempre me ha gustado ver como mi polla se mete en los sitios y como había luz aproveché.

Separé las nalgas un poco para ver mejor y empecé a follar. Lentamente, pero con ritmos repetitivos. Dentro fuera, dentro fuera, dentro fuera.

Dejé las posaderas y puse las manos en las nalgas, bastante juntitas con lo que me permitió separar aún más las nalgas dejando al descubierto el agujero del culo. Ahora sí que tenía la polla dura como un bate.

Me chupé el pulgar y lo empecé a rozarle el ano a mi hermana con este. No quería metérselo, bueno sí que quería, pero sabía que no era el momento, solo con acariciar el asterisco me servía.

El alcohol en situaciones así puede hacer de las suyas, la noción del tiempo se perdió. Yo seguí bromeándole a mi hermana. Bam, bam, bam sonaban nuestras pelis al chocar. Entonces unos mansos se posaron sobre las mías.

Miré y era mi madre que se había acercado.

¿Cuándo habían parado ellas dos? ¿Ya habían terminado? ¿Ya no le comía más el chocho?

Mi madre se había puesto muy cerca de mí, quedando cara con cara, casi podría ponerse a horcajadas sobe la espalda de mi hermana.

Ella separó las nalgas y intuí que su intención era mirar más con detenimiento. Y así fue. Hasta tal punto de agacharse un poco.

Entones ya no pude más.

Saqué la polla del coño de mi hermana, me la sujeté y empecé a masturbarme con rapidez. Mi madre se apartó y me corrí entre las nalgas de Laura. El primer chorro llegó hasta media espalda. El segundo y el tercero quedaron en peor posición cayendo sin fuerza encima del agujero del culo.

Respiré hondo recuperando fuerzas.

- Esto es una locura – Dijo mi madre mientras se levantaba y se iba medio mareada por el pasillo.

- Y que locura – Contestó Laura a cuatro patas con la cabeza gacha entre los hombros.


13 precuela 1

¿Encontraste ya a la Actriz clon? – Preguntó Laura

¿Eing? – respondí sin levantar la vista del móvil

- A la tía porno que se parece a mamá. Me digite que buscabas una que se pareciese.

- ¡Que va! Por alguna razón las actrices porno maduras van todo operadíssimas, con tetas superellenas, esos labios de besugo y… que no. Que envejecen muy mal o creen que así gustaran mas al personal. Y la única que dices, joder, esta está de puta madre, es Dana Vespoli.

- ¿Quién?

- Una actriz, pero no se parece a mamá. Solo es que me gusta por su naturalidad.

- Pues yo he encontrado una – Sonrió

- ¿A sí? Quien cuenta, cuenta.

- Pero no es porno.

- Ah, bueno – dije desilusionado. – ¿Bueno quién es?

- Abigail Spencer, o como se pronuncie.

- No tengo ni idea de quienes

Laura sacó su móvil, busco en internet y me enseñó la galería de imágenes de google.

- Bueeno... tiene un aire. Se parece un poco. – Le dije pasando imágenes. – Mamá tiene más caderas. Pero la cara si se le parece. También tiene el pelo más largo. Aaaa y la sonrisa, ahora sí, tienen la misma sonrisa – Le dije devolviéndole el móvil

 - Espera – interrumpí.

Volví a recoger el móvil, copié el nombre del buscador y me metí en xvideos a buscar su nombre

- Bingo   Exclamé,

No hay famosilla que no tenga un sextape.

- Meh, tampoco es gran cosa la verdad. Se toca un poquito y se le ve el potorro, pero de muy mala calidad. – Dijo mi hermana.

- Ya bueno…  ¡Pero eh! ¿Qué tal la experiencia incesto-lesbico que te marcaste? ¿Estaba bueno el chocho de mamá? ¿A que sabía?

- Pues a que va a saber, pues a chocho

- Que gilipollas eres a veces eh, no te cuesta nada explicar

- Es que eres un pesao. – Me interrumpió. – El viernes que viene hemos quedado con verónica y su novio.

- ¿Que? –

- ¿Que de qué?

- Que porqué hemos quedado y por qué he quedado yo con tus amigos?

- Porque fuiste tú que me digite que querías una cena romántica conmigo en plan novios.

- Si cojones, pero contigo. CON TI GO, a solas. En plan novios no con otros que no conozco de nada y que encima tengo que hacer de hermano. No de novio

- Es que no eres mi novio.

- Ya, pero quería comportarme como tal en la cena. Y baah.. que paso no voy.

- Vaya que si vienes. Además, ya saben que vienes

- ¿Y qué pinto yo ahí? Nada. No me apetece nada ir a conocer a tus amigos, y pasar un rato con ellos. No me vas a convencer por mucho que digas por mucho que insistas y por mucho que...

Llegamos pronto al restaurante el viernes por la noche. Entramos en el restaurante y el camarero nos acerca a la mesa que teníamos reservada.

- La verdad es que estás muy guapa hoy.

- Gracias – Y medio se sonrojó.

La verdad es que estaba realmente deslumbrante. Acostumbrado a ver la en pijama, o ropa de andar por casa, verla ahora de punta en blanco me hizo ver lo realmente guapa que podría llegar a ser.

Para ser de noche hacía ya mucho calor. Era propio de la estación del año. Laura me sorprendió con una camiseta de tirantes de hilo, donde enseñaba lo justo y marcaba lo suficiente. Una falta media corta floral preciosa.

Realmente estaba espectacular.

El camarero nos sirvió la carta de bebidas.

Tras esperar 15 minutos, que con la compañía de mi hermana se me hicieron supercortos llegó Verónica.

 - Perdón por el retraso – Dijo acalorada - al Final miguel no viene,

- ¿Y eso? –Dijo Laura

- Cosas de su madre que está un poco pachucha.

- ¿Bueno, habéis pedido ya?

- No, siéntate –

Madre mía que tía mas alta. Que debería medir, ¿uno ochenta, uno noventa? Aparentemente era bastante más alta que yo.

Era de la nueva generación de mujeres altas como pinos. Eso sí, plana por delante y por detrás.

En comparación con Laura que media apenas el 1,60 era como poner a Argon al lado de Frodo Bolsón.

En la mesa, Laura y verónica se sentaron juntas y yo me quedé enfrente de mi hermana.

Durante la cena se habló de todo. Bueno, ellas hablaron de todo yo intentaba ser simpático y me involucraba en muchas de las conversaciones. Verónica al principio me pareció un poco tonta, pero por suerte fue una mala impresión.

Pasaban los minutos y cada vez me hacía mejor. Tenía algo en la sonrisa que me gustaba mucho. Difícil de ver en las mujeres y que para mí es algo que me gusta mucho. Es que tenía los dientes blancos y la encía oscura. Un contraste precioso. No dejaba de mirarle la boca al hablar y  a fijarme cuando mi hermana la hacía reír.

Miré hacia abajo al notar un golpe en la pierna

Era el pie de Laura. Miré extrañado a mi hermana. Ella me devolvió la mirada en plan... No digas nada.

La conversación seguía su ritmo. Trajeron el segundo planto y...

Miré hacia abajo, porque ya no eran golpes Laura se había quitado la zapatilla y me estaba rozando la pierna de abajo a arriba con su pie.

Levanté la ceja y la miré. Ella hacia como si nada hablando con Verónica.

¿En serio Verónica no se daba cuenta?

El pie subió y se posó en mis pelotas. Di un respingo.

- ¿Todo bien? – Me preguntó la amiga

- Sisi solo me ha entrado un poco de hipo.

- Aaaaaahh bueno,  en mi pueblo dicen que lo que va mejor es beber 7 sorbos de agua. Seguidos. Prueba, prueba.

Y para disimular tuve que beber.

- y?

- Ya se me ha pasado, gracias

- Que majo es tu hermano - La dijo verónica a Laura a la vez que seguía con la conversación.

Pero el pié no lo había quitado de la entrepierna y se me estaba poniendo morcillona.

- Bueno, voy al baño un momento – dije a fin de calmarme un poco porque me estaba poniendo perraco.

- ¡Voy contigo! – Exclamó Laura a la vez que se levantaba de la silla de golpe.

- nono, no hace falta. Si yo...

- Qué coño, tengo que hacer pipí y no se done están los baños, así le preguntas al camarero que me da vergüenza.

Tras preguntar llegamos al rincón donde estaban los baños, había que entrar en un pasillo, y estos daban a dos baños, el de chicos y el de chicas.

- Espera un momento aquí. – Dijo entrando al baño de chicas.

- Pero que cojo.. – Pensé

Salió a los segundos me cogió por la nuca y me besó extremadamente apasionada. Arrastrándome hacia el interior del baño.

Yo le seguí la corriente porque estaba super caliente. Ella me apretaba polla, nos metimos en uno de los baños que había, que por suerte estaban limpios. Cerré la puerta y cuando iba a echar el pestillo ella me lo impidió.

- Déjalo así, sin pestillo, es más emocionante.

A sabiendas de la erotización que le suponía a mi hermana el hecho de que nos pillaran follando, lo dejé tal cual ella me dijo. La puerta cerrada, pero sin pestillo.

Se giró en redondo. Se levantó la falta y sorpresa, no llevaba nada más. Se escupio en los dedos y se mojó el chocho. Con la otra mano cogió mi polla que ya me la había sacada y empezó a frotarla contra su coño. Entonces sacó culo, lo apretó contra mi pelvis y mi polla la perforó.

Laura se tapó la boca con la mano para no hacer mucho ruido y yo, cogiéndola por la cadera empecé a bombear.

El chocho caliente y húmedo facilitaba mucho las cosas. Me encantaba sentir y ver como los labios acompañaban mi polla al salir y como se retraían al metérsela.

Separé nalgas como siempre, y disfrute del agujero del culo. ¿Soy el único que le gusta ver el agujero del culo de la que se está follando? ¿Soy el único que le gusta la naturalidad de las cosas como que tenga el culo blanco perla por no darle nunca el sol?

Que gustirrinín daba follar en un baño de un restaurante. Esto habrá que repetirlo.

Empecé a bombear más rápido. El miembro entraba y salía ya de un chocho cachondo sin dificultad. Era un polvo de aquí te pillo y aquí te mato. Sin preliminares ni ostias.

Aumenté el ritmo. Laura no conseguía amortiguar bien los sonidos que se le escapaban de la boca. Volví a aumentar el ritmo. Los cachetes de las nalgas vibraban al chocar con la pelvis y empecé a notar que me venía. El cosquilleo en la polla. Ese subidón por la barriga y ese golpe de la puerta en la espalda.

- ¿Laura? – Escuché. Yo no podía parar y seguí bombeando, me iba a venir.

- Pero, ¿Estáis follando? – Dijo Verónica. Me giré y vi la cabeza asomada de la amiga de mi hermana.

Laura se giró se zapó de mí, se bajó la falda medio avergonzada (seguro que estaría fingiendo) y empezó a tartamudear excusas nerviosa.

- Bueno, no no, es no.. no es lo que .. no es lo que parece.

-¿Y que se supone que tiene que parecer?. Si le veo la pilila a tu hermano.  – Dijo terminado de entrar en l baño apretándonos más los tres.

Yo me mantuve callado.

- Yo es que..

- Lo sabia – Sabia que había algo entre los dos, pq sino no es normal esas miraditas en la cena. Esa forma de hablaros, y las caricias con los pies. ¿Acaso creíais que no me iba a dar cuenta?

- Puesss…

- Además que no es normal yo con mi hermano me llevo a matar y vosotros os tratáis como novios. Y…  - Miró la polla que aún estaba fuera

- Perdón – Y me la guardé como pude, ya que al estar empalmada costaba de meterla dentro de los pantalones.


14 precuela 2



- ¿Cuándo te vas a animar a venir con nosotros? – Me preguntó mi hermana Pilar

- No lo sé. - Respondí

- ¿Tienes miedo o que te pasa?

- Es que… no creo que está bien lo que hacéis.

- ¿NO? ¿Y porque siempre te quedas mirando?

- Bueno son cosas diferentes, solo miro, no participo. - Dije

- Ya te he dicho que no afecta para nada la relación sabes. Esto es solo diversión.

- Ya, pero somos hermanos. Tú tienes novio y Juan Antonio en breve dice que se irá a vivir con la novia.

- Pues por eso hay que aprovechar.

- Le estáis poniendo los cuernos a vuestras parejas.

- Pero ¿Qué dices ahora? Si acaso le estaríamos poniendo los cuernos a Juan y a Jose con los… que vamos que estaban ellos antes de sacarnos novios.

- ¿Y si tenéis pareja porque lo haces?

- ¿Sabes que hemos tenido la misma conversación muchas veces no?

- Pues no me entra en la cabeza que prefieras tirarte a tus hermanos teniendo novio. ¿Acaso no te da lo suficiente?

Pilar se pellizco el puente de la nariz con los dedos.

- A ver. Lo que hacemos nosotros es puramente diversión. Sexo a tope. No tienen nada que ver con relaciones amorosas. A Pedro le quiero con locura. Pero lo que tengo con los dos pazguatos es algo… de otro mundo. Además, con ellos puedo ser yo misma, no tengo que fingir ni enamorarlos ni mierdas varias. Hay confianza suficiente para hacer lo que nos dé la gana. Es más, lo llevamos haciendo desde hace… - empezó a contar con los dedos de la mano - Pues nose, mucho tiempo. Casi el mismo desde que nos espías.

- Yo no os espío.

- Cómo que no, te quedas detrás de la puerta como una gilipollas mirando a medio escondidas.  En serio. Estamos deseando que te unas a nosotros. Todo queda en familia.

- Yo es que... no me atrevo, no sé si podría.

- Pero que tú no tienes novio ni nada. No tienes “compromisos” que cumplir, y no le pondrías los cuernos a nadie.

- Ya, pero…

- Joder, mira ya está. No te voy a insistir más. Si quieres entras, si quieres entras y miras, o participas o te pones con nosotros a follar. Pero no me vengas a ahora con moralidad absurda. Mañana por la tarde papá y mamá no estarán. Por lo que tengo entendido llegarán bastante tarde así que tus hermanos y yo aprovecharemos bien el tiempo. No te lo diré más, será la última vez. Estas invitada a unirte. Entra por lo menos, no te quedes fuera, y luego ya decides si haces algo o no ¿Sí?

Hacía mucho tiempo que no me costaba tanto dormir. Esa noche, a oscuras en la habitación no paraba de darle vueltas al asunto.

Empecé a hablar conmigo misma.

- Entro o no entro a la habitación. La verdad es que me gustaría, pero me da mucha vergüenza. Pero... ¿y si entro pero solo miro? Ellos se enfadarían conmigo. Seguro que esperan algo más de mí. Sobretodo Juan que me mira mucho el escote.  Pero me gusta tanto verlos. ¿Soy la única que le gusta eso?

Empezó a calentárseme el chocho. Miré al otro lado de la habitación. Pude distinguir a Pilar dormida de despaldas. Bajé mi mano y la pasé por debajo de las bragas.

- Solo quiero mirar. Me gusta verlos. No es tan difícil de entender. Me gusta ver a mi hermana atragantarse con la polla. A Juan sudando mientras le da fuerte. A las caras que pone Jose mientras se la chupan.

Cerré los ojos y la imagen llegó a mi mente. Mi mano empezó a frotar suavemente mi clítoris.

A la mente me vino el día en que ellos dejaron la puerta abierta para que yo mirara tranquilamente. Con la luz encendida y sin padres a la vista.

Pilar tenía el moño recogido, la boca y la cara brillante debido a toda la saliva que se había esparcido por ella al chupar polla. Cuando me miró a los ojos pude apreciar el placer en su mirada.

Ese placer me lo transmitió a mi sin tener que participar. Noté el sabor de la polla en mi boca solo con mirarla. Juan que era muy burro, la levantó como un saco de patatas y ella gritó a la vez que se reía.

La puso a cuatro patas en medio de la cama y empezó a follársela salvajemente.

Mi chocho empezó a abrirse solo y a mojarse. Metí mi dedo en él mientras mi mente seguía a lo suyo. Mi dedo se deslizaba entre los labios dándome gustirrinín en cada pasada. Mojándose en cada pasada.

Juan y Jose se turnaban, empotraban a Pilar un rato cada uno antes de cambiarse. Entre cambios venía a mi hermana con la cabeza en el colchón y el culo en pompa reclamando polla.

Metí el segundo dedo que entró con facilidad. Mi otra mano se deslizó por debajo de la camiseta y empecé a jugar con mis pechos.

Los gemidos de Pilar se recrearon en mi cabeza. Los plaf, plaf de las pelvis chocando con cada envestida no hacían más que incrementar mi placer. En mi mente me convertía en Pilar y mi cuerpo podía sentir cada una de los pollazos. Mi chocho podía notar como una polla ficticia se abría paso a través de él.

Empecé a respirar con más dificultad. Mis dedos de deslizaban con rapidez una y otra vez dentro del coño. Desde pequeña había aprendido que el sexo clitoriano estaba muy bien, pero me daba más gustito si entraba y salía algo del coño.

Giré la cabeza inconscientemente, y abrí un ojo. Paré de golpe al descubrir a mi hermana en su cama, tumbada con los ojos abiertos y mirándome directamente.

- No pares por mí – Susurró desde su cama al descubrir que la había visto

Saqué mi mano del coño y me recompuse por debajo de la sábana.

 - Esto.. nono.. ya… siento haberte despertado.

- No importa.

Pasaron unos segundos en silencio

- Continua – Dijo por fin Pilar

- No – Susurré - Ya está.

Pilar se levantó de la cama y se dirigió a la mía.

- ¿Qué haces? - Le dije mirando hacia arriba cuando llegó a mi cama

- Hazte a un lado –

- No –

- Venga

 - ¡Que no! – Le increpé – Déjame

- Venga – Ordenó a la vez que levantaba la sabana de mi cama, ponía un pie encima de ella, pasaba por encima de mí y se ponía detrás. Entre la pared y pegada a mí.

- Venga, no es el mejor momento. – Le dije

- Como cuando éramos pequeñas.

- No estoy de humor.

- Hace 1 minuto parecía que sí. – Y me abrazó. Yo le estaba dando la espalda con lo que ella pegó aún más su cuerpo al mío.

- Hace un minuto no estabas aquí.

- Déjate de hacer la gilipollas ya de una puta vez.  – Me dijo

- Déjate tú de comportarte como tal, que yo no voy a molestarte mientras duermes. – Le increpé

- Masturbase no es dormir.

- Ya, pero ahora que has venido tu tampoco voy a poder dormir a gusto. Las camas son pequeñas y tu ocupas mucho.

Entonces noté como el brazo que me rodeaba se movía y de sopetón me apretaba una teta

- ¿Pero qué haces?  - Le dije mientras giraba un poco la cara para mirarla y a la vez que  le apartaba la mano.

- Déjame - Suplicó

- NO venga vete a tu cama.

Pilar dejó de abrazarme

- A veces pienso que eres una gilipollas.

- Vete a tu cama – Le increpé

De golpe metió la mano por el pantalón apretándome la nalga con fuerza. Yo me sobresalté, intenté quitarle la mano, pero ella bajó aún más intentando tocarme otras partes. Le cogí el brazo y conseguí quitarle la mano del pantalón.

- Joder pilar, ya está bien. Vete a tu cama

- NO me voy a mover de aquí.

- Que te vayas a tu cama ¡Ya!

- ¿Es porque soy tu hermana o qué?

- ¿Qué? ¿Que habals ahora? – Le dije mosqueada

- Eres tan fría, joder vengo aquí para que termines con lo que estabas haciendo. Y me tratas a patadas. ¿NO quieres porque soy tu hermana?

- No me jodas Pilar. ¿No, ahora me vienes con estas? No es que no quiera porque tú seas mi hermana. Es que no quiero porque no te lo he pedido. Si hubiese querido que te metieras en mi cama te lo hubiera dicho. Pero es que ahora no quiero. Joder era mi momento, solo mío. Con mis pensamientos, con mis cosas. Un Momento intimo para que vengas ahora con gilipolleces de esta cortándome el rollo. Yo no voy a molestarte cuando estás ahí con el froti froti.

- No si ya, tu eres más de mirar

- ¿Tienes algún problema con esto? – Dije terminándome de girar para estar cara con cara.

- Es que no le veo sentido. Prefieres mirar a participar. Es un poco rarito esto sabes.

- Raro los cojones. Tu déjame tranquila a mi aire. Yo no te molesto con tus cosas.

- ¿Me vas a decir que prefieres mirar a alguien como se come a una polla a comerte una tu?

- Mmmm…. Si.

- ¿En serio? No me lo creo.

- ¿Pero porque no?, Joder a mí me gusta. ¿Tan dicicil es de entender? Si me das a elegir, prefiero mirar.

Pilar estuvo un rato callada pensando.

- Y si no te doy a elegir. Osea, y si te doy la opción delas dos. De mirar cómo se comen una polla y de comerte una. ¿Las harías?

- ¿Tú crees que soy tonta no?  - Le increpé. – No quiero entrar en tu juego. Estas buscando la forma de que mañana te acompañe. Y si me presionas no lo vas a conseguir.

- ¿Pero por qué? ¿Te da vergüenza?

-Em..

- ¿En serio? ¿Te da vergüenza?  - Preguntó Pilar sorprendida.

- Si,

- ¿Pero el que? Que te miren, hacerlo o..

- Va déjalo. - Respondí

- Nonon, a ver.. contesta, que es lo que te da vergüenza.

- No, para.

- ¡VENGA! – Levantó un poco la voz.

- ¡QUE ME VEAN DESNUDA JODER!

- Pppero que?? Estaá de coña no?

- No. – Agaché la cabeza de vergüenza.

- Venga no me jodas. Eres la puta guapa de la familia, la doña cuerpo perfecto y ¿Tienes vergüenza de que te vean desnuda?

- Yo no tengo el cuerpo perfecto. Y lo sabes.

- Eres gilipollas y no te das cuenta, ojalá yo pudiera tener tu cuerpo. Te lo cambiaba ahora mismo sin dudarlo.

- Tengo poca teta, y caderas con lo que me hace el culo gordo. Los labios de la boca finos, y esta cara de muerta que tengo. Además tengo lo de ahí abajo que.. – Y me callé

- Lo de ahí abajo?

- Nada Nada.

- O me lo cuentas o te ….

- Vale, vale. Te lo cuento, pero es que ya estoy cansada de todo. Y paso de estar 40 minutos aguantando la torra para al final terminar contándotelo. Puessss. Que …. Lubrico mucho.

- ¿Que?

- Pues que lubrico mucho, que cuando … esto… pues que suelto mucho flujo y que…

- Mira, eso es normal, yo también y no pasa nada. Incluso mejor, que no hay nada peor que te intenten meter una polla y estar seca. Cuanto más mejor la verdad. Y con lo de tu cuerpo. Como me llamo Pilar y soy tu hermana. Que haremos de ti una persona con confianza por si misma. Haré que tengas un auto estima de la osita y que puedas ir por la calle en pelota picada.

- No te pases.

- En serio, si me dejas trabajaremos para que se te quite la tontería esa que tienes. Tienes un cuerpo muy bonito, eres preciosa de cara y aun que tienes unos gustos raros para el folloteo, entre las dos, si me dejas haremos que se te quite la vergüenza y te sientas orgullosa de ti misma ¿Si?

- Esto no será rápido.

- Losé, tardaremos tiempo. Pero ese tiempo lo tenemos.

- Venga va, vete a tu cama.

- Vale, pero mañana… te lo piensas.

- Me lo pienso.

Y me lo pensé. Durante toda la noche y toda la mañana. Anduve nerviosa. Quería mejorar mi vida. Tome decisiones internas que me afectarían el resto de mi vida. Esperando que fuesen a mejor.

Pilar me llevaba de la mano, hacia el cuarto de los hermanos. Supuestamente ellos estaban ya esperándonos. Pilar les había dicho que al final me animaría a ir, pero que no me presionaran.

El viaje de habitación a habitación iba a cámara lenta. Pilar me miró con una sonrisa en la cara, se la veía orgullosa de mi. Afirmó con la cabeza, lentamente, como dándome ánimos.

Íbamos vestidas con ropa cómoda. No había sutilezas como la lencería en estos encuentros decía Pilar.

- Si tenemos que follar la ropa interior sobra.  – Dijo mientras nos estábamos preparando en la habitación. – En situación y con las prisas al final siempre hay que estar preparada.

Guardó una especie de consolador con un tubo acoplado a una manguera en el cajón. La miré extrañada.

Al darse cuenta me respondió sin yo preguntar nada.

- Esto es para hacer enemas. Lo conectas a la manguera de la ducha y luego te lo metes en el culo y te limpias por dentro. Así cuando los salvajes estos de aquí al lado se equivocan “sin querer” de agujero pues no manchas nada.

- Yo…. No me he hecho nada de eso. ¿Debería?

Pilar levantó una ceja

- Depende. Si quieres que te den por el culo, sí. SALVO, que te guste manchar de caca las pollas.

- No sé si quiero que la metan por…

- No les dejes, porque estos les das un dedo y te cogen el brazo.

Tras asegurarnos que todas las puertas de casa estaban echadas con llave, dejando una llave puesta y girada para que no pudieran entrar nadie sin avisar. Llegamos a la puerta de la habitación de los chicos.

- ¿Preparada? – me preguntó

Afirmé rápidamente con la cabeza.

Entramos, y ellos nos recibieron desnudos, cada uno en su cama, con la polla tiesa. Todo un esperpento.

- Habéis tardado un montón.

- Lo bueno se hace esperar – Contestó pilar. – Es su primer día. Así que no os paséis. Y lo digo por ti capullo, que eres un burro. Dejadla que ella vaya a su ritmo. Ya conocéis un poco el panorama. Ella se sentará en la otra cama para mirar. Cada uno sus gustos – puntualizó con rintintin Pilar -  Si ella se anima, pues se anima.

- Sin presión. SIN PRESIÓN – volvió a repetir esta vez señalando a Juan.

- Sin presión – Repitió Juan afirmando. – Se lo pondremos fácil. Ven siéntate en mi cama – me dijo dando palmaditas para que me sentara a su lado.

 - Ves – Me ordenó Pilar mientras me empujaba con la mano. Ella se sentó en la otra cama, junto a Jose.

Me senté junto a Juan. Que se masturbaba lentamente.

- Me alegro que estés aquí.  – Me dijo poniendo su mano sobre mi hombro.

Yo le contesté con una sonrisa. El me la devolvió.

Bajó la mirada hacia su polla y luego miró hacia la otra cama. Pilar ya se había quitado la camiseta dejando las tetas al aire, estaba besado a Jose y con la mano le masajeaba los huevos.

Juan a mi lado simplemente se masturabba lentamente disfrutando de la escena.

Juan era el mayor de los cuatro. Yo era la benjamina de los hermanos. Pilar y Jose eran los hermanos de en medio.

 - Cálmate  - Pensé -  Estás nerviosa. Quieres estar aquí. Pero… ¿Y si no les gusto? Y si creen que… - Respiré hondo. – No, claro que no, sé que les gusto. Y si no mira a Juan, que me mira de reojo. Ellos no me van a juzgar. Son mis hermanos y los quiero con locura. A los tres. Y veo que ellos se quieren. A su manera – Vi como Pilar se inclinaba y se metía la polla en la boca de Jose – Muy a su manera. Yo quiero ser como ellos.

Haciendo un esfuerzo, de superación, y tras respirar tres veces…

Uno, dos y …. Me quité la camiseta dejando al aire las tetas.

Juan mi miró, me sonrió y afirmó con la cabeza. Jose me miró y levantó el pulgar en señal de aprobación.

- No… vas con ellos?  Le pregunté a Juan.

- Sí, ahora iré, déjalos que se diviertan un poco ellos. Así luego duraré más. Mas diversión.

Me levanté, me bajé los pantalones cortos y me volví a sentar. Me puse roja como un tomate, pero lo hice de sopetón y sin pensar.

- Muy bien hermanita – Y volví a darme ánimos Juan en el hombro. Pero esta vez no retiró la mano.

Con un poco de vergüenza bajé una de mis manos a la entrepierna y empecé a tocarme muy despacio.

Jose y Pilar se acomodaron en la cama. Mi hermano se tumbó y mi hermana se puso entre las piernas con el culo en pompa.

- ¿Ves eso que acaba de hacer?

- ¿El qué? – Le respondí a Juan

- Eso de poner el culo así, de esa forma. Eso es una provocación premeditada. Mira, mira ¡Ves! Se ríe porque lo sabe.

Efectivamente al fíjame vi cómo sin sacar la polla de su boca pilar no podía ocultar una sonrisa al escuchar a su hermano.

- ¿Y que tiene eso de provocación?

- Pues verás. Aquí cada uno tiene sus gustos. El tuyo… bueno no entremos en detalles

- Oye. Que yo no soy…..

- Nono, no no me mal interpretes. Yo es que quería hablar de mi gusto. Eso que ha hecho Pilar es una provocación para que vaya para allí. A mí es que me pone muy tonto hacer una cosa. Que es bajar las braguitas muuuuuuyyyy despacito así cuando están con el culo para afuera.

 En mi mente se formó la imagen. Me encendí de golpe.

- Y poco a poco vas viendo carne, el culo, las nalgas y luego aparece el chocho. Esos labios carnosos, ese colorcito rojo… mmmmmm, es algo de otro mundo.

Me miré entonces las piernas y vi que no tenía nada puesto. Yo me lo había quitado.

- No te preocupes – Dijo al percatarse de lo que estaba pensando.  – Así está muy bien. La verdad es que le alegras la vista a cualquiera. Eres muy guapa ¿Sabes?

- Gracias. Agaché la mirada avergonzada.

- Eh eh!! Levanta esa cabeza – Dijo mientras él me levantaba la cabeza por la barbilla. – Que se te cae la corona princesa!

- Que gilipollas eres a veces – Le dije al estallar en una mezcla de carcajadas y vergüenza ajena.

-Así está mejor, me gusta verte reír.

- Tu siempre has conseguido hacerme reír.

- Uno que tiene sus dones. Anda ven conmigo – Se levantó y me extendió la mano para que se la cogiera.

Le seguí, dimos 4 pasos y llegamos a la otra cama. A los pies de la cama. Y ahí estaba el culo de Pilar.

- Mira, esto es lo mejor. – Cogió la cintura del pantalón corto, y lo empezó a bajar muy muy muy lentamente. – Mira mira, oh.. que preciosidad. Mira que nalgas tiene Pilar, mira ahora, ahora saldrá el … por el amor de dios. Mira que culo tiene. Lo has visto. El asterisco perfecto. No muy oscuro ni muy clarito, Se distingue bien del resto. No tiena aureola enorme ni muy pequeña. Los pliegues de ano son perf… - Y se me dio cuenta que le miraba con una sonrisa en la cara.

Ralamente si lo estaba viendo, y disfrutando de primera mano.

- Coge de ahí. Lo bajaremos juntos. Y así hice, el cogió por un lado y yo por el otro. Fuimos bajando.

- Y ahora viene el frontón.

- ¿El frontón? – Pregunté.

- Si, esta zona de aquí. - Y con el dedo toco suavemente la zona que acababa de ser descubierta. El trozo de piel que hay entre el agujero del culo y donde empieza el coño. -  Esta zona se llama el frontón porque es donde rebotan las pelotas.

- Venga coño – Le di un puñetazo en el brazo a Juan mientras memoria de risa. – Que gilipollas.

Seguimos bajando y el coño empezó a hacer su aparición. Los labios apretados, un clítoris visible, y finalmente un puñadito de pelos. Juan terminó de bajar el pantalón.

- Esto es casi lo mejor de todo.

- Lo mejor es todo es que te la chupen tontainas – Dijo Jose incorporándose un poco.

- Cada uno disfruta con lo que disfruta – Dijo Pilar incorporándose y girándose. Tenía los mofletes rojos, los parpados medio caídos y toca la boca y barbilla llena de saliva. Volvió a sus quehaceres al terminar de hablar.

Yo sonreía de oreja a oreja, estaba feliz, cachonda, rodeado de seres queridos y me besó.

Juan se había acercado y me había besado en la boca. Sus labios carnosos hacían presión contra los míos. Me resistí un poco. Pero joder.. que gustirrinin da. Me dejé llevar. Le devolví el beso al final.

-Ppp.. perdón, ha sido la emoción – Dijo juan separándose de golpe.

- Nono, está bien. Es que no me lo esperaba

- Lo siento – dijo mientras me ponía la mano en la pierna – ¿Me perdonas?

- ¡Sí, claro que sí! No te preocupes. – Me giré y el culo de Pilar seguía ahí a escasos centímetros de nuestras caras.

- Lo mejor d esto, es que ahora te puedes poner a comer tranquilamente – Dijo Juan intentando cambiar de conversación. Separó un poco las nalgas de Pilar, acercó su cara y empezó a lamer el coño.

Pilar que es poco exagerada, empezó a gemir levemente.

Jose, respiraba profundamente mientras que acompañaba la cabeza de Pilar con las manos en la felación.

Pilar a cuatro patas daba y recibía a la vez. Gemía esporádicamente mientras comía polla. Se atragantaba a propósito de vez en cuando.

Juan sentado hacia mí, se había inclinado ligeramente para lamerle el chocho a Pilar, este con la boca abierta y la lengua fuera hacia ruiditos raros al intentar respirar con normalidad.

Entonces la vi. Ahí plantada como un pinto. La polla de Juan.

Miré alrededor. ¿Esto es lo que quiero yo para mi vida? Pensé. Si, esto es lo que quiero ahora para mi vida. Creo que lo necesito. Y quiero hacerlo. He decidido cambiar, mejorar y disfrutar a tope de todo lo que pueda. Voy a superarme a mí misma. Vencer los miedos y a follarme a estos 3 capullos. Y si a alguien no le gusta, que se joda. Y si a alguien no le gusto, que se joda también. Ellos tres me aceptan como soy. Yo también debo aceptarme como soy.

Me agaché y sin pensármelo dos veces. Me metí la polla de mi hermano en la boca.

Juan pegó un respingo. No se lo esperaba.

- Muy bien- dijo dejando a Pilar y centrándose en mí. Lo haces muy bien hermanita.

Juan se reclinó como pudo en el borde de la cama. Yo me puse de rodillas en el suelo entre sus piernas y noté como su mano se posaba en mi cabeza. El pene, gordo, pero no muy largo me abría la boca de par en par. Protegí los dientes con mis labios y bajé la cabeza. La boca se me llenó de polla. No sabía a nada. Pero saber que comía polla me gustaba un montón. Juan hizo un poco de presión en la cabeza para terminar de meter la polla. Yo me resistí ya que había llegado al final.

- Solo un pelín más.

- NO, déjame a mí. – Le quité la mano de mi cabeza.

Me agaché ahora libre y volví a comerme la polla. Los labios se me arrastraban hacia dentro cuando entraba, intentaba que le llegase lo más profundo y volvía a sacarla.

- Me gusta comer pollas – Pensé. Casi es mejor que ver comer pollas. Y me acordé de la conversación que tuve con Pilar. Empecé anotar un líquido, más espeso, pero insípido. Esto deberá ser el líquido pre seminal.

Levanté la cabeza y vi a juan mirándome a los ojos

- ¿Te gusta? – Le pregunté

- Mucho. – Jadeó.  – Ven, vamos a mi cama

Me levantó en volandas. Me abracé a él, y me llevó hasta su cama. Me dejó suavemente en ella. Quedé tumbada boca arriba. El hizo lo mismo y se puso encima de mí.

Abrí las piernas instintivamente y Juan acomodó la polla encima de mi coño. Con una mano de agarré la nuca, le atraje hacia mí y le besé. Juan sacó su lengua en busca de la mía y la encontró. Nuestras lenguas empezaron a jugar entre ellas al frenético juego del pillapilla.

Empecé a mover la pelvis instintivamente y Jaun correspondió con lo mismo. Empezamos a frotar nuestros genitales, pero sin penetración hasta que él se bajó un poco y empezó a mordisquearme el pezón.

- Shhhhh, suave, no muerdas – Le dije.

Empezó a succionarme el pezón, y con la otra mano me apretaba la otra teta. Yo apretaba su cara contra mis pechos.

Siguió bajando con la lengua, empezó a lamerme la barriga.

- Nono, ahí no que me da cosa – Le dije cuando metió la lengua en el ombligo,

Siguió bajando y empezó a saco a comerme el chocho.

A decir verdad, no era un buen comedor de coños. Se agradece el esfuerzo, pero se centraba a mover la lengua frenéticamente en el botón mágico. Que aun que da gustirrinin, mucho gustirrininm, si te pasas, cansa.

- Sube anda – Le dije animándolo a subir.

Me volvió a besar. Noté en su boca el saber de mi chocho. Sorprendentemente estaba bueno.

Noté como su mano buscaba mi chocho y boom, metió de golpe un par de dedos

- No seas burro – Le increpe. – Suave.

Le cogí la mano, y le guie con la mía como tenía que hacerlo. Sus dedos se abrieron paso en mi interior mojado, se deslizaban con facilidad y delicadeza, junto a los míos. Con la tontería tenia entre tres y cuatro dedos en la vagina. Y me encantaba.

Dejó los dedos y se plantó en medio. Abrí más las piernas, le cogí la polla y la guie hasta mi cueva.

Empujó un poco. Entró el capullo y le miré a los ojos. Movió la pelvis y metió un poco más. El coño se me abría al entrar su polla gorda. Le puse la mano en la barriga para que fuera más lento. El captó el gesto al momento.

Volvió a empujar, pero más suave. El coño me iba a reventar con tanta polla. Noté cada milímetro de barra de chopet que me metía dentro. Cerré los ojos, levanté la barbilla y gemí con un suspiro.

Noté como la pelvis y los huevos hacían pared contra mi chocho. Rodeé el culo de Juan con mis piernas y el empezó el bombeo.

Sacó casi la totalidad de la polla y noté un vacío brutal en mí. Me alegré cuando noté que volvía. Noté que me llenaba, que me abría en canal y la lubricación extra que yo producía ayudaba la penetración.

- Puedes darme un poco más si quieres - Le dije al sentirme preparada y mientras le mordía una oreja.

Juan sin pensárselo dos veces empezó con el bombeo fuerte. Entendí el significado de frontón al instante al notar los huevos de este rebotar en mi constantemente.

Me separó las piernas me las alzó sujetándolas en el aire. Entonces lo que antes era una polla gorda se convirtió en un pollón descomunal ya en esta postura todo se notaba mucho más.

Mis fosas nasales se llenaron de olores. El sudor de Juan, mi sudor, el olor a sexo. Mi piel brillaba por la mezcla de sudores. Solo se oían los bombeos de la otra pareja y entre mis piernas se escuchaba un ppfffft pppffttt debido a mis jugos vaginales. Me encantaba.

Aguanté la respiración con cada envestida. Hasta que no puede más. Me solté me di la vuelta y le ofrecí las nalgas. Juan no desaprovechó la ocasión se arrimó a mí, apunto con la polla y volví a insertarme en el chocho de tal manera que casi me caigo para adelante.

Cuando iba a recuperarme otro empujón termino por tirarme. Dejé que hiciera ya que cada embestida era una abertura de chocho brutal.

Apoyé la cabeza en el colchón y al abrir los ojos vi que Pilar y Jose hacían exactamente lo mismo que nosotros en la misma postura. Pilar me aguantó la mirada. Pero al verla me subió aún más la lívido.

Sus ojos entornados, la boca medio abierta y los pelos medio pegados. Los empujes de Jose sobre mi hermana se sincronizaron con los empujes de Juan.

Entonces noté como me llegaba, me subía por la barriga, Juan me agarró por la cintura y subió el ritmo. Las pelotas de este me golpeaban el clítoris.  Subía y subía y no paraba de crecer. Aguanté la respiración, me concentré en la polla, en las paredes de mi coño y me llegó.

Me lancé hacia adelante soltándome de juan.

No soy mucho de escenificar grandes orgasmo o desmayos como algunos llegan a certificar. Me eché para adelante porque una vez me he corrido durante unos minutos me molesta que jueguen ahí abajo.

Respiré hondo, me di la vuelta y sin dejar a Juan respirar me metí la polla en la boca. Había que complacerlo como él lo había hecho conmigo.

Estaba un poco salada, viscosa y resbaladiza. Tenía un olor y sabor peculiar. Sabia a mi coño.  Sin sacarme el capullo de la boca empecé a moverle rápido la piel de la polla a Juan. Sube y baja. Sin parar.

Me puso la mano en la cabeza y supe que se iba a correr. Aparté la cara. Cerré la boca y los ojos y lo pajeé insistentemente. Pocos segundos después noté el chorrazo en la mejilla. Luego otro.

Juan empezó a restregar la punta por mi cara esparciendo el semen. Tenía el típico olor característico. Es inconfundible el olor del semen. Puedo reconocerlo con los ojos cerrados. No es que me apasione su sabor. Pero me he llevado más de una sorpresa muy amarga que me ha jodido el polvo.

Por eso no me arriesgue a meterlo en la boca. En otra ocasión me prometí a mí misma.

Miré a juan. Jadeaba. Afirmaba con la cabeza, mostraba su aprobación. Giré para mirar a la otra pareja que seguían pegados por las pelvis.

Jose empezó a convulsionar pélvicamente y por lo que acababa de ver. Acababa de inundar el interior de Pilar.

Aguante un par de minutos más mirando a mis hijos follar. Tras recodar lo ocurrido en tiempos pasados. Llegué a mi habitación. Me desvestí y me tumbé en la cama. Era momento de jugar conmigo misma.

15 precuela 3

- La verdad es que esta cena se merece un brindis – Dijo Juan levantando una copa de vino. – Hacia tiempo que no comía tan bien. Estoy que voy a reventar – Se dio unas palmadas en la barriga

- Naaa no seas exagerado que tampoco es nada del otro mundo – Le respondí

- Eso es porque su mujer no le cocina bien. Que yo he ido a comer a su casa y hay que echarle mucho kétchup a todo para que sea comestible – Saltó Jose

- Ahí te doy la razón – Le replicó Juan. Echo de menos las comidas que hacíamos en casa.

- Siempre que quieras puedes venir. Estamos relativamente cerca. Así que no tienes excusa

- Te tomo la palabra hermanita.

Juan hacía ya mucho que se había ido a vivir con su novia. Planeaban casarse en un futuro breve. Jose seguía en casa de los papás ya que según él no iba a encontrar nada mejor.

Pilar se fue a vivir con su novio un tiempo después. Y Hoy celebrábamos que me había independizado.

Era un piso cuco, de dos habitaciones. Relativamente barato y cerca de todo. Del trabajo, de casa de los papás y de casa de los hermanos.

En transporte público me podía plantar en cualquier lugar en poco tiempo.

Juan, que tenía una novia un poco mandona le hizo volver tras la cena. Jose que era un perro se fue con él para aprovechar el viaje y que le dejara en casa de los papás de camino.

Pilar decidió quedarse a pasar la noche. “noche de chicas” había dicho.

Ya nos habíamos puesto el pijama y estábamos las dos algo subiditas de tono debido al vino. Pero como nos dio por hablar se nos hizo muy tarde. Tampoco nos importaba no teníamos nada que hacer al día siguiente al tratarse de domingo.

- Aun te sigues viendo con estos? – Le pregunté a Pilar.

- Con Jose principalmente. Juan ahora está con la novia “barra” mujer que lo vigila por donde va y es difícil pillarlo. Al otro como siempre se dónde está pues siempre está disponible para un aquí te pillo y aquí te mato.

- Si, me pasa igual. Echo de menos a Juan. Me cogió el truquito y sabe dónde darme para hacerme correr rápido el cabrón. Lo que tendríamos que hacer es un día hacer una quedad los 4 y hacer lo que hacíamos antes. Echo de menos eso. – dije.

Recordé esas juergas que nos pegábamos los cuatro. Como probé ante la mirada de mis hermanos el chocho de mi hermana. Como las dos probamos las dobles penetraciones. O hacer juegos sexuales los cuatro a la vez. Eran tiempos ya pasados que anhelábamos volver a tenerlos como antes.

- Yo también la verdad. Bueno y tú que tal con los amoríos. ¿Ya te has sacado un novio oficial?

- Quita, ahora no estoy yo para ligarme a nada. Con lo bien que estoy. Sin ataduras. Libre como los pájaros….

- ¿Libre como los pájaros?

- El vino que me hace hablar fisssnamente.

- Pues el otro día Pedro me dijo que ya va siendo hora de tener críos.

- ¡Que me estas contando!!

- Lo que oyes.

- Y tu… ¿Quieres? -  Le pregunté

- Puuueees sí. La verdad es que me apetece. Pero ponerme y tener dos o tres del tirón, que sino luego si hay mucha separación de edad es un coñazo.

- Pues sí que vas lanzada. – Le respondí.

- Vaya, lo estamos intentando ya. Ahora cuando estoy en la época de ovulación pues lo hacemos casi sin sacarla. Todo el día estamos dale que te pego.

- Pues me alegro por ti. A ver si me haces tía pronto.

Nos fundimos en un abrazo. Nos besamos como buenas hermanas y hablamos de ellos un buen rato, hasta que la conversación cambió de rumbo.

- Y ahora que lo pienso. Tu seguirás, ya sabes… con nosotros ¿No?

- Claro! Una cosa no quita la otra. Pedro es un poco cerrado para ciertas cosas, y lo he tanteado varias veces, pero me hubiera gustado que se hubiera apuntado a la hermandad.

- ¿Con Pedro? – Pregunté extrañada

- Si, ¿porque no? A mí me hubiese gustado. Es mi pareja, vosotros mis hermanos ¿Por qué no compartir esto que tenemos tan bonito? Está claro que hemos bajado el ritmo, pero entre nosotros siempre seguirá y estará presenta esta relación tan especial que tenemos.

- Además, ojalá hubiese sido un poco diferente en este aspecto. Me hubiese gustado que fuera más como nosotros. Porque una de las cosas que me hubiese gustado es tener una familia unida al completo. NO solo de hermanos sabes… Ahora que ha salido el tema de los críos. Quién sabe si en un futuro…

- ¿En un futuro qué? – Pregunté esperando que siguiera con la conversación. La verdad es que me estaba intrigando mucho.

- Si Pedro fuera más “liberal” describámoslo así. Y aceptara el incesto como algo natural como hacemos nosotros. En un futuro, y con los críos ya más grandes a mí me gustaría SI LA COSA ES PROPICIA A ELLO, a que toda la familia, fuera una familia incestuosa.

- Ósea, follar padres, hijos y todo quisqui.

- Bueno, sí. Dicho así sí, pero es una familia nacida del amor. También con los tíos y tia. Todo lo que es familia en el saco.

- Osea, si tienes un hijo y ya mayorcito. ¿Te gustaría acostarte con él?

- Si claro.

- ¿En serio?

- SI! ¿Porque no?

- No se… siempre había pensado... bueno tiene su lógica ahora que lo planteas. Nosotros somos hermanos y mírate tú. Estamos unidísimos. Pero con los hijos.

- Tu porque te los imaginas siendo niños, pero un tío de 18 años, te puede dar caña. Y si es tu hijo más.

- O al revés – Puntualicé. – ¿Si tuberías una hija te gustaría que Pedro se la tirara?

-  Si – Respondió sin dudar.

- ¿En serio?

- Incluso yo, le enseñaría todo lo que se de sexo. Y si se anima y es propenso a que surja, todo sin obligar a nadie ehh nos acostaríamos toda la familia. Incluso vosotros si os animáis.

- Ostias Pilar no me había parado a pensar en esto nunca.

- Ya yo tampoco hasta que empezamos a buscar los críos. Es un choque de realidad. Si te gusta ¿Porque no? ¿Si ellos quieren? Yo seré su madre y les enseñare todo lo que yo sé, les educaré y les daré todo el amor que pueda. Y entre esa educación y amor, pues también les enseñaré (si me sale un chico) como tratar a las mujeres, y como son las mamadas, o como se debe follar. Y que lo haga conmigo.

- ¿Tú le harás una mamada a tu hijo?

- Por supuesto, y te aseguro que le pasará como a Juan. Como en casa no va a encontrar nada igual.

Esa noche fue otro de los cambios en mi mentalidad. Se me abrió un abanico de posibilidades que me harían reflexionar el resto de la vida.

Pero esperé a que termináramos la botella de vino.

Bebí el ultimo sorbo el vaso vacío. Anteriormente había un sido llenado varias veces de vino. Y en todas las ocasiones me las había bebido sin esperar mucho. Pilar la gran bebedora de la familia ya hacía rato que se había bebido su vaso.

- Si yo fuera tu hija – Le empecé a decir con una voz gangosa ebria a la vez que le señalaba con el dedo. – Siiiii yo fuera tu hija, la hija guapa por supuesto solo tienes más que mirarme, y te dijera de sopetón. ¡COMEME EL COÑO MAMÁ! ¿Me lo comerías? – y pegué mi cara con ojos de sospecho a la de Pilar invadiendo deliberadamente el espacio personal de cada uno.

- Si tu fueras mi hija – Dijo acercándose hasta casi besarme – Y me dijeras eso de sopetón – Me empujó lo suficiente para que me tumbara en el sofá – Te daría – Mi hermana se tumbó encima  – Unos cachetes bien fuertes – Arrimó su boca hasta casi rozar mis labios – En el culo – Lamió mi labio superior - Por ser – lamió el labio inferior – Una niña mala. – Y me besó metiendo la lengua en mi boca.

La aparté

- Quiero ser tu hija, y quiero que me comas el coño ahora. – Le reí en la cara

- Qué fuerte me parece – Dijo fingiendo sorpresa – Que mal educada eres.

Pilar se reclinó, aun estando ella encima, bruscamente me giró en el sofá quedando boca abajo. Me levantó la falda y con tirones bruscos me bajó las bragas hasta las rodillas

- Eres na niña mala – Y me azotó en el culo.

- Ostas, pica. – Y me removí en el sofá.

- Niña – Azote – Mala – Azote. Pero algo más suaves.

Levanté el culo en señal de provocación.

- Pues vaya castigo más malo. Que no me ha quitado las ganas de que me comas el coño.

- Cuéntalos!

¡Zas!

- UNO – Jadeé. Antes de volver a respirar ya me había dado el segundo. – Dos. – Aguanté la respiración y esperé. – Tres – Hundí la cabeza en el cojín de sofá – quatro – Grité.

- Más fuerte, no te oigo

- ¡CUATRO!

- Así, si – Dijo a la vez que me azotaba otra vez.

- ¡CINCO!

Noté como un dedo se me metía en el chocho húmedo. Sin poder evitarlo saqué el culo hacia fuera y recibí otro azote.

- SEIS – Gemí. No era un azote muy fuerte. Si lo suficiente para saber que se me pondría rojo el culo. Pero era soportable.

- ¡SSSSSiete!

Empezó a sacar y a meter el dedo de mi chocho.

- ¡OCHO!

Incorporó un segundo dedo a mi chocho.

- ¡NUEVE, ayy! – Este último azote lo dio bastante fuerte, sintiendo que me picaba la nalga bastante

Un pulgar se posó en el agujero del culo

- ¡DIEZ! – Gemí con ganas

- Aun quieres que te coma el coño niña mala? – Preguntó Pilar fingiendo ser una madre mandona

- Si. Si. Si… - Repetí con ansia.

Entonces pilar me tiró de la cadera. Me puso a cuatro patas quedando con el culo en poma y las bravas por las rodillas. Me separó las nalgas y noté como su lengua empezaba en el clítoris, subiendo en vertical separándome los labios vaginales, recorriéndome todo el coño, pasando por el frontón y terminando en el ano.

Volvió a repetir la lamida.

Apretó con fuerza las dos nalgas.

- ¿Dónde tienes las cosas de esto en esta casa?

- Allí en mi cuarto, en el segundo cajón de mi mesita de noche.

Pilar se levantó a buscar el juguete que solíamos usar. No era la primera vez que lo hacíamos y no sería la última. Al poco apareció sin camiseta, con los pantalones y un arnés con un dildo de color rosa.

Yo seguía en la misma posición. Con el culo en pompa esperándola.

Se puso detrás de mí. Escupió en la punta del consolador y cuando estuvo lubricado por su saliva metió la punta.

- ¿Flojo, medio o duro? – Me preguntó.

Teníamos la costumbre de preguntarnos esto antes de usar el arnés. Era la intensidad que nos apetecía en ese momento y siempre lo elegía quien recibía.

 - Ahora mismo…. Todo lo duro que puedas, mamá. – Le dije mientras meneaba el culo hacia atrás y me insertaba el dildo en coño.

- Entonces espera. – Dijo Pilar. Sacó el dildo de dentro de mí. Levantó el bote de lubricante que no sé de dónde lo había sacado, embadurnó el dildo y extendió parte por mi ano.

Por el amor de dios pensé. Por el culo me la va meter. Que así sea. Noté como empezó a dilatarme el esfínter con sus dedos a la vez que iba rellenándome con lubricante.

La primera vez que te meten un dedo por el culo es algo raro. Es como la cerveza. Es un sabor raro. Pero luego a la gente le suele pasar dos cosas. O amas la cerveza o la odias. Pues con tu culo igual.

Yo soy de las primeras. Me gusta el sexo anal. Pilar lo sabía. Noté como sus dedos se movían dentro de mí, abriéndome el ojete. Dilatándomelo lo suficiente para que al meterme el dildo no me doliera.

Pilar se acomodó detrás de mi moviendo las rodillas hasta encontrar el sitio y posición adecuada. Apuntó con el dildo al agujero medio abierto y empujó suavemente. El dildo al ser completamente liso, al estar lubricado y al ser yo aficionada al sexo anal no hubo muchas complicaciones.

Se deslizó dentro de mi como un cuchillo caliente cortando mantequilla. El esfínter se abre, el recto se rellena y te derrites de felicidad. Cerré los ojos para sentir cada movimiento. Concentré toda mi atención a mi culo. Pilar tiró de mis caderas hacia las suyas y me sodomizó con todo el dildo.

Ese dildo era especial porque tenía el largo suficiente para rellenarme todo el recto hasta el final. Hace algún tiempo lo intentamos con algo más gordo, y la verdad es que en ese momento noté una apertura de culo como nunca lo había sentido.

Pero esta tenía la medida perfecta. De ancho y largo.

Pilar retrajo la pelvis sacándome el dildo del culo. Y empujó con algo de brusquedad hasta el final Hasta que su pelvis chocó contra mis nalgas.

Imaginé una cueva oscura, rugosa pero flexible, carnosa, y rojiza. Me imagine que estaba dentro de mi ano. Entonces vi el dildo gigante abrirse paso a través de él. La pared interior cedía a su paso. El rozaba por toda la cavidad y la única forma de entrar era empujar la pared hacia afuera. La pared carnosa cedía a su paso estirándose, haciendo saltar todas y cada una de las terminaciones nerviosas que había en ella. Vi en mi imaginación el segundo esfínter que tenemos al final del recto. Me lo imaginé a mi manera, como un portal cerrado, un ano interno. Y el dildo acercándose con velocidad, arrollándolo todo a su paso y deteniéndose justo de sopetón en la entrada de ese esfínter, empujándolos suavemente solo unos milímetros con la punta. Cuando la cueva estaba en su plenitud nerviosa, con todos los sistemas en alerta el dildo-tren se retiraba a la entrada relajando todo el interior de esta. Dejándola descansar lo suficiente hasta repetir la operación.

Así me imaginaba yo las cosas cuando me concentraba al cerrar los ojos. Que ni con las cachetadas en las nalgas que me impartía pilar conseguían sacar del trance.

Pilar conociéndome empezó a bombear más rápido. Con más fuerza, con más brusquedad.

Pam, Pam Pam, embestida tras embestida. Introduciéndome el dildo por el culo.

Yo al estar a cuatro patas y con la cabeza apoyada en el sofá tenía las manos libres. Aproveché una de ellas y la utilicé para masturbarme el coño. Muchas tienen orgasmos clitorianos. Mi estimulación es vaginal. Metí los dedos en mi chocho y a través de la fina pared podía notar como el didlo me petaba el recto.

Empecé a compaginar los dedos con las penetraciones de Pilar.

Yo seguía en la cueva anal en mi imaginación. El recto ya no podía dar más de si. La cueva ya no necesitaba ceder al paso del dilo. La carne estaba lisa, las terminaciones nerviosas siempre estaban activas, no llegaban a descansar con la retirada del dildo. El ano empezó a mandar señales al cerebro. Estamos saturados de sensibilidad. Es hora de pasar a un segundo nivel

Las señales del coño mandaban la misma señal. El cosquilleo se acrecentó. Me subió por la barriga. Mi culo y mi vagina estaba al 1000% de la sensibilidad. Y me vino el orgasmo esperado.

Enterré la cabeza en el cojín del sofá. Ahogue esa respiración entrecortada. Me retiré como pude de mi hermana pilar para que sacara el consolador del culo y así pude disfrutar de unos momentos placenteros.

Cuando pude, me giré besé a mi hermana con amor y le dije mirándola a los ojos que la amaba.




No hay comentarios:

Publicar un comentario