martes, 26 de diciembre de 2023

Mi hermana y la paja (1-5)

1

 - ¿No te cansas de estar dándole al manubrio siempre? –

Me sobresalté al oír la voz de mi hermana.

- No, nunca me canso. – Dije al fin tras apartar la vista del monitor del ordenador y dirime a ella que se encontraba apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

- Siempre estas con las putas pajas, a ver si te echas novia de una puta v… ¿Pero qué cojones estas mirando?

- ¿Acaso no te gusta? – Me reí a carcajadas

- Pero esto… - Se acercó con cara de asco hasta quedarse a mi lado  - ¿Eso que mierdas es tío?

- Esto es una …


- Eres un cerdo- Dijo a la vez que me empujaba con cara de asco haciéndome perder el equilibro y casi tirarme de la silla. ¿Te quieres guardar la polla ya o qué?

- Eres tú la que ha entrado aquí. Déjame en paz y vete anda.

- Estas enfermo- Y se alejó por la puerta – ¡ENFERMO! – Se escuchó a lo lejos.

Sonreí y volví a mi peli porno japonesa. Había un par de asiáticas bañadas en aceite poniendo cara de culpabilidad mientras les comían la polla a unos perros. Sin cerrar la puerta, terminé mi paja encima de un trozo de papel higiénico. Me acomodé los pantalones al terminar y seguí estudiando.

Al poco rato me dirigí a la cocina a por una Coca-Cola y me encontré a mi hermana sentada comiéndose una manzana mientras revisaba su teléfono móvil.

- Das mucho asco – Me dijo sin apartar la mirada del teléfono.

- ¿Y para que cojones entras entonces? ¿Acaso no me puedes dejar de entrar? – Le dije mientras me sentaba con ella en la mesa de la cocina

- Para ver si paras ya de una vez. ¿Cuantas pajas te haces al día? ¿Cinco, seis? Cada vez que paso estas ahí dale que te pego, me pones enferma.

Yo pasé de contestarle. Abrí la lata y le di un buen sorbo.

- Mamá ha llamado, ha dicho que llegará tarde y que hagas la cena.

- Venga hombre, encima, tengo cosas más importante que hacer antes de ocuparme de ti. Pues ya sabes, si tienes hambre, tienes pizzas en el congelador. No me molestes – Se levantó y me miró enfadada – Me voy a mi cuarto, ¡NO ME MOLESTES! Puntualizó con monosílabos esta última frase justo antes de abandonar la cocina.

Esa era mi rutina diaria, estudiar, ver porno y pajas. Mi vida social era escasa ya que mis amigos se habían echado novia y yo, como buen solterón solo me comía el ansia depredadora sexual.

Tras estar un rato solo me levanté, y me fui a mi cuarto otra vez.

Ya se acercaba la hora de cenar cuando me empezó a entrar hambre. Nos porque me dio por avisar a mi hermana por si quería una pizza,

Me dirigí a su cuarto y la puerta estaba cerrada. Golpee la perta.

- ¿Quieres pizza?- Le dije. No escuché nada. Volví a golpear

- ¡NO!, - Escuché al cabo de un rato

- Valeeee – Y me fui a hacer mi cena.

Mi hermana cenó un poco de sopa de sobre y terminó mucho antes que yo. Yo me quedé un rato viendo la tele pero me aburrí y me fui a mi cuarto, como no, a pajearme.

Vi un video de una actriz porno que era clavadita a mi hermana. Veruca James, me había visto un montón de películas suyas y me ponía super cachondo esa actriz. Porque estaba muy buena y por el asombroso parecido fisco con Laura. Puse una peli en HD y la puse a pantalla completa. Subí el volumen de los altavoces un poco, lo suficiente para que lo escuchara yo y nadie más fuera de mi habitación y me empecé a cascar una buena paja.

- ¿Otra vez? ¿No paras nunca o qué? – Laura entró y se puso a mi lado con los brazos cruzados mirándome a mí y desviando la vista de vez en cuando al monitor de la pantalla donde salía un primer plano de la doble penetración que le estaban practicando.

- Si crees que me incomodas mirándome así y quedándote ahí te equivocas.

- Bueno, pero por lo menos ahora has dejado de tocarte aunque sea solo para hablar conmigo. – Y volvió a escapársele la vista al monitor. Me reí.

- ¿Sabías que la actriz esta se parece a ti?

-¿Que actriz? – Dijo mostrando un poco de indiferencia.

- Esta – Señalé la pantalla, pero aun salía el primer plano de la doble penetración.

- Yo no veo que se parezca mucho- Contestó.

Agarré  el ratón cambié de plano de la película y la puse casi al principio, donde salía ella vestida, de pie y hablándole a la cámara. Entonces vi como los ojos de Laura se abrieron de par en par, abrió un poco la boca y se acercó al monitor.

- Ostia puta, pero es verdad.-

Me quitó la mano del ratón y pasó un poco más adelante, fue alternando y revisando el video,

- Y tiene tú mismo cuerpo, o por lo menos se le parece – Laura no contestó. Cuando se lo comenté había una escena donde salía desnuda con las piernas abierta enseñando el coño.

Se llevó la mano a la boca y se la tapó incrédula, luego me miró y volvió a mirar el último fotograma del video donde lo había dejado. Ya casi al final, estaba Veruca sentada cubierta de semen, con la boca abierta esperando que dos pollas más se le corrieran encima.

- ¿Y te masturbas con esta tía? – Dijo sin apartar la mano de su boca.

- Si- Le solté entre risas. – Da un morbazo que lo flipas.

- Pero es como si te pajearas pensando en mí

- Por eso me gusta tanto, porque se parece a ti.

- ¿Cómo has dicho que se llama?

- Veruca James. Mira ahí hay más videos.

- Levanta – Me ordenó obligándome a salir de la silla para sentarse ella enfrente del ordenador. Cogió el ratón y empezó a navegar entre toda la filmografía de Veruca James, visualizando videos y buscando información.

Yo me quedé de pie a su lado con la polla tiesa.

- Laura.

- ¿Que?-  Se giró para contestarme – ¡Quítame esto de encima! – Dijo tras girarse y encontrarse con mi polla a escasos 5 centímetros de su cara.

- Estás en mi cuarto y yo quiero terminar, anda vete al tuyo.

- No, quita, déjame – Y por instinto le dio un golpe con la mano a mi polla para apartarla de su cabeza justo antes de volver a buscar información sobre la actriz.

- Bueno pues me pondré en la cama a pajearme mientras te miro.

- Haz lo que te dé la gana – Contestó sin mirarme.

Y así lo hice, me senté en la cama, y empecé a masturbarme, mientras veía a mi hermana visualizar un video tras otro de esta tía y quedándose asombrada. Yo miré el culo de mi hermana sentada en la silla con ese pantalón de pijama corto, los calcetines rosas de andar por casa y el moño recogiendo su pelo como solía vestir por las noches antes de acostarse.

- Pásame el papel anda, está ahí, junto a tu mano derecha.-

Laura cogió el rollo de papel higiénico, se giró, me miró y me lanzó el papel.

- ¿Has terminado ya? – Me dijo mirándome la polla

- No aun no, pero era para no manchar.

- Que fuerte lo de esta tía. Seguro que todos mis amigos lo saben y no me han dicho nada.- se levantó d la silla pero no se movió. – Veruca James, Veruca James, Ja-mes, Ja-mes, Ve-ruuu-ca Ja-mes… - empezó a memorizar el nombre.

- Oye Laura –  La interrumpí

- Que - volvió a dirigirme la mirada

- ¿Me puedes hacer un favor?

- ¿Cual?

- Esta me está costando un poco, ¿Me ayudas y me la terminas tú? Y me imagino que es Veruca la que me la hace. ¿Te animas?

Laura puso los brazos en jarras me miró con el ceño fruncido y sin querer me miro la polla un segundo. Luego puso los ojos en blanco y se fue. Al final no terminé la paja.

Los días pasaron, y como por la tarde siempre estábamos solos me daba la oportunidad de provocar a mi hermana. Desde entonces todas las pajas, me las hacía con videos de Veruca. Ponía alto el Volumen par que ella escuchara los gemidos y al anal siempre aparecía ella en mi cuarto para abroncarme.

- Me voy a quedar aquí para cortarte el rollo a ver si paras de una vez. – Me dijo sentándose en la escena de la cama mientras me pajeaba con un bukkake sobre Veruca. No lo consiguió. Me corrí encima de un trozo de papel higiénico.

Cada vez que se asomaba a mi cuarto le preguntaba si me ayudaba a terminarme la paja para provocarla y siempre obtenía la misma respuesta.

Tras pelearme con mi hermana por ver quien fregaba los platos después de cenar me dirigí a mi cuarto a dormir. Era un viernes y nuestra madre, como no, se había ido a disfrutar de su segunda juventud con su nuevo novio. Yo en cambio pasaba los viernes en mi cama tumbado. Me plantee hacerme una paja pero no me apeteció mucho. Asi que tras un buen rato de móvil y de aburrimiento me quedé adormilado en la cama.

- ¿Estas despierto?

- ¿Que? – Dije intentando recomponerme tras oír una voz

- Veo que si –

Dirigí como pude la mirada a la puerta y allí estaba mi hermana de brazos cruzados apoyada en el marco. Tras enfocar un poco los ojos y tras acostumbrarme a la luz que acababa de aparecer la vi con su típico pijama de pantalones cortos, calcetines con la suela algo sucia, y su moño de andar por casa.

- Que raro se me hace verte sin que estés tocándote.

-¿Qué quieres Laura? – Dije malhumorado

- Bueno, si te molesto me voy.

Suspiré.

- Ya estás aquí, ¿Que quieres? – Dije a la vez que me incorporaba en la cama.

- Pues no lo sé aun. ¿Puedo? – dijo haciendo señas para entrar.

- Si-

Se acercó y se sentó en la cama a mi lado. Levanté las cejas esperando a que hablara.

- Bueeeennooo, así que estabas dormido. ¿No?

- Laura...-

- Sabes, de verdad, pensaba que estarías dándole que te pego al ciruelo.

- Ya está bien con la tontería.

- No, te lo digo en serio, me esperaba encontrarte así y la cosa hubiese salido más o menos planeado pero ahora me da un poco de cosa. Mejor me voy y ya si eso... –Hizo gesto de levantarse.

- ¿Has venido a lo que yo creo?

- Nose, ¿Qué es lo que tú crees?

- Puessss - Hice un gesto muy suave encima de mis partes.

Ella me miró donde señalaba, luego me miró muy seria y afirmó con la cabeza. Pude ver como tragaba nerviosa.

- ¿De verdad?

- Que sino, da igual, ya está es mejor así.

- Nonono, no te vayas, espera – Me levanté de la cama – Espera. Me hace ilusión de verdad. Ven - La cogí del brazo y la llevé a la cama. –¿ Cómo, nose, cómo nos ponemos?

Laura se sentó y luego yo me senté junto a ella.

Nos miramos y nos reímos.

- Estas como una cabra. De verdad quieres hacerlo?

-¿No estoy aquí? –  sus palabras eran nerviosas

- Yo.. Bueno, que hacemos ¿Me la sacas y me la haces?

- Bueno – Me miró al paquete. – Sácatela primero

Me bajé los pantalones y los calzoncillos, me los saqué y me quedé desnudo de cintura para abajo. Luego me quité la camiseta y quedé desnudo.

- Bueno tampoco hacía falta tanto- Acercó un poco la mano lentamente a mi entrepierna. – Solo una paja, SOLO UNA PAJA – dijo lentamente y amenazantemente la última frase separando bien cada palabra.

Noté el calor de su mano nada más posarse encima

- La tienes blanda.

- ¿Que esperabas?

- Nose, me la había imaginado ya dura.

- No tardará.

Empezó a tocarla un poco a lo loco, un poco aquí, un poco allá, la apretó con la mano y también hizo lo mismo con los huevos. La polla por segundo empezó a crecerme-

- Ves, no tarda.

Me agarró el tronco del miembro a medio subir rodeándolo con sus dedos.

- Tienes los dedos calientes

- Y tú la polla ardiendo. – Me miró y nos reímos a carcajada limpia.

Tras relajarnos un poco siguió. Mi polla ya estaba en todo su esplendor. Me moví u poco para facilitarle el trabajo pero al estar sentados el uno al otro era difícil.

Me levanté y me tumbé en la cama y tras algún que otro intento conseguimos ponernos en una posición cómoda para los dos. Ella estaba sentada en el bode de la cama dándome la espalda, con la mano derecha en mi miembro mientras yo, tumbado disfrutaba de la paja.

Empezó a subir y a bajar más enérgicamente. Lo hacía muy bien, ni muy fuerte ni muy flojo. En la medida justa. Tanto que me empecé a correr.

- Ya, ya, me corro para- exclamé

Ella puso la mano izquierda en forma de cuchara justo encima del glande, tomando el agujero del pito a la vez que con la otra seguía con la paja.

Yo no aguanté más y manché su mano con todo mi esperma.

Laura se giró sonriendo. Me miró y miró su mano.

- ¿Dónde está el papel? Ah, vale ahí –Se levantó dejándome atrás con la polla manchada de semen, cogió un poco de papel y se limpió las manos. Repitió la operación tres veces más hasta limpiarse toda. Luego me lanzó el rollo de papel higiénico para que me limpiara yo.

- Bueno, buenas noches. – Sonrió aún más, de oreja a oreja y se fue a su habitación.

Tras limpiarme me asome al pasillo y vi como la luz que se filtraba por debajo de la puerta del cuarto de mi hermana se apagaba. La dejé en paz.

Tras varios minutos pensando al final me quedé dormido con una sonrisa en la cara.



2


Solo cuando pasaron dos o tres días desde que mi hizo la paja conseguí que me hiciera una segunda. Bueno, realmente fue ella la que decidió cuando hacérmela.

Recuerdo que se me acercó una tarde y me pidió que pusiera un video porno de la actriz que se parecía a ella. Apartó la silla se puso entre mis piernas y me hizo una buena paja.  Pero ahí terminó la cosa. Alguna vez se animaba y me volvía a hacer otra.

Era su forma de jugar conmigo. Quería marcar cuando y donde se hacían las cosas. O por lo menos yo lo interpreté así. Así que le seguí el juego.

Normalmente las pajas las hacíamos por las tardes, alguna vez lo hicimos por la noche pero solo cuando nuestra madre no estaba. Por las tardes era más cómodo.

A Laura le gustaba, o por lo menos solía pedírmelo, que pusiera alguna peli porno de su doble mientras me la cascaba. Aun así, me gustaba mucho mirarla a ella, me gustaba ver como no me quitaba ojo de la polla. Aun haciéndose la seria, la indiferente e intentar que solo lo hacía por aburrimiento podías verle la cara de estar gustándole todo. Y mucho.

- Laura –

- ¿Que?- Levantó la mirada y me miro mientras aun intentaba levantarme la polla masajeándomela

- Estando allí abajo, tan cerca, no te entran ganas de… bueno… ¿De chuparla?

Laura levantó una ceja.

- Ya sabes, a mí si me pusiera a escasos centímetros de un toto pues seguramente le pegaría un lametón.

- Tú eres tú- Respondió

Mi polla alcanzó su tamaño máximo.

- Y, si bueno, y si te pido que, ya sabes, que me la chupes un poco, ¿Lo harías?-

- No - Y paró en seco.

- No te cuesta nada, estas ahí abajo, me has hecho muchas pajas, es el salto natural, lo lógico, después de las pagas vienen las mamadas.

Laura empezó a pajearme otra vez lentamente.

- Venga, please.

- Te pones muy tonto mendigando un poco de sexo.

- Bueno lo que tú digas, pero venga, una, solo una, no te cuesta nada.

Laura puso los ojos en blanco, suspiró muy profundamente y me miró la polla.

- Ni se te ocurra córrete en la boca, te juro que te mato como lo hagas.- Me amenazó.

- Tranquila, te aviso. - Sonreí

Entonces sin muchos preámbulos apartó la vista, bajo la cabeza con la boca abierta y se metió mi polla en la boca. Que sensación más buena y calentita. La cabeza empezó a bajar lentamente y mi polla empezó incrustarse aún más dentro de ella.

Sin quitársela de la boca, se acomodó las piernas al estar en una mala posición. Apoyaba una mano en su rodilla y la otra la mantenía rodeando mi tronco.

Sus cuatro dedos rodeaban mi polla y el pulgar cerraba el círculo. Sus movimientos de sube y baja eran lentos pero presionaban con la fuerza justa para dar mucho gustito. Demasiado gustito.

Extendí la mano y se la posé en la cabeza de mi hermana, noté su pelo sedoso justo antes de que levantara la vista y con su mano me la apartara.

Negó con la cabeza amenazante.

- Vale vale- Le dije apartando la mano.

Mi hermana volvió a lo suyo.

Mi glande no aparecía por ningún lado. Se quedaba siempre en la boca. Daba igual como moviera la cabeza o la mano que siempre se quedaba dentro.

El morbo, y la falta de sexo pudieron conmigo. Yo quería hacerle caso a mi hermana y avisarla pero el morbo de soltarle mi semen en su boca podía conmigo y con todos sus castigos.

Aguanté el tipo, aparenté que no pasaba nada, pero me estaba subiendo el orgasmo. Aguanté la respiración y no hice ningún gesto para no despertar sospecha. Justo cuando bajó la cabeza y mi polla se encontraba en su punto más cercano a la garganta solté un buen chorro de leche calentita. Mi hermana se paró en seco con mi polla dentro y un segundo chorro de leche inundó su boca.

Vi como abrió los ojos de par en par, como se ponía roja de golpe sacando mi polla de su boca enfadada justo a tiempo de que un tercer chorro de semen volviera a darle alegría a sus papilas gustativas.

Sin mediar palabra y acercándose a mi cara me escupió con rabia. Mi propio semen me impactó en toda la cara como un efecto de spray, pero la parte mas gorda impactó en mi mejilla.

- Eres un puto gilipillas de mierda – Se levantó del todo y me volvió a escupir en la cara. Por suerte esta vez me pilló prevenido y pude apartar un poco, sin mucha suerte ya que me impactó en la oreja.

Mi hermana se limpió la boca con la manga y claramente enfadada salió de mi habitación dando un portazo tan sonoro que perfectamente podría haberla roto.

Me quedé un rato sonriendo como un tonto mientras me limpiaba con un poco de papel higiénico que tenía en el escritorio mientras volvía a recordar que mi semen había estado en la boca de mi hermana. Logro conseguido.

Me estaba ya subiendo los pantalones y metiendo mi polla medio flácida dentro cuando la puerta se abrió de par en par revelando una hermana histérica. Entró en la habitación con paso firme y empezó a pegarme en el hombro con mucha fuerza.

- ¿Porque cojones lo has hecho capullo? – Dijo mientras que con cada palabra me propinaba un golpe.

Por suerte era pequeña y aun que sus golpes hacían algo de daño, no suponían una amenaza real para mí. Intenté pararla pero me empecé a reír a carcajada limpia. Cosa que la enfureció aún más.

- Te dije que no lo hicieras. – Me amenazó con el dedo apuntándome directamente a la cara – Te arrepentirás de esta, vaya sí que te arrepentirás.- Me amenazó

- Ahora cada vez que te mire no me podré quitar de la cabeza que mi semen ha estado en tu boca hermanita – Y la sonreí para provocarla.

- Hijo de puta – dijo a la vez que saltaba encima de mí, rodeando con sus piernas mi cuerpo y utilizando una de sus manos para intentar pegarme por donde me pillara.

Podía con ella. Le cogí la mano peleona, me acerqué a la cama y me tiré con ella encima, utilicé mi cuerpo como peso para sujetarla y la amordacé sus manos con fuerza con mis manos por encima de su cabeza.

Su mirada me penetraba con mucho odio.

- ¡Suéltame!.

- No.

- ¡Que me sueltes joder! – Y se removió un poco intentando escapar. No lo consiguió.

- Cuando te calmes.

- Suéltame ya o te juro que… - Y me volvió a escupir a la cara.

- Joder, que pesadita estás con lo de escupir – Arrimé mi cara a la suya y le restregué el escupitajo en la cara- Me miro con rabia pero se estuvo quieta.

- ¿Te tranquilizas? –

- No – Pero no se movió

- Lo siento, de veras que lo siento. –

- Eres un capullo –

- Lo siento, ¿vale? ¿Me perdonas?

- ¡NO! - Pero notaba como dejaba de hacer fuerzas y ya apenas se resistía.

- No volverá a ocurrir –

-¡JA!, Que te crees tú que va a volver a ocurrir-

-¿Porque no?

- ¿Tu porque crees?

- ¿Me perdonas? – Y a solté al no notar ninguna resistencia.

- Ya veremos –

Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos sin decir nada. Ella mantuvo los brazos en la misma posición pese a que yo ya no la sujetaba. Teniendo a mí hermana tan cerca me pareció que se volvía muy guapa de repente.

Aparté a mirada y me incorporé de golpe abochornado tras sentirme tan atraído por ella. Ella se incorporó lentamente y se quedó a mi lado sentada.

- No lo vuelvas a hacer- Me dijo mientras me daba unos golpecitos en la pierna. Se levantó y se fue andando a su cuarto lentamente. Yo la seguí con la mirada fija en su culo. No se giró, simplemente desapareció por la puerta.

3.


Pasaron unos cuantos días y la relación entre mi hermana y yo no cambió para nada. Es como si no hubiera pasado nada entre nosotros dos, las mismas discusiones, las mismas palabras, el mismo trato… todo exactamente igual. O por lo menos eso es lo que aparentábamos. Yo en cambio empecé a ver a mi hermana de otra forma. Antes la veía de un modo morboso, la situación de incesto era súper excitante, y aún lo es, pero ahora la veo y la miro con deseo, analizo su andar, su forma de moverse, su risa escandalosa cuando está viendo la tele e incluso la forma que tiene de apartarse el pelo de la cara. Todo lo que hace mi hermana me resulta tremendamente sensual.

Me había costado días decidirme a dar el paso, necesitaba hablar con ella y disculparme por haberme corrido en su boca sin avisar. Espere a estar seguros de que estábamos solos en casa para decírselo.

Salí del cuarto y me dirigí a su cuarto pensando en cómo decírselo, o en cómo empezar la conversación. La puerta estaba cerrada, giré el pomo de la puerta y la abrí.

- Mira que me gustaría…. – No terminé la frase.

Allí estaba ella, tumbada en la cama con la cabeza hundida en la almohada, mordiéndose el labio, su espalda curvándose mientras una mano se apretaba un pecho por encima de su camiseta y la otra sujetaba un dildo rosa liso con el que se penetraba el coño enérgicamente.

Abrió los ojos de par en par al escucharme.

- ¿PERO QUE HACES? ¡Sal de aquí ahora mismo idiota!- Logré esquivar el cojín que me lanzó de la cama con cierta puntería a la vez que cerraba la puerta para salir corriendo hasta mi cuarto.

Llegué a mi cuarto, cerré la puerta y me apoyé en ellas de espalda

- ¿Por qué estoy corriendo? – Me dije

Me reí al pensar en que no solo yo me masturbaba en esa casa. Volví a salir al pasillo para irme a la cocina y se abrió la puerta de la habitación de mi hermana. Salió y se dirigió hacia mí. Se plantó delante con cara rabiosa. Me miró, resopló, me apunto con el dedo y se dio la vuelta otra vez hacia su cuarto sin decir nada.

Me empecé a reír.

Se volvió a girar y vino otra vez hacia mí.

- Llama antes de entrar, ¿vale? – Me dijo con un leve reproche antes de darse la vuelta otra vez y meterse directa en su habitación.

Esa misma noche, muy entrada la noche estaba en mi camba tumbado con la polla en mi mano dándole que te pego pensando en la visión de mi hermana de esa misma tarde. Pero por alguna razón no conseguía llegar al orgasmo.

Me incorporé en la cama, me puse los pantalones y me fui al baño. Todo estaba en silencio y a oscuras. Todos estaban durmiendo. Tras lavarme un poco la cara volví a salir al pasillo hacia mi cuarto. Pero por alguna razón me dirigí al cuarto de mi hermana. Planté la oreja en la puerta y no escuché nada.

Giré el pomo y abrí la puerta. Vi a mi hermana tumbada en la cama con la luz del móvil iluminándole la cara que se giró a mirarme cuando vio que se abría la puerta.

- ¿Qué haces? – susurró

- ¿Estas despierta? – Le dije mientras pasaba y cerraba la puerta sin hacer ruido.

- Si- Me contestó.

Me acerqué y me senté a su lado en la cama.

- ¿Qué haces? Le pregunté como si tal cosa

- Nada, en el faceb…. ¿Y tú qué haces aquí?

- No podía dormir – Le dije

- Ajam,¿Y?-

- Me aburría y he pasado a verte.

- Anda vete a tu cama – Me dijo  la vez que me empujaba con la mano

- He pensado que ya que estoy aquí podrías... Bueno... Podríamos repetir lo de la última vez.

Se incorporó en la cama y la sabana se le resbaló hasta la cintura, llevaba una camiseta ancha pero se le marcaban un poco las tetas y los pezones. No pude resistirme a mirárselas.

- Mira, vete a la cama, te haces una paja de las tuyas y veras como te relajas y consigues dormir.

- Ya lo he intentado, incluso me he puesto un video de Veruca y no ha habido manera.

- De Veruca y no… - Hizo el gesto con la mano típico de una paja mientras recalcaba la palabra VERUCA.

- No

- No venga, ya estoy medio dormida, lo siento. Va a tu cama – Me insistió empujándome.

Al final desistí y me fui de su habitación.

Me volví a tumbar en la mía y me saqué la polla. Algo tenía que hacer. Empecé un lento “sube y baja” con una picha flojucha y me forcé en imaginarme alguna película porno guarra. No había manera. Empecé a imaginarme alguna peli en la que saliera Veruca, el clon de mi hermana y entonces mi polla dio alguna señal de vida. Le costó un poco pero por fin llegó a ponerse dura.

Escuché ruidos justo detrás de mi puerta, me dio tiempo a taparme rápido con la sabana justo en el momento en que apareció la cabeza de mi hermana Laura por la puerta. Me alumbró con el móvil.

- ¿Puedo? – Dijo en voz muy baja.

- Si – susurré

Entró, cerró la puerta y se vino hacia mi cama.

- Hazme un sitio – Dijo movió las manos enérgicamente par que me apartara.

Lo hice, me hice a un lado. Laura levantó las sabanas a oscuras y se tumbó a mi lado. Se acurruco junto a mí, apoyó su cabeza en mi almohada y quedamos a escasos centímetros el uno del otro. Nos miramos sin decir nada un buen rato.

- Esto no significa nada – Me dijo al fin. Yo no respondí. Noté una de sus manos se posaba en mí. Por la zona del brazo. Laura se movió un poco y se acercó a mí buscando una posición más cómoda.

- ¿Ya te has hecho la paja?- Me dijo seriamente.

- Estaba en ello, pero hoy me cuesta.

Noté como su mano empezaba a bajar por mi cuerpo lentamente, como si estuviese buscando algo con la mano, el móvil o un mechero encima de una cama en plena oscuridad hasta que llegó a  su destino. Tu mano se topó con mi polla dura como un bate de béisbol. La rodeó con los dedos y me la apretó con ganas. Sonrió.

Apartó un poco el culo hacia atrás para dejar sitio y poder trabajar con tranquilidad. Cambió la mano de posición y entonces me la cogió bien. Empezó a pajearme con delicadeza. Arriba y abajo, sin parar, a un ritmo lento y constante y sin apartar la mirada de mis ojos.

- Sigo muy enfadada contigo – Me dijo al fin.

- Lo siento – Le dije de corazón.

- ¿Lo volverías a hacer?

- No-

- ¿Porque?-

- Porque no te gusta

- Yo no he dicho que no me guste.

- ¿Entonces?- Pregunté

- Te dije que no lo hicieras y me mentiste.

- Ya te he dicho que lo siento.

- ¿Entonces lo volverías a hacer?- Volvió a preguntarme esta vez acercándose aún mucho más a mi cara.

- Depende – Dije al fin

- ¡Ah!, esto está mejor. ¿De qué depende?-

- De que si tú quieres o no que lo haga.

- Así me gusta. No te acostumbres a ello. – Se incorporó un poco en la cama, me empujó en un hombro para obligarme a tumbarme boca arriba en la cama. Levantó las sabanas pasó una pierna por encima de mi quedando a horcajadas se tapó la cabeza con la sabana y susurro.

- Hoy puedes, pero no te acostumbres a ello.

Entonces bajó, el bulto que veía era raro, En la oscuridad solo veía un poco de sabana moverse y algo jugando con mi entre pierna. Cuando por fin se colocó en su sitio no tardó en enfundarse mi polla en su boca.

La sabana subía y bajaba, a la vez que su boca succionaba.

Mi polla erecta notaba cada roce de sus labios, cada lengüetazo y algún que otro roce con algún diente despistado. Notaba cuando la punta golpeaba con su garganta y cuando sin querer le provocaba alguna arcada.

Cerré los ojos. No oía nada. Estaba todo en silencio. Se escuchaba ladrar a un perro a lo lejos y una ambulancia pasar a toda velocidad. Apenas se escuchaba mi respiración, pero Laura era completamente silenciosa.

Le volví a poner la mano en la cabeza y esta la apartó con maestría. Se la quité.  Separé un poco las piernas y ella se acomodó rápidamente. Se sacó mi polla de la boca y empezó a lamerme el tronco de arriba abajo. Se detuvo en mis huevos que se los metió una uno en la boca succionarlos. Volvió a mi polla poco después. Dejo quieta la cabeza, su boca rodeaba mi glande por completo y su mano empezó a pajearme cada vez con más velocidad.

Empecé a escuchar la respiración entrecortada de mi hermana y eso me puso aún mucho más cachondo. No aguanté nada más. Estrujando la sabana con mis dedos, aguantando la respiración descargué toda la leche acumulada otra vez en la boca de mi hermana Laura. Laura no se apartó dejando que esta vez disfrutada de la corrida. Solté un chorro, mientras ella seguía pajeandome. Solté un segundo y Laura aflojo el ritmo. El tercero solo soltó unas cuantas gotas que se perdieron entre la saliva, el semen, la lengua y los dientes de Laura. Me succiono un par de veces y relamió la punta del capullo. Me soltó la polla y empezó a moverse. Poco después apareció entre las sabanas.

- No te acostumbres a ello – Se levantó de la cama. Cogió su móvil y silenciosamente salió de la habitación.


4.

Pasaron más de dos semanas desde la vez que Laura entró en mi habitación por la noche. Desde entonces no había vuelto ha hacer nada con ella. Era como si no hubiese existido nada, como si no hubiese pasado nada. Yo no entendía una mierda.

Las tres siguientes noches tras el encuentro la esperé impaciente en la cama. No vino. A la cuarta noche me fui hasta su cuarto y la encontré roncando, no la desperté. Tampoco volví a intentarlo ninguna noche más.

Al principio se me quitaron las ganas de hacerme pajas pero según iban pasando los días las ganas de masturbarme iban en aumento. Laura aun estando en casa y dejando la puerta abierta me ignoraba cuando me masturbaba, era como si no hubiese pasado nada.

Cansado de la incertidumbre cerré la ventana del navegador y cerré todas las pestañas de videos porno que tenía abiertas. No me apetecía masturbarme. Me dirigí al comedor donde estaba ella sentada en el sofá con la mirada perdida en el móvil y con un programa del corazón al cual no le prestaba atención.

Me senté a su lado con una bolsa de patatillas fritas con sabor a jamón y le ofrecí un poco. Sin levantar la vista de la pantalla del móvil, agarró un buen puñado y se las metió en la boca.

- ¿Creo que tenemos mucho de qué hablar no crees? – Le dije al fin

- No, no creo.-

- ¿No? ¿Porque?

- Porque se de lo que quieres hablar y no tengo ganas de hablar de eso.

- Lo que ha pasado entre nosotr… -

- Nada, no ha pasado nada – Me interrumpió. – A ver, no voy a hablar del tema porque no quiero hablar del tema, no le des más vueltas, no te emociones con estas cosas porque no es sano. Es una simple mamada y ya está. Tampoco es para tanto. La conversación se acaba aquí y ya. ¿Vale?

- Vale – Me levanté, le dejé las patatillas a su lado y me fui.

Mi vida volvió a su normalidad, a su monotonía pajera y a mis estudios. Pasaron los días y la relación con mi hermana no cambió en absoluto. Empecé a olvidarla, a recordar el encuentro como un mero sueño y las pajas con Veruca James pasaron a un segundo plano.

Estaba en mi habitación cuando pasó Laura toda sudada, vestida de runner moderna con su leggins negros y su camiseta rosa fucsia chillón directa a su habitación.

Me levanté y salí corriendo tras ella para alcanzarla.

- Ha llamado mamá. – Le dije

Se giró para mirarme mientras seleccionaba la ropa del armario que se iba a poner después de ducharse.

-¿Llega tarde otra vez?

- Si-

- Que novedad.

- Lose, voy a hacer pizza para cenar ¿Quiere que te prepare una?

-Mmmm. No me apetece pizza ahora la verdad. Hazme un bocata vegetal, pero sin mayonesa, ¿Si? -

-  Vale ¿Con atún o pollo?

- Atún. – Me dijo mientras pasaba junto a mí y se metia dentro del baño.

Estaba terminando de hacer los bocatas cuando escuché a mi hermana llamándome a gritos desde el baño. Fui cuando terminé de lavarme las manos. Golpee la puerta del baño y una rendija muy pequeña se abrió.

-Me he dejado las braguitas encima de la cama. ¿Me las traes?

Suspiré

En la cama de su habitación no había ningunas braguitas, ni por el suelo. Me fui al baño otra vez.

- No están encima de la cama –le dije a través de la puerta.

La puerta se abrió otro poco.

- Pues en el primer cajón del armario hay unas, tráeme las verdes. – Y cerró la puerta.

Busqué en el primer cajón y había un montón de ropa interior. Sobretodo tangas. Al final localicé unas braguitas de un color verdosos azulado. Las cogí las abrí y vi que era más un cullote que unas braguitas. Se las llevé al baño otra vez.

Abrí la puerta y al momento encontré que ella me impedía abrirla más. Le pasé por los dedos de la puerta las braguitas que ella cogió.

- ¿Puedo entrar? – le pregunté con un tono así en broma pero que en realidad era en serio.

- ¿Para qué?

- Pues, para, mmm, para ver cómo te quedan esas braguitas.

- No- Respondió secamente, cerró la puerta y echó el pestillo. – Gracias – Se escuchó a través de la puerta

- De nada – Respondí.

Al caboo de un rato largo apareció en mi cuarto. Con un pantalón corto de pijama, una camiseta ancha y un moño recogiendo su pelo.

Se sentó en la cama mientras yo prestándole poca atención seguía sentado en la silla del escritorio.

- ¿Que haces? – Me pregunto

- Leo, ¿Y tú?

- Aburrirme

- ¿Y no dan nada en la tele?-

- A esta hora, solo basura-

-¿Nada en el móvil?

- No me apetece móvil – Respondió

-¿Y qué te apetece?- Le pregunté a la vez que dejaba de leer y le prestaba atención.

- No lose- Se estiró, y se tumbó en mi cama bostezando – Si lo supiera no estaría aquí.

La miré y llevaba unos calcetines tobilleros rosas con la suela algo oscura de andar por casa, las piernas con un perfecto depilado me llamaron la atención. ¿Tendría el coño también completamente depilado? No pude evitar mirar su entrepierna. Por desgracia el pantalón, aun siendo corto no marcaba nada y no pude apreciar nada.

- ¿Y qué haces tú cuando te aburres? – Me preguntó mientras miraba aleatoriamente entre los objetos de mi habitación.

- Yo, pues, no sé, masturbarme supongo.

- Entonces te sueles aburrir mucho – Y se incorporó en la cama – ¿Tienes alguna peli nueva para ver que te hayas descargado?

- Que va, no hay nada nuevo que ver.

- Pues que mierda – Se levantó de la cama lentamente y se fue a su cuarto sin decir nada mas.

¿Pero qué cojones? Pensé. Me quedé mirando un rato largo el hueco de la puerta abierta al no saber muy bien a que venía todo esto. Me levanté y me fui a su cuarto.

Estaba tumbada boca abajo en la cama con el móvil entre sus manos. Me miró nada más aparecer yo.

- Ya sé que me vas a decir que no pero. Si quieres, como estás aburrida, me podrías hacer una felación –

- Naahh, no me apetece mucho la verdad – Dijo como si lo que yo acabase de decir fuese lo más normal del mundo.

Entré en la habitación y me senté a su lado.

- ¿Ni una mamada rápida? – Le insistí. La verdad es que me apetecía mucho.

- NO, no me apetece, además me duele un poco aquí. - Y se tocó la parte de atrás del cuello. -Se ve que he dormido mal o algo y me molesta aquí.

- ¿Quieres que te haga un masaje? -Y le puse la mano en el cuello y empecé a hacerle un masaje.

- No, venga para – Me quitó la mano – Todo esto es par que te la chupe, no me apetece de verdad.

Desplacé la mano, sin saber por qué a su nalga izquierda, la posé suavemente y noté lo duro que tenía el culo.

- ¿Qué haces?- dijo girándose rápidamente y apartándome la mano.

- Nada, nada, lo siento, algo instintivo, no lo he podido evitar. Perdona.

Con el ceño fruncido, me miró de arriba abajo y cuando terminó suspiró.

- Todo sea por el aburrimiento. – Se levantó se puso a mi lado y empezó a tomarme el paquete.

- ¿Me la vas a chupar?- Pregunté ansioso

- NO, ya te he dicho que me duele aquí, te la casco solo para que me dejes tranquila con el tema.

Sin cortarse un pelo, sin preliminares cariñosos ni nada, metió la mano por debajo de mi pantalón de chándal, también por debajo de mis calzoncillos y me cogió con fuerza el tronco de mi polla.

Alcé el culo, me bajé los pantalones hasta las rodillas, me volví a sentar y bajé los pantalones hasta los tobillos. Laura que estaba en una mala posición se levantó, se puso entre mis piernas y empezó a menearle la polla con gracia.

- Aún está blandita – Dijo

- No tardará – Respondí

Y efectivamente pocos segundos después ya estaba en todo su esplendor. El sube y baja de la mano de Laura era magistral, con fuerza suficiente pero con delicadeza, con ritmo pero sin ser abusivo. Una paja que apenas me duró un minuto. Empezó a notar que me iba a correr.

- Me voy a correr – Le susurré.

Laura puso su otra mano encima de mi capullo, justo encima en forma de cuchara y en ese preciso momento me miró directamente a los ojos. Se mordió el labio y me corrí en su mano. Siguió masajeándome la polla mientras yo iba manchándole la mano de mi semen.

- Gracias – Le dije al final

- NO hay de que – Y se miró la mano manchada de esperma. Se levantó y se fue al baño a limpiarse. Yo me levanté como pude hasta alcanzar el rollo de papel higiénico que tenía el escritorio. Me limpié y me volví a vestir.

Laura apareció de nuevo con las manos limpias.

- Bueno, y ahora que.

A final pasamos el rato jugando a cartas, sin mencionar nada.

Esa misma noche caya una tormenta impresionante, muchos rallos y truenos. Parecía que se iba a acabar el mundo. Todo temblaba, el cielo nocturno se iluminaba y la luz de los rayos se filtraba a través de los agujeros de la persiana. Aun así intenté conciliar el sueño.

Algo se movió en la oscuridad. La puerta se abrió despacio y un rayo ilumino la habitación mostrándome a mi hermana Laura entrando.

-¿Puedo pasar?- Me dijo cerrando la puerta tras de sí.

- ¿Estas bien? – Le pregunté susurrando.

- Te importaría que pasara aquí la noche, tengo un poco de miedo por la tormenta- Me dijo

- ¿Y mama no se va a enterar que no estás en tu cuarto? – Le respondí a la vez que le hacía un hueco en mi cama.

- NO, se ha ido con su nuevo novio y no creo ni que venga  a desayunar como otras veces. Se irá al trabajo directa desde casa del novio- Y se metió dentro de la cama dándome la espalda.

- No eres un poco mayor ya para tener miedo de una tormenta?

- De pequeña me venía a tu cama cuando había tormentas ¿No te acuerdas?

- Si,

- Aun así nunca me ha gustado dormir sola con tormentas. Hoy aprovecho y así conseguiré dormir más tranquila – Dijo mientras se terminaba de tapar y se acurrucaba en la cama.

- Buenas noches – Le dije al fin tras unos segundos de espera y tras comerme mucho la cabeza del porque mi hermana se había metido en mi cama.

Me tumbé con ella, le aparté algunos pelos de la cabeza que me hacían cosquillas en la nariz.

- Espera, levanta la cabeza- Le dije mientras pasaba mi brazo por debajo de su cuello. Tenerlo pegado al cuerpo en una cama pequeña aplastado por dos cuerpos me molestaba un montón.

El otro brazo instintivamente la abrazó. Nuestros cuerpos se pegaron un poco más y permanecimos un buen rato en silencio.

Podía oler el pelo de mi hermana y olía muy bien. Podía sentir su reparación debajo de mi brazo y sentía el calor de su mano agarrando la mía.

Empezó a mover sus pies fríos y a meterlos entre mis piernas.

- Tienes los pies helados-

- Calla, tengo frio – me contestó

Sus pies rebuscaron entre mis piernas hasta que encontraron un hueco donde quedarse y refugiarse del frio.

Mi cuerpo pegado al suyo, su espalda contra mi pecho, mi mano sobre su mano y su mano sobre sus tetas, su culo contra mi pelvis y sus pies entre mis piernas hicieron que sin poder evitarlo, mi polla se pusiera dura. Ella lo notó.

-¿Es que no puedes pensar en otra cosa?

- Lo siento, no he sido yo, ha sido sola.

- Ya claro, sola… - Y movió un poco el culo restregándomelo contra la pelvis – Pues sí, la tienes bien despierta, que tonto, a ver cómo te duermes ahora.- Y se rió por lo bajini.

Dejé de abrazarla y metí mi mano en mi entrepierna. Cogí mi polla y la moví. Era incomodo estar en esa situación y encima estar empalmado. Intenté ponerla en una posición que no molestara.

- Pero te quieres estar quieto – Me reprochó.

- Solo me la coloco y ya está - La volví a abrazar al terminar.-  Venga duérmete – Le dije

Ella volvió a mover el culo y a restregarla por mi entrepierna mientras se reía

- ¿Quieres parar? – Le amenacé

- Solo te provocaba, que eres muy tontito, ya paro, ya paro – Y se quedó quieta mientras se reía

Pasaron unos segundos y mi polla palpitaba, me había despejado por completo y solo podía concentrarme en el cuerpo de mi hermana que tenía en mis brazos.

Le solté la mano y noté cierta resistencia a que se la soltara, se la posé en la cintura. Espere unos segundos y fui bajando lentamente recorriendo su cuerpo hasta casi llegar a su nalga.

- Ni se te ocurra – Me dijo cortante

-No iba a hacer nada –

- Ya claro – Me dijo, pero tampoco me apartó la mano de donde estaba.

Seguí un rato más quieto, pero dejando un tiempo prudencial volví a intentarlo, al estar más cerca el recorrido sería menor. Empecé a bajar la mano otra vez y llegué a la nalga sin que opusiera resistencia. Simplemente la posé y la dejé ahí. Encima del pantalón, notando el tejido de la tela pero también notando la firmeza de la nalga que había debajo. Apreté un poco. Y se quejó.

- Veeeeeeeenga, para – Dijo. No contesté.

Al cabo de un rato volví a apretar.

- Quiero dormir –

- Yo también – respondí pero volví a apretarle la nalga y esta vez no aflojé.

Llevó su mano a la mía y la apartó.

- Eres un pesao. – Y se movió ligeramente hacia adelante dejando hueco entre los dos. Su mano empezó a buscar mi mano pero se encontró con mi paquete duro. Lo apretó, lo soltó y resopló.

- ¿Aun sigues así?

- Tú que crees – Le dije con un tono que intentaba ser erótico pero que resultó ser patético.

Al final me cogió la mano y me obligó a abrazarla.

Yo seguía sin poderme dormir, mi polla estaba dura como una piedra, mi olfato me obligaba a oler su pelo y eso me excitaba aún más. Había conseguido pegar otra vez mi polla a su culo sí que ella se moviera. Empecé a fijarme en su reparación y me di cuenta de que ella seguía igual de despierta que yo. Pasé al ataque, no sabía si me iba a dar resultado pero por intentarlo no perdía nada.

- Laura,

- ¿Que? – dijo al fin tras unos segundos en silencio

- ¿Follamos?-

Giró la cara un poco para intentar mirarme, me miró de refilón con cara extrañada y volvió a ponerse en la misma posición

- ¿Tienes condones?- dijo tras unos segundos en silencio.

- No – Respondí.

- Pues entonces no.

- Oh venga ya-  le dije.

- No, que me preñas-

- Me corro fuera, lo juro – Le dije en tono de suplica

Volvió a girarse para mirarme con el ceño fruncido y resoplo.

Sin mediar palabra me soltó la mano, la dirigió a mi polla y la palpó. Cuando la encontró metió la mano por debajo del pijama, la sacó y me la soltó. Se movió ligeramente en su sitio. Puse mi mano encima de su cintura y noté como se bajaba ligeramente los pantalones y las braguitas dejándome el culo al descubierto. Volvió a cogerme la polla y se la colocó en la entre pierna.

Puse su mano en su culo

- NO, déjame a mí. – Me apartó la mano y me la puso un poco más arriba donde no la molestaba. Volvió a cogerme la polla, levantó un poco la pierna y noté como la punta del capullo tocaba piel calentita. Empezó a moverse un poco y mi polla empezó a frotarse con el coño de mi hermana.

La punta de mi polla abría los labios de su vagina cada vez que pasaba. La otra mano la usó para frotarse el clítoris.

La habitación estaba en silencio. Yo apenas me movía un poco por la zona de la pelvis y Laura hacia lo mismo a un tiempo acompasado.

La respiración de mi hermana se intensificó un poco pero no tanto como en las porno que chillan una barbaridad. La punta de mi polla empezó a mojarse por los flujos de su coño y poco después, tras apuntar bien y moviendo un poco el culo para acomodarse, el capullo se quedó atascado en el agujero del coño. Empecé a empujar y la mano de mi hermana me frenó al ponerla en mi pelvis.

- Despacito –  Me susurró

Empecé a moverme muy suavemente, al ritmo que ella me iba dejando, mi pene fue entrando muy poco a poco dentro del coño de Laura. Nota calor, humedad y me hacía muchas cosquillas en la polla del gustito que me estaba dando. Media polla la tenía dentro ya cuando me apartó la mano de la pelvis. Puse la mía en su cintura y seguí empujando lentamente. Ella sacó un poco de culo y el último tramo entró con mucha facilidad.

Mis huevos tocaron su clítoris, mi pelvis aplastó las nalgas de mi hermana y mi mano atraía hacia mí la cintura de Laura. Permanecimos unos segundos así. Disfrutando del momento. Entonces Laura empezó a moverse. Lentamente mi polla salió hasta la zona del capullo y volvió a meterse en la caverna mojada. Resbalaba y la sensación cálida me encantaba. Los movimientos se repitieron, una y otra vez. Dentro y fuera, dentro y fuera. Aparté la mano de su cintura y se la mentí por la barriga, pegué mi cuerpo un poco más al suyo y gracias a eso mi brazo llegaba a más sitios. Noté la barriga lisa de Laura y al subir me encontré con sus pechos. Toqué uno y después toqué el otro. No dijo nada, simplemente me dejo tocárselos. Pincé con delicadeza uno de sus pezones. Estaba duro como un guisante congelado. Seguí apretando una de sus tetas  y nuestros cuerpos empezaron a intensificar los movimientos. Empezaron a ser más brucos. El silencio se rompió la respiración acelerada de ambos, por los choches de nuestros cuerpos y por chuff chuff de mi polla al entrar y salir de su coño.

Laura hecho hacia atrás su cabeza y yo apoyé la mía sobre su mejilla. Nuestras caras se tocaron. Alzó su mano y me toco mi otra mejilla. Empezó a resoplarme en la cara con sus ojos cerrados. Yo seguía empujando y me vino casi de golpe. El subidón. Empezó sin darme cuenta y al momento me empezó a dar mucha alegría por el cuerpo, tanto que empezó a concentrarse mucha sensibilidad en mi polla, note que iba a estallar. La saqué a tiempo, me la agarré y al cogérmela un buen chorro de semen bañó por fuera el coño de mi hermana. Me la meneé dos veces más y las dos veces solté esperma.

Mi hermana siguió respirando, cada vez más despacito, hasta que se tranquilizó. Me empujo un poco hacia atrás. Se sacó un calcetín, se limpió como pudo la corrida, dejó el calcetín en el suelo, se colocó las bragas, el pantalón moviéndose y retorciéndose en la cama.

- Mañana me lavas la ropa – Dijo secamente. Se tumbó plácidamente como si no hubiese pasado nada.

- Vale – Le respondí. La abracé y me dormí con ella.


5.

El móvil empezó a sonar. Era mi despertador. Me levanté como pude y lo apagué dejándolo otra vez en la mesita de noche. Era sábado, con lo que la alarma había sonado porque no me acordé de desactivarla. Me giré para seguir durmiendo y me topé con mi hermana.

Seguía en mi cama, durmiendo.

- Shh, despierta.-

- Déjame – Remugó

- Estás en mi cama, como venga mamá y nos vea nos mata

- Que me dejes – cogió la manta y se tapó la cabeza.

Me levanté despacio, comprobé que estaba vestido, salí al pasillo y rebusqué por toda la casa. Estaba vacía. Mi madre no había ido por casa como había dicho Laura y por la hora que era ya no aparecería hasta después de trabajar.

Me volví a mi cuarto y me metí otra vez en la cama con mi hermana. Me volví a dormir un rato.

Noté que algo se movía en la cama y me desperté. Laura se estaba despertando también. Bostezó y estiró los brazos. Gruño y se desperezó. Abrió los ojos y me miró.

- Buenos días le dije –

- Hola- Contestó

Me acerqué para darle un beso y ella se apartó.

- ¿Qué haces?-

- Pues darte un beso ¿Por?-

- Ya pero ¿Porque me das un beso?

- Bueno nose, por... nose... ¿Por lo de ayer quizá?

- Ya bueno, pero no, mejor no – Me contestó

- ¿Echamos uno mañanero? – Le dije mientras sonreía de oreja a oreja.

Laura puso los ojos en blanco y le levantó de la cama.

- ¿No te cansas nunca?

- NO – dije sonriendo

Estando tumbado no pude dejar de mirarle el culo mientras ella andaba a bandazos dormidos hasta la puerta de mi cuarto, salió y se perdió hasta el baño.

A lo largo del día me encontré otra vez con la indiferencia de mi hermana. Yo no lo entendía, echábamos un polvo y ella como si nada. Era mi hermana y como si nada. Así que tuve que seguirle el juego ya que no daba pie a nada más.

Pero volvió la rutina de siempre, salvo con una puntualización. El comportamiento entre nosotros dos había cambiado un poco. Ya no nos puteábamos ni hablábamos mal. Ahora simplemente nos tratábamos bien, nos empezamos a ayudar y a darnos las gracias. Cosas que antes no hacíamos. Empezamos a portarnos bien mutuamente.

Pocas tardes después me encontraba en un momento del día algo extraño, me apetecía hacerme una paja pero a la vez me daba mucha pereza. Aun así nunca se puede desperdiciar un rato de paja. Me bajé los pantalones y los calzoncillos, mientras que con la mano izquierda me masajeaba lentamente los genitales, sin llegar a pajearme, simplemente me tocaba, con la derecha, moviendo el ratón buscaba videos porno cerdos.

Sí, es una manía mía y unos gustos un poco raros, pero me daban mucho morbo. Encontré uno de un par de asiáticas. Unas japonesitas muy monas pero que ponían cara de que las estaban violando y lo único que hacían era tocarse un poco el coño. Lo quité y seguí buscando. Apareció uno de un bukkake sadomaso donde a la chica se la cepillaban entre un montón de hombres musculosos por todos lados.

Mejor eso que nada. Rebusqué en el timeline del video y lo dejé justo cuando empezaban a hacerle una doble penetración y le tapaban la boca con otra polla. Dejé el ratón empecé a masturbarme.

- Y aun me sorprende la capacidad y facilidad que tienes para las pajas – Laura me dijo apoyada en el marco de la puerta.

- ¿Cuánto llevas ahí?

- Un buen rato, pensé que dejarías el video del travesti, pero al final as optado por este- Y se acercó junto ama

- El transexual era un poco feo-

- Excusas, excusas, -Puso las manos sobre el respaldo de mi silla y como era giratoria la giró.

- ¿Qué quieres? – Le dije sin soltarme la polla.

- No llego a coger una caja de arriba del armario de mi cuarto, ¿Me la bajas?- Dijo poniendo su cara más angelical posible

- ¿Ahora?

- Sip, venga – Me ofreció la mano y al final acepté. Al tener los pantalones bajados lo más cómodo era dejarlos ahí, junto a los calzoncillos para no parecer un pingüino andando. Fui a su cuarto sin pantalones.

-La caja roja del fondo. – Me dijo

- Yo tampoco llego.- Cogí la silla de su escritorio, me subí en ella con cuidado y empecé a rebuscar en el altillo de su armario. – Aquí tienes – Le dije pasándole la caja roja.

- Gracias – La cogió y la puso encima de la mesa del escritorio. Me ofreció la mano y me ayudó a bajar

- Gracias – Le dije yo esta vez.

- ¿Crees que hoy mamá tardará en venir? – Me preguntó

- No lo sé, últimamente se está pasando con el desfase de sus salidas.

- En el caso entonces de que no salga que tenemos… ¿Casi una hora?-

- Si ¿Para para qué? –

- Bueno. ¿Te apetece uno repito?- Dijo mientras se rascaba el brazo.

- ¿Ahora?-

- Si-

- Bueno venga, vale.

- Túmbate ahí anda. – Y me señaló la cama. Me tumbé encima y esperé.

Se quitó los pantalones y el Tanga que llevaba, se quitó la camiseta y el sujetador de una forma poco sensual. Como si se desvistiera para meterse en la ducha. Entonces por primera vez pude contemplar el cuerpo de mi hermana desnuda. Ni un pelo en el coño, una piel blanca, con sus curvitas como a mí me gustaba y pechos a lo Veruca James.

- De verdad que te pareces mucho a Veruca James –

- Y eso cómo me lo tengo que tomar, bien o mal – dijo a la vez que se subía a la cama, ponía el culo entre mis piernas y pasaba las suyas por encima de las mías.

- Bien, es un cumplido-

- Pues gracias – Me sonrió.

Me cogió la polla un poco flácida y empezó a masajearla. Enseguida revivió. La meneó un poco más para asegurarse que no decaía. Escupió en su mano, se restregó la saliva por el coño y se subió encima de ella. Me cogió la polla, apunto a su coño y lentamente fue sentándose encima.

Su piel caliente allí donde hacia contacto con la mía provocaba en mi cosquillas y gustito. Al final se sentó por completo. Empezó a moverse adelante y atrás con mi polla rellenándole el coño de carne de primera calidad. Su clítoris se frotaba con los pelos de mi miembro. Laura echó la cabeza hacia atrás a la vez que respiraba más profundamente.

Yo aproveché para acercar las manos a sus tetas bamboleantes y agarrar cada una con una de mis manos. Se las apreté ligeramente. Ella no reaccionó, pero a mí me gustaban su tacto.

Apenas notaba nada en la polla. Había mucha humedad ahí abajo y el movimiento que hacía apenas me producía placer. Pero ver a mi hermana disfrutar con mi polla hacia que no decayera.

Apreté un poco más sus tetas y me apartó una de las manos con una mano libre. Se inclinó hacia adelante obligándome a soltárselas. Su pelo le cayó por encima y tapó su rostro. Empezó a moverse muy rápidamente y con fuerza. Yo ya si que no notaba nada, tenía que concentrarme y hacer fuerza para mandar sangre y que estuviera erguida. Pero entonces se paró. Resopló unos segundos y se levantó.

- ¿Qué haces? –  Le dije

- Ya está. - Me afirmó.- Ya está, yo ya he terminado.

- Ya bueno pero yo no.

- Y que quieres que haga yo, es tu problema – Me increpó.

- Yo que sé, pero me vas a dejar así?

- Hazte una paja o algo – cogió su camiseta y se la puso rápidamente mientras salía de la habitación camino al baño

Me incorporé de un salto y me fui corriendo tras ella. Entre en el baño y estaba ella  mirándose al espejo retocándose el pelo.

- ¿Qué quieres? – Me dijo mirándome a través del espejo.

Me puse tras de ella, puse mis manos en sus nalgas y le estrujé el culo.

- Venga, para- Movió su trasteo a la vez que me rechazaba.

Mi polla se puso dura al momento, Agarré la camiseta de mi hermana con fuerza, me cogí la polla y la metí entre las pierna de mi hermana con cierta fuerza haciéndole apoyarse en el lavabo.

- No venga, no lo hagas – Pero no se resistió.

Mi polla encontró el huevo húmedo de su coño usado y se la metí. Laura jadeó.

La agarré por la cintura y empecé a pegarle pollazos con fuerza. Cada pollazo llegaba hasta el final, mi pelvis chocaba con sus nalgas, y al tener ella las piernas separadas mis huevos le rebotaban en el clítoris.

Me chupé el pulgar y lo llené de saliva. Le separé las nalgas y empecé a frotar el agujero del culo.

- No, no, venga por el culo no. – Hice caso omiso, y empujé el pulgar hacia dentro.

- Coño que no- se movió bruscamente, se libró de mi girando en redondo, mi polla salió de su coño brillante de jugaos y me la encontré mirándome cara a cara con rabia.

- ¿Porque no?

- Porque así no joder. Así no.

- Venga solo un poquito.

- No-  e intento salir del baño. Lo impedí agarrándola del brazo, entonces vi que se contenía la risa.

- Entonces puedo o no? – Le pregunté riéndome.

- Otro día, pero ahora no, ya te diré yo.

-- Vaaaaaalee. ¿Y qué hacemos con esto? Le dije señalándome mis partes.

Laura puso los ojos en blanco y se puso de rodillas. Abrió la boca y se comió el rabo. Empezó a meterse polla en la boca hasta la garganta a la vez que con una mano me pajeaba y con la otra me masajeaba los huevos.

Cerré los ojos y disfruté lo que pude de la mamada

- ¿en la boca? – Le pregunté

Ella afirmó sin dejar de chupar. Pocos segundos después le avisé dándole unos golpecitos en la cabeza. Ella hundió más la polla en su boca y solté mi chorro. Tragó todo lo que escupí en su boca. Tragó, relamió el tronco con la lengua y besó la punta del capullo.

Se levantó y se fue sonriente

- ¡Me debes un anal! – Le grité por el pasillo

- ¡Calla gilipollas! – Fue su contestación.


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