viernes, 5 de abril de 2024

El campamento (I a V)

El campamento I - La paja



 Mi nombre es Miriam, y actualmente tengo 22 años, pero la historia que hoy os vengo a contar ocurrió hace bastante, y fue el inicio de una larga lista de historias sexuales. Esto ocurrió cuando yo tenia 18 años, en el verano previo a comenzar primero de bachiller.

Durante el mes de Julio, tras terminar el colegio, mis padres solían mandarnos a mi hermano pequeño Kevin y a mi a un campamento de verano, donde ya habíamos ido los últimos tres años, y solíamos coincidir con otros amigos que se encontraban en la misma situación. La verdad es que recuerdo esta época con cierta añoranza, no puedo decir que no me gustase, era toda una experiencia durante los veranos, que normalmente se me hacían aburridos.


Por aquel entonces era una chica bastante normal. Tenia le pelo castaño en una larga melena, pero siempre solía peinarme con una o dos trenzas. Por lo general vestía de una forma normal, no demasiado provocativa, pero dado que era verano solía acostumbrar a ir ligera de ropa. En cuanto a mi físico, era una chica bajita y delgada, bajita por herencia familiar, y delgada dado que mis padres cuidaban bastante mi alimentación y practicaba natación, donde competí durante unos años.  Y en cuanto a lo interesante he de decir que tenia un culo pequeño pero firme, y unos pechos más grandes de lo que cabría esperar para una chica de mi tamaño, dado que se me habían desarrollado bastante temprano, sin llegar a ser enormes, eran grandes, redonditos y firmes.

Como en todo campamento de verano, lo más común es que se formasen parejitas fugaces que normalmente no llegaban a ningún lado, aunque personalmente ningún chico lograba gustarme, más allá de los idealizados famosos de la época. No me malentendáis, si que me había dado algunos morreos con chicos de clase, a los cuales consideraba monos, pero nunca había pensado en salir con ellos.

En cuanto a las parejas dentro de mi grupo de amigos, estaban Marta, mi mejor amiga del campamento y Alvaro, y por otro lado Sonia, otra de mis amigas, estaba interesada en Oscar. Por mi parte, como he comentado ninguno llamaba mi atención, pero lo que si tenia claro, era el amor que me procesaba Asier, un chico de dentadura torcida y con la cara llena de granos. Todos estos nos conocíamos ya desde hace 2 o 3 años.

Durante las noches los chicos dormían en un cuarto y las chicas en otro. Los cuartos eran bastante grandes, de literas, y disponían de todo lo necesario, incluidas duchas y baños.

-Me gustas Miriam.- Se escucho a una voz chillar en plena noche. Procedía del cuarto de los chicos y todas la había escuchado y diferenciado perfectamente.

-Parece que tienes todo un admirador.- Comentó Marta, que dormía en la cama junto a la mía, ambas dormíamos en la litera de arriba.

-Ay por favor, no sé como quitármelo de encima.- Respondí.

-Dale un besito, es la mejor forma de calmarlo y que nos deje dormir.- Añadió Laura, una chica nueva que se había juntado a nuestro grupo.

La noche transcurrió por todo lo demás con normalidad, y al día siguiente seguimos con las actividades, dando de comer a los animales, ya que el campamento era una granja escuela.

Durante una de las actividades, creo que estábamos haciendo galletas, Oscar nos contó a Marta y a mi que anoche, después del grito escucharon a Asier haciéndose una paja. No continuamos la conversación mucho más dado que estábamos con gente ajena a nuestro grupo de amigos, pero Marta se encargó de retomarla poco después, durante un descanso.

-Así que le han dedicado una paja a nuestra querida Miri.- Dijo Marta que estaba sentada sobre una alta verja.

-Estuvo como 10 minutos sin parar, incluso gemía a veces. Es toda una declaración.- Dijo Alvaro mientras daba unos toques a un balón de futbol.

-Seguro que la próxima vez puedes ayudarle.- Añadió Laura.

-Ni en sus mejores sueños.- Quise concluir zanjando la conversación, no porque no me gustase el tema, si no porque no quería ofender los sentimientos del pobre que no estaba ni presente.

-Pues mañana por la noche será la acampada, seguro que quiere ponerse en una tienda contigo. - Dijo Sonia.

-Seguro que antes prefiere ponerse en una tienda con el burro.- Dijo Oscar antes de echarse a reír.

-Tu tranquila cariño, que no te voy a dejar con ese pajero. – Marta bajo de un salto y se dispuso a darme un cariñoso pico de amigas. En ese momento los chicos comenzaron a gritar. Marta era una chica algo más alta que yo, de melena rubia lisa, con una cara perfecta, con algunas pecas en los pómulos y unos labios envidiables. Para mi gusto era la más guapa del grupo. Tenia un culo bastante definido, y imagino que lo sabría y por eso siempre solía usar leggins. Llevaba un piercing en su ombligo, y sus pechos no estaban nada mal.

-Que te quitan la novia.- Le dijo Oscar a Álvaro mientras todos respondían con un solido -UUUUUUUHHHH.- Para hacer más sangre. Álvaro, por su parte era todo lo contrario a Marta. Parecía más niño que adulto y su aspecto no le ayudaba. Era bastante bajito, pero a la vez delgado y atlético. Tenia la melena larga, con un flequillo que a veces tapaba su mirada. Su mejor atributo era su amistad.

Marta miró a Oscar por encima del hombro, y luego de nuevo se dirigió a mi. Me guiño un ojo y de nuevo me dio un pico. Yo entendí su juego y la correspondí con un cachete en el culo, que doblo los gritos de los chicos. Después Marta de dirigió a Álvaro y le dio un morreo.

Durante esa noche tocaba una noche de juegos. Resumiendo, muy rápidamente ese aspecto consistía en jugar a una especie de escondite entre dos grandes equipos. Jugábamos en un gran campo dentro de los terrenos del campamento, con una pequeña zona de bosque.

Marta, Álvaro y yo nos encondimos con una chica que creo que se llamaba Sandra que iba en nuestro equipo en una oscura zanja.

-Mañana durante la noche, cuando todos se duerman en sus tiendas nos reuniremos todos en la nuestra.- Dijo Marta hablando en bajito. -Los chicos han preparado una sorpresa.-

A pesar de ser de noche, y la poca iluminación que favorecía el juego, podia observar como Alvaro metía mano sigilosamente a Marta, en especial tocando su culo.

-Hemos conseguido hablar con unos chavales del pueblo para que nos compren cervezas. Así que lo pasaremos bien en la acampada.- Añadió Alvaro, ambos se dieron un beso más pasional de lo que cabría esperar, y Alvaro insistió metiéndole mano. Sandra y yo nos mirábamos con cara de circunstancias.

-Tu si que quieres pasártelo bien mañana, eh.- Le dijo Marta entre morreo y morreo. -Por cierto, tu también puedes venirte, pero no se lo digas a nadie más, hay mucho aguafiestas.- Añadió dirigiéndose a Sandra, que parecía estar alucinando con la situación.

El juego continuaba y Sandra y yo continuamos hablando, ya que Alvaro y Marta estaban muy a lo suyo, hasta que en un momento comencé a sentir como alguien me tocaba el culo. No sabía si dado que estábamos muy juntos Alvaro se había confundido o si era algo intencionado, incluso tenia mis dudas de si era él o Marta estaba gastándome una broma, pero no dije nada.

Seguí como si nada pasase mientras mi chocho comenzaba a mojarse y sentía la necesidad de tocármelo para aliviarme irremediablemente. Sentida una delicada mano recorrer mis glúteos, gozando cada milimetro lentamente, lo cual me ponía enferma. En ocasiones llegaba hasta mi cintura, y metía la mano por debajo de mi sudadera para tocarme la espalda, para posteriormente bajar por encima de mis vaqueros hasta mis muslos.

No era la primera vez que alguien me tocaba, sin embargo, ese morbo no había existido otras veces, era la primera vez que me levantaba así el apetito sexual.

Sin embargo, de un momento a otro las caricias cesaron. No entendía porque, pero estaba deseando que esa mano volviese a tocarme y se atreviese a llegar a mi mojada entrepierna. Poco después Sandra quedo eliminada, así que decidí darme la vuelta esperando que Marta y Alvaro hubiesen acabado con su jueguecito, pero nada más lejos de la realidad.

Al girarme pude ver a Marta semidesnuda, con la camiseta levantada enseñándole sus bonitas tetas a Alvaro, el cual se estaba haciendo una maja mientras que con la otra mano le acariciaba el culo. Ambos no paraban de besarse mientras continuaban. Yo no dije nada y me limité a observar.

Marta abrió sus ojos para mirarme fijamente mientras continuaba con la acción. Su mirada era de pura pasión. Estaba disfrutando de que lo estuviese viendo. Alvaro por su parte no dejaba de mirar las tetas de Marta mientras batia su mano con un ritmo frenetico. En ese momento me fije en su entrepierna. Su polla salía a través de la bragueta del pantalón, no era excesivamente grande, pero que se podría esperar de un chaval de 18 años. Sin embargo si que tenia bastante bello púbico.

En este momento mi entrepierna ya estaba empapada y deseaba masturbarme. No creo que a ellos le hubiese parecido mal o hubiesen pasado, de hecho estoy segura de que lo hubiesen disfrutado, pero en lugar de ello me quede congelada.

Marta agarro la polla de Alvaro y comenzó a hacerle la paja ella. -¿Te gusta?- Por un segundo pensé que se dirijía a mi, pero en mi lugar fue Alvaro el que contestó.

-Estoy cachondisimo, me tienes la polla a mil.- Dijo Alvaro casi entre suspiros.

-Ummm, quiero toda esa leche para mi.- El tono de Marta era el propio de una actriz porno, y parecía que no era la primera vez que lo hacía.

-Chupamela un poco que me voy a correr.- Sin embargo, Alvaro se alejaba de esa atmosfera.

Yo por mi parte no perdía detalle a pesar de la oscuridad, de hecho me esforzaba por verlo todo lo mejor posible. La mano de marta recorría el pequeño manubrio de Alvaro, el cual parecía hasta brillar.

Marta comenzó a bajar su cabeza hasta llegar al torso de Alvaro mientras me miraba con una expresión que aún no sabría definir. Alvaro seguía estujando su culo con pasión, mientras que colocaba su segunda mano sobre la cabeza de su novia, estaba claro que el también se había dado cuenta de que los veía, pero prefería ignorarme.

Marta sacó su lengua para aproximarse con su punta al miembro de Alvaro. Comenzó a lamerlo sin metérselo en la boca, a pesar de que Alvaro hacía esfuerzos por lo contrario. En ese momento podía sentir como mis bragas estaban completamente empapadas, algo así como después de una masturbación apoteósica.

Finalmente Marta se metió su polla en la boca, lo cual debido ser todo un gustazo a juzgar por los gemidos de su novio. Podía ver como sus labios se cerraban a media altura de su polla. No escuchaba ningún ruido propio del acto, pero si que podía ver como la boca de Marta subia y bajaba constantemente a un ritmo lento. Pero la mamada no debió de durar más de un minuto, cuando escuchamos el aviso de que Marta estaba eliminada. Tras el lamento de su novio Marta se levantó y se fue a la zona de eliminados sin que fuese mucho problema para ella.

-Pues vaya gracia.- Dijo Alvaro aún con el miembro al aire. No tenía claro si me estaba hablando a mi o no dado que me había ignorado hasta ese momento.

Alvaro continuaba escondido en la zanja, conmigo. Ambos estábamos a pocos metros. No podía dejar de fijarme en su miembro, del cual iban cayendo algunos hilillos de las babas de su novia.

Entonces, Alvaro volvió a agarrar su miembro para terminar con el trabajo, y comenzó a hacerse una paja. -¿Te molesta? Si quieres me doy la vuelta, pero te juro que no puedo más.- Al fin me dirigía la palabra, mientras continuaba con el trabajo. Con una mano se agarraba los huevos mientras que con la otra se masturbaba.

-No, tranquilo.- Las palabras brotaron de mi boca en un hilillo de voz, pero fue bastante para Alvaro, que siguió recorriendo su con mano su polla sin parar, esta vez mirándome. Fueron unos tres ininterrumpidos minutos de paja, cuando unos pequeños rugidos indicaban que estaba cerca del final. Sin mediar palabra se levanto y se acerco a mi. Pude distinguir perfectamente su miembro. Sus huevos peludos y su glande, el cual me apuntaba dirigido por su mano derecha, con la que se la cascaba.

De pronto un chorro de semen proyectó contra mi, impactando en mi sudadera. A continuación, otro más sobre mis piernas igual de potente, y un tercero y cuarto que salpicaron mi deportivas. No se porqué, pero aquello termino de calentarme, y dirijí mi mano a mi coño para palpármelo sobre mi pantalón.

Álvaro siguió durante unos segundos con la polla fuera del pantalón, la cual se fue deshinchando considerablemente, hasta que poco después se fue a esconder en otro lado. El juego termino al de un rato, y como ya era la hora nos fuimos a nuestros respectivos cuartos.

Cuando llegué a la cama estaba tremendamente excitada, me puse el pantaloncito del pijama y al de pocos segundos ya estaba empapado pensando en todo lo que había sucedido hace unos momentos. En la oscuridad de la noche Marta se acerco a mi y me dio un pico. Puede sentir el sabor de la polla de Alvaro en sus labios. No fue nada sensual, simplemente un besito de amigas.

Estaba deseando masturbarme, pero el destino me tenía reservado algo mejor la próxima noche.

-Ha sido divertido eh.- Dijo Marta antes de volver a su cama. Ambas nos miramos por unos segundos y sonreímos como cómplices.

II si ganas te enseño las tetas


Las noches de acampadas eran mis favoritas. Normalmente había unas 7 tiendas de campaña, todas muy grandes, más la de los monitores. Durante esa noche podíamos hacer grupos para dormir juntos en las tiendas, aunque realmente dormir era lo que menos hacíamos. El año pasado ya habían tenido la idea que colar algunas cervezas en el campamento para tomar a escondidas durante la noche, que nos pasábamos jugando a juegos de beber y retos. Además era la noche perfecta para dar rienda suelta a los amoríos del campamento, por eso era la noche más esperada por Laura, que quería juntarse finalmente a Oscar. Por mi parte puedo decir que me lo pasaba genial, solía besarme con algún chico durante los juegos, pero disfrutaba mas del ambiente que se generaba, ahora, a mis 22 años, extraño ese sentimiento de felicidad tan gratuito.

-Bien Sandra, tu te vienes con nosotras, puedes dormir en nuestra tienda.- Dije para integrar a Sandra en el grupo. -¿Te gusta la cerveza?.-

-El sabor es asqueroso, pero la bebo sin problemas.- Dijo Sandra con una sonrisa. En cierto modo dijo lo que todas pensábamos en esa etapa de nuestra vida, me gustaba que fuese una chica directa. Sandra tenia mi misma edad por lo que recuerdo. Era morena de pelo listo, tenia el pelo tan oscuro como la noche, y unos ojos del color de la arena, eran muy llamativos. En cuanto a su físico no era una chica que dejase ver mucho, solía llevar camisetas sin mucho escote, pese a que se le notaban los pechos por debajo. Si recuerdo que solía vestir con marcas deportivas tipo Adidas, y también solía acompañar su look con pantaloncitos cortos de tela, estilo deportivo también. La verdad es que no le sentaba nada mal diferenciarse de las demás.

El día se hizo eterno esperando la noche, y la verdad que no hay mucho que reseñar salvo un pequeño evento a media tarde.

Laura, Marta, Sandra y yo estábamos en la mesa de ping-pong del parque durante nuestro tiempo libre, donde normalmente se organizaban campeonatos. La verdad es que ninguna éramos de las mejores, la que más destacaba era yo y la verdad que era bastante normalita jugando. Llego mi turno y me tocaba contra Javier, un chico nuevo de este año, moreno de pelo corto, bastante alto y no del todo feo, digamos que un chico común.

-Venga hombre, otra vez nos vais a hacer perder el tiempo.- Se quejó al ver que yo era la siguiente. -Si no me vas a ganar, deja que juguemos los profesionales.-

-Oye chulito, jugare si me da la gana, así que no te creas rafa nadal y vamos.-

El partido transcurrió bastante parejo. El era bastante mejor pero aún así íbamos empatados todo el tiempo, de manera que el partido tardaba mas de lo normal en acabar. Mis amigas me animaban sacando de quicio a Javier.

-Bueno se acabó. Esto ha durado demasiado, siguiente.- Dijo Javier cogiendo la pelota con la mano negándose a continuar.

-Pero que dices.- Argumenté incrédula.

-No podemos seguir perdiendo el tiempo, he sido el último en hacer punto así que gano yo.- Ante la nueva regla que se había sacado Javier de la manga mis amigas saltaron enfadas. Estaban disfrutando del partido más por hacerle rabiar que por el deporte. Estuvieron discutiendo durante unos minutos hasta que Marta abrió la boca demasiado.

-¿Quieres una razón para jugar? Pues vamos a hacerlo más interesante, si Miri gana no vuelves a jugar en lo que queda de mes.- Dijo alzando su voz por encima de los demás. -Y si ganas tú… te enseñaré las tetas.- Podréis imaginar el revuelo que se armo en ese momento. El partido comenzó a tener la importancia de un gran slam y cada vez eran más los que se acercaban a mirar. La verdad es que me sentía un poco presionada, sobre todo por la cara de poca gracia que ponía Alvaro, el novio de Marta, sin saber muy bien si iba de farol o lo haría de verdad si perdía.

El caso es que gané, pero a nadie le interesaba eso salvo a mi, ni siquiera a Marta. Javier replico rápidamente que había sido falta o que desconocía alguna regla para invalidar mi punto. Rápidamente la gente la apoyó imagino que por el morbo de ver las tetas de Marta. Total, que el juego se reanudó hasta que Javier acabó ganando, y todos celebrándolo.

Marta le dijo que lo harían en el baño, y que no duraría más de dos minutos, con la condición de que yo la acompañase ya que era la que había perdido.

-Eso no me parece justo.- Dijo Javier. Imagino que no le convenia mi presencia si quería aprovechar la situación. -Si tu te llevas a una amiga entonces yo también me llevaré a un amigo.-

-Te esperamos en el baño de arriba.- Marta me cogió del brazo, ambas subimos al edificio principal y nos metimos en un baño. Poco después entraron Javier y para mi sorpresa… Asier.

No se si lo recordáis, pero Asier era un chico bastante feo. Tenia los dientes descolocados, el pelo sucio y la cara llena de granos. No era ni gordo ni flaco, pero estaba fervientemente enamorado de mi, hasta tal punto que me había dedicado una paja.

-Lo has hecho a posta.- Le dije. A Marta pareció darle más igual.

-Bueno, vamos al grano.- Marta se levanto la camiseta negra que llevaba dejando a relucir un sujetador violeta que contenía sus pechos. No eran especialmente grandes, pero si lo suficiente para agarrarlos bien con una mano. -¿Quieres desabrochármelo tú Miri? Es justo que me ayudes.-

Lo cierto es que en aquel momento envidiaba la actitud de Marta, siempre tan morbosa y disfrutando tanto de esas situaciones sin darle más importancia. Me gustaba su forma de vivir la vida, aunque a veces fuese demasiado. Supongo que en la actualidad me he convertido en una digna sucesora.

Javier se mordía el labio con pasión y no perdía ojo de como desabrochaba el sujetador para liberar sus pechos. Marta disfrutaba el momento intercalando miradas entre los dos muchachos, y cuando el sujetador quedo en mis manos, comenzó a tocarse las tetas. Eran más grandes de lo que había podido ver la noche anterior, bastante redonditas y firmes, aunque imagino que su cuerpo hacía verlas mas bonitas. Su pequeña cintura y su culo potenciaban su erotismo.

Yo me encontraba detrás de ella, mientras que los chicos frente a ella se relamían como dos cerdos. Sin embargo, podía ver como de vez en cuando Asier dirigía su mirada en mí.

Asier pretendía acercarse con la manos en alto para alcanzar sus pechos, pero Marta le detuvo muy elegantemente sin decir nada, únicamente moviendo su dedo índice lentamente de izquierda a derecha. -¿No quieres unirte Miri?- Dijo Marta invitándome. -Tengo curiosidad por verte las tetas, y tu ya me las has visto mas de una vez.- En ese momento pude ver como se iluminaba la mirada de Asier, que comenzó a pasarse la mano por la entrepierna. En su pantalón pude ver un bulto considerable, lo que me invitó a fijarme en la entrepierna de Asier, también erecta, aunque con un tamaño menor.

No sabía si unirme al juego o no, pero Marta tomó la decisión por mi. Era una chica con una personalidad hipnotizante y atrapante, y no podía decirla que no. Acercó el mismo dedo índice con el que me decía que no a Javier hasta el escote de mi camiseta de tirantes. Uno de sus pechos toco con mi brazo. Pude sentir la suavidad de sus tetas calientes.

Marta sabia que no llevaba sujetador, así que se limitó a bajar mi escote la suficiente para que mis tetas saliesen a la luz. Asier dejó salir un pequeño jadeo al verlas. Supongo que era lo que más estaba deseando. Mis pechos, algo más grandes que los de Marta comenzarón a ser tocados por las manos de mi amiga, con suma suavidad y delicadeza recorría mis dos tetas.

-Vaya par de tetas.- A pesar de la burdeza de las palabras de Marta, en su boca sonaba erótico.

-Ya veo que tu si que quieres tocarlas.- Se quejo Javier. Me reí y entonces decidí aplicar las mismas reglas que él había impuesto para ganar el partido. En ese momento miré sonriente a Marta y comencé a sobar sus pechos al igual que ella hacía con los mios. Por la cara que puso, supongo que eso no se lo esperaba, pero le agradó.

-Vaya tetas tienes amiga.- Le dije mientras con un tono de exceso sensual. Pase uno de mis dedos sobre uno de sus pezones. Su cuerpo respondió con un escalofio y apretando mis tetas.

-No, vaya tetas tienes tú.- Alego ella. Ahí estábamos, la una frente a la otra sobándonos las tetas, mientras Asier y Javier se contenían como podían.

Mire a Javier. Estaba sufriendo, sufriendo de gusto, puedo decir que alguna vez, mas tarde, he experimentado esa situación, así que ahora se lo que sentía. Asier, junto a el, sobándose el paquete, solo era un daño colateral. Le dí otro de nuestros clásico picos a Marta, de forma que nuestros pechos de juntaron al acércanos la una a la otra. Yo no estaba especialmente excitada, pero si que me estaba gustando la situación, más por los chicos que por mi amiga. Marta respondió con un lento beso en uno de mis pezones. Eso si que comenzó a calentarme, y por lo visto también a Javier, que se decidió a sacarse la polla tras un jadeo.

Asier en cambio se contenía por dar rienda suelta a sus necesidades. Pero podía ver como literalmente estaba babeando, viendo como Marta hundía su cara entre mis pechos.

Mara agarraba mis dos tetas mientras su cara se restregaba contra ellas. Podía sentir la humedad de sus labios, la delicadeza de su piel, cara roce era una nueva sensación. Javier zarandeaba lentamente su polla frente a nosotras sin decir nada, aunque poco a poco trataba de acercarse. Su polla no era especialmente grande, más o menos como una salchicha de las de sobre. Era bastante más larga que ancha, algo más larga que la de Alvaro pero no mucho. Lo que me sorprendió es que estaba ligeramente inclinada a la izquierda.

De repente alguien entró en el baño. Le pude ver perfectamente frente a mi, y el pudo ver perfectamente la situación. Era Joseba, uno de los monitores. Por lo que nos había contado sabiamos que tenía apenas 19 años, se había sacado el titulo y quería ganarse un dinerillo trabajando ahí durante el verano.

-Pero que narices está pasando aquí.- Rápidamente Javier guardo su miembro y miro asustado. -Se puede saber que estáis haciendo así?- Dijo Joseba.

En ese momento me asuste por las posibles consecuencias, pero Marta… Marta siempre sabía como actuar. La mire ojiplatica, con el corazón a mil. Ella parecía totalmente tranquila, aún seguía agarrando mis pechos.

-¿No podemos darnos un baño? Hemos dado de comer a los burros y olemos un poco mal.- La indiferencia de Marta me dio algo de confianza.

-Pero vamos a ver cría, tu te crees que soy tonto, que no se lo que hacíais.- El tono de Joseba se elevaba enfurecido ante la obvia mentira de Marta.

-¿Y que estábamos haciendo?- Marta soltó mis pechos y se cruzo de brazos tapando sus tetas. Le retaba, pero estaba ganando. Joseba no la contesto. -No estamos haciendo nada malo.- Tenia razón.

-Pues si os estáis bañando, podéis continuar.- Joseba levanto la mano indicando hacía las duchas que había en el baño. Decidí que era momento de ayudar a Marta, tomar valor y ser como ella, así que me termine de quitar la blusa y me baje los pantalones. Marta sonrío al verme e hizo lo propio.

Quedamos completamente desnudas la una junto a la otra, y las dos frente a Joseba, y detrás de el Asier y Javier. En ese momento pude observar una mancha en bulto sobre el pantalón de Asier que indicaba que se había corrido. Joseba les echó del baño y nos quedamos los tres solos. Yo pensaba que ahí terminaría todo, pero en lugar de eso nos metimos en las duchas.

Podía ver el firme culo de Marta, daban ganas de tocarlo para ver si era real. Atraía tanto mi vista como la de Joseba, que nos quitaba los ojos de él. Ambas teníamos pelo en el coño, pero marta lo tenia ligeramente más corto, en cambio el mio estaba más descuidado, al natural ya que no me solía depilar amenudo ahí abajo.

Nos metimos bajo el chorro de agua mirándonos la una a la otra, mientras él disfrutaba del espectáculo. Por lo que habíamos oído tenia novia, pero no parecía importante mucho, y el bulto en su entrepierna menos. Después de un largo tiempo en silencio observando como nos duchamos se fue. Imagino que tendría remordimientos sobre lo que podría pasar y poner en duda su trabajo si nosotras decíamos algo dado que no teníamos mucha confianza. Terminamos de ducharnos y nos preparamos para la acampada de esa misma noche.


III acampada sexual


Continuación de la saga "Campamento". Se recomienda leer las dos historías anteriores para comprender todo bien.

Durante las horas previas a la acampada las chicas aprovechamos para ponernos monas. Sabíamos que iba a ser una gran noche, y después de lo que había pasado previamente con Marta en el baño yo intuía que estaría cargada de tensión sexual, y por primera vez en mi vida, lo estaba deseando.

Me puse una camiseta blanca básica y una cazadora de flecos bastante cortita por encima, acompañando a unos pantalones negros que eran mis favoritos. Por debajo solo llevaba unas braguitas rosas, ya que durante el campamento no me gustaba usar sujetador y mis pechos se mantenían en su sitio. Finalicé haciéndome una trenza que llegaba a la mitad de mi espalda.

Marta por su parte no varió mucho su estilo. Llevaba una camiseta rosa que no llegaba a taparle el vientre, y unos pantalones de cuero negros que más bien parecían una segunda piel. Su melena estaba totalmente lisa y suave.

También me sorprendió Sandra, que fiel a su estilo llevaba una sudadera negra abierta y debajo un top deportivo azul oscuro. Sus pantalones eran unas mallas negras que se le pegaban también bastante, reafirmando su culo. El toque diferente se lo daba la gorra negra que llevaba puesta. Me gustaba su estilo urbano.

Los chicos sin embargo no parecían preocuparse tanto por su imagen. Tan solo puedo destacar a Alvaro, el cual solía ir siempre bastante moderno, aunque también conservador, y Javier, cuya sencillez no le sentaba nada mal.

La noche comenzó con unos juegos que habían organizado los monitores, no nos lo pasamos mal, pero todos estábamos deseando que llegase la noche. Durante estos momentos Marta y yo comentamos que encontrábamos algo extraño a Joseba después de lo sucedido. No se dirigió a nosotras en toda la noche, a pesar de no quitarnos el ojo de encima.

Llegó el momento de organizar las tiendas de campaña. En la nuestra nos juntamos Marta, Sandra, Laura y yo de chicas, junto con Alvaro y Oscar. Los primeros momentos los pasamos charlando, esperando a que los monitores se durmiesen para comenzar con nuestro plan. La tienda era bastante grande, y tenia tres pequeños huecos destinados a dormir, donde dormíamos en parejas, y una gran estancia central. Alvaro y Marta iban juntos en una de estas estancias, no se querían perder el momento de achuchones. Laura había conseguido emparejarse con Oscar ya que pretendía conseguir algo más con el durante esa noche. Así que por descarte, Sandra y yo dormíamos juntas en el tercer bloque.

-Entonces le enseñasteis las tetas a ese palurdo de Javi.- Comentó Oscar sobre el tema más deseado de conversación.

-Ese era el trato. Todos lo estabais deseando, si preferisteis que ganase él.- Respondí directamente. Todos echaron a reír y se hizo el silencio por un momento. Pese a se verano la noche era un poco fría, y Sandra y yo nos arrimábamos la una a la otra bajo los sacos de dormir para mantener el calor.

-Además no fue el único que nos vió las tetas, también estaba con el Asier.- Continuaba Marta explotando el tema.

-¿El pajero? Vaya pues si que ha tenido que disfrutar viéndote las tetas Miri.- Contesto Laura.

-De hecho se corrió en los pantalones, lo pude ver.- La dije.

-Vaya, así que te fijaste en su polla eh, ¿y que tal era?-  Alvaro sacó al bromista que llevaba dentro. Podía ver como se movía debajo de su zona del saco, seguramente aprovechando para meter mano a Marta. De vez en cuando se daban un par de morreos.

-Pues no lo sé. Al menos el se la guardó en los pantalones, no como Javi.- Le contesté. Todos se quedaron alucinando ante el dato.

-¿Javi se sacó la polla?- Preguntó, dirigiéndose sobre todo a su novia.

-Y se toqueteó un poco.- Le dijo Marta con todo el desparpajo. Parecía que a Alvaro no le hacia mucha gracia el tema, pero la actitud de Marta era impasible.

-¿Y como la tenía?- Preguntó Sandra junto a mi.

-Tampoco es que haya visto muchas pollas, pero no muy grande. Delgada y larga. Le brillaba la punta.- Todos se echaron a reír con el último dato que aporté a la conversación.

-Pero tranquilo cielo que esta noche estas tetas son todas tuyas.- Le dijo Marta a Alvaro siguiendo el tono de broma y meneando sus pechos.

Alvaro y Oscar salieron poco después de la tienda a por el alcohol que había conseguido colar gracias a la ayuda de uno vecinos del pueblo cercano al campamento y regresaron al de pocos minutos con un par de bolsas. Comenzaron a sacar todo, principalmente eran cervezas y una botella de tequila, a parte de una botella de vino que Álvaro se guardó para él y Oscar.

Nos preparamos para beber, juntándonos todos en el salón de la tienda, y otro grupito de amigos del campamento aprovecho para unirse a nosotros. Por lo visto Oscar y Alvaro habían alardeado de que tendríamos alcohol, y los nuevos estaban interesados en unirse a nosotros a cambio de compartir las pizzas que tenían. Al final decidimos añadirles, y nos juntamos todos. Éramos los 6 de antes más 4 nuevos, Juan, un chico regordete pero majo, con el pelo rizo y entusiasmado por beber, diria que la también tenia 16 años pero no lo se a ciencia cierta.  Alberto, un chico alto y rapado, era bastante guapo sin destacar en exceso, Javier, el chico del anterior relato y Lucia, una chica de media melena rubita, a la que le gustaba más estar con los chicos.

Comenzamos a beber mientras jugábamos a la botella, donde Laura finalmente se lió con Oscar, consolidando por fin sus deseos. Estuvimos un rato jugando, hasta que el alcohol nos invitó a ir subiendo el tono. Seguimos girando la botella, pero ahora el juego consistía en retos que debería realizar el seleccionado. Javier giró la botella y le toco a Marta.

-Te reto a que enseñes las tetas.- Javier no se ando con miramientos, por lo visto no le bastó con lo que había visto hace unas horas.

A Alvaro no pareció hacerle mucha gracia, pero no dijo nada, se limitó a dar un trago a su botella de vino. Sin embargo, a Marta no pareció importante.

-Yo no soy una cagona, así que si jugamos a esto, jugamos.- Marta se dio media vuelta, tras ella estaba Alvaro sentado, que rodeaba su cintura con sus brazos. Marta tomó un poco de espacio entre ellos y sin miramientos se levantó la camiseta. Pese a estar de espaldas al resto, Laura y y yo que estábamos a su lado pudimos ver ligeramente el contorno de sus pechos, y por supuesto Alvaro, cuya cara era un poema.

-Eso es trampa.- Dijo Javier, que como ya sabía no era muy buen perdedor. Para su desgracia el estaba al otro lado del circulo, por lo que no pudo ver más que su espalda.

-Has dicho, te reto a que enseñes las tetas, y eso hecho hecho, enseñárselas a mi novio.- Dijo mientras se bajaba la camiseta para reincorporarase. Una vez lista, Marta hizo girar la botella y le tocó a Juan.

-Te reto a que le des cinco cachetes en el culo a Sandra.- Dijo Marta, mirándola con cara de viciosa y guiñándole un ojo. Por alguna extraña razón me sentí defraudada de que no me escogiera.

Sandra, que entendía el juego bien se levantó de un respingón de mi lado, y se puso a cuatro patas con el culo en pompa mientras reía. Las mallas no dejaban nada a la imaginación, pudiéndose distinguir perfectamente los contornos de su firme culo. Juan sin mediar palabra se acercó lentamente sin dejar de mirar el culo de Sandra, la cual giraba su cabeza para ver como avanzaba.

Al fin Juan le dio el primer cachete. No sonó mucho, pero dejo su mano sobre su culo una vez golpeado. No parecía ejercer mucha fuerza. Sandra se limito a mover su culo en pompa, pronunciándolo. Yo, que estaba frente a la cara de Sandra, podía ver su reacción. Nos miramos a los ojos cuando de nuevo volvió a impactar su mano.

Los chicos no perdían detalle. En especial Javier y Alberto. Yo podía ver como Sandra se mordía los labios sin dejar de mirarla. Yo no podía hacer otra cosa que sonreírla.

Cuando iba a impactar el ultimo cachete, Marta decidió cambiar las reglas del juego.

-Hagamos que el ultimo sea algo especial ya que todos lo estamos disfrutando.- Dijo Marta levantándose de su sitio y aproximándose al culo de Sandra. -¿Me dejas?- La pregunto casi en un susurro agarrando el borde de sus mallas. Sandra asintió mirándome fijamente. Marta bajo sus mayas negras dejando ver un magnifico culo, muy redondito. A Javier se le caía la baba mirándolo, igual que a todos los demás, incluso Marta no apartaba la mirada de él. -Adelante.- Le dijo Marta a Juan mientras volvía a su sitio.

Sandra quedó con los pantalones a medio bajar, dejando ver unas braguitas azules que dejaban una clara visión de sus nalgas. Tapaban más su espalda que su culo, salvo su raja y su coño. Juan midió la distancia aproximando su mano, y de paso palpando su culo, dio un golpe rápido y aprovecho unos segundos después para continuar tocándolo un poco. Pero Sandra volvió a su sitio junto a mí y el juego continuó.

Sandra decidió quitarse del todo sus mallas, quedando en braguitas junto a mi, pero tapándonos ambas por nuestro saco de dormir. Podía sentir su muslo desnudo junto al mio.

Al siguiente que le tocó fue a Álvaro. -Te reto a follarte a Marta delante de todos.- Dijo Juan que sin duda estaba demasiado excitado.

-Solo tenemos un condón y no lo vamos a gastar así, idiota, así que piensa otra cosa.- Respondió rápidamente Marta.

-Entonces te reto a que le toques el coño.- Dijo sin pensarlo mucho. Marta le miró con cara le viciosa, y Alvaro rápidamente metió su mano bajo sus pantalones de cuero. Todos pudimos ver como comenzaba a tocarla. Marta alzó la cabeza y cerro los ojos mientras movía sus caderas.

-Eh, mira.- Me dijo Sandra alertándome y señalando con la cabeza hacía Javier, en cuyos pantalones podía apreciarse una clara erección.

Alvaro continuo toqueando entre los pantalones de Marta, la cual soltaba algún gemido de placer. Todos continuábamos mirando sin saber a donde iba a llegar eso.

-Joder estas cachondisima.- Apreció Alvaro sin cesar en sus movimientos. Marta abrió la bragueta de su pantalón para permitirle un mejor movimiento, y todos pudimos ver su tanga, el cual se hacía a un lado para permitir el acceso de la mano de Alvaro, sin embargo, era la propia mano la que nos tapaba la visión de su coño.

Sin dejar de gemir, Marta, durante el turno de su novio hizo girar la botella para continuar el juego. Me tocó a mi.

-Quítate la camiseta.- Dijo Alvaro mientras continuaba masturbando el coño de su novia. Ella le miro y le dio un morreo. No me lo pensé mucho y me quité la camiseta ante la atenta mirada de todos. Alvaro movia freneticamente la mano sobre el coño de su novia, la cual comenzaba a suspirar.

-¿Os gustan o que?- Dije mientras chicos y chicas miraban mis pechos. Mis pezones estaban ligeramente duros. Me pase una mano por el entreteto inconscientemente sin saber que hacer. Notaba mi piel suave, mientras mis tetas se mantenían firmes.

-Vaya tetas.- Dijo Javier, que estaba enfrente mío. Después de unos segundos me puse la cazadora de flecos abierta, dejando aún al resto disfrutar de la vista. En ese momento note la mano de Sandra en mi muslo, bajo nuestro saco de dormir que tapaba nuestras piernas. La mire y rápidamente quitó la mano. No me desagradaba, en cierto modo me daba morbo, pero no sabía como volver a esa situación.

-Pues son solo mias.- Dijo Marta entre risas, mientras su novio continuaba frotando su coño, ya con menos empeño, y la vista clavada en mis tetas.

Hice girar la botella, cuando me aproximé, agachándome, pude ver como Javier suspiraba viendo la caída de mis pechos. Le tocó a Oscar. Quise llevarlo todo un poco más allá, sabia que esa noche iba a tener una gran experiencia sexual.

-Hazte una paja.- Dije mirando su paquete, a pesar de no distinguir mucho.

-Venga ya hombre.- Contesto.

-Aquí todos hemos cumplido.- Le contesto Marta rápidamente.

Tras unos minutos de insistencias y ruegos, finalmente Oscar se levantó y se sacó el miembro a través de la bragueta de sus vaqueros. Me sorprendió al verlo, que al contario que los demás chicos, no estaba tieso, sino que a media asta. La polla en si no era del todo grande, pero si mas que las de Alvaro y Javier. Su glande rosado no terminaba de salir del todo. También se saco sus huevos a través de la cremallera. Bastante más grandes de lo que cabría esperar para un chaval.

Oscar comenzó a pajearse mientras todos mirábamos, especialmente las chicas, y más especialmente Laura, que contemplaba el acto desde a lado.  Oscar, imagino que buscando algo de motivación no dejaba de mirar mis pechos, los cuales asomaban por la cazadora abierta. De nuevo volví a sentir la mano de Sandra sobre mi muslo, esta vez decidí no mirarla para no ahuyentarla.

-Esto puede tardar… No es tan sencillo.- Dijo mientras seguía haciéndose una lenta paja y su polla se comenzaba a inchar. Me miraba a mí, no se si esperando que hiciese algo o simplremente regocijandose de mis tetas. Yo me las comencé a palpar un poco, mientras Sandra me miraba de reojo.

-Pues juega tu turno y pide algo que te… ayude.- Dijo Sandra. En ese momento a Oscar se le iluminó la mirada y procedió a tirar.

Mientras hacía un repaso observando al resto ví como Marta me guiñaba un ojo. Alvaro le estaba besando el cuello, ya había sacado su mano de la entrepierna y ahora parece que era ella la que le estaba devolviendo el favor. Podía ver como algo se agitaba bajo el saco que les cubría la parte baja. La botella volvío a señalar a Juan.

-Desnuda a Sandra.- Dijo señalándola. Oscar supo jugar sus cartas, y desde luego Juan era el más beneficiado. En ese momento Sandra quitó su mano de mi muslo, lo hizo lentamente, cruzando la parte interna de mi muslo con la yema de sus dedos, un escalofrío de placer recorrió mi espina dorsal, maldiciendo el momento en que deje de sentir la suavidad de su mano.

Juan se acercó y Marta le facilitó el trabajo. Juan desabrochó lentamente su sudadera y se la quitó, tirándola lejos. Desde luego no fue nada sensual, se le veía ansioso en sus movimientos. Pude ver junto a mi como poco después le quitaba el top por encima de la cabeza, dejando al aire sus pechos. Dos tetas de un tamaño medio, un tanto separadas, pero firmes en su sitio. Eran muy redondas, en ese momento el cuerpo me estaba pidiendo tocarlas, pero en mi lugar fue Juan quien lo hizo, mientras ella se mordia los labios. Todos podíamos ver la erección de Juan pronunciada en su pantalón de chandal. En ese momento Sandra solo tenía sus bragas. El chico fue bajando sus manos desde sus pechos hasta ellas, recorriendo su cintura. Las agarró y se las quitó. Tubo algunas complicaciones, ya que se vé que no estaba muy puesto en ello.

Todos pudimos ver el coño de Sandra, la cual dio una vuelta al más puro estilo modelo. Era un coño cerrado, con pelo al igual que el mio y unos labios escondidos. Juan decidió que podría conservar su gorra. Cuando volví a mirar a Oscar, su polla había crecido considerablemente, ahora me parecía más bien grande, y aunque su glande seguía sin salir, se podía apreciar como estaba lubricada.

-Joder sí…- Alvaro se delató. Cuando le ví pude ver como Marta había echado a un lado el saco de dormir y le hacía una paja. De nuevo pude ver su peluda polla agarrada por el mano de Marta, que mantenía un ritmo constante en sus movimientos.

-Joder, aquí todo el mundo disfruta menos yo.- Se quejo Javier.

Sandra volvío a su sitio junto a mi bajo el saco, esta vez totalmente desnuda. Decidí ser yo la que colocaría la mano sobre su muslo. Era increíblemente suave, y estaba caliente, muy caliente. Su pie era como tocar un melocotón.

-Chupamela porfa guapa.- Le dijo Alvaro a Marta ya sin cortarse. Marta hasta ese momento seguía con su trabajo manual, tenia la mano llega de liquido preseminal y agarraba su polla por la punta, la cual se pedía entre sus dedos. Ejercía un movimiento un tanto extraño, bajando su mano y al mismo tiempo haciendo un giro. Alvaro debía estar disfrutando mucho.

-No te adelantes guapo, para pedir tiene que ser tu turno. – Le contestó. Juan hizo girar la botella y le tocó a Lucía, la cual hasta ese momento había pasado desapercibida.

-Joder no quiero pedirte nada… eres mi amiga.- Parecía que Juan era el que más escrúpulos tenía de todos nosotros. Parecía… -¿Me la chuparías? Nunca me la han chupado…- Dijo en una especie de súplica. Todos nos quedamos expectantes de la respuesta de la chica.

-Me da un poco de asco. Nunca la he chupado.- Dijo finalmente sin moverse de su sitio.

-Venga hombre, todos hemos obedecido. - Dijo Oscar, que aun seguía con su eterna paja. Su polla seguía dura, pero parecía que no llegaría a correrse nunca. -Solo tienes que metertela en la boca.- Dijo Marta a modo de explicación. -Ten cuidado con tus dientes, y mueve la lengua. Eso es todo.- Mientras Marta enunciaba su clase expres me ví haciendo movimientos con mi lengua involuntariamente, como si fuese yo la candidata.

Juan que ya se veía en su mejor fantasía, no esperó para sacarse la polla bajándose los pantalones. Era una polla más gorda que larga, pero totalmente erecta. De hecho me pareció muy gorda para la pequeña boquita de Lucía, que se aproximaba con miedo. Comencé a mover mi mano lentamente por el muslo de Sandra, mirando impaciente la inminente mamada, y ví como ella también observaba sin perder detalle.

Lucía cerró los ojos y se metío la punta en la boca. Cerro sus labios sobre ella y no se movío much. Juan emitió un leve gemido. Podía ver como Marta continuaba pajeando a su novio mientras le besaba, pero este le pedía que parece, imagino porque estaba cerca del final. Oscar, aprovecho la escena para continuar pajeandose con la polla más tiesa que el mástil de un barco. Su polla comenzaba a segregar líquidos, y en la tienda se percibía el olor a sexo.

Lucía, sin mucha idea dio unos lametones a la punta de la polla de Juan, el cual intentaba metérsela más al fondo, pero la chica retrasaba su cabeza. Las babas se apreciaban en la punta de su polla cada vez que se tomaba un respiro, y a pesar de que no era la mejor mamada, Juan estaba disfrutando. Lucía intentó meterse en la boca una mayor parte de la polla, pero no fue capaz, era demasiado gorda.  -Sabe raro.- Acertó a decir con la boca llena de babas.

-Ya está a punto de correrse hija, no queda mucho.- La animó Marta mientras Alvaro tocaba sus tetas por encima de la camieta.

-Quiero correrme en tu cara, como en los videos porno.- El morro que le echaba Juan a la situación era demasiado, pero una chica se la estaba chupando, así que podemos decir que no le iba nada mal.

-Eso ni de broma.- Dijo ella. – A mi me ha tocado hacer la mamada.- Se defendió.

Juan, rompiendo las normas, volvió a tirar la botella, y rápidamente volvió a acoplar su polla a la boca de Lucía, que se esforzaba por chupársela. La botella me señaló. -¿Miriam?- De nuevo ese tono de suplica en la voz de Juan. Asentí resignándome y el se acercó a mi posición. Aún tenia la mano en el muslo de Sandra. Juan acercó su gordo miembro a mi cara, daba impresión. Podía distinguir las babas en su grande, el cual era especialmente gordo. -Cierra los ojos cielo va a ser mejor.- Dijo Marta desde su sitio. -Sandra, agarrala la cabeza tú, que solo tenga que apuntar.- Añadío.

Sandra colocó sus manos en mi nuca agarrándome por mi trenza, mirando como Juan se sobaba el miembro a escasos centímetros de su cara. Algunas gotas de liquido preseminar salpicaron en mi barbilla. Era una sensación extraña, olía muy fuerte y era un liquido pegajoso y caliente, como una mezcla entre miel y aceite, pero me puso muy caliente.

-Chúpamela un poco, ya casi está.- Me dijo Juan. Su atrevimiento no tenia limites.

-A mi no me ha tocado eso majo.- Me limite a contestarle. Juan se giro atrás, pero Lucia ya había vuelto a su sitio, desde el que contemplaba la escena. Entonces se limitó a esforzarse con su paja, al fin y al cabo no todos los días te puede correr en la cara de una chica.

Juan empezó a gemir. El momento se acercaba, estaba nerviosa porque no sabía como sería, pensaba incluso si me dolería… Pude sentir como le echaba cara y alargaba la mano con la que no se masturbaba para tocarme un pecho. Lo apretujo provocándome un pequeño reflejo. En ese momento aproximo su glande a mis labios cerrados. Mi reacción fue de apartarme sin muchas fuerzas, pero las manos de Sandra me contenían. Su glande estaba caliente y pegajoso, y sería del grosor de un cartón de papel higiénico, cubría todos mis lasbios. Juan sobaba mi teta justo cuando su polla empezó a escupir sobre mi cara. El primer chorro dio directamente en sus labios y casi me entra por la nariz. Se apartó para un segundo chorro que recorría de mi frente a mi mejilla y unos cuantos que le siguieron llenando mi cara de espeso semen. En ese momento aproxime mi mano el coño desnudo de Sandra. Estaba mojado. Únicamente deje la mano sobre él, pero pude notar como apretaba con fuerza mi trenza, tirándome del pelo como acto reflejo.

Cuando abrí los ojos aún ví la polla de Juan a dos centímetros de mi cara. Aprovechó para aproximarla a mis labios, como intentando una mamada, pero no fue así. Aún así recorrió con su glande mis mofletes, extendiendo aún más la corrida.

-¿Me podéis dar algo para limpiarme?- Conseguí decir sin moverme mucho.

-Dejatelo así, me encanta.- Respondió Marta. -Además aún queda mucha noche.-


IV orgía sexual 1


Continuación directa del relato anterior, “El campamento III: Acampada sexual”.

Podía sentir el calor del semen a mi cara, que poco a poco resbalaba por mis mejillas. No podía verme, pero estaba excitada con la idea de que el resto lo hiciese. Juan rápidamente volvió a su sitio tras darme las gracias con la polla deshinchada. A pesar de que erecta no fuese especialmente grande, ahora había perdido la poca virtud que tenía. Recordé que mi mano estaba sobre el coño de Sandra, el cual pude notar ligeramente mojado, no en exceso, pero si lo suficiente para concluir que estaba excitada. Miré a Marta y ella me devolvió una mirada cargada de sensualidad, mientras se mordía el labio. La gustaba verme con la cara llena de corrida, igual que a Oscar, que no cesaba en su trabajo manual.

Su polla sería unas dos veces la de Juan, al menos de largo, ya que la de Juan era mucho más gorda. Laura reposaba su mano sobre la rodilla de él. Estaba deseando que fuera su turno para mandarla agarrar ese gran rabo, y ella también.  Oscar fijaba su mirada en mis pechos, que asomaban por la chaqueta. Sus movimientos con la mano eran fuertes pero lentos. Bajaba con fuerza y firmeza su mano recorriendo su polla, pero tardaba en repetir el proceso.

Al final me decidí a girar la botella, la cual señaló a Alberto, a pesar de que Javier, que estaba a su lado, se empeñase en decir que le señalaba a él.

-Si tanto os morís de ganas por participar podéis compartir el turno.- Dijó Sandra. Por un momento había olvidado que estaba completamente desnuda a mi lado. La miré fijándome en sus redondas tetas. Pude apreciar sus pezones en punta, mientras mi mano aún seguía tocando sin coño, rozando sus pelos sin moverse mucho.

-Nada de mariconadas, eh.- Dijo rapidamente Javier. La verdad es que su comentario me defraudo. En ese momento pensaba que ninguno teníamos barreras, pero por lo visto era más reticente. Me hubiese gustado mandarles hacerse una paja mutuamente, me hubiese excitado verlo, pero tenía claro que no iban a acceder, al menos Javier.

-¿Es que a ti no te gustaría vernos como nos tocamos dos chicas?- Le dije intentando llevar por ahí el hilo. -A mi también me gustaría ver como os tocáis juntos.- Dije sin esperar su respuesta.

-Venga hombre, la primera vez que me toca y me vas a mandar esto. Pensaba que era más lista- Dijo Javier negándose en rotundo.

-¿Y qué quieres majo? Así no es como funciona el juego.- Me apoyó Marta.

-Metersela, eso estaría bien, la tengo a punto de explotar.- Javi como siempre era un tio burdo. Estoy segura de que Oscar también estaba deseando correrse, pero seguía pajeandose pacientemente, ahora mirando los pechos de Sandra.

-¿Pero tu qué quieres dejarla preñada?.- Dijo Marta algo enfadada. -Solo tenemos un condón, y es para mi.-

-Esta bien, dije teniendo una idea.- Quite la mano del coño de Sandra. Estaba húmeda y grasienta por sus flujos. Le hice una señal a Javi para que se aproximara. Su mirada de nuevo se iluminó pensando que iba a follar.

-Ponte aquí, de pie.- Le indiqué. Javi se colocó de tal manera que todos los demás estábamos en un semicírculo frente a él. -Sácatela, ¿no?- Javi no tardo en sacar su polla, totalmente firme y llena de fluidos. Estaba, por decirlo rápido y mal, cachondo perdido. Su polla ya sabía que no era muy grande, era larga y delgada y con el pellejo sobre el glande. A día de hoy sé que tendría fimosis, aunque para mi en aquel momento era una polla común.

-Sandra, ¿Me ayudas?.- La dije mirándola. Una gota de semen callo de mi cara su pierna desnuda cuando me levante. El semen ya se estaba empezando a secar, pero aun seguida sobre mi cara dejándola totalmente grasienta de fluidos. Sandra se levantó impaciente, y se colocó justo delante de Javi, que tímidamente aprovecho para colocar una mano sobre su cintura desnuda, imagino que deseando llegar más allá. Haz como que te la follas pero sin meterla.

La polla de Javi asomaba por sus vaqueros. Tire de ellos abajo para ofrecer más movilidad, y me agache. Mi cara quedó a la altura del coño de Sandra, el cual no pude evitar examinar con detenimiento. Era rosadito, tenia los labios cubiertos con los montículos separandos una raja bien cerrada, y sobre él ciertos pelos no muy largos y castaños. Cogí la polla de Javi, que en ese momento dio un respingo. Inmediatamente la solté, pensando que le había hecho daño, pero parecía ser más bien todo lo contrario. Ya con más confianza, agarre la base de su polla y la guie entre los muslos de Sandra. -Junta las piernas.- La indiqué dejando atrapada la polla entre sus muslos, justo a la altura de su entrepierna.

Eran más o menos de la misma altura, por lo que se acoplaban a la perfección. Sin tener que decir nada Javi comenzó a mover su polla entre sus muslos, rozando especialmente su chochito apretado. Desde mi posición privilegiada podía ver como la polla desaparecía y volvía a aparecer entre sus muslos con suma cercanía. Sandra, cuyos muslos comenzaban a estar empapados por los fluidos preseminales miraba hacía abajo sin perder detalle. Intentaba mantener el equilibrio pero, Javi, que no paraba de magrear sus tetas, se lo complicaba.

-Apártate del medio guarra, que no vemos.- Me dijo Marta con una sonrisa en la boca. Pude ver como Sandra también disfrutaba del momento, así que me aparte del medio y me dirigí al sitio que me había dejado Marta junto a ella.

Llevaban ya unos 5 minutos de acto. Estaba completamente cachonda viendo como Javi restregaba su polla contra los muslos de Sandra, la cual se contenía por soltar algún gémido. Javier comenzó a aumentar el ritmo, pero sus metidas y sacadas no llegaban a ser muy profundas. Sus manos agarraban firmemente los pechos de Sandra sin llegar a masajearlos.

-Estas cachonda eh.- Me dijo Marta mientras metía su mano entre mis pantalones. -Desabrochatelos.- La hice caso, y sin dejar de mirar la escena me los desabroché. En ese momento metió su mano, hizo a un lado mis braguitas y paso su mano de arriba abajo por la raja de mi coño, después la sacó y se la chupó. -Normal, a mi también me están poniendo muy cachonda.- Dijo, todo el tiempo entre susurros, manteniendo la atención en Sandra y Javi. -Esto es la gloria.- Decía el muchacho mientras seguía acoplado detrás de Sandra, sin dejar de restregar su polla por su coño.

-Mira toca.- Me volvió a susurrar Marta echando la vista sus pantalones. Mete la mano entre ellos, a pesar de tener la apertura abierta, era complicado por lo pegados que estaban, sin duda Alvaro se había tenido que esforzar para masturbarla anteriormente. Pase dos de mis dedos por su raja. No estaba mojada, estaba completamente empapada. Al sacarlos repetí el proceso que hizo ella y lentamente me llevé los dedos a la boca. Tenían un sabor parecidos al semen de Juan.

Javi comenzó a apretar los pechos de Sandra, la cual se quejó. Con su otra mano apretaba fuertemente su cintura, mientras su polla se deslizaba con frenesí entre los muslos de mi amiga. Sandra estaba totalmente ida, y se dejaba llevar por los golpe de la ingle de Javi contra su culo. Su cuerpo se movía y rebotaba con fuerza. -Me voy a correr.- Acertó a decir el.

-Correté.- Le dije desde mi sitio.

-Yo también quiero correrme en la cara.- Hasta ese momento no entendía la pasión de los chicos por terminar en la cara, pero ahora, con una buena cantidad de corrida sobre la cara, entendía lo excitante que era.

Javier se desacopló de su posición, liberando a Sandra y comenzando a hacerse una rápida paja. -Rápido me corro.- Acertó a decir mientras hacía presión sobre los hombros de ella para obligarla a agacharse. Sandra, un tanto disconforme, finalmente cedió y se puso de rodillas frente a su polla. -Me coro, me corro.- Repitió reiteradas veces mientras seguía masturbándose apuntando a la cara de Sandra. Sandra miraba frente a ella la polla, una mezcla de incertidumbre y miedo. La mano de Javi no paraba de masturbar su polla, que casi relucía bañada en líquido. Estaba deseando que se corriese, pero a la vez deseaba que ese momento fuese eterno, me hubiese estado cerca de Sandra, tocándola, o incluso ser yo la que recibiese la corrida de Javi. Finalmente se corrió entre rugidos. Su corrida fue totalmente distinta a la de Juan, no en chorros de gran liquido controlados, sino que de forma descontrolada. Muchos chorros bañaron la cara de Sandra de forma consecutiva, muchos de ellos sobre su pelo, o incluso fallaron el objetivo. Aquello era descomunal, incluso ahora, varios años después me sigue impresionando el recuerdo.

Cuando terminó de correrse, Sandra se giró a nosotras con la cara llena de corrida. En su pelo había varios pegotes de corrida, que caía por su barbilla hacía sus pechos. Parecía menos densa que la de Juan por como resbalaba y lo embadurnaba todo.

-Nadie te había mandando correrte en mi cara.- Dijo Sandra, de rodillas dirigiéndose a el.

-¿No te ha gustado o que.- Le contestó.

-Esa no es la cuestión. No sabes jugar.- Las palabras de Alvaro se impusieron a las de los demás. Fue contundente pese a no hablar mucho.

-Eso me dá igual. Me piro, yo ya he acabado.- Javier se puso de nuevo los pantalones, se los abrocho y se marchó de la tienda de campaña, dejando a Sandra de rodillas, con la cara llena de su corrida, sin siquiera mirarla.

-Este tio es gilipollas.- Dije mientras se acercaba a Sandra. La ayude a lenvantarse y nos volvimos a colocar juntas en nuestro sitio. Aparté ayudándome de mis dedos la corrida que estaba cerca de sus ojos, y la sonreí. -A ti también te queda bien.- La dije.

-Parece que te han dejado a medias en tu turno.- Le dijo Marta a Alberto, volviendo a la normalidad del juego. -¿Qué quieres?-

Alberto se puso algo rojo. No era tan atrevido como el resto, al menos no como su amigo Javi. -No se….- Estoy segura de que sabía lo que quería, pero no se atrevía a decirlo.

-¿Quieres que te hagan algo…. Verle las tetas a alguien, el culo…? Échale imaginación. Eres el único al que le están dando la oportunidad de elegir.- Lucía que llevaba un tiempo callada al fin se pronunció.

-Bueno, si vais a follar yo quiero verlo.- Dijo refiriéndose a Marta y Alvaro.

-Esta bien, podrás verlo, te lo prometo, pero para eso hay que ir calentando.- Dijo Marta. Acto seguido se acerco a Alvaro, con el comenzó un apasionado morreo. Marta se quitó sus pantalones, quedando únicamente en tanga. -Seguid jugando mientras me come el coño, quiero ver como acaba esto. Laurita, te cedo mi turno que te veo muy vestida. - Marta agarro la melena de su movió, y mientras se retumbaba en su saco, abrió las piernas, dirigiendo su cabeza a su coño.

La verdad es que tenía mucha curiosidad por saber como sería eso. Sentir la lengua de otra persona recorriendo mi coño. Obviamente no iba a ser lo mismo que cuando me masturbaba,, y viendo lo que disfrutaba un hombre con una mamada, me replanteaba el gusto que llegase a dar. Laura giró la botella y le tocó a Oscar. Ambos sonrieron. -¿Quieres que siga con tu paja?- Le dijo.

-Si, yo también tengo ganas de correrme.- Oscar fue claro. Liberó su polla de sus manos y las de Laura la sustituyeron. Sus manos, mucho más pequeñas que las de él, apenas cubrían la mitad de la polla de Oscar, la más grande de todas las presentes a falta de ver de la Alberto.

Marta gemía mientras su novio se perdía entre sus piernas. -Hazle una buena paja cochina.- Dijo de una forma vulgar pero erótica en su tono. De nuevo, aproveché el momento para volver a situar mi mano sobre el muslo de Sandra, para lentamente ir retomando el camino a su coño.

Laura colocó ambas manos sobre la polla de Oscar. Las movía un tanto descoordinada haciendo un intento de paja. Aún así Oscar lo disfrutaba, que se limitaba a suspirar. De pronto sentí la mano de Sandra también en mi muslo, siguiendo el mismo camino. Cuando toqué su coño estaba completamente mojada. Me gustaba verla con la cara llena de corrida y su pelo alborotado por las sacudidas previas. Ella también llegó rápidamente a mi coño, y comenzó a pasar sus dedos entre mi bello púbico.

-Creo que voy a necesitar algo más para correrme.- Dijo Oscar, expresando finalmente lo que todos pensábamos. Laura en ese momento paró. Pensaba que se la iba a chupar, cuando finalmente lo que hizo fue quitarse la camiseta y el sujetador, mostrándole sus tetas, no pude ver mucho ya que hacía mi daba su espalda. Acto seguido volvió a llevar las manos a su polla.

-¿Sabes lo que es una cubana?- Le dijo Oscar. Ella negó con la cabeza. Yo tampoco lo sabía en ese momento. -Es una paja con las tetas, como lo que ha hecho Sandra, pero con las tetas en lugar de las piernas.- No entendí muy bien la explicación de Oscar en ese momento, que con su rabo totalmente tieso lo colocó entre sus tetas, las cuales apretaba con las manos para facilitar el movimiento.

Aquello me pareció raro pero excitante. Sandra comenzó a mover sus dedos describiendo círculos sobre mi coño, y yo decidí imitarlo sobre el suyo, la sensación de estar tocando a otra mujer se me hacía extraña, pero al mismo tiempo me gustaba. Marta estaba gozando mientras su novio devoraba su coño, de vez en cuando le escuchábamos dar indicaciones sobre como quería que lo hiciese.

Lucía, Juan y Albero observaban como la polla de Oscar se deslizaba sin mucho éxito entre los pechos de Laura, los cuales no daban para acabar el acto. Sandra y yo también observábamos.

-Creo que sus tetas no van a servir para eso, siento defraudarte.- Dijo Alvaro. Asomando la cabeza entre las piernas de Marta. -Necesitas que sean más grandes.-

Laura se giró para mirarnos al resto de las chicas que estábamos en la tienda. En ese momento pude contemplar sus tetas. Efectivamente no eran muy grandes. Estaban firmes por la edad y redondas, aunque tenían más forma de pera, con los pezones en punta. Oscar la miró con cara de circunstancias, deduzco que porque quería su ansiada paja cubana, pero al mismo tiempo le debía gustar Laura, lo que le ponía en un compromiso.

-¿Quieres que siga alguna de ellas?- Dijo finalmente. -Yo puedo seguir aquí besándote. He de decir que pensaba que Laura no se atrevería a ello. La veía muy lejos de tomar aquella decisión.

-¿Segura?.- Dijo él también casi sin creérselo.

-Las tetas de Miri son bastante grandes.- Parece ser que al final Laura me había elegido a mi, pero estaba disfrutando demasiado recibiendo las caricias de Sandra en mi chochito, como para tener que cambiar de bando y volver a ser la activa. Laura me hizo una seña para que fuese hacía ellos. Pase mis dedos por el clítoris de Sandra, haciéndole un favor antes de retirar mi mano, indicando que volvería. Alvaro y Marta cambiaron las tornas, siendo ella la que ahora le hacía sexo oral a él. -Chupa, chupa, cielo.- Me gustaba que Alvaro se expresase durante del sexo, era algo que me ponía muy caliente.

Me coloqué de rodillas bajo la polla de Oscar. En comparación con el resto era la más grande. Su glande relucía como la punta de una flecha. Estaba completamente llena de fluidos, y Laura se encargaba de sujetarla. Mediría alrededor de 18 centímetros. Junte mis dos tetas, desenado recibir la polla entre ellas. Oscar se agachó un poco, y guiada por la mano de Laura la introdujo entre ellas. Estaba ardiendo, y totalmente mojada, pero mis pechos demasiado secos. Pude notar sus fluidos embadurnando mi entreteto. Me mordí los labios.

-Joder, yo me he vuelto a poner cachondo.- Dijo Juan sobándose el paquete. En ese momento, Lucía aproximo su mano para tocársela. -Si que esta gorda.- Confirmó, mientras seguía sobándola.

La polla de Oscar se perdía entre mis tetas, entrando y saliendo continuamente, a un ritmo constante. Me costaba mantener las tetas juntas, tanto por la fuerza que ejercía como por las dimensiones de su polla abriéndose paso entre ellas. Laura mientras tanto le besaba, y el tocaba su culo. Me sentía un tanto ignorada, pero sabía que en el fondo solo estaba ahí por el tamaño de mis tetas. Cuando giraba mi cabeza podía ver como Marta engullía la polla de Alvaro. Se la metía entera en la boca, lo cual me dejaba totalmente impresionada, y después se la sacaba para poder respirar como si la vida se le fuese en ello, mientras flemas y babas salían de su boca.

-Ufff, ahora si que me voy a correr.- Dijo Oscar al fin, separando su lengua de los labios de Laura. Oscar realentizó sus embestidas contra mis pechos, haciendo más lentas, pero procurando un mayor roce.

-Como sigas haciendo esa fuerza no voy a poder sujetarlas.- Le dije.

-No, no, aguanta un poco más, que me voy a correr.- Dijo entre suspiros, mirando como su glande entraba y salía de mis tetas. Aquello era un charco de fluidos, mis tetas estaban llenas de liquido preseminal y cada vez se me escurrían más.

-Yo te ayudo, guapa.- Sandra se colocó detrás de mi, y paso su manos por mi espalda hasta colocarlas sobre las mias, sujetándolas contra mis tetas. Podía notar su cuerpo desnudo tocando contra mi espalda, y sus pezones clavándose en mis hombros.

-¿Quieres correrte en sus tetas?- Dijo Laura. Parecía algo decepcionada por su poca implicación en ese momento.

Oscar no llego a responder. Cuando su polla se perdió bajando entre mis tetas pude sentir el calor de su leche, y cuando finalmente volvió a asomar un chorro impactó contra mi boca. Solté mis pechos, y las manos de Sandra ocuparon su lugar. Mi amiga me sujetaba las tetas para hacerle una cubana a Oscar. A día de hoy nunca he repetido esto, pero fue una sensación de morbo indescriptible, tenia el coño totalmente mojado, hubiese dejado que cualquiera me penetrase en ese momento. La leche impactó también en la cara de Sandra, que estaba muy cerca. Mis tetas quedaron completamente llenas del semen de Oscar, que seguía aún follandoselas. Su polla estaba embadurnada de semen también.

-Límpiasela Laura.- Dije. Debía tener ganas porque no tardó ni un segundo en arrodillarse para alejar su polla de mis tetas y empezar a darle lametones. No llegó a metérsela en la boca. Cuando volví a mirar a Marta, se disponía a sentarse sobre la polla de Alvaro.

-Aquí tienes tu petición. - Dijo.

Agradezco mucho los comentarios, y os animo a dejar vuestra impresiones. En el siguiente terminaré de contar lo que sucedió durante esa noche de acampada, aunque durante el resto del campamentó quedá por contar alguna anecdota menor. Tambien me gustaría que me dijeseis que es lo que más os gusta. Tambien respondo vuestras preguntas si os ha quedado alguna duda sobre lo sucedido en la narración.


V orgía sexual 2


Continuación directa del relato anterior “El campamento IV: Orgia sexual”.

De nuevo ahí estaba, con la cara con varios chorros de corrida y las tetas completamente empapadas por ese líquido blanco-translucido. Oscar se había quedado a gusto llenándome las tetas, y más cuando Laura comenzó a limpiarle lo que había quedado impregnado en su rabo.

Su lengua recorría lentamente el cuerpo de su polla esmerándose en dejarla reluciente, hasta que finalmente introdujo su punta en la boca para lamer la última gota que quedaba en su glande. No llego a tragarla ni succionarla, pero la habilidad con la lengua de Laura era increíble. Oscar respiraba agitadamente debido al reciente orgasmo mientras observaba como Laura cumplía con la terea que le había encargado.

Sandra aún seguía con sus manos entrejuntando mis pechos, que poco a poco se iban resbalando por la corrida. Me mordí un labio para limpiarme un chorro de corrida que había salpicado mi cara. Dos chicos se habían corrido encima mío la misma noche, eso me ponía cachondisima, creo que incluso durante la corrida de Oscar en mis tetas, tuve un pequeño orgasmo. Disfrutaba enormemente observando cómo les proporcionaba un placer inconmensurable.

-Aquí tienes tu petición.- Dijo Marta refiriéndose al reclamo de Alberto por verles follar. Alvaro estaba tumbado en el suelo de la tienda, y Marta le montó como quien se sube a un caballo, de forma lenta y sensual. Su culo daba a nosotros, que podíamos ver como cogía la polla de Alvaro y, una vez colocada sobre él, la llevaba a su coño. Marta movió el culo lentamente hacia abajo hasta que la visión de su polla se perdió entre los cachetes del increíble culo de Marta, redondo y firme. -Joooder.- Dijo Lucía, que no dejaba de tocar la polla de Juan sobre su pantalón.

Alvaro comenzó a hacer fuerza con sus caderas, haciendo que el cuerpo de Marta subiese y bajase lentamente. La envestía lentamente, de una forma un tanto romántica, y Marta gemía con cada uno de sus movimientos. Era la primera vez que veía a alguien follando y la verdad no me podía imaginar lo que ninguno sentiría, pero si que podía notar como me subía la lívido solo de verlos tan cerca.

Al fin Sandra soltó mis tetas, la miré y ví que también se había quedado atontada mirándolos. Un chorro de semen de Oscar recorría desde sus labios a su mejilla. -¿Es que os vais a quedar ahí mirando hasta que acabe la  función?- Alvaro hablaba mientras seguía follándose a su novia, cada vez más rápido con sus manos pegadas a su cintura. Hacía fuerza por mantenerla quieta mientras embestía rápidamente el coño de su novia. Técnicamente era el turno de Oscar, pero cuando le miré ví que estaba de nuevo besándose con Laura, sus manos recorrían febrilmente su cuerpo, estrujaban sus pequeñas tetas, bajaban por su cintura y tomaban su culo con fuerza, mientras ella, sostenía aun la polla de él, que poco a poco iba perdiendo fuerza.

Parecía que el juego había acabado, y aunque ahora había empezado otra fase, me sentía perdida sin saber que hacer ni cómo hacerlo, Marta, que hasta ese momento se encargaba de introducirme en todo esto, ahora estaba ocupada saltando sobre la polla de su novio.

Por otro lado, Lucía había decidido sacar la polla de Juan del pantalón de nuevo, reluciendo por sus dimensiones, concretamente por lo gorda que era. -Espera, cielo, vamos a cambiar de posición.- Dijo Marta descabalgándolo.

Marta se colocó a cuatro patas sobre la tienda, esta vez de cara a nosotros, mientras su novio se preparaba para metérsela de nuevo. La polla de Alvaro estaba totalmente dura. Se encargó de darle unos golpecitos sobre el culo antes de metérsela. -Oscar, devuélvele el favor a Lau, quieres. Cómele el coño.- En ese momento supe que Marta disfrutaba más de dar las órdenes y controlar la situación que de lo que pasaba. No la culpo. Alvaro la agarraba por la cintura mientras comenzaba a golpear su culo con su pelvis. El coño de Marta acogía las envestidas de su novio mientras su cuerpo se zarandeaba. -Y tu, ahhh, ohhh…. Haz lo mismo con el coño de Lucía.- Le dijo a Juan entre gemidos.

Yo solo podía mirar absorta la cara de vicio de Marta, mientras Alvaro se centraba el penetrarla de forma rápida y concisa. En ocasiones le daba un sonoro cachete en el culo, pero el ruido que dominaba era el del choque de sus cuerpos. -¿Es esto lo que querías?- Le dijo a Alberto que les observaba sin pestañear. -Que te folle más fuerte.- Alberto lo dejó claro.

-Dame mas duro.- Alvaro no obedeció hasta que se lo pidió su novia. Podía observar como cogía impulso arqueando su espalda cada vez que la penetraba. Con cada golpe Marta se tenía que esforzar por mantenerse a cuatro patas, sin caer al suelo, y su melena se movía sin parar tapándole la cara. Notaba el semen resbalar por mis tetas y mi coño deseando correrse de placer. Deseaba participar de alguna forma, y cuando miré a Sandra, supe por su mirada que ella también.

Juan le comía torpemente el coño a Lucía, que tenía los pantalones a medio bajar, eso sí, no perdía la oportunidad de tocarle las tetas mientras tanto.

Oscar parecía hacerlo con más pasión. Pude ver su cara hundida entre las piernas desnudas de Laura, la cual no paraba de gemir entre suspiros. -¿Y nosotras?-  Preguntó Sandra.

Marta no respondía. No porque no quisiese, sino porque únicamente tenía voz para gemir ante las descomunales envestidas de Alvaro. Únicamente podía mirarnos con el rostro lleno de sudor, esperando que aquello terminase, pero deseando que nunca lo hiciera. Pensé en decirle a Alberto que nos comiera el coño, pero él quería mirar como follaban, así que le dimos un buen show.-Ven.- Le dije a Sandra mientras me acercaba a Alvaro y Marta.

Tomo mi mano y la note con restos del semen de mis tetas, se me escurrió un poco, pero la garre firmemente para acercarnos a Marta. Alvaro seguía a lo suyo, destrozándola el coño.

-Limpianos.- La dije a Marta, y acto seguido acerque mis tetas a su cara, la cual se acabó estrellando en el charco de corrida tras una envestida. Alvaro no pensaba parar para darnos el gusto, pero no queríamos limitarnos a mirar. En la cara de Marta se hacían quedados restos de semen, lo que aumentó con los sucesivos impactos sobre mis tetas. Aquello me gustaba, sentir su cara contra mis tetas mientras follaba, tenia cierto encanto. -A ti te limpio yo- Acerqué mi cara a la de Sandra, y pude observar su tez morenita y el brillo de sus ojos. Pasé el borde de mi lengua por sus labios, retirando el rastro de semen. Cuando sentí la humedad de sus labios un escalofrío recorrió mi cuerpo. Luego pase mi lengua por sus pómulos limpiando al resto. No me limite a eso, lamí sus mechones de pelo llenos de corrida y su frente, hasta dejarla totalmente limpia.  Alvaro agarraba de pelo a su novia sin dejar de penetrarla.

-Sois unas guarras, me encanta.- Dijo Marta entre gemidos mientras seguía acogiendo el pene de su novio dentro de su coño. Entonces me coloqué junto a Alvaro, echando un vistazo a la penetración. Marta aprovecho para agarrarle las tetas a Sandra y levantar un poco su cuerpo. Sin decir nada llevé mis manos a la base de la polla de Alvaro, y la agarré siguiendo el ritmo de las envestidas, como si yo la moviese para que le follase. Pude notar la melena de la polla de Alvaro mojada por los flujos sexuales, y el coño de mi amiga totalmente empapado. Alvaro, imitando a su novia, decidió dejar de ignorarme para agarrarme las tetas, aunque deduzco que se arrepintió un poco cuando las notó llenas de corrida. Aún así las estrujó con rabia mirándome a los ojos. Yo agarraba su pequeña polla mientras seguía dándole con fuerza.

-Me voy a correr.- Anunció. -Correte.- Le dijo Marta dándole vía libre. Yo seguía con mi mano agarrando la base de la polla de Alvaro, así que decidí hacer fuerza para sacársela de dentro. La polla salió al completo llena fluidos. El condón estaba completamente empapado, dejándome tocar a la perfección cada centímetro. -Quítalo.- Dijo Alvaro sin soltar mis tetas. Comenzó a masajearlas haciendo que me revolviese por dentro. Agarré la punta del condón y lo retiré. Su polla estaba casi temblando, con el glande hinchadísimo del cual resbalaban gotas, Alvaro la acercó a la entrada de su coño, rozando sus labios, yo seguía el rumbo que me marcaba sin soltarla todavía. Estire los dedos para rozar también el coño de Marta. Alvaro apretó mis pechos, sabía lo que significaba, y en menos de un segundo comenzó a chorrear semen sobre el culo de Marta, sobre el cual cayeron entre 4 y 5 chorros de corrida que acabaron resbalando por sus muslos.  Podía sentir en mi mano el chorro de corrida abriéndose paso por sus venas hasta salir despedido por su glande.

Mi mente estaba poblada de malos pensamientos. Quería dejar reluciente la polla de Alvaro, pero al mismo tiempo quería probar el semen sobre el culo de Marta. Deseaba tocar su coño o rebozarme con ella y Sandra, pero en lugar de eso me deje caer sobre el suelo.

Hacía tiempo que había perdido mis bragas, así que me llevé las manos a mi chocho mojado y comencé a frotarlo lentamente. Marta y Sandra me miraron, y Sandra se acercó a mi mientras Marta volvía con su novio. Se colocó junto a mi también sentada e hizo lo mismo. Estábamos sentadas la una junto a la otra, cada uno sobándonos nuestro coño, mientras echábamos una ojeada a la que hacía la otra. Mis dedos recorrían la parte alta de mis labios frotando sobre mis pelitos. Al fin iba a explotar todo lo que tenía dentro, aunque me sentía incompleta aún. Pasé una de mis piernas por encima de la de Sandra, de modo que se cruzaban. Ninguna dijimos nada. Seguía masturbándome como nunca lo había hecho hasta ese momento, con rabia, con pasión, con ganas…

Podía ver como los fluidos de mi coño se pegaban a mis dedos que no dejaban de frotar. Sandra comenzaba a tener una respiración entrecortada. Sus pezones estaban duros como rocas cuando pasé mi otra mano por ellos para aplastarlos. Fuí bajando poco apoco con esa mano hasta llegar a su vientre. No sabía si ella quería que continuase, pero después de todo lo ocurrido no podía parar. Lentamente fui bajando hasta llegar a su pelvis, y fue la mano con la que se tocaba, la encargada de recibirme. Puso su mano sobre la mía y la condujo rápidamente hasta su coño, al mismo tiempo que colocaba su otra mano en el mio. Ahora masturbábamos cada una a la otra.

Nunca nadie me había tocado, pero el placer de sentir su mano haciendo lo mismo que la mía me excitaba el triple. Mi chocho estaba encharcado, pero el de Sandra más. Comencé a mover mi mano frenéticamente hasta que decidí meterla un dedo dentro. Su mano dejo de tocarme, y dejándose caer en el suelo continué, ahora penetrándola con el dedo. -No puedo más.- Me dijo al final casi temblando de las convulsiones. Saqué mi dedo y terminé de acariciarla los labios una última vez, y continué con el mio.

Haber satisfecho a tanta gente era lo que más me llenaba. Sentir el orgasmo de Sandra había sido casi mejor que tenerlo, pero es que mi corazón y mi coño palpitaban cada vez algo así pasaba. Marta se acerco con la polla desinflada de Alvaro en la mano.-No te asustes.- Dijo

Alvaro se colocó junto a mi, y Marta, condujo su polla, al igual que yo hacia antes, hasta la entrada de mi coño. Lo tocó primero con su mano y luego con el rabo de su novio. -Estas muy caliente.- Yo no dije nada. Comenzó a masajear mi coño con la polla de su novio, como si de un dildo se tratase. No funcionaba del todo, porque no estaba dura, pero la sensación era sublime. Dejaba su glande sobre mis labios y lo movía lentamente en círculos sobre mis labios, en torno a la entrada de mi coño. Yo estaba que no podía más. Marta colocó su polla sobre mi vientre y sus huevos sobre mi chocho, como si me hubiese penetrado.

-Dios eso ha sido increíble.- Dije recuperando el aliento. Marta me toco las tetas y después de ayudó a levantarme.

-Eso no ha sido nada.- Dijo ella restándole importancia. -Aún te quedan muchas cosas por probar.- Sentenció.

Esa noche terminó ahí. No quisimos continuar bebiendo ni comiendo por el cansancio. Laura y Oscar se habían ido a dormir juntos para cuando nos incorporamos los demás, y Juan y Lucía se limitaban a mirarnos, por lo visto también estaban ya agotados. Alberto había desaparecido, fue el que más desconcertado me dejó, aunque más adelante supe más sobre sus filias sexuales. Mata y Álvaro se fueron a dormir juntos también, prometiendo que otro día nos reuniríamos para volver a jugar.

Yo me fui a dormir con Sandra. Decidimos dormir desnudas. Su personalidad, al igual que la de Marta me atraía, pero de una forma diferente, sentía querer estar con ella para todos mis encuentros sexuales. Dormí agarrando sus tetas como una niña pequeña mientras ella sonreía pícaramente.

Y eso fue lo que sucedió durante la acampada, amigos y amigas. Muchas gracias por seguir esta serie de relatos que fue mi “despertar sexual”. Sé que no fue gran cosa a nivel de sexo, pero tenía 18 años y para mi aquello fue espectacular. No fue hasta mas tarde cuando perdí la virginidad… Si queréis puedo contar alguna historia de menos calibre del campamento, mis andanzas en la universidad con Lucas (Del relato “Una mamada en el baño, un polvo en el bar”) o una historia con un joven chico al que daba clases extraescolares hace unos años. Me gustaría saber que os interesa leer. ¡Muchas gracias de nuevo, y nos leemos!



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